Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Marioneta De Cristal por Satan666

[Reviews - 112]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original.

Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.   

https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XL. (Trauma)

POV Adrián

 

— Te compre el almuerzo ¿Vas a comer conmigo o con ellos?

— Voy a comer contigo ahora y con ellos más tarde.

— Entonces te espero abajo. – Se levanto y salió de la habitación.

Termine de secarme el cabello con la toalla y me senté sobre la cama, después de darme una ducha y poner en orden mis ideas me comencé a sentir mejor, pero eso no quiere decir que haya descubierto como actuar con ellos más tarde o que decirles. Después de vestirme baje y me senté en el sofá, en el mismo lugar de siempre, me estaba esperando con la comida caliente y una cerveza, golpeo ligeramente su lata con la mía y le dio un trago para luego bajarla. Tome el cubierto y un poco de comida para meterla en mi boca, de una forma bastante ausente.

— ¿Me vas a decir en que estás pensando?

— Nada realmente.

— No me mientas, ya te dije que lo haces muy mal. – Suspire fastidiado y lo mire.

— Darío me dijo algunas cosas y me quede pensando en ellas.

— ¿Qué tipo de cosas?

— Dijo que cuando nosotros estamos juntos, es como si solo existiéramos para el otro, también dijo que siempre me miras de forma intensa y tal vez un poco escalofriante, en realidad creo solo me quiso dar a entender que somos evidentes, que tenemos una conexión que no pueden entender los demás, pero ¿Cómo puede saber lo que siento cuando ni yo mismo estoy seguro? – Lleve las manos a mi cabello y me despeine.

— Sabes lo que sientes, simplemente lo niegas porque te sientes culpable.

— Puede ser. – Le di un largo trago a la cerveza.

— ¿Te molesta tener una conexión conmigo?

— Claro que no.

— ¿Y la forma en que te miro?

— No me molesta.

— ¿Me tienes miedo?

— No.

— ¿Te importo?

— Si.

— Entonces deja de darle tantas vueltas a lo demás, sabes lo que sientes y también que yo no puedo o quiero estar sin ti. – Apreté los labios.

— Les voy a decir que estoy saliendo contigo. – Susurré, él me miro.

— Si eso es lo que quieres, de acuerdo.

— ¿No te molesta?

— ¿Cómo podría? Termina de comer.

Tome otro poco de comida para meterla en mi boca y después de comer me acomode recostando la cabeza en el espaldar del sofá.

— No sé como nada de esto puede estar bien, pero solo diré lo que están esperando saber, que te quiero, de esa forma también me librare del otro problema, pero hay algo que me preocupa.

— ¿De qué se trata? – Aunque esos ojos negros no dejaban de someterme con intensidad, soporte su mirada fijamente, era como si estuviera con la persona correcta, en el tiempo equivocado, eso me hizo sentir muy mal.

— Parece que piensa que soy la única persona que te importa, y por eso es que se aterra cuando me miras, no está acostumbrado a nuestras formas.

— Es verdad que eres la única persona que me importa, lo otro también.

— Tienes a tus amigos, ellos te importan mucho.

— Si, pero no es lo mismo, contigo es diferente, siento que necesito estar de esta forma contigo, nunca me había sentido así por nadie, intente que desapareciera, pero no fue posible y entonces cuando me di cuenta de mi situación, estaba perdido, yo me acerque y tú te quedaste conmigo y es por eso que no voy a darte elecciones sobre lo que es mejor para ti, eso solo lo sabes tú mismo, sabes lo que siento. – Me quede sin palabras.

— No puedo prometer nada, porque soy una persona complicada, también suelo preocuparme por muchas estupideces, soy inmaduro y debo causar muchos dolores de cabeza a los que están a mi alrededor, pienso mucho en mi futuro y que debo hacer todos mis cambios y dónde llevarlos, me cuesta mucho saber si estoy tomando buenas o malas decisiones, pero de lo único que estoy realmente seguro es que solo te vas a deshacer de mí cuando este muerto, puede que sea un egoísta y de lo peor por sentirme como me siento, con respecto a ambos, pero tampoco puedo imaginar mi vida sin ti. – Había evitado su mirada cuando comencé a hablar, así que no estaba seguro de su expresión, pero seguía de la misma forma, todo.

— Es divertido, el ver como un asesino descubre tener sentimientos que no sabe cómo controlar, se ve fuera de lugar y asusta, yo soy el egoísta por no querer apartarme de ti, soy una mala persona.

— A mí no me importa lo que hayas hecho antes, un asesino o lo que sea, me parece que es bastante tarde para los dos, solo queda seguir adelante.

— Espero que nunca le tengas miedo a mis demonios.

— No tengo miedo, no importa lo que hagas, no voy a tenerte miedo.

— Muy bien. – Se acerco y presiono sus labios contra los míos un poco más fuerte de la forma usual, esta vez fue diferente, pude sentir que todo mi cuerpo reaccionaba, pude sentir su aliento su lengua y su calor, también escuche los latidos de su corazón contra mi pecho.

— Yo... — Comencé a decir.

— Lo lamento, por hacerte ser un traidor. – Toco mi barbilla y se separo, tome su camisa para mantenerlo cerca, pero escuche pasos y lo solté.

— Adrián, tenemos un trabajo de último momento. – Me dijo Darío, asentí sin decir nada y subí corriendo para tomar mis cosas.

— Sabía que pasaría, pero me siento peor de lo que pensé, tengo nauseas.

Porque estoy feliz.

Baje para encontrarme con los chicos, también se estaban terminando de alistar, aunque busque a M con la mirada ya no estaba en la sala, eso era lo mejor, por el momento. Salimos, el cielo estaba nublado, realmente no me dio una buena sensación, pero solo camine en silencio. No hizo falta que dijera nada, porque Jacobo me estaba esperando para irnos ¿En qué momento se dio cuenta de que estaba evitando a George? Supuse que mi forma de hacer las cosas no es tan discreta como lo imagino, que pena. De cualquiera forma Darío se fue con él y aunque tenía que permanecer alerta durante el camino mi mente divago en todo momento, porque mis labios seguían calientes y sus latidos seguían retumbando en mis oídos. La verdad es que no sé cómo puedo ser tan mala persona, tampoco se la razón de que los demás me sigan apreciando, pero en el fondo sé que eso se responde por sí mismo, en la zona roja los pecados son cosa de todos los días, son perdonados o te hacen pagarlos.

