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Dark Horse por LaMueRtHeSitHa

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Notas del capitulo:

“Solo veo lo bueno de ti, oh memoria selectiva…

 

Debo dejarte ir…

 

Lo único que recuerdo es ese beso bajo la luna…

 

Robaría y mataría por tenerlo a mi lado..."

Shakira - Can't remember to forget you

https://www.youtube.com/watch?v=oXTXX02vSFA

 

El cover de un chico que es genial!!!

https://www.youtube.com/watch?v=rUG63KKzwnY

Dark Horse


“Poción de valor y verdad. La pócima de los cobardes”


 


 


Por LaMueRtHeSitHa


 


 


Una multitud se había reunido alrededor de dos jóvenes que estaban a punto de enfrentarse en un duelo. El sol ya se había asomado sobre los techos azules de algunas casas, pero aun refrescaba el aire con aroma a tierra húmeda. El de cabellos rubios se quitó su saco oscuro, quedando sólo con su camisa blanca de manga larga.


 


—Yo nunca pelearía contra ti. —le dijo el de cabellos oscuros. Sasuke se negaba a aceptar el reto del otro. Pero Naruto estaba más que decidido, y desenfundo su espada. Una ágil espada ropera.


—Tú siempre quieres tomar las decisiones. Me consideras inferior por no tomar mi opinión en cuenta. Por eso te reto. Ahora comencemos. —Y para estar justos le entregó una espada igual a la de él.


 


Para ese momento, nuestros jóvenes protagonistas tenían ya 15 y 17 años. Y la discusión se debía a que Naruto quería ir al oeste a buscarlas. Ya habían viajado a Ajman, Sharjah, Ras al-Jaima e inclusive habían regresado a Ajman. En ese momento estaban en Abu Dabi, Emirato de Francia, pero Sasuke quería permanecer más tiempo ahí, por lo menos unos días. Él tenía que esperar a que uno de los navíos de Tailandia llegara, un cargamento de joyas iba escondido e iba a conseguir tanto dinero, que podría vivir despreocupado un año. Solo le pedía tiempo, pero al no poder darle una explicación clara, el otro se enervó.


 


—¿Qué desean apostar? —dijo un tercero sacando su pañuelo. Debían cumplir las reglas del duelo o los podían arrestar. Si sólo por no ser caballeros ya era suficiente motivo.


—El camino al oeste. —dijo con satisfacción el rubio en lo que se ponía en posición para el duelo. El mayor lo complació, y aceptó poniéndose en la misma pose.


—Que te pongas de rodillas ante mí. —respondió con simpleza. Entonces el que sostenía el pañuelo lo meció dando por iniciado el duelo.


 


El primero en tener la iniciativa fue el rubio que movía su espada con mucha rapidez, mientras que Sasuke solo se defendía de los ataques. Cuando sintió que Naruto había dado su máximo comenzó a atacar. Pero Sasuke tenía más experiencia y había conseguido agilidad, tanta, que el ojiazul apenas podía defenderse.


 


—No me gusta cambiar de lugar sin que me lo consultes. No me das tiempo para prepararme. —declaró el rubio cuando medían su fuerza con las espadas cruzadas.


—Pues si no te gustaba, te hubieras quedado.


—No podía.


—¿Por qué?


 


Pero Naruto no contestó al llevar su fuerza hacía arriba en un intento desarmar al otro. Pero el azabache tenía muy bien apretado el mango de su espada y continuaron el duelo.


Sasuke había mentido en que había trabajado por horas extras para pagar su deuda antes, dejando al menor solo por unos meses, en lo que este terminaba de saldar su parte de la deuda. El azabache pensó en no regresar, pero su amor por Naruto se lo impidió. Y cuando regresó se encontró con la sorpresa de que Naruto ya había empacado para irse con él. Eran uno del otro.


Al rubio no le habían molestado las jornadas de trabajo extra por apurarse, si no dejar todos los amigos que había hecho. Pero sobre todo con la princesa, que a pesar de ser chillona, se había convertido en su mejor amiga. Y no le gustaba marcharse sin despedirse.


No pudiendo mantenerse dentro del círculo de personas que les observaban, siguieron peleando sin que les importara que tuvieran que pelear entre barriles y costales, o inclusive tirando las mesas de un café cercano. Llevando bastante rato en la pelea, Naruto ya había cortado un queso y Sasuke descorchado una botella. Los dos ya estaban sudados, pero no cansados.


 


—¿Desean declarar empate? —interrumpió el tercero mientras ellos volvían a hacer fuerza. Entonces Sasuke empujó con tanto ímpetu, que hasta sus dedos temblaron, haciendo que dejara caer su espada. Todos se quedaron viendo como la espada volaba, pero Naruto no. Él aprovecho y puso la punta de su espada en el cuello de Sasuke.


—Gané. —dijo el ojiazul con dificultad, tratando de recuperar el aire y con una sonrisilla de satisfacción.


—Revisa tu cuello. —le notificó el azabache señalando su lado derecho, al instante todos voltearon, Naruto se talló su cuello y vio entre sus dedos restos de sangre


 


Durante la pelea Sasuke había logrado tocar su cuello. Lo suficiente para sólo dejarle una cortada delgada y nada profunda. Desde la mitad del duelo él hubiera ganado.


