Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Marioneta De Cristal por Satan666

[Reviews - 112]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.   

https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo V. (Adrián Red K Now)

POV Adrián

James se apartó de nosotros tan rápido como fue capaz de hacerlo, pude ver que tomo la mano de un chico, que estaba lo suficientemente cerca como para escuchar todo lo que habíamos dicho, ambos estaban nerviosos y pálidos, pero a pesar de eso James me miró fijamente, intentando transmitirme algo con la mirada, algo que no supe interpretar del todo bien, tal vez temor o lástima. No me sentí mal al verlo con un nuevo novio, a pesar de que escuchar su voz me trajo recuerdos, por los cuales hace días estaba sufriendo. Pero mi vida cambio de tal forma que James, y su nuevo novio, son completamente irrelevantes en estos momentos. Y tan pronto ambos desaparecieron de nuestra vista mire a S.

— ¿Compraste lo que tenías que comprar? – Le pregunte.

— En parte, pero debemos ir por otras cosas, vamos.

— Espera, quiero saber ¿Somos novios? – Es algo que debo saber por mí mismo, es decir, quiero comprobar que tan cierto es lo que dijo.

— Nosotros somos todo Adrián, tú eres mío, y ahora necesito que hagas algo por mí. – Sonreí levemente.

— De acuerdo.

— Tengo que ir a hablar con un sujeto al final de esa calle, necesito que vigiles la entrada. – Me señalo una calle cerca de nosotros.

— ¿Vigilarla de qué?

— De que no venga la policía. – Pase saliva.

— ¿Crees que puedas hacerlo?

— Creo que sí.

— Chico bueno, espérame, solo serán algunos minutos.

Caminamos hasta esa calle y él entro por un callejón, me hizo una señal a modo de advertencia para que me mantuviera en silencio, asentí y obediente me recosté sobre una pared para comenzar a vigilar la calle, suspire suavemente y observe como las personas caminaban de un lado al otro, simplemente conversando entre ellas, tal vez hablando por teléfono, leyendo el periódico, o tomándose un café supuestamente bien caliente vuelto agua en un vaso de plástico blanco. No fue hasta que apareció un grupo de chicos extraños que me puse nervioso, ellos iban molestando a otros chicos, que no se atrevían a responder las groserías, los golpes o las molestias. Uno de ellos se percató de mi existencia y sonrió de una forma que me resulto tenebrosa.

Inmediatamente eso hizo que los otros también me dedicaran su atención, y aunque dejaron en paz a los otros chicos, ahora yo soy el que necesito que me salven, y mi novio no termina su conversación al fondo del callejón con quién sabe qué hombre. Entonces recordé la cadena en mi cuello, lasaque para que pudieran verla, tratando de crear alguna clase de advertencia entre ellos y las posibilidades de hacerme algo, y para mi enorme sorpresa, funciono. Ellos retrocedieron, y aunque sus miradas seguían fulminándome, ahora con odio, se alejaron hasta desaparecer por la calle.

— Terminé los negocios. – La voz de S me tomo por sorpresa, y puse la mano sobre mi pecho.

— Eres tú. – Dije aliviado.

— ¿Paso algo?

— No, todo está en orden ¿Qué estabas haciendo?

— Comprando polvo.

— ¿Droga?

— Exactamente.

— ¿Es para ti? – Pregunte preocupado, no me emociona la idea de que se drogue, aunque si lo hace, no hay mucho que pueda hacer al respecto.

— Es para los muchachos, solo nos dan el descuento si vengo yo a comprarla, el tipo es mi amigo.

— Entiendo.

— Vamos, ya podemos irnos. – Comenzamos a caminar de regreso a la moto, quise tomar su mano, pero no me atreví a hacerlo, sin embargo, como si leyera mi mente, él si tomo la mía, sonreí.

— ¿Ahora vamos a la zona roja?

— Sí, pero primero déjame fumar un poco.

— Está bien. – Ambos nos acomodamos cerca de la moto y él saco un cigarro, lo puso entre sus labios y saco un fósforo para encenderlo.

— ¿Quién era el sujeto de antes? – Pregunto.

— ¿Quién?

— El que se fue corriendo asustado.

— Ah, se trata de James, fue mi novio antes de conocerte.

— Comprendo.

— ¿Por qué? – Le pregunte.

— Solo curiosidad. – Lo mire por un momento, él solo inhalo el cigarro y dejo escapar el humo lentamente, el cual formo formas graciosas en el aire hasta que desapareció.

