Clase 5: Que comience la competencia
El día caía por el horizonte, faltaba poco para las siete de la tarde.
En la mansión Zoldyck estaba ocurriendo algo especial: una competencia.
Hisoka abrazaba a Illumi por la cintura, arrinconandolo contra la esquina, apegándo sus cuerpos. Killua, en cambio, esperaba pacientemente a la señal de Gon, con la mano firmemente abrazada a la sábana.
Alluka caminaba por los extensos pasillos, saltando mientras reía por lo bajo, entretenida en su propia búsqueda; mientras tanto, en un piso más arriba, los dos chicos comenzaban su plan para acorralar a los dos mayores.
Todo había comenzado una media hora después de haber llegado a la mansión.
Gon y Killua habían ido a saludar a Alluka, la hermana del albino, y ésta los había recibido con los brazos abiertos, abordándolos con un amoroso abrazo. Feliz de verlos a ambos.
En el pasillo, Illumi y Hisoka miraban la escena atentamente. Hisoka estaba bastante interesado en los dos chicos, por el simple motivo de saber un poco más sobre aquellos dos especímenes. En cambio, Illumi accedió al espionaje motivado por ese sentimiento sobre protector que tenía por su hermano; el cual era normal para él.
—Hace tiempo no te veía, Alluka. —dice el muchacho de cabello en punta, sonriéndole amablemente a la niña.
—¡Gon-nii-chan! —exclamó cuando se separó del mayor.
—¿Cómo estás?
—¡Bien! ¿Y tú?
—¡Muy bien! Alegre de verte otra vez. —finalizó con una sonrisa, posando una mano en la cabeza de la más pequeña.
—¿Gon-nii-chan?
—¿Si?
La niña parpadeó sorprendida, teniendo ese aire curioso en su mirada. —¿Tú sabes qué es ese bulto que tiene mi Onii-chan, verdad? Él no me quiere decir nada, aunque le he pre-
—Ya dije que no era nada. —le regañó Killua, tratando de medir sus palabras; no quería sonar demasiado enojado, pero tampoco quería involucrar a su hermana en el tema.
Su sonrojo delataba su estado de nerviosismo, de eso de podían dar cuenta todos. Miró a Gon de reojo, amenazándolo con la mirada. Sin embargo, éste no parecía estar consciente de su mensaje. Cuando vio a Gon abrir la boca, se dio cuenta de que debía hacer algo para callarlo.
Rápido.
Se abalanzó sobre su amigo, justo cuando estaba a punto de pronunciar las palabras prohibidas. Cayeron con torpeza al suelo, Gon confundido por las acciones del albino. Killua quedó sentado encima de él y suspiró sintiéndose aliviado, satisfecho de haber evitado que...
—Es un bebé. —dijo una voz afuera de la habitación, haciendo que el pequeño grupo se sobresaltara.
Killua gruñó por lo bajo, frustrado: Había hablado muy pronto.
—No le creas, Alluka, esto es…
—No deberías intenta engañar a tu hermana, Killuaaa.
Hisoka se asomaba por la puerta de la habitación, con la cara ladeada y una sonrisa de película de terror, espantando a todos los que estaban en el interior con su risa.
—¡Sen-sensei! —Gon gritó desde su posición en el suelo, recostando el peso de su cuerpo en ambos codos.
Killua dio un pequeño respingo, asustado por el repentino grito.
—¡No me asustes así, idiota!— Tomó una gran bocanada de aire, poniéndose una mano en el pecho mientras todavía tenía una expresión turbada.
—No hay necesidad de decirme sensei afuera del colegio, Gon. —decía el pelirrojo con una sonrisa ladina en el rostro.
Al moreno le causó curiosidad que su amigo no se haya enojado porque el profesor le había llamado por su nombre.
—¿Un bebéeee? ¡Onii-chan tendrá un bebé!—. Alluka comenzó a saltar en la habitación, junto con algunas palmaditas graciosas.
—Pareces feliz con la idea.
—¡Por supuesto! —dijo la menor bastante ilusionada y emocionada con la idea.
—Ves, no tenías de que preocuparte, Killua. —mencionó antes de sonreírle al niño de ojos azules.
—Killu. —habló Illumi, apareciendo entre las sombras del pasillo—. Sigues encima de Gon.
—¿Ah? ¡Aaaaah!—. Killua se paró rápidamente. —Lo siento, Gon, no quise…
Una sonrisa amable apareció en el rostro del pelinegro. —No hay problema. Más bien… ¿no te hiciste daño?
—Estoy bien... Gracias.
El mayor de los hijos Zoldyck no parecía del todo gustoso con lo que veía. —Deberías tener más cuidado, Killu, si quieres yo puedo…
—No, gracias—. El albino rechazó la proposición sin siquiera escucharla, cualquier cosa que involucre a su hermano más protección, no podría terminar muy bien... ya lo tenía comprobado.
