Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Marioneta De Cristal por Satan666

[Reviews - 112]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo LIV. (Amigo)

POV Adrian

 

—Estamos investigando desde hace meses y estamos seguros de que todo este asunto fue cuidadosamente planificado. Por lo que sabemos los triángulos tienen un protocolo bastante simple, solo se limitan a aceptar un pago y hacer el trabajo. Nosotros tomamos en cuenta muchos factores para poder hacer un trabajo. — Explicó Ronald.

—Nosotros también tenemos un proceso de trabajo, y no dudo que estás personas no tengan ningún tipo de código, pero tampoco pienso que no tengan en lo absoluto un sistema por el que guiarse. Incluso los animales tienen sus leyes de supervivencia.

Me cruce de brazos escuchando toda la conversación y me mantuve observando a cada uno de los que estaba tomando la palabra. La situación estaba medianamente tensa, por lo que me mantuve alerta por si las cosas se salían de control en cualquier momento. El peor escenario para mí sería tener que dispararle a alguien, porque aunque mi trabajo es actualmente con los Halcones, siempre estoy velando por ambos grupos.

Es imposible no hacerlo.

No pude evitar llevar la mirada de un lado al otro. Los ojos negros y los ojos grises que perforan el ambiente me hacen sentir incomodo, como si solo con su mirada fueran capaces de destruirse el uno al otro. Desde que llegue no pude quitar la mano encima del arma, porque siento que en cualquier momento la voy a necesitar; y un solo segundo de descuido puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.

—Yo lo interrogue y sé que no estaba mintiendo con sus tristes argumentos. — Dijo M, entonces concentré toda mí atención en él ¿A quién se supone que interrogó?

—De todas formas hay algo en ellos que nos hace dudar de sus intenciones. Sabemos que estaban ligados a Simón. — Explicó Bruno.

—Estoy de acuerdo, me parece que debemos seguir investigando y tener una nueva conversación con ellos. Esta vez lo haremos nosotros. — Dijo Ronald.

— ¿Pueden encargarse? — La pregunta de Bruno se sintió despectiva, por lo que apreté los labios y sujete el arma con mucha más fuerza.

—Podemos. — La respuesta de Ronald fue de la misma manera.

—Muy bien.

—Vamos a comer. — Dijo M para romper la tensión del lugar.

Me aparté de la mesa cuando ordenaron la comida y salí para tomar aire. Me cruce de brazos y observe el tráfico perdido en mis pensamientos. No paso mucho tiempo cuando sentí la presencia de alguien.

— ¿Cuándo vendrás conmigo? —Preguntó.

—Cuando ya no tenga que cuidarle la espalda a mi jefe. — Lo mire y tuve que hacer un gran esfuerzo por no tocarlo o abrazarlo.

—Imagino que son días difíciles, puedo entender.

—Lo lamento. —Le dije. 

— ¿Por qué? — Puso un cigarro entré sus labios y lo encendió.

—Ya sabes… todo.

— ¿Él? — Señalo el restaurante con su cabeza.

—Sé que odias la situación, y no me siento cómodo en medio de ella, pero es mi culpa y me haré responsable de todo.

—Tú no tienes la culpa. Yo no pienso eso.

—No entiendo porque te lo tomas con tanta calma. — Susurré incómodo. Dejo escapar el humo del cigarro.

—No soy la clase de persona que vive con miedo, no temo perderte o que sucedan cosas que no podamos manejar. Si él está en tu vida, perfecto, soportaré la situación el tiempo que sea necesario, nadie va a alejarme de ti Adrián.

—No quiero que esto se convierta en una guerra, no quiero ver sangre y no quiero ver muertos.

—No creo que sea posible no verlos. —Sonrió levemente.

—S yo me refiero a ustedes dos. No quiero que ustedes pierdan la paciencia y hagan algo que nos deje a todos destruidos.

—No te preocupes, no le haré nada.

—Gracias.

—Entra, es probable que ya nos hayan visto hablando.

—No te tardes mucho.

—No te preocupes.

Entre y pude sentir las miradas interrogantes de varios de los que estaban presentes, de ambos bandos, pero losignore a todos y camine hasta Jacobo para tomarlo de la mano e hice que se sentara conmigo en una mesa aparte.

— ¿Has cambiado tu perspectiva de los Red K? — Le pregunté.

