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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Deidara Uzumaki POV

 

Mi hermano se fue esa mañana rápido al colegio y me habría gustado que desayunase conmigo, pero bueno… supongo que otro día sería, de todas formas aún tenía que pasar por la tintorería a recoger el traje del señor Fugaku Uchiha y unos pantalones del señorito Itachi Uchiha, que desde que había vuelto de Alemania hace dos días a terminar su estudios universitarios aquí a New Yersey, no había dejado de marearme. Se creía superior a mí y bueno… lo era, él lo tenía todo y yo no tenía nada, pero no por eso tenía que estar sirviéndole en todo y cuando intentaba protestar soltaba su mejor frase: te despido. Como le gustaba utilizarla y no podía permitirme perder el trabajo.

No quise preocupar a mi hermano con todo este asunto, pero estaba agobiado con este trabajo, yo hacía todo, parecía la chacha de su casa. Me ocupaba de limpiar, me ocupaba de ir a la compra, cocinaba yo, recogía sus recados, tenía a veces que ayudarles en temas de la empresa y ahora encima… atender a los hijos del señor de la casa ¡no podía más! Y es que aunque Sasuke era bastante independiente y no me mareaba mucho en recados, Itachi no parecía ser igual, había que hacerle todo, absolutamente todo.

Había buscado otros trabajos, pero o requerían estudios o pagaban demasiado poco para poder mantenernos, así que no tenía más remedio que satisfacer las chorradas que Itachi Uchiha me pedía y es que a mí me parecía un chiquillo malcriado y egoísta ¡Me había pedido llevarle el desayuno a la cama! Todo por no mover su culo de ricachón a la cocina y desayunar con todos, ¡Hasta la bañera tuve que prepararle!. Su hermano pequeño era diferente, siempre estaba en su cuarto leyendo y estudiando, prácticamente no salía, eran muy diferentes los dos.

Salí corriendo y es que con esta familia siempre acababa agotado, me tocaba ir a todos los sitios por ellos y no daba abasto. Llegué a la tintorería justo cuando abría y menos mal, porque como hubiera algo de cola, no llegaba al trabajo. Recogí el encargo y salí de nuevo a la carrera para pasar por la cafetería preferida de los Uchiha y recoger los cafés que tomaban ¡que encima tomaban cafés extraños! Itachi por lo menos tomaba un café manchado con un poquito de leche, la cual tenía que estar fría y desnatada, además debían añadirle un toque de canela ¡Me volvían loco con tantas cosas! Cada uno un café diferente.

Los cogí y volví a correr para ir a la empresa de los Uchiha, tenían viñedos y exportaban grandes cantidades al extranjero, aunque sus vinos más cotizados venían de una pequeña viña que tenían bajo su posesión y sólo un día se me ocurrió mirar el precio ¡Aquello no podía pagarlo ni aunque trabajase toda mi vida para ellos! Era desorbitante y lo peor de todo, es que vendían mucho.

La verdad es que no había probado su vino, no me darían un vino tan caro a probar a mí precisamente y yo no podía comprar una botella, pero entendía algo de vinos, lo que me enseñó mi padre antes de que muriese, porque nuestro abuelo, que también falleció, tenía un viñedo y sé que de pequeños, Naruto y yo solíamos ir allí. Aprendí de mi abuelo y de mi padre, pero cuando murieron, no me quedó más remedio que vender las plantaciones para poder pagar las deudas y poder vivir hasta que encontré este trabajo.

¿Adivináis quien compró las plantaciones de los Uzumaki? Los Uchiha. Claro que esto jamás se lo dije a mi hermano, no quería que se enterase de que tuve que vender lo único que teníamos. Total ya daba igual, tampoco habría podido mantener el viñedo de mis abuelos, así que no había caso a pensar en esto.

Dejé el café del señor Fugaku en secretaría y la recepcionista con una sonrisa dijo que se lo subiría inmediatamente, así que ya sólo me quedaba llegar a la casa. Cuando llegué, Sasuke ya estaba vestido y al pasar por mi lado me arrebató el café dándome los buenos días y se marchó hacia el instituto.

Entré en el cuarto del señor Fugaku para colgarle los trajes que me había pedido recoger y es que me tenían de chico de los recados, yo acababa ocupándome de todo de la casa, incluido de sus hijos y yo creo que Itachi ya estaba muy mayorcito para que yo tuviera que ir detrás de él por todos lados, porque con veintiún años, podía hacer las cosas él mismo, que para eso Dios le dio dos bonitas manitas.