Él había prometido que no lo lastimarían. Lo cortó, sí. Pero el de ojos azules no había sufrido.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Naruto iba canturreando en francés mientras caminaba por las calles espirales de la ciudad. En la madrugada caía el sereno y la temperatura era bastante baja, pero él no tenía frío. Tanto, que hasta tenía su saco en el hombro.


Por tercera vez en la noche revisó que fuera por la rue correcta. Y se asintió a sí mismo. Caminaba con una torpeza singular y es que para el rubio esa era su primera borrachera.


Se había hecho una fiesta en el palacio, por lo que varios sirvientes aprovecharon el descuido de sus superiores para a tomar a escondidas el mismo alcohol que servían a la realeza. Desde un principio Naruto se había negado, detestaba el sabor a licor.


 


—¡Entonces pruébalo con jugo! ¡O con mineral! ¡Traigan más fruta! ¡Pruébalo! ¡Te preparare un vaso con casi nadita de alcohol! —le incitó alegremente uno de sus compañeros.


 


Y sí, le prepararon un jugo con piquete de los leves. Pero conforme avanzaron los vasos, el piquete se fue haciendo más y más fuerte. Que no supiera tomar hizo que con facilidad se le subiera el alcohol, eso y que le agitaran la cabeza, y el azúcar, y, para cerecita sobre el pastel, el aire de la calle. Dando como resultado a un sonriente Naruto danzando entre tropiezos.


Mientras que en casa, Sasuke estaba acomodando las tablas del suelo de madera. Ya había terminado de contar el oro y acomodar las piedras preciosas, y lo estaba escondiendo. Habían conseguido más de lo que había planeado.


Entonces escuchó como en el piso de arriba se caía algo metálico. Y por su techo de madera, en pocos segundos, tuvo una gotera que apago una de sus velas. Desde que habían llegado, todas las noches pasaba siempre lo mismo, en el mismo lugar. Luego escuchaba a una mujer que regañaba a su hijo, siempre poniéndole el mismo castigo: que a la mañana siguiente iría él solo a traer más agua. “Que sí es su culpa por poner el cántaro a mitad de camino al baño” pensó el de piel nívea en lo que veía con fervor como, gota a gota, caía el agua sobre la mesa de noche. En ese momento como deseó que el pozo se secara, para que el niño no sufriera su castigo. De repente su gotera se detuvo, más rápido a lo que siempre tardaba.  


De repente oyó como unas cajas de madera, fuera de su casa, se caían. Al instante se puso junto a la puerta agudizando su oído, por si se trataba de algún ladrón. Tenía muchos tesoros escondidos, tenía muy buenas razones para desconfiar de todos. Mas cuando distinguió por el tarareo que era el rubio, se alivió. Dio un suspiro tranquilizador y abrió la puerta. El de ojos azules se quedó con las llaves en la mano y le entregó una sonrisa tonta al de mirada oscura.


 


—Bienvenido. —le dijo con simpleza Sasuke, dejándolo pasar. Naruto tenía un fuerte olor a humo. El mayor fue a abrirle un rato la ventana, dándole la espalda un segundo, en el cual escuchó algo parecido a un tropiezo por parte del rubio. Pero cuando volteó, este estaba sentado como si nada sin quitar la sonrisa de su rostro. Esto se le hizo raro, pero no le tomó importancia. —Quería hablarte sobre a dónde ir. Mañana será nuestro último día en el palacio, pasado mañana cobramos y de ahí nos vamos. Si quieres ir al oeste, iremos, pero te quería preguntar ¿A dónde tienes planeado ir con exactitud? —pero el otro se había quedado dormido recargado en la mesa. “Está exhausto” pensó el azabache con una sonrisa en sus labios. Apagó las demás velas, dejando por último la que estaba en la mesa donde dormía el rubio. Se acercó con cuidado a él para decirle en un susurro que ya se fuera a dormir. —Naruto. —a la vez que le tocaba el hombro. El otro se despertó, pero al ver al azabache no pudo contenerse.


—Te ah-mo Sas-cke. —y de nuevo la misma sonrisa tonta con la que había llegado.


 


Sasuke se alejó casi de un salto y abanicó su aire. Apestaba a alcohol ¡Naruto estaba borracho! Al instante fue a servirle un poco de agua.


 


—¿Qué meh respohnñ-des a eso? —pero el rubio no recibió más respuesta que un vaso frente a él y la espalda de Sasuke.


 


Él pensó que ya no le rechazaría. Había sentido más sus sonrisas que le acariciaban como mariposas, más consideraciones que parecían confesiones de amor disfrazadas. Sí, había discusiones, pero no se podían comparar. Había sentido que Sasuke le daba más valor a él, que la de un simple amigo. Y es que Naruto, en esas condiciones, no encontraba los defectos que le había marcado a Sasuke días antes. ¿Qué era lo que habían sido todos esos detalles? Quizás no era él el problema, si no Sasuke.


Sin pensarlo más se levantó, tambaleando la mesa y tirando la vela, dejándolos en tinieblas. Fue hacia él y lo acorraló contra una esquina de su pequeña habitación. Sasuke no esperaba eso. Sintió como el ojiazul lo tomó del hombro para girarlo y tenerlo de frente. El de mirada oscura podía ver la azulina que brillaba con la tenue luz que atravesaba la cortina.


Naruto se acercó a su rostro y el azabache sólo se quedó helado. El rubio pensó que ya tenían la misma altura, o él tal vez todavía no lo alcanzaba o ya lo había rebasado. Ya no sabía pensar. Seguía estando muy mareado.


