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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo VII. (Descubierto)

POV Adrián

— Es de Alice, me lo presto cuando entramos a la zona roja, ella me dijo que esto representaba algo dentro, pero no recuerdo de que se trata.

— ¿De verdad?

— Si, de verdad.

— Solo me preocupo por ti.

— Lo sé.

— Eres mi mejor amigo.

— Y tú eres el mío.

— Por favor devuelve eso, ese es un símbolo de su gente, y su gente es peligrosa, basura.

— Se lo voy a devolver a Alice.

— Supongo que debo dejarte dormir.

— La verdad es que estoy muerto de sueño.

— Bueno, te voy a dejar descansar, probablemente luego venga con Jacobo, también quiere verte y saludarte.

— Yo los espero, siempre.

— Nos vemos Adrián, cuídate mucho.

— Seguro.

— No seas imprudente.

— Claro que no.

— ¿Lo prometes?

— Bueno, sí. – Susurre.

— Y por cierto, ese chico que no quieres que conozca, sabes que voy a conocerlo muy pronto, no podrás esconderlo siempre.

George salió de la habitación y pude escucharlo bajar por las escaleras, suspire aliviado y me deje caer en la cama, mi cuerpo es como un peso muerto, los nervios y la adrenalina del momento, terminaron con las últimas energías que tenía, y ahora lo único que quiero y puedo hacer es dormir. Comencé a dar vueltas en la cama, pensando en todo lo que ocurrió durante el día, los acontecimientos se volvieron borrosos en mi mente, lo último que pude ver fueron los ojos de S mirándome de esa forma intensa que me pone de los nervios, y me quede dormido.

Me desperté algo desorientado, me senté sobre la cama y bostecé, lo primero que hice fue ver la cadena brillando en mi cuello, recordé lo bien parado que pude quedar a noche, con todas las mentiras que le invente a mi mejor amigo. Estoy en un enorme problema, no puedo seguir sosteniendo todas estas mentiras durante mucho tiempo, porque ¿Cómo decirlo? Estoy en territorio enemigo, pero los enemigos son mis amigos.

Definitivamente, todo un problema.

Un sonido musical y conocido me saco de mis pensamientos, tome mi teléfono para ver el número de la persona que me estaba llamando, la verdad esperando que se tratara de mi novio, pero el nombre que apareció en la pantalla me tomo por sorpresa, y me di cuenta de que no tengo la menor idea de cómo tengo guardado el número de S., ya que el mismo se encargó de robar mi teléfono sin darme cuenta en ningún momento ello. Me aclare la garganta antes e atender, para que mi voz sonara al menos un poco agradable.

— Alice, no esperaba que me llamaras.

— ¿Adrián? – Su voz es dulce, justo como la recuerdo.

— Sí, soy yo ¿Cómo estás?

— Estoy muy bien, solo quería saber que planes tienes para hoy.

— No voy a hacer nada hasta la noche, tengo el día libre.

— Eso me alegra mucho, porque quería saber si me acompañabas a hacer algunas compras, mi madre me pidió que le comprara algunas cosas, pero no me gusta estar en la calle sola, por eso...

— Claro, yo te puedo acompañar, no tengo nada que hacer ahora.

— ¿Seguro?

— Completamente.

— Súper. – Se escucha emocionada.

— ¿Dónde nos encontramos?

— Voy a darte tiempo para que te vistas, creo que a las tres en la plaza es buena hora.

— Entonces nos vemos.

— Adiós Adrián.

— Adiós. – Ambos colgamos.

Me levante y entre al baño para lavarme los dientes, luego entre a la ducha y después de pasar un rato junto al jabón salí envuelto en una toalla, entre al armario y tome una camisa negra y unos pantalones blancos, me vestí con paciencia, luego me puse un poco de perfume y tome mis zapatos para ponérmelos saliendo de la habitación. Baje a la sala y me encontré con mi padre leyendo en el sillón, le dedique una mirada antes de hablar, para que reparara en mi presencia.

— Buenos días, papá.

