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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Naruto Uzumaki POV


 


Cuando mi hermano llegó a casa, me pareció que estaba preocupado por algo, pero en cuanto le llamamos, colocó su sonrisa habitual y se acercó a mí volviendo a abrazarme como si fuera un niño pequeño. Supongo que le había tenido muy preocupado y debí avisarle donde iba, pero es que estaba tan ilusionado con ayudar a Sasuke que se me pasó.


- Lo siento Dei – me disculpé colocando mis ojillos de cordero degollado ¡porque siempre funcionaban con él!


- No pasa nada ¿Estás bien?


- Sí – le dije - ¿Vas a castigarme?


- Debería – me dijo - ¿Qué se hace en estos casos? ¿Quitarte la televisión un par de semanas? – me preguntó.


- Eso me parece justo. Me voy a mi cuarto – le dije guiñándole un ojo para que aprovechase con su novio, aunque no sé si lo haría.


Me quedé espiando tras una de las esquinas, porque quería comprobar que realmente Sasori no intentaba pasarse con mi hermano… como lo hiciera le daba una paliza ¿Estaba mal lo que hacía? No lo sé, pero es que era mi hermano, demasiado inocente, no quería que le hicieran daño, el primero que le hiciera daño se las vería conmigo… conmigo y con todo el equipo de hockey, que para algo era yo el capitán y les llamaba cuando necesitaba ayuda.


- Ven aquí anda – le dijo Sasori indicándole que se sentase en el sofá un rato con él y vi a mi hermano sentarse acurrucando su cabeza en el hombro de Sasori mientras éste le pasaba un brazo por los hombros. - ¿Estás más tranquilo? – le preguntó.


- Sí – le respondió mi hermano - ¿Me he pasado con el castigo?


Sasori empezó a reírse y creo… que aunque mi hermano no se había enterado de nada, Sasori sí sabía perfectamente el truco que había utilizado… y se lo iba a contar para la próxima vez.


- Dos semanas sin televisión parece justo – le dijo - ¿Tiene ordenador?


- Sí – le dijo mi hermano.


- Entonces te ha tomado el pelo, puede ver la televisión desde el ordenador – le explicó – tenías que haberle quitado la televisión y el ordenador.


- Mierda, que mal hermano soy – Sasori empezó a reírse.


- No es cierto, a mí me encanta como eres Dei – le dijo dándole un beso tierno e inocente y al final… decidí dejarles solos, porque imaginé dónde y cómo acabarían.


Me fui a mi cuarto a dormir y mientras caminaba hacia allí, pensé en lo bien que se les veía a mi hermano y a Sasori, eran la pareja perfecta y llevaban mucho tiempo saliendo, por lo menos… cinco años seguro. Sasori estudiaba ingeniería industrial en la universidad y tenía un trabajo a medio tiempo en un local del muelle, por eso muchas veces que iba allí, coincidía con él. Me caía bien y cuando me veía, siempre me invitaba a algo.


No tardé mucho en dormirme pero creo… que soñé con Sasuke y es que me preguntaba si realmente alguien en su familia le habría echado hoy de menos, porque yo tenía la suerte de que Deidara siempre se preocupaba por mí, pero me daba un poco de pena ese chico, me lo imaginaba andando solo por la casa, siempre al cuidado de un criado, pasando de tu propio hermano y no ver casi nunca a tu padre ¡no debía ser agradable! Y menos si encima que podías verle un día, te llevaba a una aburrida ópera en vez de hacer algo divertido como ir al muelle, o ir al cine y hartarte de palomitas. De todas formas… yo seguía pensando que ese chico, quería vengarse de mí por lo de la broma ¡Si sólo fue una inocente broma! No sé lo que haría, pero estaba seguro, que no tardaría en descubrirlo.


El despertador hoy sonó muy pronto, pero era normal, los jueves entrenábamos pronto en el pabellón del instituto, era la única hora en la que podíamos ir todos, a las siete de la mañana allí. Pasé por la habitación de mi hermano y aún no se había despertado, así que cogí un par de bollos de la cocina y salí corriendo con todo el equipo de hockey a hombro. Me crucé por la acera con un Kiba bostezando y en cuanto me vio, empezó a meterse conmigo por haberle dejado colgado ayer por la mañana, aún así no podía evitar sonreír.