No supe cuál era el trabajo hasta que llegamos al centro, fuera de un enorme complejo del gobierno, estaba lleno de cristales azules en todos los pisos, por lo que desde afuera era imponente, tenía la imagen de un banco o una empresa fuerte, imagine que por dentro sería exactamente lo mismo, mucha tecnológica y aspecto moderno. Aunque mi mente estaba ausente, mis sentidos permanecieron alerta, mi cuerpo reaccionaba ante cada pisada o movimiento, como un demente, como un asesino.

— ¿Estás bien? Pareces distraído. – Me pregunto Jacobo.

— Estoy bien. – Susurré, pero era evidente que no y lo noto.

— Tenemos que trasladar al secretario de estado, se supone que tiene un servicio de protección, pero sospechan tener traidores, así que quisieron contratar personas de la zona roja, para encargarse de cualquier asunto que pueda ser imprevisto, básicamente debe llegar vivo a su destino. – Explico George.

— ¿El secretario de estado? – Pregunte, estaba casi seguro de haber visto a ese hombre en mi casa un par de veces, era amigo de mi padre y tal vez sería capaz de reconocerme.

— Si, solo debemos seguirlo de cerca, pero no deben vernos las personas que trabajan con él, tampoco el servicio de guardias que lo acompaña, básicamente vamos a ser como su sombra hasta nos indiquen que hemos cumplido con el trabajo. – Termino de explicar George.

— Entendido. – Dijo Darío y se acerco a la puerta del edificio.

— Ya los alcanzo. – Les dije y me puse la máscara, de manera que solo se pudieran ver mis ojos, me acerque a ellos y aparte de mi mente todas las ideas ajenas al trabajo.

— Ya está saliendo, alertas.

Los cuatro nos dividimos para cubrir todos los puntos de los que pudiera llegar un ataque, o detener a uno de los guardias. El hombre salió como si fuera el presidente, con su asistente cerca y una sonrisa engreída que odie tan pronto la vi. Nos movimos con ellos y caminamos lo más cerca posible hasta su auto, le abrieron la puerta y entro con su asistente y dos guardias, además del chofer.

Mi atención se concentro principalmente en el asistente, que parecía tan nervioso que todo lo que estaba cargando se le resbalaba de las manos, apretó algo dentro de su bolsillo justo en el momento que cerraron la puerta del auto. No hubo tiempo de pensar en nada, porque teníamos que seguirlos.

— Me parece que tenemos que vigilar de cerca a ese asistente. – Le dije a Darío, me miro.

— ¿Viste algo sospechoso?

— Tengo un mal presentimiento.

Seguimos el enorme auto por la autopista, fue imposible ver a través de las ventanas, porque estaban polarizadas. Después de un rato entramos en la zona azul, pude ver calles conocidas, incluso la que dirigía a mi casa, o la de mis padres. Sin embargo, tomamos varias calles antes de llegar al destino, una mansión en el fondo de una calle, que estaba apartada de las otras, también era un poco más grande.

Ellos se estacionaron y bajaron del auto en formación, entraron a la casa y cerraron la puerta, pero antes de eso pude ver que tanto el asistente como el secretario miraban hacía atrás en varias direcciones, primero pensé que ambos sabían de nuestra presencia, pero luego recordé que George dijo que nadie debía saber de nosotros, tampoco los empleados. Yo me quede apoyado sobre la moto, mientras que los chicos se estiraban, hablaban y esperaban cualquier movimiento. Me percate de que George tomo algo de su bolsillo, al principio no supe que era, pero al verlo encenderlo entendí que estaba fumando.

Sabía que en ocasiones lo había hecho, pero muy pocas, no era un habito que ninguno de ellos tuviera o les gustara, así que me sentí sorprendido y me pregunte cuál sería el problema o la razón para hacerlo. Me miro se reojo y aparto con la mirada cuando se dio cuenta de que estaba atento a lo que hacía ¿Yo soy la razón de ese comportamiento? ¿Puede ser George tan estúpido? No justificaría el daño con un motivo, él sabe que de verdad siempre odie ese tipo de cosas.

Me baje de la moto y camine lentamente hasta dónde estaba, conteniendo la respiración como si mi vida dependiera de ello. Sigo sin saber que debo decir o como enfrentar la situación, así que pensé que lo mejor era dejarme llevar por el mismo instinto que estaba dominando mi carácter todo ese tiempo que estuve en la zona roja con ellos.

— ¿Ahora fumas? – Le pregunte, mientras metía las manos en los bolsillos de mi chaqueta.

— Solo un poco ¿Ya me hablas?

— ¿Cuándo te deje de hablar? – Desvié la mirada y nos quedamos en silencio durante un instante.

— ¿No vas a decirme que sucede? Siempre me decías todo, también llorabas en mi pecho, eras un poco más ingenuo.

— Ya no soy un niño.

— Lo sé, puedo darme cuenta.

— ¿Te molesta que mi inocencia ya no exista? No puedo hacer nada, también tenía derecho a crecer y hacer una vida, eso que tenía cuando dependía de ustedes no lo era, siguen siendo lo mismo para mí, pero ya no necesito que me cuiden, porque puedo hacerlo solo.

— A veces no entiendo como las cosas cambiaron tanto, me molesta. – Llevo una mano a su cabello y lo despeino.

— Eso es egoísta. – Le dije.

— No es que no quiera que conozcas el mundo, tampoco me gustaría que te limites, simplemente debiste tener la vida de una persona normal, en una buena familia y posición social, se muy bien que fue nuestra culpa, somos la razón de que terminaras en la zona roja, pero un millón de años pensé que te quedarías tanto tiempo, necesito saber ¿Por qué te quedaste? – Me miro fijamente y la energía que estaba desprendiendo no me hizo sentir nada de confianza, era como si estuviera demasiado ansioso.

— Una persona.

— ¿Una persona? – Pude ver que apretó uno de sus puños.

— No tengo idea que cuantas cosas se te han cruzado por la cabeza, pero mi razón fueron ustedes y luego él apareció, fue mucho más fuerte que yo, mi voluntad de elegir que hacer, en ese momento me deje hacer como una marioneta, porque no sabía que era correcto o no, tampoco estoy seguro de nada ahora mismo, pero deja de consternarte la vida pensando en lo que pude haber hecho, porque yo no era feliz y aunque ahora soy esto me siento mejor, tal vez no puedas entenderme ahora, pero espero que seas capaz de hacerlo algún día, porque ustedes son como hermanos para mí.— No hizo falta que lo escuchara, pude ver el daño que le hicieron todas mis palabras a su corazón, lo revente en mil pedazos, pero más grave que eso, alimente más su odio.