—¿Y es tuyo? —preguntó inocentemente la pequeña, tomando de la manga a Gon mientras le dirigía una sonrisa.
Killua palideció. Ya era mucho decirle a Alluka que estaba embarazado, no quería ni pensar...
—¿Entonces, no están aburridos? —interrumpió Hisoka, en salvación del albino—. ¿Por qué mejor no jugamos a algo? —propuso después de pensarlo un momento.
Mala idea. Pésima idea.
—¡Eso se escucha divertido! —exclamó Gon de inmediato, sin pararse a pensarlo dos veces.
—¡Yo también quiero! —dijo Alluka mientras levantaba una mano.
—¿Tú quieres, Killua? —indagó el Freecss, volteándose para observar al albino.
—No.
—Hagamos una apuesta. —decía Hisoka sin perder su sonrisa—. Yo e Illumi contra Gon y tú.
—¿Y yo? —preguntó Alluka con un tono decepcionado.
—Oh, tú también jugarás. Solo que tú serás la que busca.
La niña parpadeó, inclinando la cabeza ligeramente hacia uno de sus costados. Confundida por las palabras del pelirrojo. —¿Buscar qué?
La sonrisa de Hisoka se hizo mucho más grande. —A nosotros, por supuesto. La pareja que pueda esconderse de Alluka por más tiempo, gana.
—¡Eso suena divertido!—. Gon parecía emocionado.
—¡Sí!
—¿Qué dicen, hermanos aburridos? —les preguntó el pelirojo a Illumi y Killua; aludiendo a su persistente falta de motivación.
—Por mi está bien. Siempre es bueno hacer algo en familia, ¿o no, Killu?
Torció la boca en una mueca. —La verdad es que...—. Lo meditó un momento. Miró a Gon y Alluka, que le hacían puchero, intentando convencerlo de jugar con ellos. —Supongo que podría... un rato—. Se rindió finalmente.
Los dos niños se pusieron a celebrar ante su decisión. Hisoka, rio.
Esto sí sería divertido.
—¿Entonces, qué apostamos?
—La pareja que pierda... Será esclava de la otra por el resto del fin de semana.
—¡Definitivamente ganaremos! —exclamó el moreno de inmediato, levantando su puño bien en alto.
—No lo creo. —dijo Illumi sorpresivamente, sacando su espíritu competitivo.
—Ya lo veremos -Hisoka hizo un gesto, sacando dos pañuelos- Por ahora, hagamos esto más interesante.
Killua, que hasta ahora se había margen de la discusión, levantó un ceja, con escepticismo.
—¿Para qué es eso?
Hisoka se acercó a Illumi, que estaba apoyado en la pared. Tomó su delgado brazo y cruzó la tela por su muñeca. El otro extremó lo encerró en su propio brazo.
Lanzó el otro pañuelo en dirección de Gon, que lo agarró con sus dos manos en el aire.
Killua lo miró con una expresión seria.
—No. Gon, no. —murmuró mientras comenzaba a retroceder.
—Es solo un pañuelo—. Sonrió, atándose un lado.
Su piel palideció un poco más. —Aléjate—. Retrocedió un poco más, topándose pronto con los peluches que adornaban la pared del cuarto.
Alluka se unió a Gon, tomando su mano e intentando con ligereza tirarlo hacia adelante.
—Vamos, nii-chan. No seas cobarde.
El albino suspiró.
Ya era inevitable.
—Entonces... que empiece la competencia.
Alluka comenzó su cuenta.
1, 2, 3...
Hisoka seguía a Illumi, quien lo guiaba a través de los pasillos. Tenía una buena vista de su trasero, que no pensaba desperdiciar en el trayecto.
4, 5, 6...
Gon y Killua, por su parte, comenzaron a subir los escalones en el otro lado de la mansión.
—¡Wow, woow! ¿A dónde vamos, Killua?
—Estoy pensando.
"Repasemos... —pensó el albino—. Si Alluka toca a alguno de los dos, perdemos. Solo podemos ocultarnos en los dos pisos superiores. Existen dos sectores por cada piso: el ala oeste y el este. La habitación de Alluka está al lado de la escalera oeste".
El pelinegro observaba atentamente a su amigo, curioso por su repentino silencio.
"Alluka probablemente empezaría en el primer piso. Illumi posiblemente se ocultará en el segundo piso también, en donde hay, en total, unas cuarenta habitaciones—. Chasqueó la lengua con molestia. —Si nos soltamos... Perdemos. La mejor opción para ocultarse sería..."
Gon sonrió ante el fugaz y repentino pensamiento que apareció en su cabeza. –¡Ah!–. Chasqueó sus dedos, llamando la atención de su amigo. –Tengo una idea, Killua.
–¿Si?
–Pero primero, busquemos un lugar. Alluka debe estar por salir.
Killua meditó un momento. —¿Qué probabilidades de éxito crees que tendríamos?