 


—Sabes Sas-ke…—Naruto hablaba pausadamente mientras le sonreía con picardía. El aludido sintió todavía más fuerte el olor alcohol, pero la cercanía del otro y sus nervios no lo hacían reaccionar. Y el rubio se acercó a su oído. —…Yo séh tú secreto… —El azabache abrió sus ojos impresionado. ¿A qué secreto se refería? Había tanto que le ocultaba. Y no le dijo nada esperando que continuara. —Yo sé que te gustoo…—Ante esto su corazón se aceleró con frenesí. Por ello despidió ese aroma, muy parecido a la madera, que le encantaba al rubio. —pero teph pasó lo que a-a mí… —El menor se alejó para verle la cara, tragó saliva por lo que estaba deseando hacer. —noh lo aceptass… —y llevó su mano a la barbilla del azabache, colocando su pulgar sobre los labios y con brusquedad dibujó su labio inferior. —¿Poor qué? —Sasuke no podía responder algo que nunca se había planteado. Sólo logró abrir sus labios apenas hilando una silaba.


—Yo…


 


Pero Naruto volvió a pensar en lo que pasaba. Se le estaba bajando el alcohol ¿Qué está haciendo? Estaba demasiado cerca de Sasuke. ¿Cómo había dejado que llegaran a ese punto? Sabía que todo había sido por culpa del alcohol, por eso siempre se había negado beberlo.


Vio sus labios y tuvo unas enormes ganas de besarle. Mas él no quería que su primer beso, de verdad, fuera de esa forma. Sentía que Sasuke se enojaría si lo hacía y lo tomaría a mal. El rubio decidió no ser cobarde y no dejarse llevar por sus instintos llevados de la mano por el alcohol.


El rubio se limitó a abrazarlo. Al separarse quiso darle un beso en la mejilla, pero todavía sus movimientos eran bruscos y giró mal. No lo besó en los labios, pero si en una esquina. Le deseó buenas noches y se giró para caer dormido en su cama. Mas sin darse cuenta se confundió y cayó sobre la de Sasuke. El mayor acarició donde sintió los labios, en lo que se sentaba en la cama de Naruto. No pudo pegar ojo en lo que quedó de la noche.


A todos nos da la resaca de maneras diferentes. Pero por cualquier cosa, Sasuke preparó una jarra de refrescante agua para Naruto, que despertó pasado el medio día. Por fortuna para el rubio, no le dolía la cabeza, pero si tenía mucha sed y se sentía muy cansado.


Naruto tenía muchas lagunas mentales. No recodaba de las dos hasta casi las cuatro de la mañana; si recordaba que se había despedido de todos, pero no recordaba cómo había llegado a casa.


 


—Es un milagro que hayas llegado a casa entonces. —dijo el mayor reprimiéndolo, ocultando su alivio de que no recordara que ya sabía el secreto.


 


Entonces Naruto intento remembrar más de lo que había pasado anoche y obtuvo unos pequeños fragmentos en los que estaba muy cerca del azabache a oscuras. Pero al instante se negó, y pensó que aquello había sido solo un sueño.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Caminaba el azabache a prisa por la pesada caja de plátanos que llevaba. Al llegar a la cocina tomó un pequeño respiro. Todos andaban ocupados por preparar el cumpleaños de alguna duquesa, porque todo debía ser grande y espectacular, sin importar que tiraran la casa por la ventana. Entonces vio pasar a Naruto veloz por ir por más servilletas para las mesas, al instante le saludo con una sonrisa y se marchó.


Amaba que Naruto fuera amistoso con todos desde un principio, y no buscando algún interés, el era así con todos. Y esa sinceridad era otra cosa que amaba de él. Amaba eso y muchos otros detalles del rubio revoltoso.


Trató de pensar también en sus defectos, pero incluso a algunos los encontraba graciosos, para nada odiosos. Su razón parecía que se había ido de viaje. Pero esa no era la cuestión. Lo que debía preguntarse era si permitiría que pasara algo más entre ellos.


“¿Seríamos buena pareja?” Se preguntó. Y entonces le vino el recuerdo de la declaración de Naruto. Esa revoltura de sentimientos, esa sensación de emoción que le hizo erizar la piel como corriente eléctrica. Y el azabache se puso indeciso sobre que le había gustado más: Que si escuchar con su voz “¡Me gustas Sasuke!” o el beso sorpresivo bajo la luna.


De repente alguien lo bajó de nuevo a la tierra. Uno de los chef le regaño de que era un haragán por andar pajareando, que sería su culpa si el pastel no quedaba listo para la noche. Sasuke como detestaba que le reprendieran. Le echo ojos de furia al hombre gordo mientras apretaba las maderas de la caja entre sus manos.


Sólo debía aguantar hasta esa noche. Su última noche en ese palacio llena de gente pesada y mujeres chillonas. Y a regañadientes fue por la caja de limones que “eran de suma importancia”. Esa caja era todavía más pesada, y cuando regresó a la cocina estaba sudando. Pero el mismo chef le empezó a reclamar por eso ¡Por sudar! Y que ya los había contaminado con su suciedad.


 


—Ya hasta les habrás pasado una de tus pulgas. —dijo de forma despectiva el chef.


—¿Pulgas?—“Pero yo me baño más que tú, que solo te echas perfume” pensó el azabache.


—Sí, ahora ve por otra caja de limones LIMPIOS.


