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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Naruto Uzumaki POV

 

 

 

Aquel día cuando llegué a casa, mi hermano estaba rarísimo, podía hablarle y no parecía escucharme, al menos hasta que mencioné el apellido Uchiha y se sorprendió ¿Conocía a los Uchiha? Creo que no porque luego reaccionó preguntándome que me había pasado con ese tal Uchiha.

 

~ Pues me ha dejado en ridículo – le dije – se cree el más inteligente del mundo, chss ¡Cómo si leer libros fuera lo mejor! Sólo es un sabiondo sin amigos.

 

~ Pues vaya – me dijo Deidara – Y a parte de ese chico que ya veo que no te ha convencido para ser amigos ¿Qué más has hecho?

 

~ Poco más, bueno… he visto a Sakura después de tanto tiempo, sigue tan guapa como siempre – le dije sonriendo como un bobo y Deidara se echó a reír.

 

~ Qué bien,  me alegro de que te haga feliz – fue su respuesta ¿Ya está? ¿esto era todo lo que iba a decirme?

 

~ ¿Y tú que tal? ¿no has visto hoy tampoco a tu novio?

 

~ No he tenido tiempo – me comentó

 

~ Esa familia para la que trabajas te está explotando de verdad – me quejé.

 

~ Sí, un poco – me dijo

 

~ Nii – san… ¿me ayudas con este problema por favor? – le pregunté enseñándole el ejercicio que había que llevar mañana hecho y cuando él lo miró y vi en sus ojos la duda, me di cuenta que acababa de meter la pata, pero es que muchas veces se me olvidaba que él no había estudiado, le imaginaba en mi misma vida y no era así – lo siento – le dije poniéndome triste y bajando el cuaderno.

 

~ No pasa nada, lo siento no puedo ayudarte con éste – me dijo – lo siento enserio.

 

~ No, está bien, da igual, ha sido una pregunta tonta.

 

~ Estoy muy cansado hoy ¿Te importa si me voy a la cama?

 

~ No – le dije algo triste de verle así – Buenas noches nii- san

 

~ Buenas noches, Naruto – kun – me dijo de forma cariñosa

 

Podría sonar extraño todo aquello en New Yersey, pero mis abuelos eran japoneses y nos enseñaron a hablarlo. Supongo que por eso les resultaba raro nuestros nombres y apellidos aquí, pero nuestros padres decidieron que querían nombres japoneses para nosotros.

 

Mi hermano se fue hacia su habitación y me reprendí mentalmente por lo imbécil que había sido ¿Cómo se me ocurrió pedirle ayuda en esto? Claro que él no lo sabía, ni siquiera acabó el colegio, se puso a trabajar demasiado pronto, no sabía matemáticas, no sabía biología, no sabía historia, no sabía nada, leer más o menos, en realidad como un niño de siete años que es cuando dejó el colegio y escribir a veces bastante mal, cometía muchos errores, por eso siempre me dejaba escribir las cosas a mí.

 

Dejé la materia sin hacer al final, ya preguntaría mañana a alguien el ejercicio. Iba a irme a mi habitación, pero algo dentro de mí me dijo que me quedase. Entré en la habitación de mi hermano y le escuché llorar ¡Era la primera vez que le oía llorar! Y creo que era por mi culpa, si no fuera tan burro y le hubiera dicho lo de los deberes. Me subí a la cama con cuidado y le abracé la cintura por la espalda.

 

~ Lo siento nii- san – le dije – no debí haberte preguntado sobre los deberes.

 

~ No es eso – me dijo – no te preocupes, no es por ti.

 

~ ¿Es por el trabajo? – le pregunté y él asintió - ¿Quieres hablarlo?

 

~ No – me dijo – sólo necesito dormir

 

~ Entonces me marcho – le comenté y él detuvo mi muñeca

 

~ Quédate – me dijo con una sonrisa – me gustan tus abrazos.