—Se puede hablar con ellos mejor de lo que pensaba, pero si te soy sincero me dan un poco de miedo. — Susurró.

— ¿Por qué? — Lo mire entre divertido y preocupado.

—Siento que en cualquier momento alguno de ellos puede intentar apuñalarme.

— Creo que cualquier persona es capaz de hacer eso, sea de la zona roja o no. — Le dije y apreté su mano para darle confianza.

— Sé que tienes razón, pero todavía no me siento bien cerca de ellos, y no creo que eso cambie.

—De acuerdo, no se puede hacer nada en ese caso. —Asentí.

—Por otro lado… parece que de alguna forma consigues llevarte bien con ellos.

— ¿Por qué lo dices? — Intenté sonreír como si estuviera diciendo una tontería.

—Lo digo porque es lo que veo. No pareces llevarte del todo mal con ellos.

—Solo soy amable hasta un punto necesario para sobrellevar el trabajo, si los vamos a ver muy seguido, debemos hacer lo mejor posible ¿No? — Lo mire.

—Supongo que… es cierto.

—Aquí está tu comida. — Dijo M poniendo un plato en frente de mí sobre la mesa.

—Gracias. — Le dije antes de mirarlo, me toco la barbilla.

—Jacobo come también, la reunión será larga y pesada.

—Entendido. — Mi amigo se levanto y fue por su comida.

— ¿Cómo crees que vamos? ¿Se conseguirá algo? — Le pregunté a M.

—Es lo más probable, si las cosas no se salen de control. Ellos se van a encargar de hacer investigaciones por su lado, y me imagino que terminaras formando parte de ello. Siempre terminas trabajando en cosas de las que me gustaría estuvieras alejado.

—Lo lamento, supongo que es inevitable. Siempre término en medio de los problemas.

—Mientras te cuides estoy bien con ello, hablamos más tarde. — Me dijo tan pronto vio que regresaba Jacobo y se fue para otra mesa. Metí un poco de comida en mi boca.

— ¿Todo en orden? — Preguntó mi amigo.

—Sí, solo estábamos hablando de trabajo.

— ¿Puedo saber cómo va tu relación? — Me ahogue con la comida y comencé a toser. Jacobo se levanto y corrió por un vaso de agua, me lo tuve que beber completo antes de poder volver a hablar.

— ¿Mi relación? — Susurré.

—Sí, con M. — Se metió algo de comida a la boca.

—Ah, va bastante bien. Nosotros siempre estamos juntos, y él me está cuidando todo el tiempo.

—Puedo ver que siempre te cuida y no te quita los ojos de encima, hasta cierto punto llega a ser un poco preocupante. — Sonreí y lo mire.

—Supongo que desde el punto de vista de otros, nuestra relación puede verse como algo preocuparte, pero M no es malo conmigo, lo es con sus enemigos.

—Tampoco creo que se atreva a ser nunca malo contigo, sabe que ambos tienen la condición de matar al otro en cualquier momento.

—Yo no haría eso.

—No creo que él lo haga tampoco. —Seguimos comiendo en completo silencio y para cuando terminamos de comer tome la decisión de preguntarle también sobre todas las dudas que estaba teniendo sobre ellos durante los últimos días.

—Jacobo. —Llame su atención.

— ¿Qué sucede?

— ¿Cómo va todo con George? —La pregunta pareció haberlo tomado por sorpresa.

—Todo volvió a la normalidad, nos estamos llevando bastante bien, pero la situación es la misma que ya conoces, no hay nada nuevo que reportar.

— ¿De verdad? Yo pensé que las cosas habían cambiado un poco entres ustedes, porque me pareció verlos mucho más unidos estos días. —Aunque la pregunta se debe a que no puedo olvidar lo que escuche en la cocina.

—Pienso que todo va del mismo modo que siempre. Aunque admito que George mejoro su carácter y es mucho más fácil estar con él estos días.

—Espero que todo siga de esa manera, no me gusta que ustedes estén disgustados.

—Todo está bastante bien últimamente. —Asentí y me levante cuando escuche que me estaban llamando.

Algunos de los chicos estaban terminando de comer, pero Bruno, Ronald, Daniel, S y M estaban sentados en la mesa más grande donde se estaba discutiendo la reunión. Tome mi posición y evite mirar a cualquiera de ellos, para poder estar emocionalmente más concentrado en cumplir con el trabajo. Sin embargo, no pude evitar repartir miradas de un lado al otro cuando ellos comenzaron a hablar de nuevo.