— ¿Por qué fumas S?

— Porque me relaja, me siento mejor después de fumar, y mi cuerpo ya se acostumbró a la nicotina, la pasare muy mal si dejo de fumar.

— Ya veo.

— ¿Y tú?

— Nunca lo hice, ya deberías saber por mi forma de comportarme que en mi vida he fumado o tomado, porque no son cosas que yo vea necesarias.

— Eres un niño bueno.

— Supongo que sí.

— ¿Nunca pensaste en hacerlo?

— Claro que sí, no soy un ángel, pero nunca lo hice.

— ¿Quieres intentarlo? – Me mostro el cigarro.

— No quiero ahogarme y parecer un estúpido.

— No vas a parecer un estúpido, vamos chico que no me tiene miedo, se valiente.

— De acuerdo. – Tome el cigarro y me maldije internamente por no poder negarme a nada de lo que me pida.

Tome el cigarro y lo puse entre mis labios como él hizo un poco antes, imite su acción inhalando un poco y para mi sorpresa no me ahogue, o al menos no tanto como yo me imaginaba, me puse a toser un poco, pero no fue completamente desagradable cuando deje escapar el humo, si me sentí un poco extraño, pero al mismo tiempo, no fue algo espantoso.

— Lo lograste, no fue tan horrible.

— La verdad es que no, no puedo creer que lo hice, contigo hice cosas en tres días que nunca hice antes en mi vida con mis amigos.

— ¿Por qué crees que sea?

— Porque me manipulas con la mirada.

— ¿Yo? – Formo una sonrisa ladeada.

— Sí, no te hagas el inocente.

— ¿Confías en mí Adrián? – Me siento extraño cuando dice mi nombre.

— Sí. – Le dije sin dudarlo.

— ¿Por qué?

— No tengo la menor idea, solo sé que tenerte conmigo me hace sentir seguro.

— ¿Te sientes bien conmigo?

— Sé que eres peligroso, pero me siento bien contigo, a pesar de lo que pueda pasaren el futuro, yo tengo esta sensación en el estómago desde que nos conocimos, tal vez es una advertencia, no estoy seguro, solo sé que ignoro todas las señales que me impiden el poder estar cerca de ti.

— Es una necesidad estar cerca, produce desesperación. – Susurro.

— Si ¿Cómo sabes?

— Yo me siento de la misma forma. – Arrugo un poco el entrecejo y tiro el cigarro contra el piso para pisarlo con el zapato, se subió a la moto, imite nuevamente sus acciones y me sostuve de su cuerpo.

— ¿De verdad? – Pregunte y asintió.

— ¿Vas a quedarte conmigo pase lo que pase?

— ¿Qué quieres decir con eso?

— De todo lo que hice en mi vida, creo que este es el acto más cruel y egoísta, te estoy reteniendo conmigo, cuando debería dejarte ir, tú no me conoces, yo soy malo, soy un asesino, un ladrón, mi trabajo es manipular, obtener, dañar, soy uno de los más grandes dentro de esto, lo que significa que hasta los asesinos peligrosos me tienen miedo, yo no confió en nadie, soy un traicionero, de alguna forma retorcida confió en ti, chico que no me tiene miedo, pero no eres parte de mi mundo.

— Podría serlo. – Susurre.

— ¿Vas a quedarte conmigo a pesar de todo eso? Mi mundo es muerte y tristeza, no conoces todo lo malo que hay en mí.

— Tú tampoco me conoces a mí, pero quieres que me quede a tu lado, no estoy seguro de que pasara en el futuro, solo sé que no quiero alejarme de ti, quiero quedarme contigo, arriesgarme a vivir, porque esto es vida, yo no vivo, en realidad nunca lo he hecho, por eso te pido que me tengas contigo mientras no sea una molestia, confías en mí, y yo confió en ti, es todo lo que debería importar, vivamos con eso.

— No quiero que cuando seas parte de mi carne me dejes porque te asusta mi mundo.

— Me asusta tu mundo, pero es algo con lo que puedo lidiar, trabajare en ello, para quedarme contigo.

— De verdad quiero creer en lo que dices, pero muy en el fondo de mí, sé que mi vida va a lastimarte y no vas a poder aguantar todo esto.

— ¿Qué debo hacer para que me creas? – Me comencé a morder el labio inferior nervioso.

— Dos meses.

— ¿Qué?

— Si te quedas a mi lado dos meses y no regresas a tu casa por miedo, voy a creerte.

— Yo...

— ¿Y bien?

