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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz

  También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXXVI. (Prejuicio)

POV Adrián

Cuando me desperté los papeles se habían invertido, él me estaba mirando fijamente, pero en lugar de sentirme intimidado me quede en silencio observándolo de la misma forma, por un instante parecía que el mundo se hubiera detenido para nosotros, probablemente era un poco extraño de ver o interpretar, pero era como si estuviéramos atrapados en un mundo diferente, que solo nosotros pudiéramos entender, y así lo habría creído si alguien no tocaba la puerta justo en ese momento, interrumpiendo la conexión que habíamos mantenido durante ese rato.

— ¿Quién es? — Pregunto M, su voz sonaba cansada y fastidiada.

—Lo lamento, necesito hablar con Adrián. — Escuché la voz de Darío.

—Hablaré con él. — Le dije.

—De acuerdo, solo haz lo que debas hacer, regresaré a la casa.

— ¿Así? M no puedes conducir.

—Joshua me va a buscar, no te preocupes.

— ¿Y estarás bien tú solo?

—Siempre he estado solo, Adrián. — Se levanto y no dejo escapar ninguna queja de dolor, pero si arrugo levemente su expresión.

— ¿Puedo ir contigo? —Le pregunté.

—Cuando te desocupes aquí. – Toco mi barbilla antes de sonreír, y no tuve más opción que levantarme y salir para hablar con Darío.

— ¿Qué sucede? ¿Trabajo?

—Me dijiste que querías entrenar.

—Es verdad... lo lamento Darío, después de todo esto lo olvide por completo.

—Lo supuse, pero de todos modos vine a recordarte.

— ¿Vamos a hacerlo ahora?

—Es de noche, es bueno que sudes un poco para no sentir frío.

—Sí, está haciendo mucho frío.

Caminamos hasta la habitación mientras hablábamos, y él me espero mientras me cambiaba la ropa y preparaba las armas. Bajamos al campo de entrenamiento y estire mi cuerpo mientras Darío preparaba lo que usaríamos durante las siguientes horas.

Fue bastante duro, no recordaba lo difícil que era entrenar con Darío hasta que después de correr por media hora, me hizo cagar peso y luego el entrenamiento físico, sobre como bloquear golpes y darlos, además de ubicar los puntos débiles del cuerpo humano. Terminamos con una corta práctica de tiro. Ambos los dimos todos en el blanco.

Me sigue pareciendo absurdo que sea bueno en algo que hasta algunos meses nunca pensé hacer en mi vida, pero siento que es una ventaja de la que debo estar orgulloso, un talento que es muy necesario mejorar, explotar y perfeccionar, porque es lo que me puede salvar el cuello en este lugar.

Incluso con los ojos cerrados, pude dar varias veces al blanco en la figura de práctica.

Darío se impresiono, siendo un experto en armas, me dijo que lo que estaba haciendo era difícil de lograr, incluso después de años, así que sentí que el entrenamiento valió la pena, a pesar de que a duras penas pude subir hasta el baño, necesitando sacarme el olor a sangre y sudor. Después de hacer eso me desmaye en la cama y no desperté hasta el siguiente día.

No pude evitar sentirme culpable por no haber ido con M, así que tome el bolso con mis cosas y me puse la máscara, también tome las llaves del carro. Baje rápidamente las escaleras y antes de que alguien me viera o detuviera, salí de inmediato. Estaba abriendo la puerta del auto cuando la voz de Bruno se hizo presente, no pude evitar que su presencia me molestara más de la cuenta en ese momento.

— ¿Para dónde vas? — Preguntó.

—Quiero ver a M. — Le dije y lo mire a los ojos.

—Toma. – Me arrojo una carpeta.

— ¿Qué es esto?

—Es trabajo, lo harás con los chicos cuanto antes, y te recomiendo no desaparecer por varios días, todos deben estar aquí.

— ¿Crees que estoy conspirando en otro lado contra ustedes?

—No lo dudo. — Lo mire mal.