 


“Solo un día más, solo un día más, solo un MALDITO día más. Si el que debe estar infestado de pulgas eres tú.” calumniaba Sasuke en lo que llegaba con otra caja. Pero entonces vio al chef todo preocupado.


 


—¿Qué pasa? ¿Qué pasa?—se preguntaba angustiado el regordete. Y algunos sirvientes se acercaron perplejos por lo que veía. El azabache se acercó con la caja en mano. El chef a cada plátano que tomaba se volvía negro, y al apretarlos salía el fruto hecho baba. —Díganme que no era la última caja que había.


—Era la única que se pudo conseguir. —Dijo un tercero con una tabla en mano.


—Ya no se hará el pastel principal. —se lamentó el chef. —Busquen otra caja, no me importa si se la tienen que pedir a la misma reina de Inglaterra.


 


El de piel nívea dejó la nueva caja junto a la anterior. Pero entonces encontró otra anomalía: la primera caja tenía los limones podridos. Eso no podía ser, no podían ponerse cafés en menos media hora. Y aun sin saber porque, se sintió como el culpable de eso. Fue a los plátanos cuando todos se habían marchado y tocó uno de los racimos, y se esté cambió su color a uno rojizo con espirales negras. Confundido, y con temor de que alguien hubiera visto lo que había pasado, se marchó de inmediato de la cocina, destruyendo la evidencia con sus manos.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Ya pasaban de las doce de la noche. La música estaba a todo lo que daba. Muchas parejas se encontraban bailando, y los que no estaban entre carcajadas. Los sirvientes debían mantenerse al margen, ofreciendo su cara más cordial al que le pidiera algo.


Entre este caos entró el azabache al gran salón. Vistiendo un impecable traje negro de cola de dos puntas. Caminó derecho de la manera más disimulada que podía con una bandeja de bocadillos. Aunque con todo el desorden de las personas por el alcohol en la sangre, contrastaba dándose  a notar.


Sin mirar a nadie, Sasuke dejó la bandeja en una mesa, empezando a recoger otras vacías y sucias. Entonces Naruto, que vestía un traje igual, se le acercó con una botella de champagne envuelto en una servilleta.


 


—Mira a la derecha, casi pegado a la ventana al hombre de peluca con listón negro. —le dijo el rubio en secreto.


 


Sasuke con disimulo alzó la vista en esa dirección. El hombre del que hablaba estaba tocando un violín de aire mientras se tambaleaba queriendo bailar, tantas copas tenía encima que no sé había percatado que su peluca estaba muy chueca.


El azabache sonrió tratando de contener su risa. Y justo en ese momento, notó como dos chicas se acercaban a donde estaban ellos. Apenas podía caminar en sus zapatos de tacón con sus pesados vestidos. No dejaron de hablar entre sonrisas, ni voltearon a ver a Naruto acercando sus copas para que las llenaran. Voltearon a verlos un segundo, la de ojos verdes le comentó a su amiga, de peinado alto y rizado, algo en secreto que hizo soltarle una carcajada. Ese comportamiento a Sasuke le molestaba. Tomó las bandejas y dio un cuarto de vuelta cuando la de ojos verdes le detuvo agarrándole de la muñeca.


 


—¿Por qué tan serio?—dijo la chica con una sonrisa coqueta. —¿No les aburre sólo ver? Vamos, diviértanse. —Y ambas les ofrecieron sus copas. Sasuke le negó con su palma a la de cabellos negros, pero el rubio aceptó la de rizos miel.


—¡Tú amigo la aceptó! ¡Vamos! —volvió a insistirle.


 


Volteó a ver a Naruto con desaprobación, pero el ojiazul le sonrió alzando sus hombros, no tenían de otra. Y es que debían complacer a la realeza en sus caprichos. Naruto en ningún momento tuvo intenciones de tomar, pero es que era mejor llevárselas tranquilas. Sasuke le desvió la mirada rendido y tomó la copa. Total, era su última noche en ese palacio. De un sólo trago bebió todo. Y la regreso a la dueña. Sonrió de dientes para afuera y se marchó. Esa sería una larga noche.


Era común que los comensales invitaran a los sirvientes. No era mal visto, siempre y cuando no saliera nadie herido. Además de que el palacio de Miroku no era el único que ponía hechizos de silencio.


Ya faltaba poco para las dos de la mañana. La fiesta se había extendido a distintas partes. Había personas tomando directo de la botella en la cocina, personas bailando en los jardines, otras jugando cartas en las escaleras.


Al azabache le tocó repartir el vino, y andar deambulando por el palacio no le molestaba, pues se había preocupado al no encontrarlo desde que lo había dejado con las chicas.


Volvió a subir las grandes escaleras del vestíbulo por segunda vez cuando vio perplejo como, entre las parejas que bailaban, estaba el rubio con la chica que llevaba el peinado alto, que para ese momento bailaba moviendo con sus caireles sueltos  entre risas. Entre ellos no había más contacto que el roce de sus manos, pero eso fue suficiente para poner celoso al de piel nívea. ¿Celoso? No es que el deseara bailar con él, era el simple hecho de que bailaba con otra persona.


El rubio no había notado su presencia, pero la de ojos verdes sí. Se acercó curiosa al ver la reacción del azabache. Le pidió bailar, si era lo que él deseaba, pero se negó.


 


—¿Qué pasa? ¿Es que él tiene novia? —preguntó con una copa en la mano. A ella le encantaba el chisme. No importaba de quien.


—No, pero algo parecido. —respondió presionando la botella.


