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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXII. (Miedo II)

POV George

— No esta aquí, no pude encontrarlo. – Dijo Jacobo.

— Estoy seguro de que lo escuche en la madrugada, se acostó y me quede dormido. – Dijo Darío.

— Puede estar en la zona azul, es una posibilidad. – Dijo Camilo.

— Por favor dejen de hablar, me están poniendo nervioso. – Susurre.

— Se que no se llevo el carro, porque vi las llaves sobre su mesa, así que no debe estar muy lejos. – Volvió a decir Darío.

— Supongo que no debe estar muy lejos. – Intente relajarme.

— Siempre que Adrián desaparece a George le da una crisis nerviosa ¿Puedo saber por qué? –Le pregunto Darío a Jacobo.

— Porque no puede evitar seguirlo viendo como un niño. – Gruñí.

— Es increíble lo mucho que ha mejorado sus habilidades, incluso le hizo un corte a Darío, me parece bastante impresionante. – Dijo Camilo.

— Tiene talento y no es un niño, me parece que solo esta siendo él mismo.

— De acuerdo, entiendo el hecho de que mejoro habilidades, pero eso no hace que me preocupe menos.

— George... — Comenzó a decir Jacobo.

— Buenas tardes caballeros. – Todos llevamos la mirada hasta el dueño de la voz que hizo presencia en la sala.

— Buenas tardes, Antonio. – Le dijo Camilo.

— ¿Saben dónde está Bruno?

— Sigue durmiendo. – Le respondió Jacobo.

— Entonces creo que volveré más tarde.

— Espera Antonio ¿Has visto a Adrián? – Le pregunte.

— No lo he visto, pero deberían preguntarle a M, me parece que ellos dos se están entendiendo bien. – Sonrío y se fue.

— ¿Y ese que quiso decir? – Hable entre dientes.

— No creo que debamos darle importancia a lo que digan esos sujetos. –Escupió Darío.

— Yo tampoco. – Dijo Jacobo.

...

Bruno nos dio tiempo libre el fin de semana, y me costó trabajo encontrar en que invertir mis energías, debido a que cuando mantengo mi mente ocupada, no tengo tiempo de pensar en los problemas o en las pesadillas que me frecuentan desde hace un largo tiempo cada maldita noche. El ejercicio me ayudo a liberarme de la ansiedad que se estaba apoderando de mi vida, así que comencé a entrenar y a cargar peso. Mis músculos suplicaban un descanso, pero no quería limitarme, porque eso sería darle tiempo libre a las divagaciones.

Mis sentimientos y mi reciente poca capacidad de controlar todas mis emociones me llevaron a tomar distancia de él, no es que Adrián tuviera la culpa de algo, simplemente el hecho de no verlo como antes ayudo a no cuestionar todas sus nuevas acciones o conductas, que siguen siendo una señal de alarma en mi cabeza. Me gustaría ser parte de su nuevo estilo de vida, pero para poder hacer eso necesito asimilarlo primero, el hecho de que las cosas nunca van a volver a ser iguales.

Eso por un lado y por el otro los sentimientos de Jacobo, que habíamos decidido pasar por alto, porque no me dio la oportunidad de sentarme con él para aclarar las cosas, solo me hizo saber que se encontraba bien, que siguiéramos con nuestra vida y que no volvería a explotar como la otra vez. Pero algo en mi interior me gritaba que era todo falso, que él solo había decidido sufrir solo para no complicarnos la vida. La verdad es que no quiero que nada nos haga alejarnos, porque perderíamos la estabilidad emocional que hasta el momento nos mantuvo con vida.

Desde ese día fui más cuidadoso con todas mis palabras y él se mostro bastante comprensivo con mi pobre intento de hacer que las cosas entre nosotros siguieran siendo lo mismo. Pero ambos sabíamos que no era así, nada era lo mismo, existían sentimientos de por medio que solo nos limitaban a tener el mismo trato de antes. Me odie a mi mismo a partir de ese momento, por no poder corresponderlo y solo olvidarme de mis propios sentimientos.

Una parte de mí entiende porque Jacobo evita hablar sobre esto, cuando dices las cosas en voz alta, se sienten mucho más reales. La situación va a tener mucho más peso en nosotros y no es el momento indicado de lidiar con ello, pero al mismo tiempo quiero que se sincere conmigo, si nunca dice todo lo que está reteniendo, puede generar problemas en su actitud y entonces va a explotar. Vivimos algo similar en el pasado.

— ¿Te sientes bien? – Su voz me puso nervioso y baje con cuidado la pesa que estaba cargando sobre mi cabeza.

— Tienes razón. – Susurro.

— Jacobo.

— Dime.

— Cuando te sientas listo para que hablar, estaré dispuesto a escucharte. – Desvió la mirada.

— No hay nada de lo que quiera hablar.

— Por favor deja de mentir, no lo hagas. – Baje la mirada.