Después de un rato Jacobo se puso a mi lado, para cubrir el otro lado de la mesa y el resto fue tomando sus respectivas posiciones. A pesar de que Bruno y Ronald hablaron como siempre y la conversación no era mucho más pesada que los días previos de las reuniones, el tono de voz que estaban usando con el otro si se escuchaba bastante hostil, y no pude evitar preguntarme si había pasado algo entre ellos en el transcurso de tiempo que paso de una reunión a otra.

Terminamos mucho más tarde que de costumbre y solo pude relajarme en ese momento, cuando dieron por finalizado el encuentro de ese día. Bruno se fue de inmediato y se llevó a Jacobo con él, para trabajar en otro lugar, pero no tuve tiempo para hablar con mi amigo y preguntarle exactamente en qué.

 M tomo mi mano y me aparto para poder hablar sin que nadie nos escuchara, pero no  se me paso por alto el hecho de que las miradas de los Red K estuvieron sobre nosotros todo el tiempo.

—Tengo que irme a trabajar un poco lejos. —Lo mire preocupado.

— ¿Para dónde? —Le pregunté.

—En el siguiente estado, no tardare mucho. —Me abrazo y miro de reojo hacia atrás.

—No lo provoques. —Le dije y sin embargo, no pude evitar corresponderle, por miedo a que no regresara.

—No lo hago, pero si las miradas mataran… no te preocupes mucho, no estaré haciendo nada peligroso.

— ¿Lo dices en serio o es solo para dejarme tranquilo?

—Lo digo en serio, yo no te miento mi amor. Nos vemos. —Toco mi barbilla y salió del restaurante, lo mire hasta que desapareció por la puerta y cuando regrese la mirada otra vez al restaurante, todos me estaban mirando fijamente.

— ¿Qué? —Les pregunté y me acerque a la mesa.

—Nada ¿Estás bien? —Me preguntó Daniel.

—Estoy bien, cansado como todos ustedes ¿Cuáles son los planes?

—Descansar y comenzar trabajar en todo lo que quedamos. —Dijo Ronald.

— ¿Vienes con nosotros? —Me preguntó S y asentí antes de salir con ellos.

Espere que terminaran de aclarar algunas cosas entre ellos y espere a mi novio en la moto mucho más dormido que despierto, cuando se subió me aferre a su cuerpo y después de cerrar los ojos no los abrí hasta que llegamos a la zona roja. Me baje de la moto cuando estuvimos en frente de la casa y entre de inmediato a la habitación de S para recostarme sobre la cama.

—Parece que estas bastante agotado. — Susurró mi novio.

—Me siento muy cansado, trabaje sin parar estos días. Por favor no me despiertes en varios días. —Pude escucharlo reír y se recostó a mi lado.

—Ve a bañarte, te sacare ropa para que te cambies.

—No quiero levantarme. —Me queje y lo mire fijamente.

— ¿Por qué me miras así? —Preguntó.

—Solo te extrañaba…

—Lo sé, han sido días pesados para ambos, pero ya tendremos tiempo para estar juntos.

—Eso espero, aunque tengo la impresión de que Bruno me quiere mantener ocupado.

— ¿Por qué lo dices?

—Un presentimiento, de todos modos no me molesta trabajar. Si mantengo mi mente lo más ocupada posible, no tengo tiempo de pensar en tonterías.

—Eso es verdad, suele suceder. —Se aclaró la garganta antes de sentarse sobre la cama.

— ¿Tienes algo en mente estos días? —Tome una almohada para abrazarla y lo mire un poco preocupado.

—No muchas cosas, como dijiste, solamente tonterías.

—Deben ser importantes si te mantienes pensando en ellas. —Me miro y sonrió con los labios antes de levantarse de la cama.

—Tengo que hablar con Ronald sobre nuestros planes para mañana. Puedes tomar ropa de cualquier lado cuando estés listo para dormir. —Asentí y lo vi salir antes de ponerme de pie para entrar al baño.

A pesar de que estaba renuente a bañarme, el agua caliente me hizo sentir mucho más tranquilo y relajado, puesto que el día había sido bastante pesado. Después de terminar me puse la ropa del dueño de la habitación, tal como me dijo, y me deje caer sobre la cama, pero no me quede dormido. No podía dejar de preguntarme de que estarían hablando los chicos y sus movimientos durante estos días, según lo que había quedado estipulado mucho más temprano en la reunión ¿Me dejarían ayudarlos? 