- Lo siento, tuve que hacer un trabajo


- ¿Tú haces trabajos? – me preguntó Kiba


- Ahora sí – les dije


Llegamos al pabellón y entrenamos esa hora, aunque sinceramente, no estaba muy concentrado, no hacía más que mirar el reloj y es que… le prometí a Sasuke que iría por las mañanas a la biblioteca a dar clases con él. Pero claro… habíamos quedado a las ocho, justo cuando acababa el entrenamiento. Cuando terminé, me duché rápido y no me sequé ni el pelo, guardé todo el equipo en la bolsa y salí corriendo del vestuario hacia la biblioteca. Kiba me gritó intentando averiguar donde iba con tanta rapidez y le sonreí.


- Llego tarde para mi clase


- ¿Qué clase? – me preguntó ahora Kiba confundido - ¿Sabes que no empezamos hasta dentro de una hora, no?


- Tengo clases de repaso – les dije entrando ya por el edificio.


Entré por la biblioteca haciendo tanto jaleo que todos se giraron a mirarme y Sasuke que estaba al fondo, se llevó la mano a la cabeza intentando pasar desapercibido, intentando hacer que no me conocía.


- Sasuke – le grité saludándole y escuché la voz de la señora de recepción mandándome silencio.


Me disculpé por lo bajito y fui hasta la mesa donde estaba Sasuke dejando la bolsa junto al stick en el suelo. La gente me miraba extrañada, creo que no muchos deportistas entrábamos por aquí… a ser verdad creo que yo era el único pardillo que venía aquí. Nada más sentarme, recibí un golpe en la cabeza con el libro por parte de Sasuke y por supuesto, tras quejarme nos volvió a mandar callar.


- Eres imbécil – me dijo.


- ¿Qué he hecho?


- Hablar


- Tú estás hablando.


- Pero tú gritaste – me regañó - ¿De dónde vienes todo empapado y con eso…? – me preguntó señalando el stick y la bolsa.


- Del gimnasio – le dije – Es ese sitio donde se hace deporte.


- Sé lo que es un gimnasio pedazo de imbécil – me gruñó


- Vale – le dije con una sonrisa ¡Desde luego conseguía cabrearle rápido y me encantaba hacerlo! - tenemos entrenamiento a las siete de la mañana


- Empecemos – dijo como si se resignase – antes de que me arrepienta de darte clase – susurró y yo sonreí


Desde luego, todo lo que vivimos ayer parecía no haber surgido efecto, seguía siendo el Sasuke frío y empollón, el que no paraba de insultarme y meterse conmigo y en parte… me gustaba que lo hiciera, me gustaba la forma que tenía de llamarme imbécil. De todas formas y aunque yo sonreía, él estaba como el día en que le conocí, extremadamente serio, no era el mismo chico que vi cuando le llevé al muelle.


- ¿Qué te pasa? – le pregunté y él me miró sin entender a qué me refería - ¿Te castigaron?


- No – me dijo


- Pero… llegamos tarde.


- Mi padre ni se dio cuenta – me dijo - ¿Podemos volver a la lección?


¿Cómo no se iban a dar cuenta? Faltó todo el día, llegamos muy tarde a casa, tenían que haberse dado cuenta. ¿Qué le pasaba a esa familia? ¿Tanto les importaba su reputación que olvidaban a los hijos? Ahora incluso me daba algo de pena Sasuke, el primer día pensé que sólo era un empollón más, un nerd como solíamos llamarlos y ahora… no sé, descubrí que no era tan raro como la gente decía, pero seguía estando muy solo y no entendía por qué. Era guapo, lo demostró ayer cuando las chicas se le acercaban, sabía divertirse porque tenía una sonrisa preciosa cuando la sacaba, era deportista, o eso me dijo Sakura, sacaba buenas notas ¿Entonces por qué esa soledad? ¿No tenía ni un amigo?


No quise decirle nada de lo que pensaba por miedo a disgustarle o molestarle, no quería que se cabrease conmigo también si le incordiaba demasiado, pero la verdad, es que tenía curiosidad por saberlo, quería saber porque no tenía amigos, porque siempre estaba solo con sus libros.


- ¿Naruto? – me preguntó Sasuke de golpe y me di cuenta que él había estado explicando la lección mientras mi mente estaba distraída con todo esto.


- ¿Eh?


- Eso digo yo… ¿Qué te pasa? Estas muy distraído – me regañó


- Estaba pensando, lo siento ¿Qué decías?