— De acuerdo, te aseguro que lo voy a tener en cuenta.

— Está bien, gracias. – Me levante y tome una toalla para secarme el sudor del cuello y parte del pecho, pude escuchar que carraspeo.

— George.

— ¿Quieres hablar?

— En realidad me quede pensando en las palabras de Antonio, creo que me tienen un poco inquieto.

— A mí también me pareció extraño lo que dijo, me parece que solo estaba intentando molestarnos.

— No me parece que sea el tipo de persona que disfrute hacer algo como eso, parece bastante maduro y se lleva muy bien con Bruno. – Lo mire.

— ¿Entonces?

— Entonces, creo que nos estaba diciendo la verdad, con un desdén de burla porque le parece divertida la situación. – Suspire y mire fijamente el piso.

— Puede que realmente no esté pasando nada, pero no puedo quitarme de encima la sensación de que algo no está como debería. – Le dije entre dientes.

— Probablemente este en la zona azul.

— Es lo más seguro. – Le sonreí levemente.

— ¿Tienes hambre?

— Demasiada.

— Entonces vamos a comer algo, pero primero ve a darte una ducha.

— De acuerdo.

Subí y entre al baño antes de que lo hiciera alguien más, me saque la ropa y deje que el agua se ocupara de llevarse todo rastro de cansancio, mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza, estaba helada. Pero sé que es la temperatura adecuada para no quedarme atrapado pensando en cualquier cantidad de cosas. Tome el jabón y me lave rápidamente, en cuestión de minutos ya tenía una toalla alrededor de mi cintura.

Camine hasta la habitación y me puse un pantalón azul, una camiseta negra y zapatos cómodos. Baje y me encontré con Darío y Santiago que estaba discutiendo, así que pase de largo hasta la cocina, dónde estaba Jacobo tomándose un vaso de café, me paso uno y cuando terminamos caminamos hasta la moto. Decidí conducir, dejando que él me sirviera de apoyo atrás. Salimos de la zona roja hasta el centro y llegamos al mismo restaurante familiar en el que asustamos al mesero la última vez. Entramos y nos sentamos uno frente al otro en una mesa apartada.

— ¿Qué tienes ganas de comer? – Me pregunto ojeando el menú.

— No estoy seguro, pidamos una pizza. – Le dije señalando una.

— Me parece buena idea. – Llamo al mesero para ordenar el pedido.

— También tráenos unos refrescos de cualquier marca. – Le dije antes de que se fuera.

— Teníamos mucho tiempo sin salir juntos.

— Hemos estado trabajando demasiado.

— Es verdad. – Susurro, lo mire.

— ¿Sigues preocupado por Adrián?

— Un poco.

— Ya aparecerá.

— Me causa intriga el hecho de que una persona como M se haya acercado a él, sabemos todo lo que ha hecho, es peligroso.

— Me parece interesante el hecho de que decidiera establecerse con un grupo, hasta el momento había trabajado para distintos bandos y solo a su propia conveniencia, sabe lo que hace.

— ¿Qué crees que quiera hacer realmente el halcón? No creo que nos estén diciendo todo.

— Tal vez pretenda hacer lo mismo que piensan hacer los Red K, antes que ellos, lo que significa que tenemos mucho más trabajo.

— Eliminar a todos los bandos y grupos que considere un problema, es una sentencia a muerte.

— No va a ser nada fácil, estoy preocupado.

— No podemos dejar solo a Bruno.

— Sé que no podemos, pero me pregunto si está a punto de pasar algo mucho más grande de lo que pensamos. – Lo mire.

— Estaremos bien. – El mesero nos interrumpió cuando trajo las bebidas.

— La verdad es que la presencia de esas personas nuevas tiene mucho más sentido si lo miramos desde esta perspectiva. – Continuo cuando nos quedamos solos.

— No pretendo ofender el criterio de Bruno, confío perfectamente en sus capacidades, pero estoy empezando a sentirme como Daríoy las dudas seguirán existiendo hasta que se descubra que tipo de pelea tendremos que dar.

— Hasta entonces solo debemos seguir trabajando.

...

— Ya es de noche y ese chico no aparece. – Dijo Darío.

— Aparecerá en cualquier momento. – Dijo Camilo.

— Si no llega esta noche, lo vamos a ir a buscar en la mañana. – Me dijo Jacobo, asentí.

— Si yo tuviera un lugar a dónde ir, también saldría corriendo de vez en cuando de aquí. – Susurro Darío.

— Sabemos que Adrián no tiene ninguna razón válida para volver a su casa por lo que debe estar en otra parte.

— No me dejan escuchar. – Se quejo Benjamín, estábamos reunidos en una de las habitaciones viendo un partido de fútbol.

— Darío ¿Por qué ves esto si no te gusta? – Le pregunto Camilo.

— Por los jugadores. – Le dijo como si fuera completamente lógico.

