-Usted debe saber, joven Takahashi, todos los riesgos que corre al someterse a este embarazo.-dijo el doctor Mitsuki. Aún no podía creer que Misaki aceptara al bebé que venía en camino. Sin dudad le faltaba cordura. Pero el solo era doctor, por lo tanto su deber era decirle lo que le convenía, y el paciente terminaría decidiendo
-Bueno...-murmuró el muchacho, aún sorprendido por la noticia.-No voy a terminar con una vida.
-Por supuesto que no.-replicó Usami.-es nuestro hijo, no dejaré que nadie le haga daños, jamás. Ni...
-Por supuesto señor Akihiko.-interrumpió el doctor.-Solo queremos que sepan todos los riegos que podría sufrir su pareja.
Usami dudó un momento. Misaki no se pudo contener, y gritó:
-¡No me importa lo que le pueda suceder a mi cuerpo! ¡Este bebé nacerá!
-Misaki...-murmuró el escritor.
El muchacho frunció el ceño.
-Así que no me pidan que aborte...
Mitsuki sonrió. Al parecer Misaki realmente estaba loco.
-Entonces, si es así, les dejaré un par de recetas y un tratamiento.
El muchacho sonrió con esperanza.
-¡Sí!
Después de hablar sobre todos los caros medicamentos que necesitaría, para así lograr el fuerte crecimiento del bebé y una buena salud para Misaki, él y Usagi se retiraron del hospital, agradeciendo al doctor. Ahora un solo pensamiento cruzaba por la mente del joven universitario, ¿Cómo se lo iba a decir a su hermano?
-Usagi-san.-murmuró, mientras se sentaba en el auto del escritor y se ajustaba el cinturón.- ¿Quién le dirá a...?
-No se lo diremos a Takahiro.-interrumpió Usami.
-¿Y qué haremos entonces, cuando me vea una panza tan gigante?-se quejó Misaki.
-¿Qué haz engordado?
-¡Usagi-san!
-No podrás ver a Takahiro en nueve meses.-suspiró el escritor, mientras arrancaba el auto.
-P-pero, será su sobrino-
-Y no le negaremos el verlo. Pero no tenemos como explicarle el porqué has acabado embarazado, y menos de nuestra relación.
Misaki enrojeció, al fin y al cabo iba a ser padre, ¿O madre? Estaba claro que Usagi-san no iba a hacer rol de madre. Así que le tocaría a él. Iba a tener un hijo... pero, ¿Por dónde saldría?
-Soy un estúpido.-murmuró. Estaba claro que le aplicarían cesárea. ¿Por dónde más?
-Nunca pensé en tener un hijo.-susurró el escritor.-creí que sería una molestia.
-¡Usagi-san!
-Eso creía...pero no sabes la emoción que experimenté al saber que tendría un hijo de la persona que amo. Después de lograr creerlo, claro.
-Hablas de él como si fuera a ser niño...y yo también.-murmuró con las mejillas encendidas.
-Estoy seguro de que será un niño. Y tendrá tu cabello, y tus facciones. Será hermoso.
El rubor del muchacho aumentó. Misaki pensó, casi inconscientemente, que si tuviera el rostro de su pareja, sería una criatura perfecta.
Cuando llegaron a casa de Usami, Misaki prácticamente se echó en el sofá, y suspiró, pensando. Se sentía feliz, pero también confundido. Se llevó una mano al estómago y frunció el ceño. ¿De verdad alguien estaba creándose dentro de él? Se sobo con cariño y sonrió. Usagi-san, que lo miraba con atención, sonrió también. Se dirigió a él y lo sorprendió con un suave beso en la frente.
-Usagi-san.
Usagi se inclinó y lo besó con más fuerza, pero en los labios. Misaki pudo sentir que ese beso trasmitía un montón de emociones. Y le correspondió. Se sintió feliz al hacerlo. Se miraron con ternura y el uke se sonrojó.
-No sabes cómo amo cada una de tus expresiones, Misaki.
Él chico se cubrió la cara, avergonzado.
-N-no digas eso.
Se sentó correctamente y suspiró. Debía hablar con Usagi-san.
-¿Sabes?-murmuró.-Y-yo creo que deberías hablarle mi hermano sobre nuestra relación.
-¿A Takahiro? ¿Misaki?
El muchacho tragó saliva.
-Sí... eso es porque algún día se irá a preguntar el porqué no tengo novio, digo novia. Y...no me gustaría ocultárselo.