Aunque la próxima reunión estaba pautada para hacerse dentro de unos días, no sabía si Bruno tendría muchos otros planes para mí o si me dejaría liberado por el momento. No sabía cuánto tiempo M estaría lejos o que estaría haciendo. Lo mejor era distraerme para no torturarme mentalmente durante los siguientes días.

Me levante de la cama y arrastre los pies a la sala, me asome y no encontré a ninguno de los chicos, por lo que camine hasta la cocina y luego camine hasta los cuartos del fondo, porque un vez vi que usaban uno de ellos como área de descanso. Entonces comenzaron a llegar las voces desde ese pasillo. No me pareció buena idea escuchar sin que notaran, porque daría la impresión de que los estaba espiando, así que me asome para que todos pudieran verme.

—No puedo dormir. —Avise.

—Ven aquí. — S me hizo espacio junto a él en un sofá individual y sin decir otra cosa camine y me senté a su lado.

—Entonces lo haremos de esta manera, de esa forma saldrá más rápido todo el trabajo. No quiero ningún tipo de fallo, porque eso solo le daría motivos Bruno de demostrarle que no podemos. —Dijo Ronald.

—Solo te estaba provocando, no caigas en sus juegos. —Dijo Daniel.

—Estoy de acuerdo. —Secundo S.

—Saben que yo no suelo dejar provocarme, pero esta vez estoy haciendo una excepción porque siento que nos esta subestimando.

—Es estúpido que nos subestime, somos los Red K. —Dijo Daniel.

— ¿Dónde está Oliver? —Le susurré a S.

—Trabajando con Rafael, Sergio y Víctor. Si no se les complica el trabajo llegara más tarde. —Asentí y me volví a concentrar en lo que estaban diciendo.

—Adrián ¿Bruno ha hecho algún comentario fuera de lo que se habla en las reuniones?

—No lo creo, no al menos en frente de nosotros. Él ha estado con sus temas todos estos días, no sabemos nada fuera de lo que se dice en las reuniones. — Ronald asintió y poco antes de levantarse estiro las manos sobre su cabeza.

—Estoy agotado, necesito dormir al menos unas horas porque mañana tenemos mucho trabajo, que tengan buenas noches. —Ronald salió de la habitación.

— ¿Deberíamos irnos a descansar también? —Me preguntó S y asentí despacio.

—Nosotros también nos vamos, descansen. —Les dije y después de tomar la mano de mi novio nos dirigimos a la habitación.

Después de cerrar la puerta apreté los labios y me quede mirándolo durante un instante, se dio cuenta de ello y se acercó para poner una mano sobre mi cabeza, como se hace con los niños pequeños.

— ¿Qué te está dando vueltas en la cabeza?

— ¿Crees que si consigan obtener algo? Me preocupa el hecho de que Bruno los este provocando, porque no sé que está pensando o qué tipo de planes tiene para el futuro, con respecto a todo lo que está pasando.

—Todo estará bien Adrián ¿No confías en nosotros?

—No es eso…

—No lo pienses demasiado, todo va a estar bien, por el momento vamos a dormir.

—De acuerdo. —Suspiré y camine hasta la cama para recostarme, en un momento sentí su peso a mi lado, así que me acerque para abrazarme contra su pecho.

—Eso es, intenta descansar unas horas, y no te preocupes si no puedes ayudarnos, todo saldrá como queremos.

—Eso es lo que espero siempre. —Susurré.

No recuerdo en qué momento me quede dormido, pero me desperté por las voces de los chicos que me llegaban desde afuera y me senté de golpe sobre la cama, pensando que ya estaban listos para irse. Me saque la cobija de encima y entre al baño para lavarme los dientes, el rostro y darme una ducha veloz, que solo tomo unos minutos. Me vestí y tome todas las armas para guardarlas. Tome mi celular y le escribí a Darío para conocer los planes por allá y que tanto podrían necesitarme con ellos.

¿Hay trabajo hoy?

Salí de la habitación y mientras me estaba atando el cabello entre a la cocina en dónde estaba Daniel tomándose un vaso de café. Me sonrió y dejo lo que estaba haciendo para recostarse del mesón y darme toda su atención. 