—Piensa que lo que quieras. — Entre en el auto y me senté.

—No confío en ti, eso no es un secreto y ahora más que nunca te voy a estar vigilando, la explosión, los heridos y desapareciste, sé que eso no prueba nada o no genera sospechas de nada, pero yo se que algo sucede, sin embargo esa no es la razón por la que les pido estar cerca, él vendrá.

— ¿Él? — Entonces caí en cuenta de lo que decía, el Halcón.

—Así que, príncipe Adrián, espero contar con tu presencia.

—Aquí estaré. — Le cerré la puerta en la cara y arranque el motor para salir de ese lugar lo más rápido posible.

Conduje hacía la parte alta de la zona roja y estacione cerca de la casa de M, pero procure esconder un poco la camioneta, para que nadie pudiera reconocer la placa, ya que se supone que debo pasar desapercibido, esa fue la razón de regresar. Toque la puerta dos veces y no escuche nada del otro lado, ninguna respuesta.

—Soy yo. — Dije elevando la voz para mi pudiera escucharme, entonces lo sentí levantarse y quitar el seguro de la puerta para abrirme.

—Pensé que eras Max. — Me dejo entrar y regresó a la cama.

— ¿Comiste algo? — Dije mirando el nuevo desastre que hizo en el piso de contenedores y bolsas.

—Sí, no te preocupes.

— ¿Y el dolor?

—Mejor. — Intento sonreír.

—Lamento no haber venido ayer, terminamos muy tarde y me quede dormido.

—Lo imagine, no te limites, debes pasar tiempo con tus amigos y trabajar, yo también debo hacerlo.

—Es que estaba preocupado. — Susurré.

—Ya pase por esto otras veces, en unos días estaré bien.

—Eso no hace que me preocupe menos.

—Ven aquí. — Él parecía divertirse con mi preocupación, así que no pude evitar mirarlo mal, aunque si me acerque a la cama.

—No quiero ser así, pero no lo puedo evitar. —Le dije.

—Lo sé, eso no me molesta en lo absoluto.

— ¿Entonces?

—A mí me gusta que te preocupes por mí, pero no olvides que es una señal de debilidad para muchos aquí, no lo demuestres.

—Es más fácil decirlo que hacerlo, soy una persona bastante emocional. — Se rio.

—Practicaremos como controlarlo.

—De acuerdo.

...

—No deberíamos estar en la calle, te acaban de disparar.

—Necesitamos un trago para reponer la energía.

—Pero que excusa. — Me estacione cerca de La Cueva, entramos al local y nos dirigimos hasta el bar, como siempre el lugar estaba repleto.

— ¿Qué te gustaría tomar? — Me preguntó cerca del oído para que pudiera escucharlo.

—Una cerveza estaría bien. — Asintió y se acerco para pedirlas mientras yo me aparte para esperarlo.

—Aquí tienes. — Regreso poco después con dos botellas de cerveza.

—Salud. — Choque ligeramente su botella para luego darle un trago a la mía.

—Me siento bien, incluso duele menos. — Dijo después de darle un largo trago a su cerveza.

—Mentiroso, no creo que sea cierto. — Sonrío.

—Solo créeme.

—Si me miras así es injusto.

—Pero no estoy haciendo nada. — Siguió sonriendo satisfecho por el efecto que es capaz de causar en mí, y yo negué con la cabeza.

— ¿Realmente no duele? — Pregunté preocupado.

—Estoy bien, puedo soportar mucho dolor físico, y no es porque sea un masoquista o un superhéroe, solo es así desde que tengo memoria. — Lo mire y escuche atentamente.

—Mira, son los Red K. — Escuché decir y alguien y de inmediato desvié la mirada por el local para ubicarlos.

 Los encontré no muy lejos de nosotros y de hecho Ronald, Oliver y S me estaban mirando, intente sonreír, pero supe de inmediato que serían hostiles por la presencia de M.