— Buenos días Adrián. – Bajo el periódico para dedicarme una mirada y luego volver a su lectura, no es como que me prestara mucha atención.

— ¿Cómo les fue en su viaje? – Pregunte por educación, pero sin interés.

— Un poco complicado, hay mucho trabajo.

— Comprendo.

— ¿Y tus clases?

— Muy bien, claro. – Puse los ojos en blanco, realmente odio a ese hombre que ellos traen para que sea mi profesor, pero no puedo comentar nada al respeto.

— Axel es muy buen profesor.

— Sí, claro.

Y nos quedamos en silencio, a esto es lo que se limita la relación con mi padre, es incómoda y demasiado formal. Para mi suerte, Arcadio entro en la sala para ponerle una taza de café caliente en la mesa a mi padre, y me dedico una sonrisa amable, una que estoy acostumbrado a ver desde que soy un niño. En ese momento decidí escaparme a la cocina para estar con él, es mucho más agradable.

— Buenos días señorito ¿Quiere desayunar?

— Sí, estoy muerto de hambre. – Los disgustos dan hambre.

— Muy bien, siéntense y le llevare la comida al salón.

— No, voy a comer aquí conmigo.

— De acuerdo, como usted lo prefiera.

Me senté en la isla de la cocina, y fue entonces que di con la presencia de mi madre, ella me dedico una mirada larga, a la que no le preste la atención suficiente como para impedir un reclamo de su parte, me prepare para recibirlo. Si tratar con mi padre es difícil, con mi madre es mucho peor, de alguna forma tratar con ella no solo es incómodo, es un completo dolor de cabeza, por eso prefiero pasar todo el tiempo posible solo, sin que ellos intenten involucrarse mucho más en mi vida de lo que ya lo hicieron antes.

— ¿No piensas saludar a tu madre? – Ella me fulmino con la mirada.

— Buenos días, madre.

— No me viste en días ¿Y eso es todo lo que tienes para decirme?

— No tengo nada más para decirte.

— Eres un grosero, no tienes ninguna clase de afecto hacía tu madre.

— Por supuesto que sí, pero creo que otro tipo de palabras entre nosotros están de más. –Susurre, ella formo una expresión que me dio a entender lo ofendida que se sentía.

— No puedo creer esto.

— No soy una persona muy afectuosa, ustedes tampoco lo son.

— De todos modos, debes ser educado y recibir de buena forma a tus padres.

— Aquí tiene señorito, buen provecho.

— Muchas gracias Arcadio. – Le dije, y preferí concentrarme en la comida en lugar de en la mujer que estaba mirándome con fingida decepción.

— ¿Y usted quiere algo más, mi señora?

— No, gracias Arcadio. – Se dio por vencida y volvió a sentarse en la isla.

— Entonces me retiro, si me necesitan por favor llamen.

Por un momento quise suplicar que no me dejara solo con ella, pero sabía que la mención de tales palabras me traería problemas con la mujer que se encargó de encerrarme en una burbuja durante toda mi vida, por eso solo me resigne y comencé a comer, dejando que el único sonido que se escuchara en la cocina fuera el de los cubiertos y mi plato. Sin embargo, el imaginar la charla que se aproximaba pronto, hizo que los huevos tuvieran un terrible sabor cuando pasaron por mi garganta.

— ¿Cómo te va en clases con tu tutor?

— Muy bien, claro. – Esto era lo que faltaba para ponerme de peor humor.

— ¿Bien? – Me miró fijamente, deje el cubierto en el plato y le dedique toda mi atención.

— Axel dice que lo estoy haciendo muy bien, excelente. – Intente sonreír, pero no pude.

— ¿Hoy va a venir cierto? Ese muchacho me cae muy bien, es tan educado y agradable. – Puse los ojos en blanco.

— Se supone que debe venir hoy, pero no tengo tiempo de ver clases con él, porque tengo otros planes. – Ella me miro interrogante, esperando una explicación.

— ¿Qué puede ser más importante que tu educación?

— Voy a salir con una amiga. – En el momento que pronuncie esas palabras, supe que estaba perdido y sus ojos brillaron.