—Aa… ya veo ¿Es tu flor? —A esa chica no le sorprendía esa clase relaciones, pues se sabía de bastantes escondidas.


—No es eso. —dijo volteando a verla. Y aunque la negativa estaba, no lo había negado en concreto.


—¿Quieres un poco? —ofreció su bebida color anaranjada con una sonrisa. —Tranquilo… —pero antes de que pudiera terminar, el azabache la tomó y bebió. —… no tiene alcohol. —Sasuke sintió el dulce líquido pasar por su garganta, sin el resquicio característico del alcohol. Aunque eso era una falacia. El secreto de ese alcohol era que era por completo dulce, como el de un durazno, pero era muy potente.


 


Al momento en que terminó la pieza, la pareja fue hacia ellos. Naruto parecía sobrio a comparación de la otra que todavía no coordinaba bien sus pies. Ella por accidente tropezó, salvándose de la caída por el rubio. Y de nuevo una pulsada de celos en el pecho del azabache.


Cuando Naruto vio al mayor, sus ojos brillaron y le mostró una radiante sonrisa. El otro para entonces ya iba con su tercer vaso.


El pequeño grupo deambuló por los pasillos, siempre cada uno con uno con su vaso lleno. Naruto con su champagne y Sasuke con su “jugo”. Ellos las acompañaron por capricho de ellas, pero la de ojos verdes lo hacía para preparar a Sasuke para el rubio. Aunque las cosas no salieron como se las imaginó.


En cierto momento ella inventó que tenía mucho sueño y se despidieron de ellos, guiñándole con disimulo el ojo al de mirada oscura. Sasuke no lo notó, estaba tan mareado que hasta el suelo le parecía blando.


Los pasillos estaban casi a oscuras, sólo algunas secciones estaban iluminadas por las lámparas doradas de las que colgaban algunos cristales. A Naruto le hizo gracia el sonrojo de Sasuke por el alcohol. Le tomó de la muñeca para indicarle el camino, para que no se callera con alguna alfombra, y con una sonrisa le dijo que ya se marchaban a casa.


Sasuke sólo pudo asentir. Él se mantenía peleando con sus pensamientos. Estaba aliviado de que ya no habría más inconvenientes, pero todavía sentía el enojo que le habían causado los celos.


Sintió la tibieza de las manos de Naruto. Y en su mente se repitieron las escenas del ojiazul bailando con la chica. Esas mismas manos que habían sido tocadas por otra persona. Acomodó su mano para entrelazarlas.


El rubio al darse cuenta de ello, sólo se limitó a sonreír para sí, escondiendo su júbilo.


Sasuke acarició sus dedos con gentileza, mientras que su corazón ardía en celos. De repente Naruto fue arrastrado a un pasillo sin salida. Había sido acorralado por Sasuke y se escondían tras unas cortinas.


Sasuke sentía como su corazón latía muy rápido a la vez que los ojos de Naruto le veían confundido ¿Qué pasaba? Los celos de Sasuke tenían que salir de su pecho. Su promesa se transformó. De “Nadie le haría daño a Naruto” a “Nadie podía tocar a su Naruto”. Porque la verdad era esa: Era suyo.


Lo tomó del hombro y lo acercó a él, a la vez que lo tomó de los rubios cabellos para tener fácil acceso a su cuello. Lo apretó contra sí, soltó su respiración sobre la piel y le besó con brío el cuello.


Ante la rudeza el menor intentó alejarlo, pero el azabache no lo dejó hasta estar seguro de que le había dejado una marca. No notaba su torpeza por lo mareado que estaba.


El corazón de Naruto casi se le salía del pecho. Sasuke se separó, pero continuó besando entonces sus labios. Naruto se impresiono sólo un momento. Pero no desaprovechó la oportunidad y cerró sus ojos para dejarse llevar.


Sus labios se movían torpes ante la pasión con la que se movía los de Sasuke. Esos besos los comparó al merengue. Eran tan deliciosos, más suaves que seda, y desbordaba placer en cada roce. Con su mano libre, Sasuke le acarició su espalda bajándola de a poco.


Eso era demasiado para el rubio. No quería deshacer el momento, pero algo dentro de su pecho se le clavó: ¿Ese era el Sasuke real? Porque el alcohol a veces muestra quien en realidad eres, otras te transforma en una bestia que no eres.


Intentó alejarlo de nuevo, pero los dedos de Sasuke se clavaron más en sus hombros con fiereza. A Naruto no le gustó eso. Nunca hubiera querido que su primer beso con Sasuke fuera en esas condiciones. Ese Sasuke sólo era un títere del deseo. Debía calmarlo de alguna forma.


Buscó a tientas un florero con azucenas, y, sin pensarlo más, vacío en Sasuke las flores junto el agua fría. Rompiendo el beso, el encanto y la gentileza.


Sasuke lo soltó y Naruto aprovechó a alejarlo empujándole. El azabache en el piso vio una azucena rota con vergüenza.


Sabe que hizo mal, pero no siente tanto arrepentimiento como pensó que tendría. Lo peor de todo era que su estupidez y cobardía la recordarían ambos en la mañana.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Era una mañana muy calmada. Sasuke se encontraba en la fila de paga. No había tantas personas como pensó que habría. Muchos habían adelantado sus sueldos para despilfarrarlos a gusto en la fiesta más grande, la del año nuevo.