Miré en la habitación antes de salir por si se me olvidaba arreglar algo y me fijé en la fotografía de la madre de Itachi y de Sasuke, era guapa y tenía una sonrisa radiante, parecía muy diferente a todos los de ésta familia.

~ Deidara – escuché el grito de Itachi – mi desayuno

¡Por favor! No me daban ni un segundo, menuda casa de locos. Salí del cuarto de su padre y me encaminé al de Itachi. Cuando toqué la puerta y abrí, estaba aún en la cama, durmiendo sólo con un pantalón corto y me miró cuando me acerqué con su café. Se incorporó un poco y me sonrojé al tenerlo tan cerca ¡y es que sería malcriado, pero estaba bueno! Estaría trabajando pero no estaba ciego, le veía y se le veía muy bien.

Le tendí el café y me giré para retirarme cuando él en vez de coger el bote de café cogió mi muñeca y me hizo girar a mirarle de nuevo.

~ ¿Ya te marchas? – me preguntó.

~ Sí, tengo muchas cosas que hacer – le comenté.

~ ¿Y si necesitase algo?

~ Pues si necesitase algo, puede usted llamarme, estaré planchando la ropa – le comenté.

Volví a girarme para irme cuando sentí que no había soltado aún mi muñeca y volvió a empujarme para mirarle nuevamente.

~ Lo necesito ahora – me dijo y cogió el café con la otra mano que no retenía la mía - ¿Es café manchado con leche desnatada y con aroma de canela? – me preguntó

~ Sí – le dije.

~ Espero que así sea, porque la última vez no vino manchado, parecía una piscina entera.

~ Pues siento mucho lo de su piscina del otro día – le dije - ¿puedo marcharme a seguir con mi faena?

Itachi dejó el café en su mesilla tras darle un sorbo y me empujó hasta tumbarme en la cama colocándose encima de mí ¿Qué narices le pasaba a éste? Sólo hacía dos días que había venido, no le conocía de nada y ahora me tiraba encima de su cama… intenté apartarle pero bloqueó mis manos por encima de mi cabeza y me miró con una sonrisa.

~ Sigue siendo una piscina – me dijo.

~ Pues hable con el local – le comenté – creo que tienen hojas de reclamaciones

~ El local está muy lejos y tú estás mas cerca – me comentó – prefiero reclamarte a ti ¿Qué harás para arreglar ese error? – preguntó sonriendo.

Me quedé helado porque no era mi error, hasta empecé a pensar que estaba haciendo esto del café adrede, yo había visto cuando pusieron la leche y no era una piscina, habían puesto unas gotas, tal y como él pidió. No me gustó el tono de su voz cuando me reclamaba el error y quise levantarme para irme cuando volvió a cargar su peso sobre mí para que no me incorporase.

~ Por favor, tengo que trabajar – le dije

~ Y vas a trabajar – me dijo – ¿tu trabajo no es servirme a mí?

~ En teoría – le contesté

~ Pues necesito algo muy sencillo, sólo tu mano – dijo cogiendo mi mano y llevándola hasta el bulto de sus pantalones.

Intenté apartar mi mano y quejarme, pero sus labios aprisionaron los míos impidiéndome hablar mientras su mano se colocó sobre la mía y la rozaba contra su miembro. Me removí intentando salir de esa situación, pero no podía, Itachi era muy fuerte para mí. ¿Por qué me pasaba esto a mí? Yo sólo quería trabajar, sólo necesitaba el dinero, no quería hacer nada con los dueños de la casa, esas cosas sólo traían problemas.

Por una parte… sus labios me gustaron pero esto estaba mal, no podía hacer esto por dos motivos, era el hijo de mi jefe y tenía novio, no podía hacer esto y punto, aunque sus besos me hicieran sentir algo que nunca había sentido antes.

Conseguí apartarle la cara y respiré antes de que él me mirase con furia y me obligase a mirarle. Su voz autoritaria me daba miedo, pero al final acabé mirando porque sería peor si no lo hacía.

~ ¿Necesitas este trabajo, verdad? – preguntó y ya sabía por donde iba – ya sabes lo que necesito.

~ Su padre no me contrato para esto – le dije.