—Mmm... Yo diría...—. El moreno lo pensó unos segundos y después, afirmó con decisión. —… Que un sesenta o incluso un setenta por ciento. Pero primero, debemos escondernos.
—Bien. Confío en ti, Gon.
El albino zig zageo por algunos pasillos, buscando alguna habitación cercana que tuviera una salida de emergencia.
En unos segundos, se detuvo frente a una de las puertas. La pieza se encontraba a la vuelta de en un pasillo que daba hacia la escalera. Si Alluka viniera desde esa dirección, tendría que revisar primero las cuatro habitaciones del pasillo principal, lo que les daría algo de tiempo en caso de algún imprevisto.
Con sigilo tomó la perilla, entrando en la habitación.
—Alluka ya comenzó —susurró Killua. Cuidadosamente, había contado los segundos que su hermana tardaría, teniendo en cuenta el ritmo de su caminata.
—Este es plan: la habitación de Alluka está de ese lado, ¿no?—. Gon apuntó con su mano libre el extremo oeste de la casa.
—Sí.
—Probablemente revise el primer piso y luego suba. Lo que significa que ella subirá por...
—Las escaleras del este.
—Exacto—. Sonrió. —Si tuvieras que hacer algo ahora, ¿qué harías?
Cruzándose de brazos, Killua meditó unos segundos. —Si tuviera que hacer algo... Me escondería en algún lugar. Todo el segundo piso está conectado en distintas habitaciones y pasillos, me escondería en alguna hasta que pueda pensar en algún plan.
Gon asintió. —Entonces, ellos probablemente piensen que tú te esconderás.
— Tienes razón, no esperarán un ataque... Así que probablemente ellos planeen hacerlo primero.
— O quizás se escondan en algún lugar donde haya una distracción, o dónde a Alluka no se le ocurra buscar, preferentemente. ¿Qué podría ser? —se questionó el moreno, haciendo una mueca de concentración que a Killua le pareció de lo más graciosa.
—¿En... un baño? ¿Un closet?
—¿Qué crees que harían en esta situación, Killua? —pregunta mirándolo con detenimiento, confiaba plenamente en su juicio.
—Yo creo... que ellos intentarían hacer que perdamos antes. La única regla que permitiría eso, aparte de ser tocados por Alluka es...
—Exacto. Separarnos.
—¿Cuál crees que es la probabilidad de que intenten eso?
—Considerando que no soy tan rápido que de costumbre debido a esta cosa—. Apuntó su redonda panza. —Sumado a que disponen de tiempo antes de que Alluka suba. —explicó Killua—. Hay una alta probabilidad. Supongo.
—Eso es suficiente. Alluka podría demorar bastante tiempo en el primer piso, así que siempre podemos tener algún plan B de emergencia. Pero, mi idea es esta...
Gon explicó con detalles el improvisado plan, en tan solo unos minutos.
—Es un buen plan, realmente podría funcionar.
El moreno lo miró con seriedad.
–Debemos tener cuidado con lo que harán Hisoka y tu hermano.
–Creo que tengo una idea bastante precisa de lo que podrían estar haciendo en este momento. —dijo con una cara asqueada.
Gon lo miró sin entender a qué se refería. – ¿Si? ¿Qué cosa?
–Bueno, ellos...
—Hnn…
Un susurro ahogado resonó en el reducido espacio.
Hisoka sonríe levemente, con cierta malicia y gracia, toma con delicadeza el cuello del pelinegro, palpando primero con los dedos y después, acerca sus labios; el aliento cálido del pelirojo, en contraste con frialdad de su propia piel, hace que Illumi suspire quedadamente.
Sube con lentitud, lamiendo toda la piel, hasta apoderarse de sus labios. Primero, solo un roce, cálido, sensual, luego, toma su boca completamente, recorriendo con su lengua toda la cavidad.
Un hilo de saliva une sus labios cuando se separan paulatinamente. Illumi abre sus ojos, sin ser conscientes de haberlos cerrado, limpia su boca con una mano y mira a su compañero con seriedad.
—Deberíamos hacer algún plan. —dice de repente, rompiendo el ambiente mientras aleja un poco más su cara.
Hisoka sonríe, tomando su rostro desde el mentón. Lo acerca un poquito, contrariando las intenciones del pelinegro. —¿Qué crees que harán?
Illumi no parece ni pensarlo antes de contestar.
—Killua se ocultará en una habitación del segundo piso. Probablemente ocupe algunos de los puntos ciegos o algo así.
—Entonces, ¿qué haremos nosotros?
—De hecho, creo que lo más fácil sería...—. Illumi hizo una pausa, meditando un momento. — Separarlos—. El más alto hace una pausa antes de continuar. —Eso podría funcionar. Perseguirlos hasta acorralarlos.
—De hecho, eso no sería tan difícil de lograr... Tengo una idea. —murmuró con una sonrisa, antes de acercándose peligrosamente a su cuello otra vez.
La guerra recién había empezado.