 

Sonreí y volví a tumbarme abrazándole. Me quedé dormido enseguida pero cuando me desperté, Deidara ya no estaba, supuse que habría ido a la cocina a preparar los desayunos, como siempre y cuando fui allí, le encontré tomándose un vaso de leche.

 

~ ¿Sólo vas a desayunar eso? – le pregunté

 

~ Sí – me dijo con una sonrisa – tienes las tostadas en la mesa, desayuna y a clase, no llegues tarde.

 

Cuando se fue a cambiarse miré el armario donde estaría el pan para las tostadas y estaba vacío. ¿Me había dado a mí las últimas tostadas? Supongo que no iría a comprar hasta que no le pagasen. Esto no podía seguir así, siempre dependiendo toda la casa de él. Le vi salir ya vestido para irse y no pude evitar preguntarlo.

 

~ Dei… ¿está todo bien? – le pregunté - ¿hay que pagar alguna factura o algo?

 

~ No – me sonrió – todo está perfecto

 

Y mentía, sé que mentía porque siempre movía la nariz de esa forma peculiar cuando me mentía, le conocía demasiado bien. No quise decirle nada porque anoche ya parecía muy afectado y no quería meter la pata hoy, pero algo tenía que hacer, notaba a mi hermano demasiado agobiado con este asunto y puede que antes yo fuera pequeño y él tuviera que ocuparse de todo, pero ahora también estaba yo y con dieciséis años podía trabajar o hacer algo para ayudar ¡y no tenía por qué enterarse mi hermano!

 

Salió Deidara antes que yo porque dijo algo de que tenía que pasar por la oficina de la empresa de la familia para la que trabajaba y yo no entendía porque era él quien tenía que hacerles todo, ¿no tenía bastante con que se ocupase de su casa y sus hijos que ahora tenía que ir por la oficina? Creo que se pasaban con mi hermano pero él era tan blando y tenía tan poco carácter, que con tal de que le pagasen y poder sacar a la familia adelante, lo hacía. Desde luego yo saqué el carácter de la familia, él salió a nuestro padre, más calmado, más paciente, yo tenía el temperamento de nuestra madre, fuerte, agresivo, con carácter, el rebelde de la familia ¡Éramos tan diferentes!

 

Caminaba por la acera pensando como lo haría cuando Kiba me dio un golpe por la espalda y me sorprendí, porque ni siquiera les había visto, iba tan ensimismado en mí mismo que no les había prestado atención.

 

~ ¿Qué te preocupa? – me preguntó Kiba

 

~ Mi hermano no está muy bien – le dije – creo que está preocupado por el tema económico.

 

~ Vaya – me dijo Kiba – si necesitas algo, ya sabes que yo estoy dispuesto, además se lo debo a tu hermano con todas las veces que me ha invitado a cenar con vosotros – yo sonreí.

 

~ No sé qué hacer, no me ha dicho nada, pero estoy seguro de que es eso. En esa familia para la que trabaja lo están explotando, enserio, sale muy pronto de casa y vuelve tarde, está todo el día haciéndoles recados, como si fuera su criado. No me gusta que traten así a mi hermano.

 

~ No te metas en el trabajo de tu hermano – me dijo Shikamaru – ya sabemos que eres propenso a los líos y no creo que Deidara quiera perder su trabajo.

 

~ Pero…

 

~ Le doy la razón a Shikamaru en esto – me dijo Kiba – además tu hermano es mayorcito, sabe defenderse. Confía en él un poco, tú dedícate a estudiar, que para eso te está pagando la educación – me guiñó un ojo Kiba.

 

Cuando llegamos a clase, en el tablón de anuncios estaban las notas del test que nos hicieron para saber cómo íbamos en la materia ¡Había suspendido! ¿Eso se podía suspender? Creía que sólo era una prueba de nivel orientativa. Una risa a mi espalda me hizo girarme enfadado y como no, era el Uchiha que estaba el primero de la lista con la mejor calificación.

 

~ Deberías volver a tu clase – se reía el Uchiha – ni siquiera sé por qué te han metido en la nuestra.