— ¿Cómo se llama? ¿La conozco? ¿Es de la zona azul? ¿Dónde la conociste? – Levante una mano en señal de alto, para que detuviera el sin fin de preguntas.

— Su nombre es Alice.

— Hermoso nombre.

— Supongo, ella es muy amable.

— ¿Es de los barrios altos? ¿Sales con ella?

— Es de los barrios altos y solo somos amigos. – Ella pareció sentirse un poco decepcionada, pero no puedo mentir más, y tampoco quiero seguir involucrando a Alice en mis problemas.

— ¿Dónde la conociste? – Llego la pregunta más difícil de todas, metí otro poco de comida en mi boca, para darme tiempo de pensar en algo más.

— Bueno, el otro día salí a comprar unos libros que me pidió el profesor para mi tutoría, la encontré en la calle con muchas cosas en sus manos, entonces me ofrecí a ayudarla, charlamos mucho tiempo y quedamos en vernos de nuevo. – Puedo mentir con mucha facilidad, mucha más de la que imaginaba.

— Muy bien, entonces van a verse, me parece buena idea.

— Sí, solo voy a acompañarla todo el día a comprar algunas cosas.

— ¿Cuándo me la vas a presentar? – Abrí la boca para contestar, pero comenzó a sonar su teléfono y lo contestó.

Por supuesto que la quiere conocer, ella quiere asegurarse de que es una chica digna de estar conmigo, si no le parece que sea aceptable, no me volverá a dejar verla de nuevo, es completamente insoportable. Le gusta controlarlo todo a su antojo, es por eso que no puedo sentir afecto por ella, no la considero importante y mucho menos, una madre.

— Debo ir a trabajar. – Gracias a todo lo que es bueno.

— Buena suerte.

— Cuídate cuando salgas y regresa temprano.

— Claro.

...

POV S

— ¿Y qué vamos a hacer? – Me deje caer en el sofá más cercano, tome un cigarro de mi bolsillo y me lo puse en los labios.

— Tenemos que tomar la decisión todos juntos. – Dijo Ronald.

— ¿Oliver tienes fuego? – Le pregunte antes de dirigir mi atención al resto del grupo.

— Sí. – Se acercó y encendió el cigarro.

— Gracias. – Inhale con tranquilidad y cerré los ojos.

— No hay nadie que de órdenes, siempre es difícil tomar decisiones. – Dijo Daniel.

— Ronald en lo más parecido que tenemos a un líder. – Susurre.

— No creo que me corresponde tomar decisiones.

— Si no tomas la decisión, vamos a estar aquí para siempre. – Se quejó Oliver.

— Víctor ¿Tú que piensas? – Le pregunte al chico y este apretó los labios y desvió la mirada hacia Ronald.

— Pienso como tú, claro. – Susurro.

— No quiero darme un papel más importante que el resto de ustedes, todos somos familia, y no creo que sea la persona indicada para hacer el papel de un líder, yo no soy el más fuerte. – Pude sentir su mirada sobre mí, simplemente me encogí de hombros, él suspiro.

— Yo digo que vayamos y les demos un buen susto. – Propuso Oliver, con una sonrisa un poco infantil.

— Un susto está bien, no es como que podamos ir y asesinarlos a todos solo porque queremos.

— ¿Quién dice que no podemos? Somos los Red K, podemos hacer lo que queramos.

— Cálmate saltamontes. – Le dijo Emilio y Oliver frunció el ceño, pero se quedó tranquilo.

— Bueno ¿Lo vamos a hacer en la cueva? Ellos siempre están en la cueva, es el lugar que más se les acomoda para reunirse. – Dijo Guillermo.

— Si, supongo que es el lugar idóneo para hacer esto. – Susurro Ronald, sé que él prefiere evitar los conflictos, pero está claro que le molesta la situación de que el enemigo se infiltre en nuestro territorio.

— Estoy seguro de que a su líder le dice halcón, pero no hay mucha más información que esa, saben cuidarse las espaldas y sus historias son difíciles de ubicar. – Dijo Oliver.