— Tienes razón no te entiendo, de verdad no puedo hacerlo. – Dejo caer el cigarro casi entero al piso y lo aplasto antes de alejarse de mí.

No puedo decir que me siento orgulloso por mis modos para manejar la situación, pero intente ser lo más sincero posible, y meter mi rechazo en la respuesta a su pregunta. Puede que no haya escogido un mejor lugar o momento, pero fue necesario decir todo eso, porque lo saque de mi pecho, y fue como haber liberado una carga. Si Darío y Jacobo se dieron cuenta o escucharon algo, no hicieron ningún comentario, por lo que regrese a la moto para recostarme y con el pasar de los minutos me quede dormido.

Me desperté por la voz de los chicos, que estaban conversando, me dolía la espalda y el culo, por lo que comencé a moverme realmente despacio, dormir en una moto es una terrible idea. Pensé en si era buena idea que me acercara, pero George no parecía molesto o perturbado, me pregunte si se estaba tragando todo o si se había rendido... ¿Era posible, cierto? No intentar luchar más por algo que no puedes cambiar.

Antes de que pudiera levantarme o decir algo, Darío me miro se percato de que estaba despierto, me acomode cuando se acerco con un vaso en la mano, cuando me lo entrego me di cuenta de que era café.

— Gracias, lo siento por quedarme dormido.

— No te preocupes, no dormiste mucho y tampoco ha pasado nada relevante.

— ¿No hicieron ningún movimiento? – Pregunte y le di un sorbo al café.

— Nada, pero sabemos que van a volver a salir para una fiesta o algo así.

— ¿Tenemos que ir a eso?

— No estoy del todo seguro. – Se sentó del otro lado de la moto y me miro.

— ¿Qué sucede?

— Eso es lo que quería preguntarte ¿Se lo dijiste?

— ¿Qué cosa?

— Sobre tu relaciones con él.

— ¿Qué te hizo creer eso?

— ¿Crees que soy idiota? – Así que realmente creen que tengo una relación con M, mordí el vaso de anime y suspire.

— No pensé que fuera prudente decirles nada, a ninguno de ustedes les gusta y personalmente, decirle a George me daba un poco de pánico, no quería problemas entre las personas que me rodean y el asunto es que me enteré de que...

— ¿George esta enamorado de ti?

— ¿Lo sabías?

— Solo un idiota no se daría cuenta.

— Pues muchas gracias, soy un completo idiota.

— Pensé que solo lo ignorabas, pero en fin, es tu vida y son tus sentimientos, no tienes la obligación de corresponder los sentimientos de nadie, y no importa lo importante que sea esa persona, lo que intento decirte es que no te sientas mal por herirlo, estará bien, no dejará de apreciarte o cuidarte.

— ¿De verdad lo crees? Porque estoy seguro de que rompí algo en él, por la forma en la que me miro, puedo sentir que le hice daño.

— Era algo que tenías que hacer tarde o temprano ¿No?

— Tienes razón... ¿Alguna vez te has enamorado?

— Una vez. – Bajo la cabeza y supe que había tocado un tema prohibido.

— Lo lamento, no quería.

— Te lo contaré en algún momento, pero ahora mismo estamos trabajando.

— Es cierto, gracias por escucharme.

— Gracias por decírmelo.

Ambos nos levantamos y caminamos hasta los chicos, dentro de lo que pude, evite mirar a George y solo me concentre en Jacobo. No quería que el ambiente fuera incomodo, pero no soy tan valiente como para verlo en estos momentos, espero que la novela termine y todo vuelva a ser como antes, porque extraño eso. Además ya tengo suficiente con mi otra novela, todos los hombres en mi vida y mis sentimientos, todo es complicado.

— ¿Viste un comportamiento raro en el asistente? – Me pregunto Jacobo.

— Estaba temblando bastante, al principio pensé que tal vez era una persona nerviosa, pero confirmo tener algo dentro de su bolsillo antes de subir al auto ¿No creen que pueda estar haciendo algo ahora mismo?

— Hace un rato nos acercamos lo suficiente a la casa como para ver dentro sin ser detectados, todo estaba bastante tranquilo.

— Ya veo, tampoco estoy del todo seguro, fue una impresión que me dio.

— Estaremos alertas. – Asentí y me cruce de brazos para dirigir la mirada al cielo, ya estaba oscuro, podía ver algunas estrellas.

— Tengo hambre. – Se quejo Darío.

— Comeremos cuando terminemos aquí. – Le dijo George, y me pregunte si eso era lo correcto, porque no quería que la mesa fuera un campo de guerra entre nosotros.

— Chicos, voy a revisar que todo este en orden. – Les avise.

— Ten cuidado. – Me dijo Darío.

Camine por los alrededores de la enorme mansión y ubique la parte de las habitaciones, porque la estructura era similar a la de mi casa, supuse que podría tener idea de dónde estaba cada división y persona. Pude ver todas las cámaras de seguridad, pero no parecían estar prendidas, lo que era un poco extraño, considerando que estamos aquí porque la vida del secretario no es del todo segura. Tome la iniciativa de subirme a un árbol que me dio una buena perspectiva de la sala y parte de dos habitaciones, en una de ellas estaba el asistente, temblando de nuevo y sujetando algo entre sus manos.

— Sabía que este tipo estaba planeando algo. – No pude ver que era, solo que salió de la habitación, paso por la sala y desapareció, me arroje al piso y regrese con los chicos.

— ¿Pudiste ver algo? – Me pregunto Jacobo.

— El asistente y de nuevo esta actuando muy extraño.

— ¿Qué debemos hacer? ¿Entramos? – Les pregunto Darío.

— Si entramos por la fuerza, tendremos que pelear con todos esos guardias, no es una idea muy inteligente, pero... — Susurro George.

Mientras esperábamos una respuesta, en cuestión de pocos segundos el piso estaba temblando y la casa exploto. Apreté los ojos con fuerza y tome mi cabeza para protegerla del golpe que recibiría cuando mí cuerpo salió volando, pero el impacto no fue tan fuerte como lo estaba esperando, tarde en darme cuenta de que el cuerpo de alguien me estaba protegiendo, me sentí terriblemente culpable, por lastimarlo y que siguiera cuidándome.

— ¿George ¿Estás herido? George, dime algo. – Tome su cabeza con cuidado para levantarla y ver su estado, estaba aturdido pero respirando.