 

~ Tú deberías volver al despacho del director – le dije y se puso serio de golpe.

 

~ De esa me vengaré.

 

~ Sí pero por favor… no me aburras con tus discursos, son demasiado largos.

 

~ Y demasiado complejos para tu estúpido cerebro – me dijo.

 

~ Serás… - fui a decirle de todo y a iniciar una pelea pero Sakura me entretuvo besándome de golpe empotrándome contra la pared.

 

Pude ver a Sasuke cambiar su mirada y de golpe, fue como si Sakura se diera cuenta de que yo estaba hablando con alguien antes de que se abalanzase sobre mí.

 

~ Vaya… Sasuke Uchiha, no sabía que os hablabais vosotros dos – comentó Sakura.

 

~ No nos hablamos – le dije – sólo está en mi clase.

 

~ Yo me largo – dijo el Uchiha empezando a caminar mientras Sakura volvía a besarme – oh por dios, haced eso fuera de mi vista – nos gritó Sasuke poniendo cara de asco.

 

Sonó el timbre para ir a clases y Sakura me dijo que me vería luego en el recreo. La vi marcharse con Ino hacia su clase y me dirigí a la mía. Cuando pasé por el pasillo, Sasuke ya estaba en su sitio leyendo ¡Como siempre!

 

~ ¿Así que me tienes envidia porque salgo con la chica más popular del instituto eh… friki de los libros? – le pregunté con una sonrisa burlona

 

~ Pues no, puedes quedártela toda para ti, todo el mundo sabe que es la mayor golfa del instituto – me dijo con una sonrisa

 

~ ¿Qué has dicho? – me levanté de mi sitio enfadado dispuesto a pelearme con quien hiciera falta por el honor de mi novia.

 

~ Que es la más golfa – me repitió – todos saben que está contigo por interés, porque eres el capitán del equipo de Hockey y eso le da poder a ella, salir con el chico más cotizado del instituto. Me das pena, porque te utiliza y no te das ni cuenta, no te das cuenta de lo imbécil que pareces cuando vas gritando tras ella lo enamorado que estás.

 

Le pegué un puñetazo y salté por encima de la mesa para seguir pegándole, pero me devolvió el golpe y eso no me lo imaginé. Creía que era un empollón que no sabía hacer nada excepto leer libros y sacar buenas notas, pero pegaba fuerte y encima sabía pelear, porque me hacía frente muy bien.

 

Cuando llegó el profesor nos separó a los dos y acabamos en la sala de castigados. Nos mandó un trabajo conjunto sobre una chorrada de biología. Supongo que Sasuke sabría de lo que hablaba el profesor, porque yo ni idea. Cuando se marchó el profesor me quedé allí a solas con él y no parábamos de mirarnos con odio.

 

~ No sabes nada de Sakura – le dije y fue a hablar ¡A lanzarme como me hizo a mí su gran cantidad de datos! Pero le detuve – no empieces con tus datos.

 

~ Vale, como quieras – me respondió.

 

~ ¿De qué va el trabajo? ¿Cuándo quieres que lo hagamos? – le pregunté y empezó a reírse.

 

~ ¿Qué lo hagamos? No Naruto, lo haré yo, si tengo que contar contigo pasarán dos cosas, la primera que me retrasarás porque no sabes nada del tema y en segundo, suspenderemos ¿cómo puedes suspender un test de actitud?

 

~ No tengo buena actitud – le dije por justificarme – aún así el trabajo es conjunto y no voy a dejar que cargues con todo, tendrás que fastidiarte.

 

~ De eso nada, lo haré yo, no quiero suspender por tu culpa.

 

Y diciendo aquello se marchó de la sala de castigo sin decirme nada más. Sé que lo haría él solo, pero yo no estaba dispuesto a permitir eso, era el trabajo de los dos y nadie cargaba con cosas que me tocaba hacer a mí, eso me lo enseñó mi hermano, la responsabilidad ante todo.

 

 


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