— Está claro que no son unos tontos, no debemos confiarnos, nadie es perfecto, incluso nosotros corremos peligro. – Les dije distraídamente.

— S tiene razón chicos, además estuvieron buscando carne fresca, no sé quiénes se unieron a su grupo, pero son bichos y debemos eliminarlos. – Dijo Ronald, mirando a un punto fijo en el suelo, pude darme cuenta de que no soy el único distraído.

— ¿Adrián va venir esta noche con nosotros? – Pregunto Oliver, colocando su rostro en frente de mí, impidiéndome poder ver a los demás, sople el humo del cigarro encima de él y comenzó a toser.

— Puede ser que lo busque. – Pude ver que la idea no le hizo ilusión o gracia a Guillermo.

— Si Adrián viene con nosotros, debemos ser mucho más cuidadosos. – Me advirtió Ronald.

— No se den mala vida, yo voy a cuidarlo, el plan sigue como acordamos. – Apague el cigarro contra la mesa de manera a un lado de mí.

— Somos familia, si el chico está contigo todos debemos cuidarlo, y eso no se discute. – La verdad es mejor no discutir con él, Ronald podrá negar ser el líder todo lo que quiera, pero el papel le queda perfecto.

— Bueno, entonces no se diga más. – Me puse de pie, debo admitir que estoy ligeramente sorprendido de que se tomaran tan bien el tema de Adrián.

— Ahora escuchen, antes de esta noche tenemos un trabajo y necesito que se vengan conmigo S, Sergio, Daniel y Oliver. – Sentencio Ronald.

— ¿Qué vamos a hacer? – Pregunto Oliver, con una ligera exasperación, yo tampoco tenía ganas de salir, pero discutir no es buena idea.

— Hoy vamos a recoger una entrega especial, se la vamos a llevar a su destinario, es solo eso, pero hay un detalle y es que el sujeto es un tipo con dinero, carga seguridad excesiva todo el tiempo, dijeron que es peligroso y arrogante por lo que debemos cuidarnos de él, tal vez seamos muchos para la sencillez de la misión, pero no quiero que alguno se queden de flojos todo el día. – Miro a Oliver.

— Disculpa, pero yo me la paso ocupado todo el día, y no ando de flojo. – Replico Oliver y se cruzó de brazos, evidentemente ofendido.

— Además si el sujeto tiene mucha seguridad posiblemente estén armados hasta los codos, esa es nuestra área. – Le dijo Daniel a Oliver para hacerlo sentir mejor, al parecer funciono, ya que sonrió levemente.

— Los quiero listos en cinco minutos. – Advirtió Ronald.

Todos estuvimos abajo exactamente cinco minutos después, al parecer todos pensamos que no es buena idea hacer molestar a nuestro intento de líder, y somos lo suficientemente inteligentes para darnos prisa. Nos aseguramos de tener todo lo necesario encima, cada uno está armado lo suficientemente necesario para la situación y el trabajo. En las motos Ronald, Sergio y yo tomamos la delantera, ya que los otros dos comenzaron a discutir sobre quién sabe qué cosa, eso no es nuevo, ambos se la pasan discutiendo por tonterías. No pude evitar que mi mente se desviara del trabajo a lo persona y por lo tanto, Adrián se hizo presente en mis pensamientos, desde que me desperté tengo una clase de punto doloroso en el pecho, una advertencia, y tal vez tenga algo que ver con él, la situación me pone nervioso.

Nos detuvimos en el centro, en una calle bastante familiar, lo que hizo mucha difícil apartar a Adrián de mi mente, ya que lo deje frente a esta calle vigilando para mí, tan solo un día antes. Este es el lugar en donde quedamos con todos los vendedores y consumidores, el sujeto es un hombre que acabo demente, por la vida tan difícil que le toco tener, se dedicó a la venta y tráfico ilegal, pero pude comunicarme bien con él y nos hicimos amigos, o algo parecido. No importa la mal apariencia que tenga, sigue siendo una costilla de los Red K, es nuestro aliado.