— ¿Estás bien?

— Estoy bien ¿Y tú?

— Creo que si. – Se levanto y tenía rasguños y varios vidrios enterrados en las manos y las piernas, me di cuenta de que yo también.

— ¿Y los demás? – Gire la cabeza desesperado, pero no pude verlos, porque mi vista estaba nublada y todo estaba confuso, supuse que de todos modos me había golpeado la cabeza.

— Los voy a buscar, espera aquí.

— No tenemos tiempo para eso, debemos entrar a ver si ese hombre sigue vivo.

— Adrián, estoy seguro de que es mejor dar de baja el trabajo y que Bruno nos regañe.

— Mierda. – Nos levantamos con cuidado, saque los vidrios de mis manos y cuando mi vista se aclaro fui capaz de ver como una sombra pasaba como un fantasma por el fuego y salía de la casa.

— Voy por los chicos.

— Y yo atrapare a ese desgraciado.

Por el dolor que sentí en mi brazo cuando salí corriendo imagine que algo estaba roto, solo esperaba que no fuera demasiado importante, alcance al hombre una calle abajo, y como sabía que tenía el tiempo contado porque los vecinos probablemente hubieran alertado a la policía, lo empuje contra el piso y apoye una de mis rodillas sobre su pecho para inmovilizarlo.

— No conozco tus motivos, pero no puedes pretender asesinar y escapar para tener una vida feliz con personas que ignoran lo que hiciste, y es por eso que aunque este no sea mi trabajo, voy a terminar rápidamente con tu peso de conciencia. – Levante la pistola y la puse sobre su cabeza.

— NO ME MATES. – Suplico, pero yo dispare, porque el rencor de saber que uno de los chicos pudiera estar muerto me hizo nublar la empatía.

Por fin puedo decir que soy parte de la zona roja.

...

— Nos vemos de nuevo, doctor. – Susurre.

— Mejor dime Marcos, admito que quería verte de nuevo, pero no en estas circunstancias.

— ¿Esta roto?

— No, pero por muy poco, te va a doler un tiempo y tuve que agarrarte cuatro puntos en la cabeza, me asuste cuando me dijeron que estabas herido.

— ¿Por qué?

— No lo sé, se sintió un poco irreal ¿Sabes? Veo la muerte todo el tiempo y sigo sin poder acostumbrarme, soy un poco inocente.

— Me siento tan... cansado. – Susurre.

— Es normal que estés aturdido, pasará con descanso.

— ¿Cómo están los chicos?

— Ninguno esta grave, se protegieron lo suficiente como para recibir daños mínimos en sus cuerpos, aunque Jacobo se quemo el brazo, tendrá una cicatriz que imagino le va a molestar a futuro.

— No podemos hacer nada con respecto a eso.

— ¿Es parte del oficio, no? –Sonrió y puso la mano sobre mi frente.

— ¿Tengo fiebre?

— Hace rato, pero ya bajo, te deje todas las pastillas que debes tomar.

— Gracias.

— No me agradezcas, este es mi trabajo, pero de todos modos... — Desvío la mirada.

— ¿Qué?

— Llámame si pasa algo malo o necesitas ayuda. – Dejo una tarjeta junto a mi cama.

— No puedo molestarte, siempre estás trabajando.

— Vendré. – Se levanto y tomo sus cosas para guardarlas.

— ¿Me tratas bien por mi relación con M? – Le pregunte.

— No realmente, solo me agradas.

— No sé porque lo siento como una confesión, debe ser mi cabeza. – Se rio y aparto el cabello de mi rostro, ya que era un desastre, y podía sentir el sudor en mi frente y parte de mi rostro.

— No estoy tan loco como para confesarme a un chico que miran tanto los demás, espero vivir durante algunos años más, cuando te quites la venda del brazo pon hielo y la crema que te indique,ahoradebo hablar con el jefe, nos vemos. – Se despidió con la mano y una sonrisa gentil.

— Nos vemos. – Suspire.

Me acomode y maldije por el dolor que sentí en todo el cuerpo, mire un punto en la pared fijamente y cerré los ojos.

...

— Nunca en mi vida había tenido tanto miedo como hoy.

— ¿Nunca?

— Probablemente.

— Lo lamento.

— ¿Por qué te disculpas?

— Cuando te dispararon yo sentía que quería tomar tu lugar y pasar por todo ese dolor, supongo que te sientes de la misma forma.

— Tienes razón.

— Pero no hacía falta que regresaras M, imagino que estabas en un trabajo importante, Bruno va a enloquecer.

— No me importa, no podía trabajar con un ataque de ansiedad, quería verte y asegurarme de que estabas bien y completo.

— No hagamos ruido, Darío esta dormido. –Le dije y observe a mi amigo que estaba un poco golpeado, pero bien.

— Todos tuvieron suerte, solo fueron heridas superficiales, pudieron haber perdido un brazo. – Se recostó a mi lado y comenzó a acariciar mi cabello.

— Realmente no quiero que me veas ahora, mi aspecto debe ser lamentable, estoy sudado y huelo a demonio.

— No seas idiota, cómo si eso me importara.

— De acuerdo, puedes hacer lo que quieras, pero solo te advierto que todo el cuerpo me duele.

— No voy a tocarte.

— Es el primer trabajo que no cumplo.

— ¿Te sientes culpable?

— Más bien molesto.

— Es normal. – Sonrió, lo mire.

— También me encargue de George, espero que su guerra termine o deje de incomodarme cada vez que estamos en la misma habitación.

— No creo que se de por vencido.

— ¿Por qué?

— Se trata de ti, yo no lo haría. – Desvíe la mirada.

— No entendiendo que me ven, todos ustedes están locos, deberían solo irse al demonio.

— Muy encantador, pero no puedes mandar al diablo a su casa como castigo.

— Estoy muy cansado.

— Entonces duerme, Adrián.

— No quiero que te vayas.

— No me voy a ir.

— No te creo nada. – Se me comenzaron a cerrar los ojos.

— Cuando despiertes voy a estar aquí.

— Espero no tener pesadillas.

Pero las tuve, apareció la inquietante imagen del asistente antes de que le disparara y después, con un tiro en la cabeza, con lágrimas en los ojos y desangrándose ¿Por qué lo hice? Ese no era m trabajo, tal vez por rencor o falta de empatía. Sin importar lo que fuera, su mirada de angustia siguió apareciendo en mi mente como una tortura mental interminable. Lo peor es que tuve una imagen de mi mismo, y mi semblante era realmente muy aterrador.

