Capítulo 22: Viaje
Blanco, blanco y más blanco era lo único que los ojos de Naruto veían a través de la ventana del bus. Viendo aquello desde el lado positivo, eso quería decir que no faltaba mucho para que llegaran a su destino. Tres horas arriba de ese bus escuchando los griteríos y risas de adolescentes pubertos no era el mejor panorama para un viernes, ni mucho menos lo era el tener que llevar tres horas, tres malditas horas con Sasuke sentado a su lado fingiendo que todo estaba bien cuando él lo único que quería, era tirar a Sasuke del asiento hacia el pasillo, o mejor, tirarlo del bus andando hacia afuera, oh sí, eso sonaba mucho mejor.
Dejando un poco de lado sus instintos asesinos, miró de reojo a Sasuke viendo como éste seguía concentrado en el libro que abrió desde que empezaron el viaje en bus.
Quería levantarse y estirar las piernas, pero sobre todo, quería alejarse de Sasuke. Estar a tan sólo unos centímetros de él, no le hacía bien, una sensación de salir huyendo le dominaba y con la cual llevaba luchando esas tres horas.
De repente, una voz se escuchó por un micrófono, era la asistente del chofer quien les avisaba que llegarían en 10 minutos al hotel donde se hospedarían.
Naruto no pudo evitar suspirar aliviado. Sasuke por fin cerró su libro no sin antes ponerle un separador de páginas y guardarlo en su pequeño maletín.
—Supongo que debes estar gustoso de poder por fin alejarte de mí.
Naruto no respondió, no le iba a dar en el gusto.
—Vi que estuviste incomodo durante todo el viaje y no es mi intención hacerte sentir mal.
¿Acaso lo había estado observando? ¡Pero si nunca le vio mover la vista del maldito libro! Además ¿Qué no lo quería hacer sentir mal? Estuvo a punto de echarse a reír. Lo único que quería era gritarle y darle un merecido golpe en la cara. Ya tendría su oportunidad cuando nadie viera. Rio internamente ante aquel pensamiento.
Minutos después, el bus se detuvo y comenzaron a bajarse, la mayoría estirando las piernas por el largo viaje. Tras eso, recogieron sus bolsos y se reunieron en la recepción del hotel tras Sasuke notificar la llegada de todos.
—Como ya lo habíamos hablado, compartirán los cuartos de a dos, así que escojan con quien quieren compartir, si alguien no tiene compañero me dice y por cierto, serán varones con varones, donceles con donceles y chicas con chicas.
Unos minutos después, ya todos los pares estaban formados con sus respectivas habitaciones.
—Abarcaremos todo el tercer piso, los cuartos de Namikaze-san y mío, estarán en el cuarto piso por si nos necesitan. Eso sería, pueden ir a sus habitaciones y guardar sus cosas, luego son libres de hacer lo que quieran. Nos reuniremos en el comedor a las 3 para la comida.
Los gritos de los alumnos no se hicieron esperar y salieron como torbellinos hacia sus cuartos. Naruto estuvo muy tentado de taparse los oídos. Cuando ya todos se fueron, sólo quedaron Sasuke y él en la entrada y Naruto al ver que Sasuke planeaba abrir la boca, agarró su bolso y su maleta y se dio la vuelta yéndose a su cuarto. Ya bastante tenía con las tres horas en el bus y el tener que fingir durante tres días un trato cordial con Sasuke. Sólo eso. No iba a sentarse a charlar con él y a hacerse buenos amigos.
Tras subir en el pequeño ascensor del hotel y recorrer un largo pasillo, llegó a su cuarto y apenas entró, dejó su maleta y bolso tirados, cerró la puerta y se fue a echar en la gran cama de dos plazas. Se quedaría ahí a descansar, no tenía por qué hacer de niñera de esos adolescentes, ese era trabajo de Sasuke.
Unos segundos tardó en darse cuenta de lo que había pensado. Se levantó de la cama, ordenó su ropa en el closet del cuarto y se apresuró a salir. No encontró a nadie. Salió casi corriendo hacia fuera del hotel mirando sólo nieve blanca, lo más probable era que nadie había salido todavía. Al darse la vuelta se llevó un susto de muerte al casi chocar de frente con Sasuke.
—¡No me asustes así! —le gritó.
—Lo siento, sólo que te vi con una expresión extraña y me acerqué ¿estás buscando a Hiroshi?
—Sí.
—Él está recorriendo el hotel con sus amigos.
—¿Y tú cómo lo sabes?
—Porque me lo dijeron —Naruto frunció el ceño—. No pongas esa cara. Quieras o no, tendré que hablar con Hiroshi.
—No si yo lo evito.
—¿Y cómo lo vas a hacer? —Sasuke puso una pequeña sonrisa socarrona que irritó a Naruto.