—Vaya, tu novio parece molesto. — Susurró y lo golpee ligeramente en el pecho, olvidando por completo su herida hasta que se quejo, luego lo mire sintiéndome culpable.

—Estoy bien.

—Dios, lo siento mucho M.

—Tranquilo, también estaría nervioso si me miraran así. — Apretó los labios para contener una sonrisa y yo suspire.

—No está molesto, siempre tiene esa expresión. — Eso es realmente lo que espero, que no esté molesto, me saludo a su manera y me hizo una señal que interprete como "No te muevas." Así que no lo hice.

—Parece que vinieron a trabajar.

—Eres bueno interpretando situaciones. — Le dije.

—Es mi trabajo.

—Si pasa algo, ni se te ocurra hacer de las tuyas. — Le advertí.

—Puedo moverme bastante bien, aun en esta situación. — Se terminó la cerveza y puso un cigarro en sus labios para encenderlo.

—De todos modos...

— ¿Crees que va a pasar algo? — Dejo escapar el humo del cigarro.

—No estoy seguro. — Intente relajarme mientras terminaba la cerveza, pero no le pude sacar la mirada de encima a los chicos, que parecían estar esperando a alguien.

— ¿Quieres que nos quedemos a ver que pasara o regresamos?

—No estoy seguro. — Susurre nuevamente.

—Pediré dos cervezas más. — Pude sentir como se aparto de mi lado y cuando regreso con las nuevas botellas, me puso la mía en la mano, mientras yo recorría el lugar atentamente con la mirada.

—Pareces tener intenciones de incinerar el lugar, con esa mirada. — Se burlo M.

—Lo siento, solo me puse un poco ansioso. — Dirigí toda mi atención a sus ojos negros y él como siempre, solo se concentro en mí.

—Supongo que soy la última persona con la que quería verte. — Susurró.

— ¿Conocen la misma reputación que tienen todos de ti?

—Tal vez sepan cosas peores, los demás solo se dejan llevar por rumores de otros. — Volvió a dejar escapar el humo, justo sobre mi rostro, arrugue la nariz.

—Eres parte de mi vida y todos deben aceptarlo.

—Es una respuesta que me siento complacido de escuchar.

—Yo no tengo miedo de ti, así que no tengo porque apartarme.

—Lo sé, eres bastante extraño Adrián.

—No eres la primera persona que me dice eso. — Terminamos la segunda cerveza. Ronald se quedo hablando con uno hombre desconocido para mí durante varios minutos y los chicos lo protegían, después de un rato salieron de la cueva y no volvieron a entrar.

No me paso desapercibido el hecho de que la mirada de mi novio era fulminante cada vez que se dirigía en mi dirección y sabía que estaba viendo a la persona que todos le tienen miedo, justo en ese momento. Me sentí culpable de nuevo, a pesar de no estar haciendo nada malo, porque si bien juntos tomamos la decisión de que lo mejor para mí era regresar con los Halcones un tiempo, realmente quería verlo tanto como pudiera también. Y en el fondo tenía presente que de irme con los Red K, me sentiría de la misma forma con M, porque los dos son mi vínculo más grande con la zona roja después de todo este tiempo.

POV S

—Mierda. — Le metí un golpe a la pared y Ronald me sostuvo para que no lo volviera hacer.

—Los vamos a atrapar. — Me aseguro.

—No puedo creer que evitaran una de mis obras maestras. — Dijo Oliver, un poco consternado.

—Son buenos en lo que hacen, pero nosotros no podemos perder el control ¿De acuerdo? — Dijo severo y me miro fijamente.

—Bien. — Saque un cigarro para ponerlo en mis labios y Oliver lo encendió rápidamente.

—Parece que Adrián escapo con bien, solo debemos montarle cacería a esos hombres, los vamos a agarrar.

—Eso espero, porque de otra forma tomare la iniciativa en todo este asunto. — Les dije.

—No S, eso no es prudente, no puedes volverte loco. — Chasquee la lengua.