Desde que se le había bajado el alcohol no había cruzado palabra con Naruto. Todo el camino a casa se había comportado como un bloque de hielo. Lo había evitado esa mañana, dejándolo solo. Entre más pudiera evitar una explicación, mejor. No quería que su buena relación de “amistad”, si es que quería llamarla de alguna manera, desapareciera sin habérselo pesado bien, de nuevo. Por su culpa todo se había convertido un revoltijo.


Alguien se colocó detrás de él en la fila. Esta persona estaba cubierta de vendajes, pero los trataba de disimular con su ropa. Sólo le ignoró para concentrarse más en sus pensamientos.


La situación con Naruto se había vuelto más frágil que el cristal más delgado. No sabía cómo debía comportase cuando volviera a ver al ojiazul. En definitiva no podía ser amable. Pero tampoco quería ser rudo, sabía que tenía que dar una explicación y no podía llegar con los moños con esa actitud. Por lo que optó por ser algo más allá de eso: estoico.


Pero ¿Qué duele más que el rencor? La indiferencia.


Justo después de recibir su paga, entregó su renuncia y su uniforme. Le pidieron su nombre para tacharlo de la lista de empleados, pero al momento de dar su nombre, solo en dos personas captó especial atención. Uno de ellos era el sujeto vendado, que le jaló por el hombro y le dio un buen golpe en la mandíbula. Tan rápido fue todo que Sasuke no alcanzó a reaccionar, quedando en el suelo limpiándose la sangre de su labio.


El vendado no era nadie más que el chef que le había estado molestado apenas el día anterior. ¿Qué era lo que le pasaba? ¡Estaba loco!


Después el barrigón le señaló y le llamó “pulgoso”. Le iba a patear cuando otro se le acercó para detenerlo por la espalda, Sasuke apenas pudo detener el débil impacto con sus manos. El chef le echó la culpa de que lo despidieran y de que estuviera infestado de pulgas.


Al instante la persona que le sujetaba lo soltó con repulsión, mientras que los demás se alejaron de ambos. La chica que sujetaba el uniforme del azabache lo arrojó al suelo y se ajustó su protector de lino a su cabello, y más de uno sintió comezón en alguna parte de su cuerpo.


Le dijo que él era el mejor de su área, que tenía una buena vida y que era reconocido por los mismos reyes. Pero por sus condiciones esa misma mañana le había despedido. Le maldijo por sus desgracias y le dijo de hasta lo que se iba a morir. Se soltaron algunos vendajes mostrando su piel hinchada y maltrecha, despidiendo el aroma agrio de ungüento. Quiso volver a golpearle, pero Sasuke le esquivó con agilidad. Lo intentó de nuevo, muchas veces, pero él solo lo evitaba, no quería ni tocarle.


Mientras, el otro sujeto, que pasaba desapercibido entre la gente que se había juntado y con su capucha que escondía sus gafas, observó con atención. No había duda de que él era el muchacho. Pero para confirmar, y aprovechando que estaba distraído, le inspeccionó su magia. Su magia natural se sentía más fuerte que hacía años, y la otra magia ya no era pura, pero seguía en él. En esencia, era el mismo. Se sorprendió de encontrarle ahí, lo había buscado sin parar más de un año, pero nunca tuvo ni pista de su paradero. Y cuando ya hasta lo había dado por muerto, se lo encontró.


Entonces vio como Sasuke se iba a marchar, y se hizo a un lado junto con los demás, para darle paso. Y con disimulo, le siguió.


El azabache abandonó el lugar pues no tenía nada que explicar, y el chef no iba a escuchar palabra alguna. Ya estando lo bastante lejos, calmó su paso. El barrigón no tenía pruebas que lo culparan, además de que eso era absurdo, él no tenía pulgas. Y como hipocondriaco, empezó a sentir una picazón en su cuello y de como le caminaba a su cabeza. “Ese maldito me pasó sus pulgas”.


Corrió a prisa a su casa. Quería revisarse y darse un baño lo antes posible. Entonces recordó el odio que le tuvo al chef antes de eso. Y de cómo deseó que tuviera una infestación de pulgas para que se callara. Tal vez no era en concreto un deseo, pero sí lo había querido. Y sintió esa extraña incertidumbre en la que no sabía si era el culpable de eso. Lo mismo había sentido con los plátanos. Demasiadas cosas extrañas estaban pasando a su alrededor.


Llegó a casa, donde Naruto le esperaba sentado en el comedor para hablar con él. Se miraron un segundo, y la tensión se sintió, pero vio que Sasuke tenía una preocupación encima. Sasuke fue al espejo y comenzó a revisar su cabeza con nerviosismo. No encontró nada, pero tomó jabón y la jarra para irse a dar un baño. Naruto al notar sus planes, le detuvo.


 


—No vas a poder bañarte. No hay agua en el tambo y se acab el agua del pozo. —explicó el rubio.


—¿Y por qué se acabó? —esa era mucha mala suerte.


—Y yo que sé. —respondió con enojo profundo. En definitiva, estaba enfadado con el azabache.


—¿Y no sabes si los otros pozos están igual?


—No. —Naruto se enervaba cada vez más viendo como Sasuke pasaba del asunto de manera impresionante. No tenía derecho a decir que se le había olvidado. “Eso” no se podía olvidar. Al ver que Naruto estaba de negativo y que no pensaba ayudarle aunque se estuviera desangrando, tomó un poco de dinero y le dio la espalda a Naruto. Naruto notó que se había ido por la paga solo sin decirle. Una raya más al tigre.