~ Mi padre te contrató para que hicieras lo que te pedimos, te estoy pidiendo algo simple, sólo tienes que meter la mano bajo mi pantalón y hacer que me corra, es fácil, podía haberte pedido algo mucho peor.

~ No puedo hacer eso – le dije casi a punto de llorar.

~ Sí puedes, si quieres seguir trabajando aquí, vas a tener que acostumbrarte a mis órdenes. Venga… sólo es besar y mover la mano.

~ Tengo novio – le comenté y empezó a reírse.

~ No se lo diré, además no sé quien es, con tu vida privada puedes hacer lo que te de la gana, sólo quiero que me entretengas mientras estoy por esta casa. Te pagaré más si es lo que necesitas para decidirte ¿Cuánto quieres? – me preguntó y me hizo sentirme como una puta.

~ No quiero más – le dije.

~ Claro que sí, tranquilo, no tengo problema con el dinero. Hazme disfrutar y luego hablamos de tu sueldo – me dijo empezando él a mover de nuevo mi mano sobre su miembro.

~ Por favor – le dije llorando

~ Sigue – me ordenó soltando mi mano y aunque dudé unos segundos, volvió a besarme con fuerza y tuve que mover la mano ¡necesitaba el trabajo! Y me maldecía por hacer esto, por caer tan bajo – así me gusta, sigue.

¿Qué narices estaba haciendo? Primera estaba tocando el miembro de Itachi que ahora empezaba a bajarse el pantalón un poco para que lo tocase directamente y en segundo… no podía parar de pensar que esto no podía contárselo a mi hermano, se supone que yo era el mayor, debía dar ejemplo después de que muriesen nuestros padre ¿Qué ejemplo iba a darle? ¿Qué podían manipularnos la gente con dinero sólo porque se creían superiores y podían quitarnos el trabajo tan fácil como lo daban? Dios… que bajo estaba cayendo pero ¿Qué podía hacer? No encontraba otro trabajo y lo necesitaba, tenía que poner un plato en la mesa todos los días.

Decidí tragarme mi orgullo y obedecer a aquel chico malcriado. Él seguía besándome mientras jadeaba con lo que le hacía. Su teléfono móvil sonó y yo creí que estaría a salvo, que podría irme, porque iba a contestar, pero cuando fui a incorporarme para marcharme, me volvió a tumbar diciendo que siguiera mientras cogía la llamada ¿Estaba de broma, no? ¿Cómo iba a hablar con alguien mientras le estaba haciendo una paja? Este chaval estaba fatal de la cabeza, pero supongo que eso es lo que hacían los niños ricos, hacer lo que les daba la gana sin importarles los demás.

~ Hola cariño – escuché y me quedé alucinado – pues claro que quiero verte ¿Qué te parece si te recojo esta noche y te invito a cenar? – paró un segundo escuchando lo que le decían y sonrió antes de besarme metiendo su lengua por donde quiso, aunque me soltó muy rápido para contestar al otro lado – yo también te echo de menos, te recojo a las ocho, hasta luego cielo.

No entendía nada ¿Tenía novia y era yo quien estaba bajo su cuerpo haciendo esto? ¿Por qué no iba a buscar a su novia? Porque además era una chica, había escuchado una voz femenina al otro lado. Yo era un chico, estaba convencido de eso, si le gustaban las chicas no entendía que hacía yo aquí abajo intentando hacer que se corriera. Debió excitarle mucho el morbo de la llamada, porque se corrió enseguida mientras me daba el último beso metiendo de nuevo su lengua sin delicadeza alguna.

~ Habrá que repetir esto, tienes una manos increíbles – me dijo tirándome unos billetes encima mientras se iba a vestirse ¡me sentí como una puta! Y no sé si él se había dado cuenta de eso, si se dio cuenta no le importó – ya que ibas a planchar, plánchame esto, tengo una cita esta noche – dijo tirándome una camisa de su armario ¡Para colmo, tenía que plancharle! Me di cuenta, que me iba a utilizar como le diera la gana.

El resto del día, estuve recogiendo la casa y planchándole la puñetera camisa al señorito Uchiha, al maldito acosador ese. Desde luego ahora entendía como los ricos siempre se salían con la suya y yo había caído, me tenía pillado con lo del despido y él lo sabía. ¿Hoy era una paja, pero mañana que me pediría? Eso me aterraba.

 


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