Tu descanso
Sin ni siquiera pedir permiso te habías infiltrado entre mis sábanas y colado en mi cama, me sentía demasiado mal como para decirte algo así que simplemente te deje ser, no creía que lo estuvieras haciendo con malas intenciones. Estuvimos hablando de cosas del gremio, me contaste tu día de pesca con Happy, hablaste y hablaste sin parar hasta que te quedaste sin tema de conversación. ¡Al fin me tocaba a mi hablar! Sabía que lo te estaba contando te causaría gracia así que evitaba mirarte, mantenía mis ojos azules al frente mientras movía las manos intentando explicarte mejor.
—Agradezco que no me hayas interrumpido con tu risota… —Te dije aún sin mirarte pero no hubo respuesta así que lentamente giré mi cuello hacia dónde tú estabas acostado. —… ¿Natsu?
Parpadeé sin creerme lo que estaba viendo, te veías tan tierno durmiendo, parecías tranquilo, demasiado tranquilo tus facciones te delataban. —Natsu…—Dije en un susurro mientras aún te miraba, sentía mis mejillas arder y ¡mi corazón latir con fuerza! Gruñí dirigiendo mi mirada al techo. —Idiota, no tenías que dormirte. —Te critique, y tú en sueños sonreíste.
Algo que jamás te diré: me encanta verte dormir, Natsu. Me encanta.