—¿A dónde vas? —Naruto no iba a dejar que huyera, y enfadado le detuvo por el hombro. Sasuke se giró quitándolo de un manotazo.


—Voy a bañarme. Tengo pulgas, así que si no quieres que te salte una, aléjate. —declaró el azabache con el seño fruncido, con resentimiento y frustración en sus palabras. Naruto no se alejó, pero tampoco volvió a ponerle la mano encima. Le vio con la misma rabia que le daba el azabache. Y un pestañeo antes de separarse, Naruto notó algo extraño en los ojos de Sasuke, como si el brillo estuviera desapareciendo de a poco.


 


Sasuke de haber sabido que esa era una manera efectiva de alejarlo, le hubiera mentido así desde un principio.


Sin querer decirle nada más, se giró a la puerta y se marchó. Caminó al siguiente pozo, a poco menos de un kilometro. Y volvió a concentrarse en su crisis.


El plátano no había sido la cosa extraña que le había pasado. Durante una apuesta había adivinado el número con el que caerían los dados durante toda su ronda. Cuando lo notó, adivino en secreto las rondas de los otros y los números volvieron a reflejarse en los dados. Eso había sido una coincidencia enorme, porque él no podía ver el futuro.


Aunque lo que en realidad había pasado fue que lo había ordenado y los dados lo habían obedecido.


Especuló que todos los eventos no solo se relacionan a él, si no que los provocó. Mas no sabía cómo explicarlo.


Dedujo que estaba perdiendo el control sobre el Sooye, y que todo había pasado por accidente. Revisó sus niveles, pero este era el mismo que había dejado después del robo. Intentó calmarse. Tal vez sólo estaba imaginando cosas y todo había sido una gran coincidencia.


Justo a mitad de su trayecto se encontró con su pequeño vecino del piso de arriba. El niño iba forcejeando con la pesada cubeta de agua, este, al notar su presencia, le dio una sonrisa chimuela de saludo. El otro le respondió con la mano en lo que pensaba: “Pobre, lo que tiene que aguantar por su madre”.


Se quedó parado y recordó su deseo de la noche pasada. Y de nuevo todo volvió encajar. Al pozo no se le había acabado el agua, se había secado. Él lo había secado.


 


xXx Naruto x Sasuke Dark Horse Sasuke x Naruto xXx


 


Kabuto se encontraba escondido entre las sombras, donde siempre le había gustado escabullirse. Entre sus manos estaba su esperanza. Un frasco con una poción.


Los que tenían el sello maldito tenían la clave para hacer a Orochimaru volver a caminar entre los vivos. El viperino desde que había sabido de la existencia de Sasuke había deseado su cuerpo. Y que mejor forma de regresarle la vida que en el cuerpo que tanto había querido. Kabuto no sólo lo hacía por obedecer órdenes, él lo necesitaba.


Él se había vuelto la cabecilla de la mafia de Orochimaru. Y en ese momento esperaba a que uno de sus secuaces llegara para darle las órdenes de capturar al de ojos oscuros.


Pasando desapercibido por los transeúntes, Suigetsu entró al callejón. Él era a quien esperaba. Le dijo su misión, le entregó el frasco y algunas indicaciones sobre este. El de ojos violeta titubeó un poco, no pensó que le mandaría a capturar a su compañero. Y eso que llevaban años de amistad, pero por seguridad, para ambos, preferían declarar simple camaradería.


Su superior le pregunto que si había algún problema, pero él otro negó. Y sólo guardó la poción entre sus ropas. Sin despedirse fue a casa del azabache.


 


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Naruto estaba en casa preparando las pocas pertenencias que tenía. Ya se había acostumbrado a viajar con apenas lo necesario. Mientras lo hacía maldecía a Sasuke. Que si era un cobarde, que si ni él se entendía, que era si era un idiota. Sacó sus ahorros personales de su escondite. Sabía que debían juntarlos, pero Sasuke muchas veces era un tacaño.


Tocaron a la puerta y abrió con coraje, pensando que era el azabache. Cuando ambos se vieron se sonrieron.


 


—¿Qué tal Naruto? —saludó Suigetsu.


—Bien, todo tranquilo ¿Y tú?—sin que la sonrisa desapareciera de él.


—Pues, como siempre. —dijo buscando al azabache en la habitación con la mirada, hasta que vio que el rubio tenía una maleta sobre su cama. — ¿Estas empacando?


—Sí, tenemos planeado marcharnos esta misma tarde. —Sasuke no le había comentado nada y el ojivioleta tuvo prisa por encontrarlo.


—¿Sabes dónde está Sasuke? —y la sonrisa de Naruto desapareció.


—Ni idea, solo huyó como siempre, a no sé qué. —con un tono de enfado escondido. Y a Suigetsu se le ocurrió una idea.


—¿Y no piensan quedarse a la fiesta de año nuevo? —Y así tener más tiempo.


—Es que queremos evitar los barcos llenos.


—En ese caso, mejor váyanse después de la fiesta. Van a encontrar los muelles más libres que si se fueran hoy. —el rubio dudó. —Vamos, quédense. —insistió.


 


Naruto aceptó. Debía sacar la tensión antes de hacer el gran viaje. Despidió al otro y continuó empacando. Así se irían en el primer barco del primero de enero.