— Cuídenme las espaldas, con este nunca se sabe, Oliver y Daniel vengan conmigo, ustedes vigilen. – Me quede mirando los alrededores junto a Sergio.

No hablo mucho con Sergio, ambos somos callados y disfrutamos el silencio, por lo que no hizo falta ningún intercambio de palabras entre nosotros. Me recosté en la pared y saque un cigarro del bolsillo para ponérmelo entre los labios, un momento después recordé que no tengo algo para encenderlo, suspire porque ahora definitivamente debía existir algún tipo de intercambio de palabras con mi compañero.

— ¿Tienes fuego? – Le pregunte.

— Sí, claro. – Busco en su bolsillo hasta que dio con un encendedor, me lo arrojo y después de prender el cigarro, se lo regrese.

— Muy amable.

— No es nada.

Después de otro momento de silencio, saque mi teléfono para revisar la existencia de alguna posible llamada, pero no encontré ninguna, y eso relativamente deberían ser buenas noticias, pero me ataco un poco de ansiedad. Estuve debatiéndome entre llamarlo o escribirle tan solo para comprobar su bien estar, con la excusa de recordarle lo de esta noche, tal vez eso pasaría por alto cualquier intento de parecer un acosador. Pero la realidad es que nunca me había preocupado por otra persona antes, no de esta forma tan intensa que me saca de mi cordura, este sentimiento quiere exponer lo peor de mí, mi lado más humano.

La verdad es que cuando lo veo, me siento diferente y incluso actuó diferente, no estoy seguro de cómo llamar esto, porque no lo había sentido antes, pero es preocupante que logre alterarme hasta el punto de discutir mentalmente conmigo mismo si llamar a alguien o no.

— ¿Puedo saber por qué decidiste estar con ese chico? – La pregunta de Sergio desapareció la discusión mental que estaba manteniendo, es la primera vez que me pregunta una intimidad.

— ¿Por qué te interesa?

— Desde que lo presentaste me dio mucha curiosidad saber tus razones para haber tomado esa decisión, no me impresiono saber que se tratara de un hombre, más bien fue sorpresivo que mostraras interés en otro ser humano, siempre te muestras frío y ausente, los chicos no lo dicen, pero muchos te respetan o te tienen miedo, estoy seguro de que ellos también comenzaron a mirar a ese chico de forma interesada, fue capaz de crear algún tipo de cambio el ti. – Solo escuche en silencio todo lo que dijo, fue cuando me di cuenta de que Sergio no habla, porque es muy bueno escuchando, es peligroso, porque percibe y repara en los detalles mejor que nadie, se fija en lo que otras personas pasarían por alto.

— Simplemente me interesa. – Le dije, no por ser frío, es que yo mismo no tengo explicaciones para sus preguntas.

— ¿Eso es todo? – Él comenzó a exasperarse, lo pude sentir.

— Cuando estoy con él hay dos sentimientos que me invaden al mismo tiempo, con fuerza, dolor y satisfacción, supongo que por eso me parece interesante. – Susurre, tal vez más a mí mismo que a él.

— Creo que todos nos sorprendimos cuando impusiste que estabas con él, pero supongo que tienes razón, se ve bastante inocente, pero tiene algo peculiar en los ojos, y si sientes que es la única persona en el mundo para ti, los que pudo unirlos fue el destino.

— No creo en ese tipo de cosas, aunque dicen que involucrarse con un Red K es mala suerte, nosotros lo hemos vivido en nuestra sangre, no hay nadie en nuestra gente que no presenciara la muerte.

— Supongo que simplemente es mala suerte y los tormentos de nuestra vida fueron los que nos trajeron a este mundo, estamos unidos por medio de tragedias y dolor, pero eso nos hizo lo que somos hoy.

— Una supuesta familia. – Susurre.

— No creo que le pase nada a ese chico, te tiene a ti. – Me aseguro, lo mire antes de dejar caer la última punta del cigarro ya consumido al suelo.

— Es la primera vez que escucho tantas palabras de tu boca.