— ¿Regresamos a la zona roja? — Preguntó Oliver, con mucho cuidado, como si no quisiera alterarnos.

—Lo mejor es que regresemos, conseguiremos más información y apoyo de los informantes. — Dijo Daniel y todos estuvieron de acuerdo.

Regresamos y lo primero que hice fue dejarme caer en la cama de mi habitación, porque no seguiría soportando el maldito dolor de cabeza. Me relaje hasta el punto de quedarme mediamente dormido, yo nunca puedo dormir profundamente, soy como un perro, siempre atento a todo lo que pasa a mi alrededor. Así que escuche el sonido de la puerta, las pisadas y como me sacaba el cigarro de la boca para ponerlo a un lado.

Tomo mi mano con sumo cuidado y note que estaba evitando respirar por la nariz para no hacer ruido innecesario, no le hice saber que estaba más que consciente de su presencia, solo me quede tan tranquilo como se vería un muerto. Pude sentir un aire frío sobre mi mano, luego una crema y una venda. Se bajo de la cama y salió de la habitación, como si no hubiera pasado nada, sonreí.

...

Me desperté después de unas horas y cuando salí, Ronald estaba reunido con los chicos leyendo informes de lo que supuse era información de los hombres que nos habían encargado eliminar y que nuevamente escaparon, razón por la que ahora tengo jodida la mano. Me senté cerca de ellos en el sofá y puse un cigarro sobre mis labios para sostenerlo y buscar en el encendedor, pero Oliver se sentó a mi lado y lo encendió.

—Gracias.

—No es nada.

—No, me refiero por esto. — Le señale mi mano y deje escapar el humo.

— ¿Cómo...?

—No eres tan silencioso como piensas.

—Diablos. — Susurro, sonreí ligeramente.

—No es necesario que cuides de mí.

—Ya lo sé, no es necesario, pero lo seguiré haciendo, tú siempre cuidas de mí.

—No es gran cosa.

—Se que tú lo ves de esa forma, pero para mí lo es todo. — Puse una mano sobre su cabeza y lo despeine.

—Parece que ya eres un adulto.

—Qué vergüenza. — Dijo entre dientes.

—Estos tipos van a ir a la cueva para tener una reunión en tres días. — Me dijo Ronald.

— ¿Y cuál es nuestro plan? — Le pregunte.

—Ese es el lugar dónde los vamos a agarrar, estaremos mejor preparados.

—Tengo el presentimiento de que esto no va a ser nada fácil, es como si mi cuerpo me estuviera dando una mala señal — Le dije.

—Pero debemos hacer todo lo posible, esta vez los atraparemos.

—Muy bien, supongo que esta vez no vamos a andar jugando. —Enterré las uñas en el sofá.

Amaneció mientras acomodábamos papeles y otras cosas, mandamos al resto a dormir y con Ronald nos ocupamos de lo que faltaba. Me busco un enorme vaso de café que no dude en beberme sin dejar de ver un punto fijo en la mesa, perdido en mis pensamientos.

— ¿Por qué te ves tan ansioso? — Me preguntó.

—No lo sé, me siento de esa forma. — Puse el vaso vacío sobre la mesa y también apoye las piernas.

— ¿Es por Adrián?

—Eso creo, también estaba ansioso y nervioso por eliminar a esos hombres y quiero que esté tranquilo, así no tiene que estar lejos tanto tiempo.

— ¿Temes que quiera quedarse allá? — Lo mire.

—No suena tan disparatado, es el hogar de sus amigos. — Ronald suspiro y negó lentamente.

—No va a quedarse en un lugar dónde tú no estés, tal vez no puedas notarlo pero la intensidad con la que te mira es abrumadora, le importas.

—Solo quiero que este bien, si me llega a decir que se siente mejor en ese lugar ¿Qué se supone que haga?

—Entiendo que es un poco complicado, pero confío en que tomaran la mejor decisión para sus vidas, solo puedo asegurarte de que no te va a dejar de lado.

—Veremos cómo se da todo desde ahora.

