Capítulo 13: Cena.
El mal clima había persistido hasta el martes y recién el miércoles se habían reanudado las clases.
Hiroshi caminaba con pereza hacia su salón. De alguna manera, había preferido ir a clases en vez de estar en su casa, ya que en ese par de días que había estado en ella, su obaa-chan lo había puesto a hacer las tareas del hogar. Había sido realmente agotador.
En cuanto abrió la puerta del salón, vio que sus dos amigos ya estaban ahí. Frunció el ceño y se acercó a ellos.
—Hola Hiroshi —le saludó Kiba alegre.
—Malos amigos, el otro día me dejaron solo —les reclamó.
—¿No me digas que viniste? —le preguntó Kiba divertido.
—¡Claro que sí! —exclamó Hiroshi.
—Llovía mucho y nuestros padres nos dijeron que no viniéramos. Pensamos que tú tampoco vendrías —Lee se encogió de hombros.
—Tal parece que no conocen a mi familia.
—Sí, perdona —dijo Kiba y Hiroshi se sentó en su asiento.
Los siguientes días, transcurrieron normal en pocas palabras.
Sasuke siguió dando sus clases, teniendo extremo cuidado con Hiroshi, ya que sabía que cualquier movimiento en falso le podría traer problemas.
Naruto seguía tan centrado en su trabajo como siempre, sólo que ahora le daba vueltas en la cabeza la llamada que Neji le había hecho, para recordarle la cena del sábado. Para él, aquella salida era de unos amigos que no se habían visto en años y nada más. Le preocupaba que Neji no lo tomara de la misma manera, ya que se veía tremendamente entusiasmado con la cena y él no quería crearle falsas esperanzas. Trataría de llevar las cosas calmadamente.
Por su lado, Sakura el jueves había asistido con sus hijos a la primera presentación de la obra que protagonizaba su marido en Konoha, no creyendo que habría tanta prensa. Allí conoció a una chica del periódico "La voz de Konoha", llamada Yugito, con la cual, simpatizo mucho y ayudó a que Sasori le diera un autógrafo. Ahora, sólo esperaba que llegara pronto el sábado.
Finalmente, el tan anhelado sábado llegó.
A eso de las tres de la tarde, Sakura entraba en la cafetería Dojutsu dirigiéndose hacia una mesa en la que se encontraban dos personas; una era una chica de cabello rubio claro y ojos azules y el otro, era un doncel pelirrojo de ojos aguamarina. Ambos la miraron cuando ella tomó asiento frente a ellos.
—Ha pasado mucho tiempo Ino, Gaara —dijo Sakura.
—Bastante y tú sigues igual de frentona —dijo Ino.
—Sí, supongo —se limitó a decir Sakura.
—¿A qué se debe está reunión? —preguntó Gaara.
—Los tres tenemos un asunto en común.
Ino arrugo el entrecejo.
—Pero eso ya quedó en el pasado. Además, nos faltaría un integrante —habló refiriéndose a Naruto.
—Precisamente es, porque incumbe a esa persona que los reuní aquí. Como ustedes saben, tenemos en común que tuvimos una relación con Sasuke.
—Yo no lo llamaría relación. Gaara y yo sólo salimos un par de veces con él, la única que se involucró más allá, fuiste tú —la acusó Ino apuntándola con el dedo.
—Lo sé —dijo Sakura—, y también sé que era consciente de que me estaba metiendo con el novio de mi mejor amigo aun cuando sabía que éste no sentía nada por mí.
—Sasuke no sentía nada por nadie, sólo es que Naruto le pareció la mejor opción —dijo Ino.
—No, te equivocas. Sasuke sí sentía algo por Naruto —expresó Sakura.
—Pero entonces si es así ¿Por qué de repente decidió contarle toda la verdad? —preguntó Gaara.
—Bueno… es que hay algo que ustedes no saben y que al parecer nadie tampoco supo nunca.
—¿Qué? —preguntaron Ino y Gaara al unísono.