— Perdóname, sé que tal vez abuse de la confianza que no tenemos, pero tenía esos pensamientos en mi cabeza desde ayer.

— No te preocupes, hablar sobre Adrián no es algo que me repudie. – Él asintió.

Ambos nos consumimos en silencio de nuevo, cerré los ojos en un intento de concentrarme y atar cada una de mis propias palabras en mi mente, porque sé que no estoy seguro de lo que siento o de que tanto siento y cuanto me afecta todo esto, pero sé que este sentimiento no va a desaparecer.

— Estamos listos, ahora debemos hacer la entrega en el páramo. – Dijo Ronald, todos caminamos hasta las motos y volvimos a montarlas.

— ¿Vamos a ir tan lejos? – Pregunto Oliver.

— El cliente fijo ese lugar como punto de encuentro.

— Pensé que tenía mucho dinero. – Dijo Sergio.

— No estoy seguro de porque quiso que fuera en ese lugar.

— Nos tienen fichados en ese barrio, más de uno quiere nuestras cabezas. – Le dije a Ronald.

— Lo sé, pero no va a pasarnos nada, vamos bien armados y una entrega no puede pasar de unos cuentos minutos.

— Si tú lo dices.

Volvimos a prender las motos y nos metimos en la calle, pude imaginar la hora por el tráfico y las personas desesperadas por llegar a su destino mucho más rápido que los demás, el final de la tarde se hizo presente tan rápido que no me di cuenta. Mi mente volvió a divagar y me encontré pensando nuevamente en mi novio, o mi todo como bien le dije a él. La forma en la que se aferraba a mi cuerpo asustado por la moto, su voz pronunciando mi nombre y la sensación que me invadió l primera vez que puse mis ojos sobre él en la cueva.

Pasamos el tráfico como pudimos, esquivando carros y otras motos, estábamos a punto de tener el camino libre para meter la velocidad necesaria para emprender la marcha, cuando sentí que alguien se puso a mi lado.

— ¿Ese no es Adrián? – Me pregunto Sergio, señalando con la cabeza a una pareja, un hombre y una mujer, y si definitivamente el chico que me estuvo robando los pensamientos un momento antes era la persona señalada.

Tuve la necesidad de hacer acto de presencia en esa escena y lo hice, me acerque lo suficiente hasta que estacione la moto justo a su lado, le dedique a la mujer una mirada rápida, y pude percibir en pocos segundos su evidente belleza. Un sentimiento nuevo y molesto me comenzó a invadir el pecho, de manera que comencé a sentirme como si me faltara el aire, por eso hable, viéndolo como una necesidad de tomar aire.

— Príncipe. – Le dije y llame su atención inmediatamente.

— S. – Él no estaba esperando verme y lo dejo ver en su expresión, sin embargo no pareció molesto, se acercó a mí lo más rápido que pudo.

— ¿Qué estás haciendo? – Le dedique una mirada a la chica, ella tembló del susto y se escondió detrás de Adrián.

— Estoy acompañando a mi amiga, ella es Alice. – Adrián tuvo problemas para ubicarla, hasta que se dio cuenta de que estaba detrás de él.

— ¿Y cuánto tiempo llevas en la calle? – ¿Mi mal presentimiento tendría algo que ver con su salida de hoy a la calle?

— Tal vez tres o cuatro horas, pero ¿Qué sucede? ¿Qué estás haciendo?

— Trabajo, tenemos un encargo. – Señale a los demás con un gesto, que se detuvieron bastante cerca, esperándome.

— ¿Tienes trabajo? – Se removió un poco incómodo, y para mí es evidente que se pregunta qué clase de trabajo.

— Un encargo, no es la gran cosa, dime ¿Piensas quedarte mucho más tiempo en la calle?

— No estoy seguro ¿Por qué? – Me miró fijamente, tuve que estabilizar mi cordura para que no se viera perturbada por eso.

— Deberías venir conmigo.

— ¿Sucedió algo?

— No realmente, simplemente solo deberías. – No puedo explicarle ahora mismo que quiero que venga conmigo por un tonto presentimiento.