Después de prácticamente obligarme a comer algo salimos para hacer trabajo fuera de la zona roja, nos dejaron encargado eliminar la cabeza de personas influyentes en la política que estarían en varias reuniones que tomarían lugar en la ciudad durante los siguientes días, así que para no tener fallas, estuvimos vigilando y planificando cada movimiento de nuestra parte para no equivocarnos con pasos en falso que podrían costarnos la vida.

—Cuanta seguridad tienen los cerdos millonarios. — Susurré, dejando salir con mis palabras el humo del cigarro que después deje caer al suelo.

—Muy bien, ya estamos posicionados a diez pisos sobre el evento en un edificio vecino, nuestros francotiradores se harán cargo. — Nos dijo Oliver.

—Entonces hagamos esto. – Ronald dio la señal de comenzar con el plan del que se encargaría Daniel como líder, con algunos de los miembros nuevos, nosotros entraríamos en caso de una emergencia al lugar si los objetivos de alguna forma lograban escapar de su muerte inminente.

— ¿Te duele la mano? — Susurró Oliver.

—No realmente, no había pensado en ello. — Moví la mano y solo sentí un poco de dolor.

—No tienes buen semblante.

—Admito que no me siento del todo bien, pero no es nada físico, es más bien un poco de tortura mental.

— ¿Necesitas hablar?

—En otro momento será. — Le señale el edificio de la asamblea mientras lo vigilábamos en una terraza vecina y los chicos esperaban varios pisos más arriba.

—De acuerdo. — Sonrío levemente y se acercó a Ronald para supervisar, no paso mucho tiempo cuando concluyo la tercera reunión de esa semana y comenzaron a salir todas esas personas.

—Ahora. — Dijo Ronald y los cuerpos solo fueron cayendo como moscas.

—Uno, dos, tres, cuatro, cinco... — Susurré consecuente a la cantidad de cuerpos que ya no tenían un alma con ellos, solo carne fría y putrefacta que sería penetrada por gusanos bajo tierra.

—Es hora de retirarnos chicos.

—Todo salió bien. — Dijo Oliver.

—Si, por el momento, no tentemos al diablo cuando está de nuestro lado. — Dijo Ronald y sonreí porque de verdad siento que el diablo es mi mejor amigo en estos momentos.

...

Nos quedamos a comer en un restaurante no muy lejos de la zona roja, todos estaban hablando y pasando el momento con un trago y hablando pero seguía sin sentirme del todo bien y con ánimos de participar, por lo que simplemente me limite a escucharlos.

—Daniel realmente te admiro y todo tu trabajo hiciste un muy buen trabajo consiguiendo esos fusiles semiautomáticos m14 DME. — Dijo uno de los chicos nuevos, sinceramente ya no recuerdo sus nombres.

—No fue nada, tengo amigos en la marina, mi padre sirvió mucho tiempo y luego lo mataron.

—De todos modos, es la primera vez que disparo uno, fue increíble.

—Todos hicieron un buen trabajo, parece que podemos confiar en ustedes activamente. — Les dijo Ronald, me levante de la mesa y no fue algo que le paso desapercibido, porque me miro preocupado.

—Haré una llamada. — Le dije y me aparte de la mesa.

Supuse que escucharlo me daría algo de tranquilidad y la ansiedad solo desaparecería, así que llame y escuche un par de tonos antes de que su voz se hiciera presente

—Dime.

—No pudimos eliminarlos a todos. — Le dije.

—Mierda, pero si los tenían ese día ¿Qué fue lo que paso?

—Logramos herir a dos, estamos seguros de que se fueron al otro mundo, sus heridas eran bastante graves, los otros escaparon, los perseguimos pero se perdieron de vista. — Puse un cigarro en mis labios y lo encendí.

—No entiendo como no hemos podido encargarnos de ellos ¿El que intento atacarme sigue vivo? Es el mismo de La Cueva. —Parece tan preocupado como yo ansioso.