—Ese día, en el que se supo todo, Naruto le contó a Sasuke que esperaba un hijo suyo —Sakura vio las caras de espanto de Ino y Gaara, pero al ver que éstos no dirían nada, prosiguió—, y Sasuke para deshacerse de él, le contó todo y vaya que lo consiguió.
—Pero es que… Sasuke es un maldito bastardo, como pudo hacerle eso ¡Es horrible! —exclamó Ino horrorizada.
—Ahora entiendo por qué Naruto estaba tan destrozado ese día. A mí me hubiera de verdad gustado hablar con él para explicarle todo y no pude y ahora con más razón lo deseo. Él era una persona muy buena, no se merecía que le hicieran tanto daño —dijo con pesar Gaara.
—Quizás que habrá sido de él y ese niño, si es que decidió tenerlo, claro —dijo Ino.
—Estoy segura de que lo tuvo. Naruto no hubiera sido capaz de abortarlo, lo sé o al menos, eso quiero creer porque no he vuelto a saber de él.
—Claro, si saliste huyendo como una cobarde después de eso, te desapareciste al día siguiente sin despedirte de nadie.
—Eso ya lo sé Ino. He vivido 15 años como una cobarde —Sakura tenía la vista fija en la mesa—, pero ya no más —levantó la vista para ver a Ino y a Gaara—. Quiero, no, necesito que me digan lo que fue de Sasuke. Ustedes deben saberlo, ya que siguieron en el instituto con Sasuke ¿no? —Los otros dos asintieron— Y primero necesito saber de él para después ir por Naruto.
—Bien, te ayudaremos, pero primero dime una cosa ¿Por qué quieres saber de Sasuke primero?, ¿no seguirás todavía interesada en él? —preguntó Ino.
—Eh, no claro que no. Estoy casada y tengo dos hijos de 6 con un marido al que amo mucho. El punto es que, quisiera saber si ese tipo se arrepintió o no. Verán, después de que Naruto se fuera, ese mismo día Sasuke y yo sostuvimos una conversación en la cual, me di cuenta que a él no parecía haberle importado saber que sería padre o al menos, eso era lo que quería mostrar. Pienso que, en el fondo, él todavía no se daba cuenta de lo que sentía por Naruto y espero que lo haya hecho y se haya arrepentido.
—Me parece bien —dijo Gaara e Ino asintió—. Bueno, Sasuke después de eso, se veía más solitario, evitaba a la gente a cualquier costo y casi siempre se le veía mmm…
—Triste —completó Ino.
—Eso —Gaara le dio la razón.
—¿De verdad? —preguntó Sakura dudosa, un Sasuke triste era difícil de imaginar, mas no imposible.
—Eso es lo que nosotros suponemos. Tal parece que la ausencia de Naruto le hizo daño —Ino se encogió de hombros dando a entender que el asunto no le interesaba mucho.
—Yo creo que así fue —Gaara concordó con Ino.
Sakura se quedó pensando y siguió preguntando algunas cosas, si bien, no pudo averiguar mucho, la información que obtuvo le sería de mucha utilidad.
***************
Hiroshi miraba con cara de fastidio y algo de enojo a la persona delante de él. Y esa persona era su oto-chan. Decir, que estaba algo molesto sería poco. Es que simplemente le fastidiaba el hecho, de que fuera sábado en la noche y que su oto-chan se estuviera arreglando con tanto esmero y que para colmo, Kushina estuviera con una sonrisa de oreja a oreja señalándole cada “defecto” que según ella encontraba inadecuado en Naruto, por lo que le arreglaba y/o agregaba algo cada tantos y todo por la estúpida cena que iba a tener con el tal Neji Hyuga.