Me desperté completamente alterado y sudando, un zumbido estaba perturbando mis oídos y lleve la mano a mi cabeza desesperado. Poco a poco fue pasando y entonces pude escuchar su voz.

— Diablos, tengo un tiempo tratando de despertarte, me asustaste. – Dijo M.

— Lo siento... Yo...

— ¿Por qué te disculpas? ¿Estabas teniendo una pesadilla, no? Te estabas quejando, como parecías estar sufriendo te intente despertar, supongo que hice lo correcto. – Asentí.

— Oye M ¿Tienes pesadillas? – Abrace mis rodillas.

— Antes las tenía, no suelo soñar cuando duermo, supongo que se debe a que no lo hago profundamente, siempre estoy alerta.

— Ya veo.

— Tener pesadillas no te hace más débil. – Puso una mano sobre mi cabeza.

— Lo sé, no es como si esto me desmotivara, se que pasaran cosas peores.

— Que consciente.

— Gracias, me voy a bañar, sé que estoy un poco asqueroso. – Me levante para caminar hasta la puerta.

— Pero Adrián, yo siempre te voy a despertar. – Sonreí levemente.

— También estaré contigo, siempre.

Suspire y camine hasta el baño, me desnude y entre a la ducha, deje caer el agua y me estremecí por lo fría que estaba, pero era lo que hacía falta para terminar de despertarme. Tome el jabón y lo pase con cuidado por todo mi cuerpo, después lave mi cabello y me quede un rato simplemente disfrutando mi tiempo a solas. Desapareció el sudor y también el olor a sangre.

Cuando regrese a la habitación Darío estaba despierto y parecía estar un poco desubicado, como yo hace un momento, me acerque a su cama para sentarme a su lado y mirarlo.

— ¿Cómo te sientes?

— Estoy bien, solo fueron unos golpes y cortadas, estar vivo es todo lo que realmente importa, pero estoy molesto conmigo mismo, no puedo creer que me haya quedado paralizado cuando escuche la explosión, si Jacobo no hubiera reaccionado tan rápido estaría muerto.

— Vamos, no te tortures, fue completamente inesperado.

— Un error nos puede costar la vida, lo sabes.

— Si, pero estamos vivos y bien, yo tampoco reaccione rápido.

— Mierda. – Desvío la mirada.

— Mejor vete a dar un baño, luego come algo o duerme otra vez, antes de que Bruno nos venga a gritar.

— Tienes razón. – Se levanto y salió de la habitación, M nos había estado escuchando en silencio hasta el momento.

— ¿No vas a decir nada? – Le pregunte.

— Sin comentarios.

— Ya veo.

Tome una camisa grande blanca y un mono negro, me deje caer en la cama de nuevo y mire la pared, evite cerrar los ojos para que no regresaran las imágenes. Podía sentir el olor del cigarro que se estaba fumando M y eso me relajo por completo, hasta el punto de que comencé a dormirme otra vez. Pero todo tipo de tranquilidad se acabó cuando alguien entro de una forma tan brusca a la habitación que la puerta crujió.

— Los Red K están aquí, quieren hablar con el jefe. – Y se fue corriendo, tarde un rato en entender lo que había dicho y reaccionar, cuando lo hice mis ojos se abrieron de tal forma que todo el sueño desapareció.

— ¿Qué fue lo que dijo? – Le pregunte a M.

— Parece que tendremos problemas. – Se levanto y después de ponerse los zapatos tomo sus armas y salió, yo lo seguí torpemente y baje tan rápido las escaleras que tropecé con varios chicos, todos estaban asomados para ver lo que estaba pasando.

— ¿Tenemos que hablar sobre algo con ustedes? – Escuche la voz de Bruno.

No estaba seguro de quienes eran los que estaban afuera, pero no me costo imaginarlo, intente llegar hasta la puerta y asomarme, pude verlos, como lo supuse, estaban todos. Pero no podía entender de que estaban hablando, así que intente leer sus expresiones, pero eso tampoco funciono, porque todos tenían el semblante tranquilo. Pude ver que M estaba junto a Bruno afuera, pero cruzado de brazos, limitándose a escuchar solamente.

No pasó mucho tiempo cuando se movieron y lo vi dirigirse a la moto, así que salí para alcanzarlo y ponerme frente a la moto, para que no pudiera irse.

— ¿Qué esta pasando? ¿Para dónde vas?

— No voy a tardarme mucho, te lo prometo.

— Eso no me basta.

— Te explicaré todo cuando regrese. – Toco mi barbilla y acelero, por lo que no me quedo otra opción que moverme.

— ¡ESO NO BASTA! ¡REGRESA! Mierda. – No me había dado cuenta, pero los Red K estaban mirando, apreté los labios, incómodo.

— ¿Te sientes mejor? – Me pregunto Bruno.

— Si, no duele mucho.

— Entonces toma, es mejor que se mantengan ocupados y fuera de mi vista.

— ¿Bruno, no vas a explicarnos lo que esta pasando? – Pregunte tomando la carpeta.

— Más tarde, le avisare a los otros que vengan, espéralos.

— De acuerdo.

Evite la mirada de todos los que estaban cerca, porque se podía sentir la tensión en el ambiente, de ambos grupos y sentí como si estuviera en medio del campo de guerra. Me acomode mientras esperaba que bajaran los chicos, no pude evitar preguntarme por qué los Red K seguían en ese lugar, tan cerca del enemigo, pero era obvio que estaban esperando algo. Mire a mi novio, pero estaba más ausente que presente y me pregunte si estaba comiendo adecuadamente, si estaba durmiendo para recuperarse y si seguía molesto conmigo por lo de antes.

Mire de reojo nuestra casa y los Halcones estaban vigilándolos, como si fueran el ganado más preciado y esperado del cazador, la sensación fue del todo repugnante, porque también soy parte de ese equipo y eso no va a cambiar, nunca. En ese mismo transcurso de tiempo regreso M.

Lo mire mal, pero eso pareció divertirlo porque sonrió y puso una mano sobre mi cabeza después de bajarse de la moto y acercarse. Desde esa misma distancia le hablo a Ronald, que estaba atento a todo el entorno.

— Ya lo vi, no fue obra de los nuestros, pero de momento estoy de acuerdo con lo que dijeron y puedo ser la voz que comunica a ambos grupos. – Les dijo y saco un cigarro que puso en sus labios, sin dejar de mirarme, lo encendió y después de inhalarlo dejo escapar el humo en mi rostro.