— Acepto.

Llegamos a la zona roja en cuestión de minutos, definitivamente se ve mucho peor de día que de noche, pude ver las montañas de basura en cada esquina, las paredes llenas de grafitis, las botellas de toda clase de licores y refrescos, pero lo peor son los olores, es completamente asqueroso. Mi novio tomo camino por un callejón algo angosto, observe las casas y las distintas marcas de motos, algunas de marcas caras. Para cuando terminamos de recorrer el callejón, giramos hacia otro lado y luego a otro, lo que me hizo percatarme de que entrar y salir de este lugar va a resultar un problema para mí después, es tan confuso como enorme, mucho más de lo que hubiera imaginado.

Después de un rato másfuecuando S se detuvo junto a una enorme fila de motos, se bajó primero y me sostuve de su hombro para seguirlo, porque descubrí que tanto girar por las calles de este lugar hicieron que me ganara un buen mareo. De todos modos sonreí cuando me ayudo a ponerme de pie, me dedique a observar los alrededores del lugar, en el cual nos encontrábamos solos.

— Este es nuestro lugar.

— ¿No se van a molestar por verme aquí? – Él sonrió.

— Claro que no.

— No quiero ser una molestia.

— No lo eres, nadie hará nada al respecto, eres mi invitado y parte de esto ahora. – Lo dijo con un poco de pesar, por eso me dispuse a mostrar el mejor ánimo posible.

— Vamos. – Introdujo una llave en la pared, la giro y un ruido metálico se hizo notar de forma escandalosa, fue entonces que pude darme cuenta de que las paredes del lugar y la puerta tienen en mismo color, está escondida.

— Vaya. – Dije antes de entrar.

Me encontré con un salón grande lleno de luces, algunos sillones y mesas, una pantalla plana, cerca de ella muchas películas y consolas de video juegos, también pude ver las incontables botellas y latas de cerveza por todos lados, así como percibí el aroma del cigarro en el aire, pero además de ese aroma no pude sentir ningún otro. La verdad el lugar era completamente lo opuesto a lo que estaba imaginado, y creo que mi expresión dio mucho a conocer ese pensamiento, ya que pude escuchar una risa muy suave justo atrás de mí.

— No es un cuarto oscuro y lleno de ratas, no te preocupes, lo hemos estado mejorando con los años, también las habitaciones, a veces si se pone un poco desastroso, pero necesitamos un ambiente ameno para poder trabajar como debemos.

— Es bastante agradable, me gusta.

— Eso es bueno. – Él se acercó y hundió la nariz en mi cabello.

— Estaba seguro de que eras tú cuando escuche la puerta, por fin llegaste. – Dijo un chico que hizo presencia en el salón de una forma bastante agradable y una enorme sonrisa.

— Estaba buscando a este chico.

— ¿Eres Adrián? El chico que estaba en la cueva, es un placer conocerte. – Tomo mi mano para apretarla efusivamente.

— Es un gusto conocerte. – Le dije algo intimidado.

— Adrián este es Oliver, uno de los más jóvenes aquí, y una completa molestia.

— ¡Oye! – Se quejó Oliver.

— Tienes demasiada energía, necesitas un poco de control.

— Nadie puede controlarme. – Le quito la bolsa de la mano a S para revisarla.

— Llévalo arriba, mientras que yo le enseño a Adrián el resto del lugar y le presento a la familia.

— ¿Cuántos son los Red K? – Le pregunte mientras me hacía subir las únicas escaleras del salón.

— Más de los que podrías imaginar, estamos en todos lados.

— Vaya. – Susurre impresionado, no pensé que fueran tantos.

Caminamos por un pasillo corto y angosto, con una puerta justo al final, en donde pude identificar diversas conversaciones, y el sonido de un partido de futbol, cuando llegamos lo suficientemente cerca como para verlos, algunos nos dedicaron un poco de su tiempo, y las miradas curiosas no se hicieron esperar.

— Miren, les presento a Adrián, estamos saliendo, así que van a verlo muy seguido por aquí. – Les dijo S, con cierta autoridad que me hizo sentir avergonzado.

— Adrián, hola. – Me dijo Sergio, uno de los chicos que vi en la cueva, está sentado junto a Ronald.

— Hola Sergio. – Intente sonreír, y ellos me devolvieron el gesto.

— Ven y siéntate aquí, conoce al resto de los chicos.

— Claro. – Me acerque y me senté a su otro lado, el que no estaba ocupando Ronald, intente no temblar y mantener la vista firme.