-No me imagino cómo reaccionaría.- debitó Usagi, conmovido por lo que había dicho Misaki.-aún así es mejor que se entere...él te ama mucho, Misaki. Y quiere a alguien bueno para ti.
-¡Tu eres bueno para mí!-bramó el muchacho, algo enojado.
Usagi sonrió. Lo tomó de la barbilla y acercó sus rostros.
Él corazón de Misaki comenzó a latir con fuerza, su respiración se aceleró. Sus mejillas se volvieron color carmín. Cerró los ojos y abrió ligeramente la boca, esperando. Sintió la cálida respiración de Usagi-san, y el calor que desprendían sus cuerpos. Sintió además, unas locas ganas de besarlo, y por eso cerró él la distancia que los separaba. Tiró de la corbata del escritor y lo besó por impulso, solo guiado por el deseo de compartir sus labios.
Usagi se sorprendió, y se sonrojó ligeramente. No se esperaba eso de su muchacho rebelde. ¿Acaso serían las hormonas? No le importó. Correspondió el beso cayendo sobre el muchacho y atacando su abdomen. Ambos estaban hambrientos por él otro. Comenzó a jugar con sus rosados botones y el muchacho dejó escapar un gemido
-Usagi-san.-suspiró.
Al hombre le encantaba que Misaki dijera su nombre.
Le levantó la camisa a cuadrille y comenzó a lamer lentamente su cuerpo. El muchacho sintió un escalofrío y se estremeció. Relamió sus labios por la sequedad de estos y provocó al escritor, que se lanzó a ellos. Lo besó sin compasión, sus labios se fundieron en uno. Sus lenguas danzaban emocionadas lo que parecía un ritual sin fin. Metió su mano dentro de los pantalones del muchacho, influido por la emoción del momento. Y comenzó a acariciarlo. Misaki y Usami sentían mucho calor. Querían desprenderse de esa incómoda ropa que los sofocaba. Usami estaba a punto de empezar la tarea, cuando sonó el timbre de la casa, insistente.
-Debe ser Aikawa.-susurró el escritor mientras fruncía el ceño.-ignórala.
Por más que quisiera, los modales de Misaki se interponían. Aún así su fuerza también. Fue capaz de retener al chico hasta que ambos escucharon una conocida voz que los hizo poner los pelos de punta.
-¿Usami? Soy yo, Takahiro.
Ambos se miraron, sorprendidos. Por suerte aún conservaban su vestimenta.
-No le vayas a decir del bebé.-le ordenó Usagi, mientras se levantaba del sofá y ayudaba a Misaki a hacer lo mismo.
El muchacho sentía un revoltijo en su interior. Decidió contarle todo a su hermano, pero no sabía cómo. Hacerlo. Su cabeza comenzó a dar vueltas, sintió nausea. Pero debía aguantar. Por su hijo y por Usagi-san.
-¡Hermano!-gritó una vez lo vio y lo abrazó con fuerza.
-Misaki, pero si estás resplandeciente.-rió Takahiro, mientras le devolvía el abrazo con fuerza.
-Si...hermano, quiero hablar contigo.
-En seguida, primero debo hablar con Usami. Puedes estar presente.
-Hm, si.
El hermano mayor saludó a su mejor amigo con un fuerte abrazo, provocando celos irracionales en Misaki, que debía aguantar. Conversaron un poco sobre sus trabajos, y Takahiro le pidió prestado un poco de dinero a Usami, jurando que se lo iba a devolver. Usami le entregó más de lo que había pedido diciéndole que no quería que se lo devolviera. Takahiro protestó. Y así estuvieron discutiendo hasta la intromisión del muchacho.
-¡Hermano!-exclamó.-debo decirte algo...
Sus mejillas se sonrojaron. Usami mantuvo la cabeza en alto, esperando pacientemente a actuar. Takahiro enarcó una ceja y sonrió.
-¿Se trata de algún amor?, Misaki.
El muchacho se sorprendió. Su hermano lo conocía muy bien.
-Vaya, ¿La conozco?
-La verdad es que sí.-contestó el muchacho haciendo caso omiso al "La"
-¿Misaki enamorado? ¿Quién es?
Su corazón dio un tumbo. Cerró los ojos y tomó aire. Estuvo a punto de bajar la cabeza, pero si iba a presentar a su pareja, lo iba a hacer con orgullo. Lo miró a los ojos, y pronunció las palabras evitando balbucear. Una pequeñísima gota de sudor rodó por su frente, aún así pasó desapercibida. El escritor se puso tenso.
-Usami Akihiko.
Le parecieron las dos palabras más difíciles de pronunciar en el mundo.