— Idiota, deja de provocarlo. – Le dije entre dientes y tosí por el humo.

— Entendido, entonces quedamos de esta forma, díselo a tu jefe. – Le dijo Ronald.

— Si, señor. – Les respondió M.

La tensión era palpable y quise escapar de eso, justo entonces apareció Darío y me arrojo las llaves del auto, las atrape y me escape de la prisión humana que me estaba acorralando para irme. No quería ver a Ronald y los demás.

— ¿Para dónde vas? – Me pregunto M.

— Bruno nos mando trabajo, solo hay que buscar mercancía.

— No olvides que nos están siguiendo. – Susurro.

— No creo que se me pueda olvidar. – George y Jacobo aparecieron por la puerta y entraron al auto junto con Darío.

— Debería ir contigo.

— Mejor no, debo relajar el ambiente con George.

— De acuerdo. – Toco mi barbilla y después sonrió en dirección opuesta, dónde estaban los Red K encendiendo sus motos y retirándose, no quise saber si se habían dado cuenta de nuestro contacto, simplemente tome la decisión de escapar, como un cobarde.

¿Por qué soy bueno asesinando y tan malo con esto? Sabía que M lo había hecho a propósito para sacarlo de quicio, pero no lo detuve porque también quiero que ellos sean conscientes de como es mi realidad con los Halcones. No tengo nada que esconder, por eso decidí que los dejare verlo todo para que puedan juzgarme como lo crean justo. Tampoco es como si pudiera ocultar algo, aunque decidiera no constarles sobre M, al vernos en otro momento se habrían dado cuenta de todo, probablemente ya les habían dado un adelanto, S me lo dijo, le llegaron rumores ajenos.

Yo tengo bastante presente que nuestra conexión puede notarla hasta un extraño. No quiero lastimar a nadie, no quiero poner excusas, quiero que pase lo que tenga que pasar, si debo morir entre demonios lo haré, ya estoy viviendo en el infierno y no tengo miedo.

...

— No puedo creer que Bruno nos encargara buscar toda esta mercancía, debe estar loco. – Dijo George.

— Se debe estar vengado por el trabajo fallido. –Gruño Darío.

— Todos estamos bien, no vamos a escaparnos del trabajo. – Les dijo Jacobo con su característica paciencia.

— Habla por ti, a mí me duele todo. –Le dijo Darío y levanto otra caja para ponerla en la maleta del auto.

— ¿Qué creen que estuvieran buscando los Red K? – Les pregunte, los tres me miraron.

— También estaba pensando en eso, para que se acerquen a nuestro territorio tuvo que haber pasado algo importante, porque respetar los limites de cada grupo esta en las reglas no escritas de la zona roja. – Explico George.

— ¿Pero que puede ser tan grave? Lo último que nos falta es pelear con ellos ahora mismo. – Dijo Darío y suspiro.

— Tienes razón. – Les dije y levante la última caja para meterla a la fuerza con las demás.

— ¿Para quién será todo este polvo? Deben ser unas cincuenta cajas. – Dijo Jacobo.

— Ya nos enteraremos cuando volvamos, por el momento vamos a comer.

Nos detuvimos en un restaurante de comida rápida por el centro, les dije que se encargaran de pedir por mí y me levante para entrar al baño y tratar de refrescarme el rostro. No era difícil ver el cansancio, parecía ser mucho mayor de lo que era, como si la vida me hubiera pesado durante muchos años, no pude evitar sentir pena por mí mismo y también por ellos. Siendo una persona joven, probablemente me faltarían millones de golpes en el camino, si es que vivía lo suficiente para poder sentir mi vejez, entonces recordaría este rostro para compararlo con el otro.

Mire de reojo el baño y cuando no apareció nadie de sorpresa me sentí un poco más tranquilo, pero no baje la guardia. Regrese a la mesa y me senté con los chicos, habían pedido pollo y cerveza, así que después de brindar comenzamos a comer. Deje que ellos hablaran, porque estaba demasiado distraído como seguir una conversación.

Le di el último trago a mi segunda cerveza cuando me fije en un hombre que estaba sentado cuatro mesas después de nosotros, al principio no sabía si estaba equivocado, pero cuando sonrió lo supe, era el mismo de antes. Me levante de golpe asustando a los chicos y él hizo lo mismo, se fue tan rápido como le hizo posible, y enterré las uñas sobre la mesa, debatiendo si era buena idea seguirlo o no.

— Ya regreso. – Les dije y salí corriendo.

Pude ver que se fue hacía la derecha, así que tome ese camino sin dudarlo y pase entre la gente que estaba en ese momento siento una molestia. No me limite siendo respetuoso y empuje a unos cuantos, que maldijeron mi existencia. Pude verlo hasta el primer cruce de la calle, que estaba dividido en dos secciones, entonces no supe que dirección tomar, porque volvió a desaparecer, golpee un poste de luz y mire mal a todas las personas que se me quedaron mirando. Volví a subir la calle y entre en el restaurante, los chicos estaban listos para irse.

— Estábamos por ir a buscarte ¿Qué diablos paso? – Pregunto George.

— Solo me pareció ver a alguien, lo siento si los preocupe. – Susurré.

— Bueno, al menos no paso nada, regresemos. – Dijo Darío.

Cuando llegamos al auto alguien lo estaba mirando fijamente de forma extraña, así que saque la pistola para apuntarle en la cabeza.

— No me mates... — Susurro y me miro.

— ¿Quién eres? – Los chicos se acercaron.

— Hace un rato vi a un hombre salir debajo de este auto, entonces me pareció realmente extraño y pensé que estaba robando o haciendo algo.

— Darío revisa la mercancía. – Le dijo George.

— De acuerdo.

— Desaparece. – Le dije al chico y asintió antes de irse corriendo.

— ¿Un hombre? ¿Pero quién? – Pregunto Jacobo.

— La mercancía esta completa. – Aviso Darío.

— Creo que debemos revisar el auto. – Les dije, los tres me miraron.

— ¿Crees que le hayan hecho algo? – Me pregunto Jacobo, asentí.

George se encargo de revisar el motor y demás, Jacobo y Darío dentro del auto y yo me deslice abajo buscando cualquier cosa que estuviera fuera de lugar, pero todo parecía en orden, tampoco es como si fuera bueno con los autos, solo se me hizo aprender lo básico, así que hice que los demás le dieran un vistazo, pero tampoco notaron nada extraño. A pesar de no encontrar algo para preocuparnos, el presentimiento malo en mi pecho no desaparecía, y cuando encendí la expedition juro que saldríamos volando en pedazos, pero no lo hicimos.

