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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Deidara Uzumaki POV


 


Hoy me tocaba trabajar de nuevo y sinceramente, no me apetecía nada tener que ir a lidiar con Itachi Uchiha y menos después de cómo me trataba. Me desperté con Sasori durmiendo a mi lado y en parte, agradecía que se hubiera quedado hoy, más después de lo de mi hermano y es que puede que fuera muy exagerado… pero era mi hermanito, lo adoraba y no podía dejar de preocuparme por él.


Me incorporé en la cama dispuesto a salir, ya tenía los pies tocando el suelo cuando el brazo de Sasori pasó por mi cintura mientras sentía como se incorporaba tras de mí y me besaba el cuello. Sonreí y es que tras cinco años juntos, seguía sintiendo el mismo afecto por él que el primer día, lo amaba y me dolía lo que me hacía el Uchiha, porque sentía como si traicionase a Sasori.


- Buenos días – le dije sonriendo.


- Buenos días amor – me dijo - ¿ya te vas a trabajar?


- Sí


- ¿No tienes ni cinco minutitos para mí? – me preguntó sonriendo


- Si te duchas conmigo, tengo cinco minutos para ti – le comenté con una sonrisa pícara.


Tardó menos él en levantarse para ir hacia el aseo que yo, ¿Enserio que no había tenido bastante con lo de anoche? Porque un poco más y tenemos que llamar a los bomberos para que apaguen el fuego, este chico era un no parar. Me levanté y le seguí al baño cerrando la puerta tras de mí y tenía un pequeño problema… ¡El pestillo estaba roto desde hacía por lo menos un año! Pero Naruto no se levantaba hasta dentro de media hora, así que no habría problema alguno.


Sasori ya estaba desnudo y regulando el agua caliente cuando yo entré y empecé a desvestirme. Entré con él en la ducha besándole y es que me encantaban sus besos, no me aburriría de ellos nunca, eran los mejores ¡En realidad los de Itachi eran mejores! Pero yo seguía prefiriendo los de mi novio. Sacudí la cabeza para quitarme a Itachi de ella, no podía estar pensando en él cuando iba a tener sexo con mi novio ¿En qué depravado me convertía eso?


El agua caía sobre nosotros y me gustaba esa sensación. Tomé el miembro de Sasori entre mis manos empezando a masajearlo mientras seguía besándole con pasión. Sus manos acariciaban todo mi cuerpo y al final, acabó empotrándome contra los azulejos de la pared mientras besaba mi cuello y jugaba con mis pezones entre sus dedos. Jadeé por él, jadeé por todo lo que me hacía, me gustaba y sé que también le gustaba a él lo que yo le hacía, porque de vez en cuando gemía y movía su cintura marcando el ritmo de mi caricia.


Sasori dejó de moverse, apartando mi mano de su miembro para arrodillarse y meterse el mío en la boca. Tuve que sujetarme con las manos a las baldosas de la pared por miedo a que mis piernas fallasen por el temblor que llevaban debido al placer. ¡Creo que los cinco minutos que le había dado, habían pasado hace ya bastante rato! Y justo cuando decidimos que era el momento perfecto, no había hecho nada más que empotrarme contra la pared cogiendo mi pierna para entrar dentro de mí, cuando la puerta se abrió dejando ver a mi hermanito.


Mi cara fue un poema, Sasori se quedó estático y pensé que los ojos se le iban a salir y por supuesto… Naruto cerró la puerta lo más rápido que pudo mientras le escuchaba bajar las escaleras gritando que dudaba entre lavarse los ojos o clavarse agujas.


- ¿Crees que debería hablar con él? – le pregunté a Sasori que estaba en shock


- Creo que no es buena idea sacarle este tema – me dijo – ya es bastante traumático verlo como para encima tener que hablarlo.


- ¿Enserio?


- ¿No me vas a hacer caso, verdad? – yo le negué con la cabeza.


Se nos cortó todo el rollo que teníamos, Sasori salió de mí preocupado y yo tras aclararme de la ducha, me sequé con la toalla, me vestí y bajé a ver a mi hermano. Lo encontré metiendo la cabeza bajo el grifo y cogiendo una pastilla de jabón que me dio tiempo a quitarle antes de que empezara a restregarse con ella la cara.


- ¿Quieres hablar del tema? – le pregunté


- NO – me gritó – no por dios, ahórrame los detalles que mi vista se ha perdido, no sé si esta noche podré dormir bien, voy a tener pesadillas ¿No sabéis lo que es un cerrojo?


- Esta roto – le dije


- Iré a comprar uno – me dijo enseguida – oh por favor… no voy a poder quitarme esa imagen de la cabeza jamás, tú estabas… y él estaba… ahhhhh – gritó – me voy a clase – dijo al final cogiendo su mochila y saliendo de casa.