— Bueno, te los voy a presentar a todos, ese de allá es Daniel, ese es Héctor, este es Emilio y el de aquí Guillermo, a Ronald ya lo conoces, y supongo que a este fastidio también. – Me los fue señalando a todos, a medida que me los presentaba y ellos me dedicaban una mirada o un salido y finalizo en Oliver, quién frunció los labios ofendido.

— Es un gusto conocerlos a todos.

— Parece que estás en familia, no debo preocuparme, vengo en un momento. – Dijo S y tuve que pellizcarme la mano para no ponerme nervioso, de estar solo en una habitación con un montón de chicos que posiblemente sean asesinos.

— Entonces ¿Están saliendo? Él da un poco de miedo. – Dijo Daniel.

— No me da miedo en lo absoluto. – Dije sincero.

— Eres valiente.

— ¿Quién podría pegarle? El chico es demasiado perfecto. – Le dijo Oliver, y no pude evitar sentirme avergonzado.

— Pero de todos modos, estamos hablando de S ¿Cómo te trata?

— Me trata muy bien, de hecho. – Sus preguntas me hicieron cuestionarme si S normalmente es malo con todos ellos.

— Basta Daniel, el chico va a creer que esta con un loco, y S no es malo todo el tiempo.

— Bueno, sí. – Susurro resignado, aunque pude darme cuenta de que Daniel se sigue haciendo preguntas en su cabeza.

— ¿Tienes algo rojo contigo? – Pregunto Guillermo, tuve que mirarlos a todos hasta que di con él.

— Me dio esto. – Saque la cadena de mi ropa.

— Muy inteligente.

— ¿No eres de por aquí verdad? – Me pregunto otra persona, estaba a punto de contestar, pero Ronald lo hizo primero.

— Es de la zona azul. – Todas las miradas en la habitación se clavaron en mí.

— Yo...

— ¿Eres un niño rico? – Preguntó otro, comencé a sentirme mareado.

— Algo así.

— ¿Y qué estás haciendo aquí?

— No soy una persona que le dé importancia al dinero, no me parece que sea parte de mí vivir de ese modo, y creo que no tiene nada que ver con mi relación. – Dije de una forma un tanto brusca, lo que me hizo sorprenderme, no sé de dónde saque el valor.

— Si lo conoces, vas a darte cuenta de que no es un niño rico y pretencioso, Adrián es muy agradable. – Le dijo Oliver a Guillermo, yo le sonreí agradecido, porque tiene toda la razón.

— No te preocupes Adrián, si S te trajo aquí eres parte de nosotros, ahora eres un Red K y no importa tu procedencia. – Me dijo Ronald, me sentí mucho más aliviado, pero ¿Un Red K? ¿Yo?

— Vamos Adrián, ayúdame con algo. – Me dijo Oliver, tomo mi mano y me jalo hasta que salimos de la habitación

— ¿En que necesitas que te ayude?

— Solo a mover una caja de mercancía que trajeron, es algo pesada, y pensé que sería muy bueno salir de ese ambiente tenso...

— Tienes razón, gracias Oliver.

— Disculpa a Guillermo, nosotros no estamos acostumbrados, eso es todo.

— No me gustaría ser una molestia.

— No lo eres, y vienes con S.

— Parece que todos le tienen miedo. – Susurré.

— Más que miedo, yo diría que todos le tienen respeto, y la verdad es que estoy seguro de que tiene planes para ti, pero si te quieres quedar aquí deberías aprender algunas cosas, como a defenderte.

— ¿Cómo podría hacer eso?

— Yo te enseño. – Le sonreí agradecido.

— ¿Crees que sea buena idea?

— Siempre es buena idea defenderse Adrián, ahora espérame aquí.

Ambos salimos a la calle, pude ver a un hombre parado no muy lejos esperando, Oliver me hizo una señal para que me quedara tranquilo y esperara obediente, eso hice, el hombre es increíblemente alto y con un cuerpo enorme que asusta, la idea de defenderme es cada momento más tentadora, porque soy una oveja dentro de una cueva llena de lobos. Me recosté en la pared junto a la puerta, y me quede observando a la conversación. Oliver no deja de hablar y el hombre se ve un poco exasperado, creo que no sabe cómo hacer que se calle la boca, eso me hizo reír.

— ¿Adrián? – Esa voz me saco de todos mis pensamientos, voltee con los ojos completamente fuera de lugar por impresión.

— George... 

Notas finales:

Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentarios.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).