—Sigue vivo. — Le dije.

—Maravilloso. — Supe que se sentía frustrado.

—Acabaremos con ellos, solo quería informarte, lo mejor que puedes hacer es quedarte con tus amigos y trabajar, mantén un perfil bajo.

—Intentaré no llamar mucho la atención.

—Nos veremos pronto. — Susurré.

— ¿De verdad? No sé porque siento que no va a ser así, ahora tengo un mal presentimiento S.

—Tranquilo, no va a pasar nada.

—Pero ¿Y si pasa?

—Tenemos un plan.

—Es verdad... De acuerdo ¿Y cómo va eso? Lo que hablamos.

—Está casi listo.

—Cuento contigo.

—Tengo que trabajar, Ronald me está buscando. — Le dije, después de que la mirada mi jefe me atravesara desde la mesa, con preocupación.

—Ten cuidado, por favor. — Me dijo antes de colgar.

Regrese a la mesa y a pesar de haber sido una conversación realmente corta, me sentí mucho mejor, porque aunque la situación no estuviera del todo bien para nosotros, debido al trabajo. Adrián siempre es el mismo, conmigo y con la relación que tenemos. Y aunque me perturba el hecho de verme afectado por los lazos emocionales entre nosotros, por primera vez siento como si estuviera vivo de forma justa y con una razón.

—Tengo hambre. — Me queje.

—Ya te pido comida. — Dijo Ronald y sonrió aliviado.

...

—Últimamente me pregunto si en algún momento seremos capaces de ganarnos la vida de otra forma. — Susurré.

— ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Envenenarlo a él con todo esto? ¿Estás agotado? — Preguntó Ronald.

—Es un poco de todo.

— ¿Eh? ¿De qué hablan?

—No es nada Oliver, simplemente debemos obligarlo a descansar más. — Le dijo Ronald.

—No necesito descansar más, me pongo ansioso cuando no trabajo.

—Ahora lo haces si trabajas o no. — Desvié la mirada hacía el techo.

—Puede ser. — Susurré.

—¿No te estás sintiendo bien S? — Preguntó Oliver sentándose a mi lado como un cachorro leal.

—No es necesario que te preocupes, estaré bien.

—Aunque me digas eso, no es como si pudiera evitarlo. — Murmuro.

—Todo estará bien, solo necesita descanso ¿Vamos a la cabaña?

—No es tan mala idea, allá se siente diferente.

— ¿Quieres que le pregunte a Adrián si puede venir? — Preguntó.

—No lo hagas, lo mandamos con ellos para que estuviera tranquilo y se va a preocupar, no quiero que ninguno le diga nada extraño.

—De acuerdo, entonces le avisare al grupo que está trabajando con nosotros en el asunto de esos hombres, así terminamos de coordinar los planes y Oliver avísale a Daniel. — Dijo Ronald.

—Está bien. — Me miro y luego se levanto dejando escapar un suspiro.

— ¿Estás seguro de que todo está bien?

—No sé que está mal conmigo, pero nunca he sido emocional y ahora soy un desastre ¿Esto pasará, cierto?

—Han pasado muchas cosas, entiende que eres humano y estoy seguro de que va a pasar y todo estará muy bien de nuevo.

—Eso espero.

Pasamos esa noche y el siguiente día en la cabaña y fue la mejor idea por el momento, me sentí mucho más relajado, incluso pude dormir varias horas profundamente, sin momentos alerta. Salí en la noche y escuche a los chicos hablar de nuestra próxima movida en la cueva y tuve una mejor expectativa de la idea. Me senté a comer afuera después de un rato y pensé en Adrián de forma constante, hasta que una segunda presencia corto el hilo de mis pensamientos.

—Estos días te ves muy diferente.

—¿Eso es bueno o malo? — Lo mire.

—No hay forma de que pueda decir algo malo.

—¿Por qué? ¿Me tienes miedo? — Negó.

—Más bien es un poco de admiración, respeto y agradecimiento.