—¿Quieres ponerme a prueba?
—Adelante.
—¡No te quieras burlar de mí! Te lo advierto, sí sé que volviste a hablar con Hiroshi, me las vas a pagar —Naruto procedió a irse.
—¿Cómo? —Sasuke interrumpió su marcha haciéndolo voltear.
—Los accidentes pasan Sasuke —tras decir eso, desapareció por uno de los pasillos.
No sabía si Naruto hablaba en serio o no, pues en esos años pudo cambiar muchas cosas en él. Lo mejor era no arriesgarse. Tal parece que la idea que sugirió de que Naruto fuera había sido una de las peores ideas del mundo de las ideas. Decidió no pensar más en eso y prefirió ir a descansar un poco a su cuarto, los alumnos debían de estar todos recorriendo el lugar como le habían dicho así que dudaba que les pasara algo.
Naruto cerró de un portazo la puerta de su habitación. Realmente Sasuke le irritaba, quería agarrarlo y ahorcarlo hasta que dejara de respirar. Rápidamente, desechó sus ideas asesinas por enésima vez en ese día. Tenía que ser paciente.
Se recostó en su cama y sin darse cuenta se quedó dormido.
Más tarde, unos toques en su puerta le hicieron despertar. Miró el reloj que se encontraba en el velador al lado de su cama notando que había dormido cerca de dos horas.
Los toques continuaron a lo que Naruto contestó con un “adelante” mientras se incorporaba en la cama.
Pronto, Hiroshi asomó la cabeza por la puerta para posteriormente entrar del todo y cerrarla tras de sí.
—Perdón que te haya despertado, pero venía a avisarte que ya es la hora de comer.
—Ah, ya veo —Naruto se levantó y fue hasta el baño en donde se lavó la cara y se arregló el cabello.
—¿Te cansó mucho el viaje oto-chan?
—Algo “lo que me cansó fue Sasuke” —pensó esto último.
—¿Por qué después de comer no vienes con nosotros a ver la nieve? Kiba y Lee dijeron que me enseñarían a esquiar, ah, y también podemos decirle a Sasuke-sensei que venga con nosotros…
—¡No! —el grito de Naruto hizo callar de inmediato a Hiroshi quien lo miró incrédulo.
—Es decir, él tiene que cuidar de los demás, no sólo a ustedes.
—Tienes razón. Entonces, ¿eso quiere decir que vendrás?
—Sí.
—¡Qué bien! Ahora vamos, ya todos deben estar en el comedor.
—Claro —ambos salieron del cuarto y comenzaron a caminar por el pasillo.
—Oto-chan.
—Dime.
—¿Qué te pareció Sasuke-sensei?
—¿Po-por qué me preguntas eso?
—Es que como él te invitó, pensé que a lo mejor se llevaban bien, de hecho, pienso que podrían llegar a ser buenos amigos…
—¡De ninguna manera! —volvió a alzar la voz.
—¿Eh?
—Mira, no tengo nada en contra de él, sólo no es el tipo de persona con el cual me llevo bien.
—Pero si tú no te llevas bien con casi nadie —dijo Hiroshi por lo bajo apretando el botón del ascensor.
—¿Dijiste algo?
—No, nada, sólo que es una pena. Sensei ha sido muy bueno conmigo desde que llegó que pensé que ustedes dos podrían entenderse, como tienen la misma edad, ah, ya llegó el ascensor.
Los dos se adentraron en él y Naruto tuvo que voltear hacia otro lado. Maldecía a Sasuke por ser así con Hiroshi, pues éste lo tenía prácticamente en un pedestal, ya que jamás había oído a Hiroshi hablar tan bien de un profesor, si tan sólo éste no fuera el padre que lo abandonó…
—Oto-chan, el comedor está por acá —habló Hiroshi tras abrirse las puertas del ascensor Naruto le siguió y vio que el lugar estaba lleno, tanto de alumnos, como de turistas. Después de hacer la fila y tomar lo que querían de comer, Hiroshi habló— ¿Está bien si me voy a comer con mis amigos?
—Sí, vete.
—Nos vemos en un rato.
Naruto se sentó en una mesa apartada en un rincón a masticar su comida con desgano. Tenía hambre, pero la charla con Hiroshi le había dejado un tanto inquieto. Tenía que hablar con Sasuke y saber qué tipo de conversaciones o acciones tenía para con Hiroshi para que lo tenga en tan alta estima. Si se lo preguntaba directamente a Hiroshi, se vería extraño, aunque si lo hacía cuidadosamente, también podría sacarle algo, pensó. Sí, se comportaría amable y consentidor con Hiroshi para así acercarse bien y alejar a Sasuke. Aquello sonaba bien.