No quería sonar como una persona egoísta. Su oto-chan se merecía ser feliz, sí, pero si rehacía su vida, él quería que fuera al lado de un hombre bueno y que lo quisiera tal cual y Neji Hyuga a su juzgar, no cumplía con ninguno de los requisitos, porque primero, a simple vista no le parecía un tipo de fiar y segundo, porque parecía agradarle y gustar de su oto-chan, mas no parecía agradarle el hecho de tener que criar a un hijo de 15 años que no era suyo y eso le hacía pensar de que, si quizás ellos se llegaran a casar, Neji Hyuga haría hasta lo imposible por deshacerse pronto de él para formar su propia familia y eso le aterraba y mucho.
—Hiroshi —la voz de su obaa-chan lo sacó de sus divagaciones— ¿Qué tal se ve Naruto? A mi juzgar, está perfecto —alzó el pulgar en señal de aprobación.
—Supongo —respondió Hiroshi con desgana.
—¿Cómo que supones? Vaya que eres bueno dando opiniones —Kushina se cruzó de brazos.
—Déjalo mamá —le pidió Naruto y volvió a verse por enésima vez en el espejo de la sala.
A decir verdad, su oto-chan se veía bellísimo con ese kimono celeste que hacía resaltar sus ojos, con estampados de pequeñas flores blancas y un par de adornos dorados que sujetaban su cabello. Según el tal Neji, irían al restaurante Konoha Golden el cual, era el restaurante más lujoso de la ciudad y cuando se iba a lugares como ese o al cualquier evento especial, los donceles debían usar kimono. Él había usado kimono un par de veces y los odiaba, ya que eran muy apretados y eso le molestaba.
Suspiró. Como se notaba que ese tipo quería impresionar a toda costa a su oto-chan.
Pasaron alrededor de unos cinco minutos cuando el timbre sonó. Kushina salió emocionada a abrir la puerta y recibió con mucho esmero al Hyuga quien saludó muy educadamente a todos.
Para colmo, aparte de lidiar con el tipo tenía que lidiar con su obaa-chan y sus ideas casamenteras las cuales, para su pesar, ya había puesto en marcha.
—¿Estás listo? —le preguntó Neji a Naruto.
—Sí.
—Entonces vamos —le ofreció su brazo y Naruto enredó el suyo con el de Neji—. Nos vemos, Kushina-san.
—Claro —se despidió Kushina alegre.
—Adiós Hiro-chan —se despidió de Hiroshi y Naruto vio cómo su hijo fruncía el ceño, ya que él no dejaba que cualquiera le dijera Hiro-chan, ni mucho menos alguien a quien recién empezaba a conocer y el cual, no le agradaba.
Naruto, al ver que su hijo no diría nada y antes de que Kushina lo regañara, decidió que salieran lo antes posible, por lo que jaló a Neji del brazo y lo instó a salir.
—Nos vemos más tarde —se despidió Naruto y sacó a Neji de ahí.
—Vaya, tienes mucha prisa ¿no? —le dijo Neji.
—Neji, de antemano te pido que no te tomes tantas confianzas con mi hijo.
—¿A qué te refieres? —preguntó confuso.
—A que a Hiroshi no le gusta que le digan Hiro-chan y si lo permite es a ciertas personas —le explicó.
—Oh, lo siento, no sabía. A mí de verdad que me gustaría llevarme bien con él.
—Él es muy difícil de tratar así que déjalo por ahora.
—Está bien. Entonces ¿nos vamos?
—Sí.
Neji le abrió la puerta del copiloto a Naruto y él se subió en el asiento del piloto para poner en marcha el auto.
Cuando llegaron al Konoha Golden, los hicieron pasar de inmediato ya que, para comer en ese lugar, se debía hacer una reservación previa.
Neji muy caballeroso, le abrió la silla a Naruto y se la acomodó cuando éste se sentó.
—Gracias —dijo Naruto.
—De nada. No te lo había dicho, pero hoy estás realmente encantador y más bello, si es que puedes estarlo más —Neji le sonrió y vio como Naruto se sonrojó ante sus palabras.
—No digas eso.
—Lo seguiré diciendo porque es verdad —en eso, llega el mesero y ambos piden su orden.
—Según he visto, te has hecho de un nombre en el periódico —inició Neji cuando les trajeron sus órdenes.