—No necesitas verme de esa forma, siento que tus expectativas de mí están un poco alejadas de la realidad.

—Eso no es verdad, no desvalorices lo que eres.

—Oliver, soy un asesino.

—Yo también, y no me considero una mala persona, es mi trabajo. — Se escogió de hombros y sonreí.

—Pero es mi vida.

—Creo que tu vida es algo más justo ahora. — Me miro.

— ¿Cómo lo sabes?

—Adrián tiene suerte, puede tener todo de ti solo siendo solo él mismo y no importa que tanto se esfuercen los demás, eres desatento con lo que no te importa, yo de verdad espero que todo valga la pena, en tu relación y tu vida con las decisiones que tomes ahora. — Se levantó.

— ¿De qué hablas?

—Tal vez te lo diga algún día. — Y se fue corriendo.

—Diablos. — Pensé que lo mejor sería seguirlo.

Tome un cigarro para encenderlo y me quede mirando el lago hasta que se acabó y arroje el resto al agua. Cuando no tuve más opción y excusa me levante para regresar a la cabaña, lo más lento que pude, sin poder evitar dejar seguir pasando el tiempo.

—Oliver, hablemos. — Me miro y se fue corriendo de nuevo, suspire.

—¿Paso algo entre ustedes? — Me preguntó Ronald.

—No realmente, sabes que el chico es un poco extraño.

—Todos últimamente están extraños, debe ser la época o algo. — Tomo un par de carpetas y me las arrojo, las atrape en el aire.

—Supongo que son los detalles de lo que haremos en la cueva.

—Correcto, por favor no pierdas la cabeza.

—No lo haré... ¿Sabes? Mejor no prometo nada.

— ¿Qué voy a hacer con ustedes? —Suspiró.

—Ronald, tengo lo que me pediste ¿Quieres verlas? Tengo un prototipo. — Dijo Daniel.

— ¿Qué le pediste? — Pregunté arrojándome en el sofá.

—Bombas, pero bastante únicas, mira esto. — Me mostro un pequeño punto apenas detectable por el ojo humano.

— ¿Tú las hiciste? – Le pregunté.

—Sí, llego un tiempo trabajando en ellas para que las puedan usar, pero debe ser solo en trabajo de alto riesgo, esto puede tumbar cualquier todo terreno en un instante y dejarla en pedazos.

—Interesante. — Susurré.

—Te dije que estaremos mejor preparados. — Me aseguro Ronald.

— ¿Y qué vamos a hacer si se escapan?

—Entonces tendremos que irnos a extremos.

—No se van a escapar. — Dijo Daniel y me mostró la bomba.

— ¿Le tienes tanta confianza a tu trabajo? – Le pregunté.

—Puedo apostar mi vida en esto.

—Entonces lo dejaré en tus manos y confiare en ti.

Intente hablar con Oliver, pero me evito en cada oportunidad como si yo fuera un acosador en busca de su presa, y aunque me pareció divertido su comportamiento, hasta cierto punto, realmente quería que me aclarara la situación que pude sentir cuando estábamos hablando. Era muy claro que su lenguaje corporal no se había puesto de acuerdo con sus palabras. Lo deje tranquilo cuando nos toco regresarnos porque solo podía pensar en el trabajo y la situación que enfrentaríamos en la cueva esa noche.

Pasar esos últimos días en la cabaña antes de entrar en acción me ayudo con la ansiedad y a ordenar mis pensamientos, así que después de un poco de trabajo regular, entregando polvo y recogiendo dinero, hasta que llego la noche, estuve tranquilo, pero regreso la ansiedad tan pronto nos dirigimos a la cueva para hacer nuestro trabajo.

Llegamos y como siempre el ambiente estaba en su mejor momento, pero me sentía ajeno a todo eso, mi mente estaba en algo más y hasta que me encontré con su mirada me había parecido imposible que mis sentimientos cambiaran, pero lo hicieron. Pude reconocer a M de inmediato, no había persona en sola roja que no lo hiciera y nosotros nos habíamos enfrentado antes, un tiempo atrás. Y aunque sabía que estaba trabajando con ellos, se me hizo extraño verlo con Adrián, como si esa situación estuviera fuera de lugar.