— ¿Pudiste dormir un poco? —Me preguntó.

—De alguna forma pude hacerlo, no recuerdo cuando me quede dormido. Tenía muchas cosas en la cabeza.

—Yo también. —Se dio la vuelta y me sirvió un vaso de café para entregármelo.

—Gracias. —Le di un sorbo y suspiré complacido, porque a pesar de que estaba amargo no era desagradable.

— ¿Vas a trabajar con nosotros hoy? Estaremos en la calle todo el día.

—No estoy seguro, pero espero poder hacerlo, me siento un poco nervioso por toda esta situación, y aunque dudo que mi presencia cambie algo, solo quiero asegurarme de que ustedes estarán bien. —Él sonrió comprensivo y asintió.

—No creo que vayamos tan lejos para descubrir lo que queremos saber, pero somos parte de la zona roja, las cosas se puede complicar en cualquier momento.

—Conozco a uno de ellos, me gustaría poder hablar con él, pero dudo que pueda bajo las condiciones en las que siempre me encuentro,

— ¿Con todos cuidándote siempre? —Sonrió con los labios y se terminó su propio café.

—No te rías, es cierto.

—Lo sé, no te diré lo contrario cuando yo mismo lo hago, aunque no es porque dude de tus capacidades. Adrian, cuando alguien te importa siempre le cuidas las espaldas. —Baje la mirada y asentí con la cabeza.

—Tienes razón.

No, porque Bruno se fue a trabajar lejos hoy. Solo hay que hacer unas entregas, si tienes algo que hacer no vengas, pero recuerda que tenemos que entrenar.

Leí el mensaje y me terminé el vaso de café para dejarlo sobre la mensa.

—Puedo ir con ustedes, ya estoy listo.

—De acuerdo, entonces vamos. Los demás están afuera acomodando algunas cosas.

Me quite el prendedor de los Halcones y lo puse en mi bolsillo antes de salir para poder encontrarme con los demás y ayudarlos a terminar de acomodar todo lo que estaban haciendo. Espere a S en la moto y finalmente nos pusimos en marcha.

— ¿Puedes resumirme los planes de hoy? —Le pedí.

—Primero vamos a ir a hacer algunas entrevistas.

—No sé porque esas entrevistas me suenan a interrogaciones. —Pude sentir que sonrió y apoye la cabeza sobre su espalda.

—Muy atento.

—Solo conozco a mi novio.

—Las personas hablan si aplicas un poco de presión, haremos que nos digan todo lo que sepan, por lo que nos dividiremos en varios sectores de la ciudad en dónde sabemos que podemos conseguir algo de información.

—De acuerdo, entonces voy a prepararme para ello.

No paso mucho tiempo cuando entramos a la autopista, y no tarde en darme cuenta de la moto estaba tomando velocidad mediante nos adentrábamos en las curvas, tuve que enterrar los dedos en el asiento y con un esfuerzo alce la voz sobre el sonido del viento para que S fuera capaz de escucharme.

— ¿Qué es lo que está mal? —Le pregunté.

—Me parece que nos están siguiendo, pero no estoy del todo seguro ¿Crees ser capaz de sostenerte lo más fuerte que puedas a la moto?

—No estoy seguro, haré todo lo posible. —Le dije dudando de sus intenciones.

—Todo estará bien. También necesito que si nos están siguiendo te des la vuelta y hagas lo posible para tumbarlos de la moto.

—Nunca he hecho algo así S, no creo que salga bien. —Dije comenzando a ponerme nervioso.

—Confió en tus habilidades.

—Ahora me puse más nervioso. Estoy listo. —Asintió.

Solo basto mi confirmación y un impulso nos lanzó volando por la carretera con tanta velocidad que mi cuerpo comenzó a temblar por el movimiento tan brusco de la moto. Después de tomar una curva y pasar a la calle recta hice el intento de voltearme para atacar, pero mis manos estaban temblando tanto que no pude moverme. Tuve que contener aire para tranquilizarme, pero volvimos a tomar otra curva y tuve que volver a aferrarme con tanta fuerza que pude ver como se marcaban las venas de mis brazos.

Fui capaz de ver un túnel por el que teníamos que pasar, por lo que estábamos obligados a bajar la velocidad y me decidí a tomar acción en ese momento, porque estaba oscuro y sería capaz de poder moverme de manera que pudiera atacar al enemigo.