—Tardaste mucho allá arriba —le dijo Kiba cuando Hiroshi llegó con ellos.
—Sí, estuve hablando unas cosas con mi oto-chan.
—Vaya, eso es raro, hasta donde sé ustedes no se sientan a hablar —dijo Lee.
—Le pedí que nos acompañara después de comer a ir a esquiar.
—Y de seguro se negó —afirmó Kiba.
—No. Dijo que nos acompañaría.
—¿En serio? —preguntaron los dos donceles al mismo tiempo.
—Pues sí.
—Entonces ¿invitaremos también al sensei a venir?
—Mi oto-chan dijo que no lo molestáramos, que no era necesario.
—Ellos no parecen llevarse. En el bus ni intercambiaron palabras —dijo Lee.
—Sí, bueno, digamos que sensei no es el tipo de persona que le agrade a oto-chan, aunque no entiendo por qué, Sasuke-sensei es mucho mejor que ese Neji.
—¿Tu oto-chan tiene novio? —preguntó Kiba poniendo una cara de “no me la creo”.
—No, pero a veces salen y mi obaa-chan está muy emocionada con la idea de que se casen.
—Qué horror ¿te imaginas con un padrastro?
—¡No, claro que no!
—Ya me imagino tu cara si se llegaran a casar —rio Kiba.
—Kiba —le reclamó Lee al ver la cara molesta de Hiroshi.
—Vale, vale, lo capto. Y entonces ¿preferirías a alguien como Sasuke-sensei de padrastro?
—Bueno, quizá… supongo que me gustaría alguien como él —Hiroshi puso una tierna sonrisa acompañada de un pequeño sonrojo. Pensó en la linda pareja que harían su oto-chan y Sasuke-sensei.
30 minutos después, Hiroshi, Naruto, Kiba y Lee se encontraban en la nieve con sus ropas y sus esquís listos.
—Hay que ir a un lugar que no sea muy alto para que practiques —le dijo Naruto a Hiroshi y éste asintió.
Estuvieron largo rato practicando. Hiroshi descubrió que su oto-chan era muy bueno enseñando y por supuesto, la ayuda de sus amigos también fue fundamental. Por el momento, ya había aprendido a andar parado esquiando lentamente.
—Me dio frío, voy a tomar un café y vuelvo —dijo Naruto.
—Claro —respondió Hiroshi.
—¿Crees que ya puedas deslizarte por alguna pequeña colina? —le preguntó Kiba.
—No, no creo, pero si ustedes quieren ir, vayan.
—Bueno, nos vemos —se despidieron Kiba y Lee.
Hiroshi siguió practicando, quedándosele uno de los esquís clavado en la nieve haciéndolo caer al moverlo.
—Demonios, estoy lleno de nieve —se levantó y comenzó a sacudirla.
—Oye Hiroshi —uno de sus compañeros varones que iba con un grupo le habló— ¿no vienes con nosotros? Vamos a deslizarnos por unas colinas.
—No, gracias. Recién hoy estoy aprendiendo a esquiar, además, tengo que esperar a mi oto-chan.
—Oh, vamos, sólo será un momento y nosotros te ayudaremos —dijo Shion.
—Bueno, no creo…
—Al menos, acompáñanos a ver, para que aprendas —le dijo Hinata.
—Está bien, de todos modos, no creo que mi oto-chan llegue rápido.
Hiroshi y el grupo subieron hasta una colina bastante alta en la cual todos menos Hinata comenzaron a deslizarse.
—Está un poco alta ¿verdad? —Hinata le sonrió.
—¿Un poco?
—Hay otras más altas que esta.
—¿En serio?
—Sí, procuraré tener cuidado —Hinata se deslizó lentamente hacia abajo ante la mirada de miedo de Hiroshi quien retrocedió unos pasos hacia atrás volviéndosele a quedar metido un esquí en la nieve.
—¿Otra vez? —forcejeó un poco hasta que lo sacó, sin embargo, resbaló perdiendo un poco el equilibrio y se comenzó a deslizar por la colina— ¡Ayuda! —Hiroshi comenzó a descender con miedo, lo malo era que se le había quedado uno de los bastones arriba y no podía ni sabía bien como frenar. Tampoco veía a nadie que le ayudara, pues seguramente, sus compañeros estaban subiendo nuevamente por el otro lado— ¡Ayuda! —gritó nuevamente viendo con horror que se dirigía hacia un árbol. Cerró los ojos y se preparó para el impacto, pero sólo se vio a sí mismo siendo empujado y abrazado por alguien sobre sobre la nieve— ¿Qué? —abrió los ojos y sólo pudo ver una chaqueta azul oscuro de la persona que le abrazaba.
Continuará…