— ¿Quién sería ese hombre? Todo se esta poniendo cada vez más extraño. – Dijo Darío.

— Y que lo digas. – Susurré.

En cuanto llegamos a la zona roja bajamos todo el encargo para dejarlo en la oficina de Bruno, los chicos se encargarían de informarle sobre lo que había pasado, mientras que yo me quede deduciendo su sería el mismo de antes, el hombre que parecía estarse burlando de mí. Puse una mano sobre mis ojos para descansarlos, pero en pocos minutos se interrumpió mi paz mental, el teléfono había sonado. Lo tome para ver el mensaje Ven cuando puedas, suspire y me levante para caminar a la puerta de nuevo, estaba consciente de que tenía que ir a verlos, informarles, enterarme de todo y no escapar por temor a lo que pudiera pasar con mi relación.

Subí al auto y apreté el volante antes de encenderlo y dirigirme al lugar de los Red K, llegue en cuestión de minutos, estaba oscureciendo cuando me baje y camine hasta la puerta. Estaba por tocar cuando sentí el olor a pólvora y después escuche un disparo, me deje caer al piso para moverme más rápido y esconderme detrás de las bolsas de basura más cercanas. Tome la pistola con firmeza, me asome para detectar la silueta y cuando pude ubicarla dispare. No estaba seguro de si se trataba de un hombre o una mujer, pero se movió rápido y disparo de nuevo.

Apreté los dientes y puse las manos sobre mi cabeza mientras inclinaba mi cuerpo en el piso para protegerme. Levante mi cuerpo con un impulso y me apoye en mis rodillas, dispare tres veces, los dos primeros fallaron, pero me di cuenta de que el tercero le dio, porque tomo su brazo en acto reflejo y salió corriendo.

— REGRESA COBARDE. – Me preparé para seguirlo, pero justo en ese momento salieron los chicos con las armas listas para disparar, miraron en todas las direcciones hasta que me ubicaron.

— Adrián ¿Qué haces en la basura?

— Jugando a la escondite. – Me levante y revise que mi cuerpo no tuviera daño.

— ¿Qué sucedió? – Pregunto Ronald.

— Alguien disparo, no pude verlo con esta maldita oscuridad, pero creo que tenía toda la disposición de matarme, tal vez me estaba siguiendo.

— ¿Estás herido? – Pregunto Oliver y se acerco para revisarme.

— No, entremos. – Tome su mano y lo hice entrar junto con los demás, cerré la puerta y me deje caer en el piso.

— ¡No estás bien!

— No estoy herido, solo mentalmente agotado.

— Lamento haber pedido que vengas. – Me dijo Ronald.

— No te preocupes ¿Dónde esta S?

— Se esta encargando de unos asuntos cerca con Daniel, ya regresan.

— Pero que misteriosos ¿Me van a decir que esta pasando? Ya tuve suficiente sorprendiéndome esta tarde, no podía verlos a la cara por la vergüenza, me quiero morir. – Puse la cabeza entre mis piernas.

— Nadie esta molesto contigo, Adrián. – Dijo Oliver sentándose a mi lado, tomo mi mano y intente sonreírle.

— No tienen idea de lo que ha sido mi vida durante estos días, y me parece que no esta ni cerca de terminar, este maldito infierno. – Suspire.

— Siéntate, voy a darte de beber algo caliente. – Dijo Ronald.

— Y una aspirina, por favor. – Me levante junto con Oliver para cambiarnos al sofá.

— ¿Te duele la cabeza? – Me pregunto.

— Tengo cuatro puntos, debería estar descansando, pero no puedo hacer eso, así que llevo todo el día ignorando el dolor.

— Diablos ¿Qué fue lo que paso?

— Ya les contaré todo.

Ronald me estaba entregando la bebida caliente junto a la aspirina cuando entraron S y Daniel a la casa, me puse nervioso, porque no sabía que era lo que debía decir o como actuar, tampoco sabía si seguía molesto por lo de antes, lo de la tarde y todo. Pero se sentó mi lado, dejo una caricia en mi rostro y no dijo nada más que lo que hablo con Ronald sobre lo que había estado haciendo.

Le estaba dando sorbos al té cuando todos empezaron a reunirse, tuve que contarles todo lo que había pasado esos días, lo que paso hace minutos y mis suposiciones, ninguno me interrumpió hasta que termine.

— ¿Quién los puede estar vigilando? Esto es extraño ¿Me permites revisar el auto? Pudieron haberle puesto una bomba. – Me dijo Daniel.

— Por supuesto, de hecho me sentiría más tranquilo. – Le arroje las llaves y él salió.

— Es evidente que alguien se esta burlando de ellos. – Susurro S y Ronald asintió.

— También lo creo.

— Ya tenía esa impresión, pero me estoy volviendo loco, primero lo de Axel, luego unos asesinos y ahora un hombre extraño.– Me trague la pastilla y la pase con el último sorbo de té de mal humor.

— Bueno supongo que me toca explicarte lo que esta pasando y la razón de que fuéramos hoy a tu territorio, encontramos un cuerpo en la entrada de la zona roja esta madrugada, esta tan dañado que no podemos identificarlo y aunque esto sea una zona de guerra, tenemos reglas no escritas, el hecho de que dejaran un cuerpo casi fuera de nuestro territorio es una de ellas.

— ¿Querían comprobar si nosotros lo habíamos hecho? Espera un momento, yo salí hoy por la entrada principal y no vi nada.

— Lo dejaron en la entrada secundaria, y si, tenemos que saber quién fue el que lo hizo, porque para comenzar no sabemos si pertenece nuestro bando, también puede ser del tuyo.

— ¿Un Halcón?– Me mordí el labio inferior.

— Tengo el presentimiento de que alguien ajeno a la zona roja esta jugando con nosotros. – Dijo S.

— ¿Axel? – Pregunto Oliver.

— Puede ser, por el momento creo que debo informarle a todos los demás que tengan cuidado, este tipo de cosas siempre las discutimos en privado pero siento que es hora de ponerlos al tanto, con censuras por supuesto. – Dijo Ronald.

— Si piensas que eso es lo mejor.

— Ya lo revise, no encontré nada. – Dijo Daniel y me arrojo las llaves.

— Son buenas noticias.