— Es que no puedo dejarla sola. – Mire a la chica.

— Yo no tengo ningún problema Adrián, puedes irte con él. – Susurro, ella sigue temblando.

— ¿Estás segura? Me dijiste que no te gusta estar sola en la calle.

— Puedo regresar bien, no pasara nada.

— Alice ¿Estás segura? – Adrián parece preocupado por ella, y no mentiré, me causa una ligera molestia difícil de disimular.

— Completamente, por favor vete y no te preocupes por mí.

— Vente príncipe, ella dice que va a estar muy bien. – La fulmine con la mirada y la chica asintió y disimilo una sonrisa.

— De acuerdo, pero avísame si ocurre algo, voy a llamarte después.

— No te preocupes.

Adrián le entrego las bolsas que él estaba cargando, se subió a la moto detrás de mí y se sostuvo de mi cintura, justo como antes. Estaba a punto de volver a emprender la marcha cuando nos llegó un grito no muy lejos. No me pasó desapercibido que el cuerpo de mi novio se puso rígido de inmediato. Y supuse de inmediato quién era el dueño de esa voz.

— ¡¿Adrián que mierda haces?!

— Es George. – Susurro muy bajito mi novio.

— S, esa es la gente del halcón. – Me dijo Sergio, cuando llego justo a mi altura.

— Tenemos que irnos. – Dijo Oliver no muy lejos.

— Si, vámonos rápido, por favor. – Suplico Adrián.

— Vamos.

Todos arrancamos de inmediato de forma escandalosa, por un momento no se escucharon más que los motores de las motos a nuestro alrededor, tan solo pasamos unos cuantos carros más y tuvimos camino libre para meter velocidad y perderlos o intentarlo. Adrián comenzó a temblar, pero no dijo nada por la velocidad, simplemente se aferró de mí como si su vida dependiera de ello. Y cuando tomamos camino por la carretera comenzó una carrera entre todos, nosotros y los halcones, maldije en silencio y le indique a Ronald que iba a tomar un desvió, por lo que tendríamos que separarlos por un rato, él lo entendió.

Gire la moto de forma brusca, tome un camino distinto al resto y luego busque atajos por las calles, comencé a dar vueltas hasta que encontré el que estaba buscando, después de seguirlo y verificar que nadie nos estaba persiguiendo, reduje la velocidad para ver condición de mi pasajero.

— ¿Todo está en orden?

— Estoy bien. – Susurro, pero pude notar un ligero temblor en su voz.

— Pensé que traerte conmigo evitaría los problemas y resulta que yo los cree.

— ¿Qué quieres decir?

— Tuve un mal presentimiento toda la mañana. – Susurre.

— S, pude escuchar que llamaron a esos chicos, los halcones ¿Eso qué quiere decir exactamente?

— Pensé que los conocías.

— Los conozco, pero ellos nunca me han explicado realmente como es su vida en la zona roja.

— Entonces esos son tus amigos. – Dije entre dientes.

— Si...

— Los halcones son un grupo príncipe, uno formado dentro de la zona roja con la intención de competir contra los Red K, por supuesto hay otros, pero ninguno resulta una verdadera amenaza, solo los halcones.

— ¿Son peligrosos?

— Claro, no son diferentes de nosotros, simplemente se limitan a lo que es la existencia en la zona roja.

— Ahora entiendo porque nunca me dijeron nada.

— Esto complica la situación, supongo que no quieres que tus amigos sepan de mí o tú cercanía con nuestra gente.

— Estoy confundido, no sé qué debo hacer ahora.

— Yo no puedo tomar decisiones por ti, pero me gustaría tenerte conmigo.

— También quiero estar contigo.

— Entonces quédate conmigo. – Las palabras simplemente salieron de mi boca, como si las hubiera dicho otra persona, me sorprendí, ya que es la primera vez en mi vida que le pido a alguien algo así.

— Voy a quedarme contigo. – Susurro.

— Buen chico. 

Notas finales:

Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentarios.


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