— George, acaba de llegar M. – Me señalo Jacobo y si, pude verlo en el pasillo hablando con Antonio.

— Regreso en un momento. – Me levante y camine hasta ellos.

— Buenas noches, George. – Me dijo Antonio.

— Necesito hablar contigo. – Le dije a M, señalándolo con un gesto.

— De acuerdo.

— Entonces yo me retiro por el momento. – Se despidió Antonio.

— ¿Sabes dónde está Adrián? – Pude ver un atisbo de sonrisa en su rostro.

— Lo deje en el centro esta mañana, me parece que tenía para hacer unos compromisos.

— ¿Puedes decirme cuáles son exactamente tus intenciones? No eres la clase de persona que hace algo sin algún tipo de beneficio, tienes una reputación bastante jodida en la zona roja.

— No pienso hacer nada malo a Adrián, solo somos amigos.

— ¿Amigos?

— Conocidos. – Sonrío.

— Solo vine para hacerte una advertencia.

— Lo supuse.

— Si le haces algo, haré todo lo que esté a mi alcance para asesinarte.

— No lo dudo, sin embargo me parece que lo tienes bastante idealizado, no creo que tengas idea de todo lo que puede hacer Adrián ahora mismo.

— Por favor deja de hablar como si lo conocieras. – Gruñí.

— Tienes razón, lo conoces mucho más que yo, pero estás cometiendo el más grande los errores que se puede cometer aquí, subestimar. – Le sostuve la mirada.

— Te voy a estar vigilando.

— Lo espero con ganas, buenas noches.

Lo mire irse por el pasillo y estuve a punto de meterle un golpe a la pared, pero Jacobo sostuvo mi brazo impidiéndome moverlo. Así que contuve la rabia durante un momento hasta que pude tranquilizarme.

— Maldito soberbio.

— Solo quiere provocarte, no es el tipo de persona en la que confiaría Adrián, no es tan estúpido, no creo que sean amigos.

— De todos modos vamos a tener que vigilarlo.

— Si es que podemos seguirle el paso.

POV Jacobo

Subimos a dormir pasada la media noche, decidimos que era lo mejor para no comernos la cabeza con ideas que no nos llevarían para ningún lado. Me quede dormido bastante rápido, pero me desperté cuando los jadeos de George pasaron a ser tortuosos, era otra pesadilla. Me levante y camine hasta su cama para recostarme a su lado, tome su mano con fuerza y cerré los ojos.

— Nada de eso es real, solo es una ilusión. – Susurre.

Se despertó sudando y consternado, como las otras noches, así que tome una botella de agua para dársela, se la bebió completa y la arrojo al piso de la habitación. No solté su mano en ningún momento, él tampoco me soltó y fue de esa forma que ambos nos volvimos a quedar dormidos. Me desperté cuando la luz que entraba por la ventana comenzaba a ser invasiva, se nos olvido cerrar las cortinas, me levante con cuidado para cerrarlas y me senté para observar a George.

Le quise preguntar muchas veces sobre sus pesadillas, pero no quería revivirlas, solo que las olvidara, pero imaginaba que eran similares a la de aquella vez, por eso no quise escucharlas, porque estaban dejando ver el lado malo que nosotros siempre fuimos incapaces de ver en la persona que hemos cuidado toda la vida. Me puse de pie y baje hasta la cocina por un vaso de café, muy amargo.

Me senté para beberlo con tanta lentitud como pude, dejándome llevar por mis pensamientos, intentando ponerlos en el lugar correcto. Tal vez debería sentarme a hablar con él, decirle lo que siento y la manera en la que estoy lidiando con ello, o solo debería callarme y no decirle nada. Sé que George va a entenderme, pero tengo miedo. No quiero que las cosas cambien entre nosotros, porque va a perturbarnos de manera que no podremos hacer nuestro trabajo correctamente. Somos todo lo que tiene el otro.

Me despeine el cabello desesperado y me puse de pie para asomarme por la ventana, los vidrios estaban polarizados, por eso supe que aunque yo pudiera verlo, él no podría verme. Adrián estaba recostado sobre la moto de M y este estaba frente a él con un cigarro en los labios, intente leer lo que decían, mirando como modulaban las palabras, pero no tuve éxito. No supe como sentirme ya que lo que Antonio dijo ayer parece ser cierto, ellos se conocen.

Adrián lo empujo poniendo las manos sobre su pecho, pero no parecía ser un gesto de odio, más bien parecía ser un juego entre ellos. No pude evitar comenzar a tener un mal presentimiento, más que la reputación de M y sus intenciones ocultas, me pregunto cómo va a reaccionar George cuando vea como se llevan esos dos. Lo último que vi fue como M se subía sobre la moto y lo miraba como si no quisiera tener que dejarlo, toco su barbilla con la mano y se fue, entonces Adrián entro a la casa y me tuve que apartar de la ventana. 

Notas finales:

  Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentarios.


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