Sentimientos Equivocados por Orion9

Estaba más que harto de buscar a sus kohais. Tenía poca paciencia y eso lo estaba matando. Creía que al menos Hijirikawa era responsable, pero ahora no sabía que pensar.
Vio al otro lado del lago un grupo practicando, ¿Serían…?
Corrió lo más rápido que pudo y llegó. Ahí estaban, practicando con el grupo de Reiji que hoy estaban más enérgicos que nunca. Veía los movimientos de los cinco, Reiji liderándolos. La música que sonaba era tan asfixiante, hacía que una presión invisible le apretara el pecho y no era sólo eso, el baile, con pasos rápidos y sensuales, creaba una armonía perfecta. Miró con atención cada movimiento que se hacían entre ellos y notó algo raro entre todos. Ren y Masato parecían más unidos que antes, se rozaban a cada momento que podían y cada vez que se miraban a los ojos parecía que salieran chispas. Les pasaba lo mismo a Ichinose y Otoya pero no eran tan descarados con Ren que lo hacía a posta para sonrojar al Hijirikawa mayor. Otoya sonreía como si hubiera pasado lo mejor que le hubiera podido pasar en la vida y Tokiya sonreía cada vez que se equivocaba el de cabellos rojizos.
Reiji, por su parte, fue el que más le sorprendió. Normalmente, con su sonrisa inquebrantable y sus movimientos enérgicos, ahora lo único que se veía de él era su sonrisa y se podía identificar perfectamente como falsa. Su ritmo, aunque era igual de rápido que el de los otros, no transmitía nada en particular como normalmente lo hacía. Parecía triste, y para que él estuviera así, algo habría de haber pasado.
-Are, are… ¿A quién tenemos aquí?
Masa y Ren palidecieron al ver a Kurosaki pero éste parecía que estaba en otro mundo. Observaba a Reiji silenciosamente y con el ceño fruncido. Más tarde los miró pero no dijo nada.
-Ran-Ran, ¿Qué haces aquí?
Dijo, sonreía, pero se notaba mucho que era falsa. Él lo podía notar perfectamente.
-Practicad solos –Casi gritó, cogiendo fuertemente la muñeca de Kotobuki y llevándolo al jardín para que no los vieran ni escucharan.
-Ne, ne… ¿Qué pasa?
Su muñeca empezaba a dolerle y su mirada estaba puesta en los zapatos del más alto, que cada vez le llevaban más lejos.
-La pregunta no es así, Kotobuki.
-¿Eh?
Parecía desconcertado y no le gustaba nada que le llamara así. No él…
-¿Qué te pasa?
-¿A mí? Nada, Ran-Ran.
-No mientas –susurró, pero no tenía ganas de explicarse así que se acercó y, tanto él como el más bajo se sorprendieron por su acto.
-¿Ra-ran?
Estaba sonrojado a más no poder y no podía mirar a la cara a Kurosaki porque estaba encima de su hombro. ¡Le estaba abrazando!
Ranmaru, que estaba tan sorprendido como él, no le contestó y siguió abrazándolo con fuerza. Al cabo de un tiempo, cuando ya no sabían qué hacer, Kotobuki intentó salir del abrazo. Pero no le dejó.
-Kotobu- Digo, Reiji. Hace tiempo que quiero decirte algo.
El corazón del moreno saltó y se aferró más al mayor.
-Sólo quiero que confíes en mi, que aunque no lo parezca, me importas y quiero saber qué és lo que te pasa.
-¿Eh? –Seguía sin saber a qué se refería pero Ranmaru se apartó un poco, lo suficiente para cogerle la mejilla y y levantarle la cabeza.
-Me refiero a esto –le besó, fue un beso cálido, tanto que no se dio cuenta del frío que hacia afuera hasta que sus lágrimas se secaron y le helaron- Ya no tienes que fingir más, Reiji. Si no están contento no hace falta que sonrías, si sientes que no puedes más, llora, grita, ven a mi lado. Quédate conmigo y así no hará falta que finjas, sé feliz a mi lado.
Le abrazó y quedaron ahí, a la vista de todos.
***
Ren suspiró. Creía que lo iba a matar, pero en cambio de eso… Le había sorprendido totalmente que alguien tan frío como se presentaba el de cabellos grises pudiera decir algo así.
Pero no era momento de pensar en ellos, que seguro ahora estaban demasiado “liados” como para darse cuenta de que los que estaban bailando ahora habían ido cada pareja por su banda y, en ese mismo momento, se encontraba con Masato en su habitación.
Por sorpresa no hacían nada, sólo miraban a las moscas hasta que se cansaron.
-¿Tú sabías que esos dos… bueno, que ellos….?
Empezó Masato, pero no pudo seguir ya que al estar en la misma cama Ren le había cogido cariñosamente las muñecas y lo había tumbado.
-Claro que lo sabía, siempre se estaban mirando. Pero ahora dejemos eso de lado y vayamos a lo nuestro, Masato.
Sabía que al llamarlo por su nombre se sonrojaba profundamente y aquello le encantaba. Besó suavemente sus labios y dejó su mano explorar el cuerpo de su pareja, encontrándolo ya un poco más despierto de lo normal.
-¡Ah! –Gimió el de cabellos azules al sentir como toda su ropa se iba volando y como Jinguuji, con ansia, le tocaba plenamente, sin dejarlo respirar. Gimió aún más fuerte al sentir como era tocado en su parte más íntima, como el mayor le tocaba con cuidado pero con ferocidad a la vez- R-Ren… No puedo… ¡Nghh! ¡Ahh~!
Llegó y todo su pecho se manchó. Respiró un par de veces, aún agitado antes de besar a Ren y abrazarlo. Su rubor se incrementó.
-¿Qu-Quieres que yo…?
-No hace falta, Masato. La próxima vez.
Y se durmieron abrazados.