Mientras los chicos se distraían hablando sobre hacer una reunión, yo mire a mi novio de reojo, estaba fumando en completo silencio, tome su mano con la mía para apretarla ligeramente y me sujeto como siempre. Entonces pude sentir un poco de alivio.

— De verdad lo lamento. – Le dije.

— ¿Por qué que te disculpas?

— Por ser una mala persona, supongo.

— Adrián yo soy una muy mala persona, puedo perdonar todos tus pecados, tú sigues perdonando los míos. – Lo mire.

— ¿Me odias?

— ¿Cómo podría? Mientras te cuide, prometo controlar mis impulsos, no es que puedas desaparecer lo que te pasa, yo entiendo, no me gusta pero lo entiendo, no cambia el hecho de que estaré contigo siempre ¿Y tú?

— Solo dejaré de estar contigo cuando ya no pueda contar con suerte para ello, cuando me maten... — Sonrió levemente.

— No estoy molesto.

— Dios, por fin voy a poder dormir en paz. – Lo bese y me levante.

— ¿Ya te vas Adrián? – Me pregunto Oliver.

— Me gustaría poder quedarme, pero parece que allá también tenemos una reunión y supongo que debo escuchar todo lo que van a decir, también un regaño.

— ¿Un regaño?

— Por primera vez falle en un trabajo y saben que Bruno no me tiene en gran estima, por no decir que me odia, seguro aprovecha la oportunidad para hacerme la vida imposible.

— Nosotros vamos a la cabaña después de solucionar lo del cadáver, busca el tiempo para escaparte y ven con nosotros unos días. – Me dijo Daniel, asentí.

— Tienes razón, supongo que los alcanzare, también quiero descansar de este ambiente, al menos un poco.

— Por cierto ¿Ya usaste lo que te di?

— Todavía no apareció la ocasión de hacerlo, pero la tengo conmigo.

— Muy bien, escucha puede que no estés tan interesado en el tema, pero si pasamos unos días en la cabaña me gustaría que entrenaras conmigo.

— Estaría muy agradecido, me gusta aprender de todo.

— Entonces nos vemos. – Se despidió con la mano y se fue por el pasillo.

— Daniel es un poco extraño.

— ¿Por qué lo dices? – Me pregunto S.

— Parece que se preocupa por mí, pero siempre se expresa muy seriamente y no sé como debo tratarlo.

— Estoy seguro de que quiere que lo consideres un amigo, tampoco es bueno expresando sus sentimientos.

— ¿Eso crees? Entonces voy a ser más considerado, nos vemos pronto.

— Adrián.

— ¿Si?

— No tengo intenciones de dejarte ir, no importa cuanto lo quieras. – Apreté los labios.

— También te quiero a ti.

— Muy bien, entonces.

Suspire cuando salí y camine hasta el auto con la pistola en la mano, por si llegaba algún otro ataque, ahora más que nunca se que soy el objetivo y me siento un poco aliviado, también preocupado, la pregunta realmente es ¿Quién me quiere matar? ¿Y por qué? No quiero que mi vida termine a mano de un asesino a sueldo, que estupidez. Estoy rodeado de asesinos expertos y personas peligrosas todos los días, no puedo permitir que un idiota cualquiera me quite la vida.

Cuando llegue a la casa, ya todos se estaban reuniendo en la sala para la reunión, trate de meterme sin que me vieran, pero casi todos lo hicieron. Salude y me senté junto a Darío en uno de los brazos del sofá.

— ¿Dónde estabas?

— Despejando la cabeza.

— Hueles a cigarro.

— Debe ser de M.

— Supongo... — Evite su mirada y me concentré en los movimientos de los demás, George estaba hablando con Bruno y Jacobo con otros chicos.

— Parece que ya están todos los que se encuentran aquí, entonces comenzaré con la reunión, tengo varios puntos que quiero tocar, así que diré todo y cuando termine pueden opinar, si hablan antes, les voy a meter un tiro por la cabeza. – Amenazo levantando una pistola, suspire.

— Parece que ya estamos agresivos. – Dijo M, entrando por la puerta en ese momento.

— LLEGAS TARDE.

— Si, si... lo siento, jefe. – Se recostó en una de las paredes y encendió un cigarro antes de quedarse en silencio.

— El primer punto es sobre lo que paso antes, se que no son idiotas, aunque a veces tengo mis dudas, pero no pueden actuar de forma imprudente, la policía nos esta vigilando, si agarran a uno de nosotros es mejor darse por muerto, el segundo punto es sobre el trabajo que hicieron estos cuatro y que fallaron, hice unas averiguaciones por mi parte y tengo las razones del asistente para volar la casa, fue una venganza personal, se acerco poco a poco para conseguir esa posición, y todo acabo de esa forma, resulta que las sospechas de que le estaban haciendo algo eran ciertas, pero actuaron muy tarde buscando nuestras ayuda, digamos que pudieron haber evitado lo que pasaría el día siguiente, así que olviden las perdidas, el tercer punto es que en la madrugada encontraron el cadáver de alguien en la segunda entrada de la zona roja, fuimos a verlo y es un completo asco, durante estos días van a ver rondando a varios bandos por aquí hasta que descubramos quién es, si no entienden por qué se los voy a explicar, si hubieran encontrado el cuerpo fuera de la zona roja a todo el mundo le habría dado lo mismo, pero estaba en una de nuestras entradas lo que significa...

— Una amenaza. – Término M, todos lo miramos.

— ¿Eso quiere decir que están advirtiendo que pueden con nosotros, no? Que estupidez, pensar en exterminar la mala parte de la ciudad. – Dijo Darío.

— Por supuesto que es una estupidez, pero no bajen la guardia, no sabemos con quién estamos tratando, la policía, políticos o militares, estaremos en completo control si llega a pasar algo, retírense. – Finalizo Bruno.

Me levante y camine hasta M, me miro antes de tocar mi barbilla con la mano, saque el cigarro de sus labios y subí a la habitación, como siempre me siguió y se recostó conmigo.

— Dime ¿Eso es lo que has estado haciendo todo el día?

— Bruno me lo encargo, revisar el cadáver, ir a la ciudad con los informantes, lamento haberte dejado solo.

— No pasa nada, tuve tiempo de hacer otras cosas.

— ¿De que clase?

— De las que te ponen celoso.

— Estabas con él...

— Con todos, en realidad.

— Bien, entonces.

— ¿Crees que todo se salga de control?

— Algo debe estar por pasar, es mejor estar preparados.

— Dios, buenas noches.

— Descansa. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).