— ¿Nos están siguiendo? —Le pregunté para saber si moverme o no, pero antes de que pudiera responderme sentí ese aire desagradable junto a mi oreja que tanto odio, un disparo.

—Sí. —Dijo al tiempo que inclinaba la moto hacia la derecha con tanta brusquedad que casi tocamos el piso.

—Mierda. —Dije entre dientes antes de apretar los ojos.

La sensación era completamente desagradable.

Cuando nos enderezamos sentí nauseas inmediatamente, pero me gire como pude apoyándome de su cuerpo y levante la pistola para ubicar a los objetivos. No tarde mucho en detectarlos, eran dos hombres bastante llamativos y corpulentos. Suspire para relajarme y apunte a la mano del que estaba delante, no lo pensé mucho y solo dispare, justo en el momento que salimos del túnel.  Eso no fue suficiente para tumbarlos, así que tuve que buscar otro punto en el que fuera capaz de hacerlos perder la estabilidad y el control de la moto.

Sé que le hice daño en la mano porque la aparto bruscamente, así que con un poco más de confianza me acomode y lo mire a los ojos antes de dispararle de nuevo, esta vez en la pierna derecha y seguidamente en el abdomen, de esa forma el impacto si hizo que la moto patinara por el piso, haciendo que ambos hombres salieran volando.

—Buen trabajo, ese es mi chico.

—Probablemente nos sigan ¿Cierto?

—Es lo más seguro, pero los evitaremos.

Las personas que fueron testigos de lo que hice y la situación miraban horrorizadas en nuestra dirección y hacía atrás, pero por primera vez me dio completamente igual lo que pensaran. Me gire de nuevo y suspire para intentar relajarme porque seguía temblando por la adrenalina de un momento antes.

Cuando salimos de la autopista entramos en una calle desconocida para mí, pero la moto giro con confianza entre una calle y otra hasta que se detuvo en un centro comercial. El lugar era bastante grande y estaba repleto desde el primer piso hasta el último. Mire a S extrañado, pero antes de preguntarle algo solo lo seguí por los largos pasillos de tiendas y restaurantes.

—S ¿Qué estamos haciendo aquí?

—Aquí trabaja una persona que nos puede tener algunas respuestas. Sígueme y no bajes la guardia. —Asentí.

 Hice lo que me dijo y lo seguí hasta el segundo piso hasta que llegamos a un local de tatuajes  y perforaciones. Entramos y de inmediato el chico que estaba en la recepción nos dio su atención, estaba lleno de tatuajes y perforaciones. También tenía puestos unos audífonos grandes de color negro.

—S tiempo sin verte por aquí ¿Vas a tatuarte hoy?

—No, solo quiero hablar con Alejandro un momento ¿Está ocupado?

—Sí, esta con un cliente. Es un tatuaje pequeño.

—Esperaremos. Mira, te presento a mi novio. —Entonces la mirada de Alejandro se concentró en mí.

—Oh, entonces es él del que escuche tanto, un placer. —Estiro la mano y la tome para estrecharla con la mía.

—Soy Adrián, y digo lo mismo. —Intente corresponder la sonrisa amablemente.

Nos sentamos y observe la tienda para perder el tiempo mientras tanto, no era distinta de otras, tenía dibujos y fotografías de tatuajes y los tipos de perforaciones existentes para el cuerpo humano. Mire a S y estaba sonriendo mirándome a mí, como si le gustara ese pequeño interés que le di a algo que forma parte de él y su vida. Me concentre solo en él y tome su mano entre las mías para sostenerla.

— ¿La persona que estamos esperando es la que te ha hecho todos tus tatuajes?

—Casi todos ellos, le tengo confianza. Alejandro vive en la parte alta de la zona roja, lo conozco desde que éramos niños y pasamos por muchas cosas juntos, así que por eso te traje para que lo conozcas. Aunque hubo un tiempo en el que nos alejamos, nunca le gustó mucho la idea de que formara parte de los Red K, pero luego acepto la idea de que esto es lo que voy a hacer y no hay manera de cambiarlo, al menos por ahora.

— ¿Nunca quisiste irte de los Red K? ¿Intentar hacer algo diferente?