Sasori bajó en aquel momento por las escaleras y me preguntó que tal había ido la charla. Le dije que muy bien, tanto… que nos iba a comprar un cerrojo. Pasado ese mal trago, ambos nos empezamos a reír y es que esto, no nos había pasado en la vida, pero debo reconocer, que la reacción exagerada de mi hermano, nos hizo gracia a los dos, porque estuvimos un buen rato riéndonos por la situación.


Me fui a trabajar y Sasori también se fue al muelle a su trabajo de medio tiempo. Esta vez en la oficina no me crucé con nadie y cuando llegué a casa, Sasuke estaba allí y esta vez, no cogió el café y se largó, cogió el café y se detuvo mirándome.


- ¿Castigaste a Naruto? – me preguntó casi como si no se atreviese a hacerlo y le sonreí.


- Dos semanas sin televisión, pero resulta que la va a ver en el ordenador – Sasuke empezó a reírse.


- Te toma el pelo como quiere.


- Si, la verdad es que sí – le dije - ¿Llevas todo para clase?


- Sí – me dijo con una sonrisa.


- Genial, ven aquí, que me tuviste preocupado ayer, no vuelvas a hacerlo ¿De acuerdo jovencito? – le dije arreglándole la camiseta y dándole un beso en la mejilla, porque llevaba tanto tiempo trabajando para ésta familia, que Sasuke ya era como de mi propia familia, le adoraba aunque fuera tan serio.


Se tocó la mejilla como si no se creyese que alguien podía darle un beso y luego me sonrió antes de lanzarse a darme un abrazo y marcharse corriendo al coche. Creo que salió tan rápido porque tenía miedo de que me lo tomase mal ¿pero como iba a tomarme mal una muestra de afecto?


Sonreí porque Sasuke siempre parecía tan perdido, tan solo y tan antisocial que no esperaba que me mostrase algo de cariño, ya estaba acostumbrado a sus “buenos días” coger el café y marcharse, lo llevaba haciendo desde hace un par de años. La verdad es que aunque no me mostraba muchas veces su carácter dulce y cariñoso, lo era y sé que le caía bien, porque muchas veces cuando necesitaba consejo, no iba a su familia, venía a mí. Me daba un poco de pena, porque nadie de la familia parecía darse cuenta de lo solo que estaba ese chico cargando con la responsabilidad de ser el Uchiha perfecto intentando seguir los pasos de su hermano, que yo esperaba no siguiera, porque era un idiota.


Entré por la cocina a ver la lista de tareas para hoy y cual fue mi sorpresa al encontrarme una sola… ¡Madre mía lo que sería para que sólo fuera una! Miedo me daba hasta leerla. Cogí el papel y tras mis largos cinco minutos entendí de mi penosa lectura que había que montar una fiesta y tenía que ocuparme de reservar y solicitar todos los servicios de la lista que había en el primer cajón de la cocina. Abrí el cajón con terror y eso no era una lista… parecía un libro entero ¿Cómo iba a leerme yo todas estas páginas si ya me había costado casi cinco minutos entender dos líneas? Estaba perdido.


Creo que hoy me llevaría tarea a casa y a ser posible… tendría que hacer la cosa más vergonzosa de todas, pedirle ayuda a mi hermano para que me leyera la lista y poder acabar más rápido ¡que humillante! ¿De dónde se supone que iba a sacar tiempo para organizar todo esto? Ya estaba agobiado incluso antes de comenzar.


Para colmo, entró por la cocina el que me faltaba para terminar de rematar mi día, Itachi. Venía con su sonrisa perfecta y de bastante buen humor, incluso me dio los buenos días mientras se tomaba el café que le había dejado preparado encima de la encimera. Mientras él leía el periódico allí sentado, yo busqué el teléfono para ponerme a encargar las cosas.


Leí la primera de la lista… tardé otros cinco minutos mientras Itachi me miraba sonriendo con el teléfono en la mano sin marcar porque aún intentaba averiguar de qué era lo de la primera línea.


- Pasa anda – me dijo – yo leo y tu discutes con los encargados.


- No hace falta señor Uchiha – le dije intentando leer aún y él sonreía.


- ¿Quieres acabar con la lista hoy o dentro de un año cuando ya no haga falta celebrarla? – me preguntó – venga déjame ayudarte, sólo es leer, no me supone un gran problema.


Le pasé la lista y la cogió leyendo para sí mismo el primer encargo, aunque puso una cara rarísima y luego empezó a reírse.


- Cincuenta docenas de flores de… cresta de gallo – dijo.


- ¿Se llama así la planta? – le pregunté.


- Sí – dijo leyendo – a menos que la secretaria de mi padre se haya confundido, es la que quieren. Venga llama – me dijo empezando a dictarme el número de la floristería, luego empezó a quejarse - ¿para que narices quiere mi padre casi cinco mil flores de estas? Ni que fuera a montar una floristería ahora.