—Sí, la sección de Kyubi es una de las más populares.
—Y dime ¿Por qué te enfocas en tratar los problemas de la gente?
A Naruto le sorprendió esa pregunta. No se la esperaba es más, muchas veces había pensado en el por qué y nunca había llegado a una respuesta. En los años que llevaba escribiendo en la sección de Kyubi, había leído tantos casos de personas que le mandaban sus cartas contándole sus historias. Algunas, habían sido realmente complicadas, otras desgarradoras y lo que era peor, se había topado con muchas historias similares a la suya. Él no era el único que había sufrido la traición, el rechazo y el abandono de la persona que amaba. Allá afuera, había otras más. Y eso era triste.
—Honestamente… no lo sé. Supongo, que es por saber si hay gente que también ha sufrido como yo.
—Ya veo. ¿Y qué tal te va en tu tienda?
—La tienda es la que más genera ingresos y con el tiempo, hemos ido creciendo mucho.
—Eso está muy bien.
—¿Y tú?, ¿por qué regresaste?
—Bueno, allá me iba muy bien, pero extrañaba Konoha, extrañaba a mis primas y te extrañaba a ti —Naruto se le quedó mirando—. No sabes cuantas cosas pensé mientras estaba allá, si habrías encontrado a alguien, si hice bien en irme, si acaso regresaba podría tener una oportunidad contigo…
—Neji yo…
—Espera, déjame terminar —Neji estiró su mano izquierda por encima de la mesa para coger la derecha de Naruto—. Naruto, yo no te he podido olvidar. Sabes que siento algo más que una amistad por ti. Quiero poder estar contigo, que formemos un futuro juntos. Si tú me dieras la oportunidad, yo te haría muy feliz, te llenaría de amor a ti y a tu hijo, te aseguro que lo llegaría a querer como si fuera mío. Sólo te pido que me des la oportunidad de ganarme tu corazón, de demostrarte que soy el hombre ideal para ti —Neji lo miró a los ojos en todo momento, mientras decía esas palabras mostrando la sinceridad de éstas.
Naruto no sabía que decir. Se sentía halagado, pero él no correspondía a sus sentimientos y tampoco quería darle esperanzas en vano. Él sabía que no era capaz de volver a amar. Sasuke había matado eso al implantarle el miedo a sufrir otra decepción de nuevo. Sabía que Neji era un hombre muy bueno, pero él había formado un caparazón para evitar que otros le llegaran, un caparazón que él no estaba dispuesto a abrir a nadie, ni siquiera a Neji.
—Neji, lo siento, yo no puedo corresponderte.
—Sólo dame la oportunidad…
—No, es que no puedo. Entiende, no quiero darte esperanzas en vano, porque sé que nunca voy a poder aceptar ese amor ni a sentir algo más que una amistad por ti. Mi corazón está podrido, se pudrió hace más de 15 años y así se quedó.
—No me gusta que hables así. Entiendo que lo que te hicieron fue un daño terrible, pero no todos los hombres somos como él.
—Eso lo sé, pero yo simplemente perdí la capacidad de amar y eso nada lo podrá cambiar.
—Ya veo —Naruto se sintió mal al ver el semblante triste de Neji, pero tenía que ser honesto con él y dejar las cosas claras desde un principio—. Al menos ¿podemos seguir siendo amigos?
—Claro.
Neji retiró su mano de la de Naruto y ambos continuaron con la cena hablando como dos amigos así como solían hacerlo antes.
Una hora después, Neji detenía su auto frente a la casa de Naruto.
—Gracias por la velada —le agradeció Neji.
—No, gracias a ti. Nos vemos —Naruto se bajó del auto y Neji lo vio hasta que éste entró a su casa.
Sabía que sería difícil, quizá imposible llegar al corazón de Naruto, pero él lo intentaría. No se rendiría sin antes luchar. Así no hacía las cosas Neji Hyuga.
Y con ese pensamiento en mente y su espíritu de lucha a flote, puso el auto en marcha.
Continuará…