Agarró unos cuantos utensilios de cocina y vio la tetera de Sasuke. Siempre que salía antes que el azabache del trabajo, le preparaba el té para que llegara directamente a relajarse. Por un segundo pensó dejarla a un lado. Pero ya no estaba tan enojado como en la mañana. Y fue a llenarla al tambo, que nunca había estado vacío. Sólo lo había dicho para que Sasuke se quedara, pero al saber de su problema, por coraje no quiso decirle nada.


Fue a ponerla sobre el fuego. Mientras recordó la calidez de los labios de Sasuke, y lo caliente que estaban sus manos cuando lo capturó por el hombro. Pero durante esa borrachera recordó su primera borrachera y que lo que él había pensado que era un sueño, la cercanía en la oscuridad que compartieron, había pasado en realidad.


No recordaba lo que habían hablado, pero sí las imágenes. Había dejado de ser cobarde por unos momentos y se atrevió a hacer lo que sólo en su imaginación podía. Y había decidido tener el valor de hacerlo sin alcohol encima. Pero se había enojado que Sasuke no hubiera dicho o hecho algo al respecto a la mañana siguiente. Ya sabían que se querían ¡¿Qué demonios detenía a Sasuke?!


Y el susodicho entró por la puerta con la cabeza mojada. Le había comprado su agua y se había bañado con agua helada, todo con tal de matar a la maldita pulga que haya osado saltar sobre él.


 


—Bienvenido. —le dijo Naruto. Sasuke por poco se le olvidaba su papel, y cambió su semblante.


—No tenías porque prepararme el té. —Sasuke no quería aceptar ninguna amabilidad. “¿Qué nada te puede poner contento?” pensó el rubio. —Sólo deja que prepare mis cosas y nos iremos.


—No. Nos iremos pasado mañana. Suigetsu nos invitó a la fiesta de año nuevo. Por cierto, te estaba buscando. —soltó sin verle.


—Que indeciso eres. —le comentó Sasuke entre dientes, forzándose a permanecer estoico.


—¿Qué tiene eso de malo?


—No me gusta que me anden cambiando los planes.


—Pero tú sí puedes cambiármelos a mí. —respondió Naruto subiendo la voz.


—Sólo si son al último momento.


—Que conveniente. —y es que la espinita del coraje permanecía en Naruto.


—¿Vas a buscarle cuanto defecto a cada idea que tenga? ¿Quieres una pelea conmigo? Dímelo. —le retó el azabache viéndole fijamente.


—Tú eres el que me busca defectos a mí. —Sasuke le vio extrañado por el comentario sabiendo que no era cierto. —Tal vez no me las digas, pero las siento. —y Naruto señaló su pecho con pesar. Si Sasuke le quería y no le aceptaba, era porque le había visto algún defecto tan grande como para detenerse y mantener distancia. Pero primero quería saber algo. —A ver, ¿Por qué mi idea de buscarlas al oeste no te gustaba? ¿Por qué ya no tienes las intenciones de encontrarlas? —Y es que de uno año a la fecha había notado que Sasuke ya casi no quería hablar de sus madres.


—No es que tus ideas sean malas. —y tragó saliva para la siguiente contestación, y es que esa respuesta ya la había pensado desde hacía mucho. —Es que ya no creo en encontrarlas. —soltó con alivió al fin.


—¿Qué? —dijo Naruto ¿Por qué especulaba eso?


—Sólo ponte a pensarlo un momento. Hace casi diez años que las perdimos. En aquel entonces los tiempos eran muy difíciles, muchos llegaron a negar ser indios por temor a que los regresaran. Ellas no habrán querido ver atrás y en el peor de los casos a ellas las habrán encontrado y…


—¡No te atrevas a terminar esa frase! —detuvo Naruto con un nudo en su garganta.


 


No le gustaba la manera de pensar del otro. Sus ojos rojos, conteniendo su frustración y sintiendo la impotencia en su pecho, le disputaron. Y los ojos de Sasuke se transformaron. No sólo habían perdido por completo su luz, llegando a verse opacos, si no que además parecían unos profundos abismos siniestros.

Notas finales:

La magia de Sasuke se impone. Pero esto sólo asusta al azabache que no sabe que esta pasando, y ni hablar de su corazón. ¿Quien podrá explicarle? ¿Cómo saldran parados de esta discusión los hermanos? ¿Habrá más conflictos?

Kabuto hace su aparición y pone sus ojos sobre Sasuke ¿Suigetsu logrará capturarlo? ¿Para qué será la poción?

 

Hooooooola!!!! 

 

Ya por fin se dieron un beso!!! Trate de quedara todo lo mejor posible de que quedara bien, pero me seque ._.

 

Se que había dicho por ahí que iba a subir el sábado, pero surgieron imprevistos, mi casa se inundó de lava, llovieron patitos de hule y cosas así, ya saben, clima bipolar ^^

 

Ya por fin estoy de vagaciones!!!! Yay!!! :D 

Y eso significa que volveré a subir un capi por semana!!!!! 

:DDD

De hecho traté de subirlo antes de que se acabara el día martes, pero no pude, por cosa de menos de una hora, gomene u.u

 

Gracias por dejar su review!!!

Espero que hayan disfrutado el capi!! 

Cualquier duda, sugerencia y comentario ya saben que va a la caja de comentarios!! Los cuales me ponen muy entusiasta para continuar :3

 

Les deseo buen@s días, tardes o noches (o en mi caso ahorita, madrugadas 030) y nos leemos el proximo martes antes de las 8 PM.

 

Atte.

LaMueRtHeSitHa

^^*

 


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