Llamé al número y tuve que negociar mucho con el dueño, porque al parecer… era una flor rarísima de encontrar y sí que tenían, pero no cinco mil unidades. Itachi me miraba intentando llegar a un acuerdo con el florista.


- ¿Enserio no puede hacer nada? Necesito las cincuenta docenas de flores – esperé a que él hablase – si yo le entiendo, pero ahora entiéndame usted a mí, me juego el trabajo si no consigo esas flores, ¿No podría hablar con otras floristerías y ver si entre todas alcanzan las unidades necesarias? Se les recompensará generosamente – le comenté y al final parece que iban a conseguirme las flores – muchas gracias, hasta luego.


- Se te da bien esto de negociar – me dijo el Uchiha riéndose – segundo encargo, el catering – me comentó.


Al final, acabé reteniendo a Itachi más tiempo del necesario e incluso durante todo ese tiempo en el que tuve que prepararle al menos dos cafés más, no paré de mirarle, porque no sabía el motivo por el que estaba ayudándome, él era siempre tan egoísta y sin embargo, hoy estaba aquí conmigo. Creo que eso me gustó, pero cuando me miró de golpe, giré la cabeza hacia otro lado ruborizado mientras seguía hablando con el del teléfono aunque creo, que él sonrió al darse cuenta de mi sonrojo. ¡Cómo podía haber pensado en Itachi de una forma que no fuera profesional! Me maldije por aquello.


Acabamos casi a las seis de la tarde con todo el jaleo de la fiesta y ya estaba recogiendo las cosas para irme cuando me sorprendió que Itachi me hablase con un tono suave y no con el que estaba acostumbrado a escucharle, ese autoritario y firme.


- Eres raro – me dijo – ni siquiera te ha sorprendido ninguno de los extravagantes encargos de mi padre – me comentó sonriendo.


- Te sorprendería saber las cosas raras que pide su padre, en esta casa todos ustedes, piden cosas extravagantes – le dije – supongo que ya me he acostumbrado.


Fui a marcharme cuando Itachi me agarró la muñeca y me giró hacia él. Seguía sentado en aquella banqueta alta y me había colocado en medio de sus piernas mientras me miraba con aquellos impresionantes ojos, pero extrañamente, no sentía lo mismo que las otras veces que estuve tan cerca de él, no le sentía como una amenaza.


- Siento lo de los otros días – me dijo – no debí amenazarte con lo del trabajo.


- No pasa nada – le dije alejándome un poco – gracias por ayudarme hoy.


Ya iba a marcharme cuando noté su rostro acercándose al mío y para mi gran sorpresa,  no me aparté aunque vi claramente que me iba a besar, durante unos segundos deseé que lo hiciera y mi cuerpo había traicionado a mis pensamientos quedándose inmóvil y permitiéndole hacerlo. Su beso fue tan suave, tan dulce y tierno que cuando quise darme cuenta le estaba correspondiendo, notaba sus manos en mi cintura y entonces, justo cuando yo ya lo estaba disfrutando, paró.


- Lo siento – me dijo – no debí haberlo, te prometí que intentaría mantenerme apartado


No sé que me pasó en aquel momento, creo que verle disculparse o estar tan sensible me afectó, porque le besé esta vez yo a él con más fuerza, con más pasión y me correspondió, tanto lo hizo, que hasta se levantó de la silla pasando su brazo por mi cintura y levantándome hasta sentarme en la encimera de la cocina sin soltar mis labios ni un solo segundo. ¿Qué me pasaba con él? ¿Por qué me atraía tanto? Sólo era un niño rico y pijo, además yo tenía a Sasori, tenía que pensar en él y sin embargo… estaba aquí muriéndome por sentir el cuerpo de Itachi sobre mi ¡Oh Dios! ¿En qué clase de persona me estaba convirtiendo? No podía hacerle esto a Sasori.


Itachi volvió a cogerme mientras yo enrollaba mis piernas a su cintura y me empotró contra una pared mientras besaba mi cuello, hasta que escuchamos la puerta principal abrirse y del susto, me bajó con cuidado al suelo. Sasuke apareció en la puerta de la cocina mientras yo cogía mis cosas y por supuesto, Itachi se hacía el disimulado cogiendo una naranja de un bol de fruta.


- ¿Qué hacéis? – preguntó Sasuke al vernos tan nerviosos.


- Yo ya me iba – le dije – he terminado mi turno.


- Yo he venido por… - miró lo que tenía en la mano que aún no había visto y contestó – una naranja, me apetecía una naranja.


Yo me fui por un lado y el hermano de Sasuke por el otro lado del pasillo. Desde luego estaba fatal de la cabeza, si no llega a aparecer Sasuke, ahora mismo seguramente… me habría acostado con Itachi allí mismo, contra la pared.


 


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