—No realmente, mi modo de vida siempre ha sido en automático, nunca pensé en hacer o sentir algo diferente a lo que había estado haciendo hasta ahora. Entonces llegaste y cambio todo, creo que ampliaste el sentido del mundo de muchas formas para mí. Solo me diste más posibilidades. Todavía quiero ser la mano derecha de Ronald, ayudarlo en todo lo que pueda, pero las cosas son distintas ahora. —Me miro y apreté los labios.

—Siento como si tuviera una gran responsabilidad encima.

—No lo pienses de ese modo, tú me haces un bien, y sé que las cosas van a seguir así para nosotros. Adrián si nos vemos envueltos en una situación que no podamos soportar entonces ejecutaremos los planes que hemos venido hablando hace meses.

—De acuerdo, estaré listo para todo lo que venga.

—Por cierto, quería preguntarte algo ¿Nunca te llamo la atención tatuarte?

—Nunca lo había pensado. Tampoco estoy cerrado a la idea de hacerlo, pero supongo que tendría que ser algo importante para mí.

—El día que quieras hacerlo debe ser con Alejandro, recuérdalo.

—Lo haré. —Asentí y volví a recoger la tienda con la mirada viendo cada detalle.

Paso un rato hasta que salió el cliente y después un chico joven con una contextura muy parecida a la de mi novio. También tenía todo el cuerpo tatuado, el único lugar limpio que pude ver fue su rostro. Sus ojos a simple vista se veían parecidos a los míos, verdes. Su cabello castaño estaba mal atado con una liga y tenía puesta una máscara negra que cubría su boca y parte de su nariz.

—No estaba esperando verte aquí. —Le dijo a S.

—Estoy trabajando, hay algunas cosas que quiero discutir ¿Tienes tiempo? Vamos por algo de tomar.

—No tengo más clientes hasta unas horas, así que está bien. —Alejandro me miro durante un instante de inmediato sonrió. No supe cómo interpretar su sonrisa, aunque ya estaba consciente de que era una persona importante  para S, así que le regrese el gesto.

—Es Adrián. —Le aclaro S.

—Lo supuse. —Estiro la mano y no espero que yo hiciera lo mismo, tomo mi mano por su cuenta y la estrecho en un apretón.

—Es un placer conocerte, estaba esperando hacerlo hace tiempo.

—También es un placer para mí. —Susurré.

—Bueno, mejor vamos. Tenemos muchas citas hoy. —Le dijo S.

—Henry vuelvo más tarde, si llega el cliente dile que me espere un poco. —Le dijo al chico de la recepción.

—Entendido jefe.

Los tres salimos de la tienda y caminamos por el pasillo hasta las escaleras mecánicas, subimos al cuarto piso, que era el área de comida y nos sentamos en las mesas fuera de un restaurante de buen aspecto. No dije nada, solo me limite a observar y escuchar, de manera que pudiera entender qué tipo de preguntas le haría mi novio a su amigo.

La conversación cambiaba de ritmo de forma constante, por lo que me costaba seguir lo que estaban diciendo, porque por un momento estaban hablando de cosas triviales y sus vidas, y luego de todo lo que estaba pasando en la zona roja. Alejandro estaba al tanto de la situación, tanto como todos los demás, el cadáver de Simón, el drama, el secuestro que hicimos, los chismes y demás. No pregunté en ningún momento como es que sabía todo eso, porque el mismo S pudo haberle dicho todo eso antes de venir a verlo.

—Eso es todo lo que sé. Pero te voy a decir algo, aunque yo tampoco le tengo estima a ese grupo de los triángulos, tengo un presentimiento que me dice que no son ellos los que están detrás de todo esto. Puedes llamarme loco si quieres, no tengo pruebas de lo que digo, es puro instinto al que tanto nos hemos aferrado.

—También estoy tomando en consideración esa posibilidad. —Susurró S.

Mire el café frío en mis manos y removí el hielo con la pajilla para darle un gran sorbo. Le estaba prestando atención a la conversación, pero no me pareció importante dar mi opinión o tener que participar, porque ellos estaban diciendo todo y más de lo que se me cruzo por la cabeza desde que empezó todo este problema. Tampoco tomo nota de lo que hace mi novio, porque sé que no habla como su amigo como lo hará con todas las otras personas que veremos después.

—Alejandro, recuerda que la parte alta está llena de plagas, no bajes la guardia.