No pude controlar mi expresión o mis pensamientos, así que todo lo que pude hacer fue indicarle que no se moviera, porque me estaba mirando como si quisiera acercarse a mí, me concentre en el plan, pero Daniel llego corriendo y al no verlo en su posición todos supimos que la noche se había salido de control.

—Les avisaron de nosotros, no vienen y se reúnen en otro lado.

—Esperen, voy a ver si consigo información, cúbranme. —Ronald se fue y después de darle un último vistazo en la dirección que estaba Adrián lo seguí para cubrirlo.

Pasaron algunos minutos y finalmente nos indico que saliéramos, tuve un mal presentimiento a partir de ese momento, para poder alcanzarlos aceleramos todo lo posible, sin perder la formación que mantenemos para protegernos en la carretera, durante este tipo de situaciones, pero no pude evitar derrapar con la moto en una curva bastante fuerte, por suerte pude controlarla y mi cuerpo no salió volando, me habría matado. Me detuve a un lado durante un instante y deje que los chicos se adelantaran hasta que pudiera tranquilizarme. Me fume un cigarro y finalmente retome el camino en dirección al páramo.

Cuando llegue los chicos estaban detenidos en las afueras y me di cuenta de que solo me estaban esperando. Intente relajar mi expresión parta no preocuparlos y los mire aborde como siempre.

— ¿Qué les pasa?

—Te estábamos esperando, pensé que había pasado algo. — Dijo Ronald.

—Vamos ¿Qué podría pasar? Estoy perfectamente bien. — Pero sabía que él me volvería a preguntar más tarde y que tendría que decirle la verdad.

—Vamos, tal vez podamos alcanzarlos antes de que salgan del estado. — Dijo Daniel.

—Ya deben haber salido hace rato, no debieron esperarme, hagamos lo posible. — Arranque la moto y aceleré a todo lo que daba para meterme a las calles de páramo y pasarlas tan rápido como me fuera posible.

—TEN CUIDADO. — Dijo Ronald desde atrás, me limite asentir y salí del estado en un tiempo increíblemente reducido.

Pero les perdimos el rastro, los informantes de la zona no los habían visto y me quede sin gasolina, por lo que tuve que llevar la moto a pie hasta la siguiente gasolinera. Me aparte de mal humor para fumar y bajar un poco la intensidad del momento, por toda la adrenalina que pasamos intentando alcanzarlos. Me cruce de brazos y me quede mirando el campo y las pocas luces de las casas más cercanas, pensando que sería bueno envejecer con él en un lugar así, tranquilo.

—Los atraparemos.

—¿Ahora ya me hablas?

—Lo lamento, soy un poco infantil, pero necesitaba asegurarme de algunas cosas y no hablarte era la mejor forma de hacerlo.

—Espero que hayas podido descubrir lo que querías.

—Lo hice, estoy completamente seguro ahora, no soy una de esas personas que cambian sus sentimientos y probablemente siga así, lo soportare. — Lo mire.

—¿Quieres hablarlo? — Le pregunté.

—Es una charla completamente innecesaria.

—No creo que sea cierto, cuando estés listo para hablar, yo te voy a escuchar.

—Gracias, como siempre eres el mejor. — Metió las manos en sus bolsillos.

—Vaya forma de quemar gasolina. — Dijo Daniel, acercándose a nosotros con un vaso de café para cada uno.

—Tal vez esto fue lo mejor, siento que si los hubiéramos alcanzado, uno de nosotros no habría regresado vivo mañana. — Dije y ambos me miraron.

—Entonces la próxima vez tomaremos más precauciones.

—Vámonos chicos. — Nos dijo Ronald, así que me tome todo el café y tire el vaso al suelo.

—Sí, vámonos de una vez.


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