- El problema de matemáticas – me dijo – te lo estaba explicando.


- Oh, vale sigue – le dije con una sonrisa.


- ¿Enserio qué te pasa? No estás donde tienes que estar hoy.


- Es que… ¿Por qué siempre estás solo? – le pregunté de golpe y me miró extrañado.


- ¿Eso tiene importancia con las matemáticas?


- Creo que no – le dije – pero tenía curiosidad.


- Pues la curiosidad mató al gato – me dijo completamente serio


- ¿Me estás diciendo delicadamente que me meta en mis asuntos?


- Exactamente eso – dijo cerrando el libro de matemáticas y guardándolo en su mochila – veo que estás demasiado espeso hoy, seguimos mañana.


- No Sasuke, espera, puedo concentrarme.


- No, no puedes – me dijo enfadado – porque no pararás de pensar en esto hasta que sepas porque siempre estoy solo, pues te lo diré, no necesito amigos, estoy muy bien como estoy, no necesito distracciones de mis estudios – me explicó aunque a mí no me convenció mucho, porque estaba dándome clase y eso era una distracción de sus estudios. – me voy a clase – me dijo de golpe levantándose y marchándose.


Yo y mi maldita bocaza, ¿Cuándo aprendería a mantenerme calladito? Aún le seguí con la mirada mientras se iba y me sentía mal, supongo que hacerle enojar no me había sentado nada bien, no era mi intención, sólo era una pregunta, podía no haberla contestado, pero en lugar de no contestar… prefirió mentirme ¿Por qué me había mentido?


Cuando entré por clase, me extrañó no verle en su asiento y aunque pregunté a un par de clase si le habían visto, todos me contestaron lo mismo, una negativa. ¿Dónde se había metido este chico? Él nunca se saltaba ninguna clase. Salí del aula cuando finalizaron y en vez de ir al recreo, estuve buscando a Sasuke, principalmente por la enfermería y la biblioteca, pero no estaba en ninguno de esos sitios ¿Dónde estaba? Seguí buscando hasta que escuché su voz, estaba pidiendo un voluntario para algo y me centré en su voz hasta que le encontré, estaba en… “la oficina del presidente estudiantil” ¿Teníamos eso en el instituto? Nunca había conocido al presidente, creía que esas cosas se las inventaban.


Entré por el despacho con una gran sonrisa por haber encontrado a Sasuke después de estar tanto tiempo buscándole.


- Sasuke, yo… - me cortó Sasuke antes de acabar


- Muy bien Naruto, gracias por ofrecerte.


- ¿Qué? – pregunté - ¿Ofrecerme a qué? Iba a decir un… “Sasuke, yo te encontré


- Naruto… siéntate – me pidió y me dio mala espina esto, porque además solo habían dos chicos con gafas que parecían unos empollones ¿Dónde me estaba metiendo?


- ¿Para qué exactamente crees que me he ofrecido? – le pregunté sentándome.


- Para organizar la fiesta de invierno, bienvenido al comité.


- Ah no – me levanté como un rayo – yo me largo de aquí.


- Naruto, te lo pondré muy fácil, ayer te escapaste de las clases, o nos ayudas o te pongo un parte que irá directamente a casa.


- ¿Me estás chantajeando?


- ¿Funciona? – me preguntó con una sonrisa.


- Mierda, eres un cabrón, haces esto porque sabes que no puedo llevarle problemas a mi hermano.


- ¿Entonces el parte o el comité?


- Sasuke perdóname ¿Vale? No volveré a gastarte ninguna broma, ni te meteré en más líos, pero no me hagas esto, nadie del equipo de Hockey ha estado nunca en el comité, es para frikis empollones, no me avergüences delante de mis compañeros y menos a mí, que soy el capitán del equipo, debo dar una imagen. Esto supone para mí muerte social, puede que a ti no te importe porque no tienes amigos, pero no me hagas esto a mí, soy popular, no quiero estar con los frikis, se reirán de mí.


- ¿El parte entonces? – me preguntó sonriendo.


- Joder – me senté de mala leche – el comité – le dije casi en susurro y empezó a reírse ¡Esta me las pagaba!


- ¿Necesitas que te lea también los derechos civiles? – me preguntó con burla y le hice la burla yo a él colocando una mala cara mientras le sacaba la lengua.


 


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