—Siempre me estoy cuidando, no creas que ser tu amigo es cosa fácil, he tenido que lidiar con muchas situaciones difíciles por tu culpa.

—Tú puedes amigo, ánimo. — S le dio unas palmadas en el hombro y Alejandro sonrió.

—No tengo otra opción ¿Cierto? ¿Cómo te soporta tu novio? —Entonces si levante la mirada, porque estaban hablando sobre mí. 

—Buena pregunta, pero no tengo la repuesta. Es el único que se quedo cerca después de ver todo esto. —Apreté los labios.

—Ahora tengo curiosidad, Adrián ¿Me contestarías algunas preguntas? —Lleve mi atención hacia Alejandro y asentí despacio.

— ¿Qué es lo que quieres saber? —Pregunté.

—Quiero que me cuentes la historia de ustedes. Este no tiene la menor idea de cómo darle emoción a una historia, tampoco habla de sus sentimientos conmigo. Ayúdame.

—Bueno, es bastante largo de contar. —Mire a S.

—Y estamos cortos de tiempo. —Completo mi novio.

—Pero no van a escaparse de esto. A la hora que termines con tu trabajo me llamas, vamos al lugar de siempre hoy.

—Tal vez terminé bastante tarde ¿No te importa esperar?

—No realmente, Los espero a ambos entonces. Yo regresare a mi trabajo, nos vemos.

—Nos vemos.

Ambos lo vimos caminar de regreso y después nos levantamos para salir de ese lugar y dirigirnos unas calles más abajo para hablar con otra persona, uno de los informantes de los chicos que estaba preso por robo y tráfico. Aunque era la primera vez que entraba a una cárcel, no me sentí tan nervioso como lo hubiera estado antes, tal vez porque la sensación dentro de ese lugar me recordó al momento en el que pise la zona roja por primera vez.

Recuerdo que en aquel momento tenía miedo, pero también estaba siendo demasiado curioso sobre cosas que hoy en día son parte de mi vida y todo lo que me rodea siempre huele y se siente como este tipo de lugares. Nos suena muy agradable, pero es solo la realidad.

— ¿Estás aprendiendo cómo sacar información? —Lo mire con una sonrisa en los labios y suspiré.

— ¿Quieres escuchar la verdad? —Le pregunté.

—Dímela. —Se detuvo y me miro a los ojos.

—No creo que haya algo que no puedas hacer, o que alguien no te vaya a decir algo, yo estoy seguro de que nadie es tan estúpido. Cuando estás trabajando das miedo.

— ¿Te doy miedo? —Levanto una ceja.

—A mí no, nunca me has dado miedo.

—Ah, es cierto. Eres el chico que no me tiene miedo. —Asintió sonriendo.

—Simplemente es distinto, como me miras a mí y como los miras a ellos. Es como si presionaras un interruptor y cancelaras tus emociones por completo. No sé si me explico lo suficientemente bien. Pero veo a dos personas diferentes y a la misma persona.

Se quedo pensándolo durante un momento.

—Tienes razón, supongo.

—Me gustaría poder hacer eso, pero soy emocional. Siempre que estoy trabajando me dejo llevar por lo que siento, tal vez por eso no soy mucho mejor ahora que hace meses.

— ¿Qué estás diciendo? Eres realmente talentoso.

— ¿Por qué puedo matar bastante bien? Yo no lo veo como un talento. Esto parece más bien una maldición. —Puso una mano sobre mi cabeza y sonrió comprensivo.

—Adrián, que puedas matar como lo haces es un talento para nosotros porque todo lo que hacemos se ve rodeado de muerte y oscuridad. Si puedes sobrevivir y hacerte ver más grande que los otros, eres muy fuerte. Pero tú no eres una persona cruel, y eso es lo que me gusta de ti. Te sigues sintiendo mal después de hacer daño, eso no es malo.

—Puede ser una desventaja en una batalla de vida o muerte. —Apoyé las manos sobre su pecho.

—Puede ser, pero ese lado tuyo es lo que ahora me sigue manteniendo conectado a este mundo. No quiero que cambies y si algún día decides hacerlo, espero que sea por muy buenos motivos, como por ejemplo, una razón de vida que dependa de ello.

—De acuerdo. —Susurré.

Presiono sus labios contra los míos y tomo mi mano antes de caminar hasta el guardia de seguridad que nos dejaría pasar junto con los presos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).