Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Should've said no por Misaki Heartfilia

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Misa: jeje -risa nerviosa- teme, emo revolucionario, haz más grande el susano

Sasu: no

Misa: que malote u.u

Sasu: ojalá y te den de tomatazos por tardar

Misa: tú solo quieres comer tomate ¬¬*

Sasu: como es que adivinas

Misa: -deja el capi y huye lentamente-

PD: sus reviews contestados

4ª Parte: Te encontré.

Sasuke y Karin comenzaron a caminar ya cada paso que daban Sasuke soltaba una pequeña risilla al ver a su compañera tropezar puesto que llevaba zapatos de tacón y en Uzushiogakure no había ni acera ni calle, sino, un camino de tierra el cual en las condiciones de Karin, no servía para caminar.

— ¿Quieres dejar de burlarte de mí y mejor ayudarme?

—Bueno —la sujeta por un brazo y ésta camina mejor—, pero nadie te dijo que vinieras con esos zapatos.

—Ni que yo fuera adivina que aquí sólo habían caminos de tierra y piedras. Ni tú lo sabias.

Sasuke puso una extraña mueca. A decir verdad, él sabía bien poco acerca de Uzushiogakure puesto que Naruto, rara vez le habló de él. De lo único que recordaba que Naruto le había hablado con entusiasmo fue acerca de un festival que se llevaba a cabo por el aniversario del pueblo y al cual habían pensado ir poco antes de que “eso” pasara y al que lamentablemente no habían podido asistir debido a que Naruto no podía tomarse vacaciones en su trabajo y después de que él se había hecho tantas ilusiones ya que podría conocer de dónde venía su rubio y de paso, conocer a sus suegros a los cuales, sólo conocía mediante fotos que Naruto le había mostrado.

Karin miró atentamente el rostro de Sasuke. Pensó en que había dicho algo malo con lo último pero…

—Tienes razón —dijo Sasuke—, la verdad se bien poco, es más, ni siquiera sé con exactitud la dirección de la casa de Naruto así que tendremos que preguntar.

—Está bien.

Tras recorrer un largo trecho directamente, por fin encontraron a un anciano el cual se encontraba haciendo un poco de jardinería. Agradecieron, ya que en todo el trayecto no habían encontrado a nadie y eso se les había hecho muy extraño.

—Disculpe —fue Karin quien habló—, estamos buscando la casa de los Namikaze, ¿usted sabe dónde queda?

—Oh, ustedes han de ser de fuera ¿no? —ambos asienten— Pues no están muy lejos. Es una casa que tiene un pequeño local junto, el cual se llama Rasengan. Sólo tienen que seguir por esa corrida —señala la corrida de enfrente—. Unas casas más allá.

—Gracias —dijeron Sasuke y Karin.

—Supongo que serán parientes de ellos y que vendrán por el festival.

— ¿Festival? —preguntó Karin.

— ¿Qué, no lo sabían? —Karin niega— Hoy se celebra el festival por el aniversario del pueblo. Justo ahora, se brindará una gran fiesta en la plaza del pueblo.

—Ah, ya veo. No teníamos idea.

—Deberían de ir a darse una vuelta. Es muy divertido aunque principalmente es una fiesta para las parejas.

—Gracias. Ya luego veremos si vamos.

—Gracias por la información —finalizó Sasuke.

—De nada —el anciano volvió a lo que estaba haciendo y los dos jóvenes siguieron su camino.

— ¿Tu sabias lo de ese festival?

—Sí. Con Naruto planeábamos venir el año pasado, pero al final no pudimos.

—Ya veo. Ah mira, debe ser esa —señaló Karin a una casa grande que tenía un local junto con la palabra “Rasengan” escrita en letras celestes.

Ambos se encontraban delante de la puerta mientras que Karin miraba con nerviosismo a Sasuke.

—Bien, esta es tu última oportunidad apara retractarte. En cuanto toques ese timbre, no habrá vuelta atrás.

—Lo sé y estoy muy decidido —toca el timbre y luego de unos segundos abre una mujer pelirroja y de ojos azules con una sonrisa.

—Sí, ¿diga? —preguntó de forma muy amable.

—Yo…—Sasuke sintió como un nudo se le formaba en la garganta por lo que las palabras no le salían. Karin notó eso, así que decidió hablar ella.

—Nosotros estamos buscando a Naruto Namikaze.

—Eh, ¿son amigos de la ciudad?

—Bueno nosotros…

—Yo necesito hablar con él —dijo por fin Sasuke—, es importante.

— ¿Quién eres?

—Yo… mi nombre es Sasuke Uchiha —dijo. Y la pelirroja abrió los ojos como platos, asombrada de que aquella persona estuviera ahí.

—Tú… eras el novio de mi hijo, el que lo engañó ¿no es así? —Sasuke asiente y al segundo siente un golpe de lleno en el rostro.

 

**************************

 

Gaara y Naruto habían llegado por fin al lugar de la celebración la cual se llevaría a cabo en la plaza de la ciudad. Alrededor, había muchos locales tanto de comida, artesanías y puestos de juegos con premios. Naruto, de forma animada, le pidió a Gaara ir a uno de esos a lo que este accedió. Todo con tal de tener a su Naruto feliz; esa noche haría lo que fuera por lo que se dirigieron a un puesto en donde tenías que tirar unos dardos a un tiro al blanco y te ganabas un peluche.

—Y bien ¿Cuál quieres? —le preguntó Gaara a Naruto mientras éste miraba detenidamente todos los peluches hasta que vio uno que lo dejó un tanto sorprendido. El peluche era uno pequeño con la forma de un zorrito de nueve colas, un Kyubi—, ¿Qué pasa? —le volvió a preguntar al ver la extraña cara que el rubio había puesto, pero éste no contestó, solo se quedó, ahí, mirando ese zorrito pequeño que era igual al que él tenía, igual al que le había regalado Sasuke, cuando cumplieron un año de novios, solo que ese era enorme aparte de que había sido la única cosa por parte de Sasuke de la cual él no se había podido deshacer.

Se escuchó el timbre de una casa y una joven de cabello azulado, ojos color perla, vestida con un vestido completo de color morado fue a abrir la puerta, grande fue su impresión, de ver ahí a su querido amigo rubio, pero más fue la impresión, de ver al enorme peluche que cargaba consigo ya que sabía que aquel peluche era el más adorado e importante para él, puesto que había sido un regalo especial de Sasuke.

—Naruto-kun, ¿Qué haces aquí? Pasa —se hace a un lado dándole el pase a Naruto para que entrara.

—Hinata yo… te quería pedir un favor.

—Dime.

—Pues, quería saber si tú, te podrías quedar con este peluche.

— ¿Por qué?

—Tú sabes lo que Sasuke me hizo ¿no es así? —la chica asintió con la cabeza— Es por eso que yo comencé a deshacerme de todas las cosas que él me dio, para olvidar, pero por alguna razón me es imposible tirar este peluche a la basura, no puedo, así que por eso te quería pedir si lo podías guardar, por un tiempo, ya que yo no me hayo capaz de llevármelo a Uzushiogakure.

— ¿Estás seguro?

—Sí, por lo menos hasta que, me encuentre con el valor suficiente de poder tirarlo.

Hinata miró con tristeza a su amigo, ya que le dolía verlo sufrir de esa manera, y aun no podía entender por qué demonios Sasuke le había hecho eso tan horrible. Ella había sido testigo del gran amor que se tenían esos dos y era doloroso saber que de un día para otro se haya acabado.

—Está bien, yo cuidaré de Kyu-chan por ti.

—Gracias Hinata —se lo entregó, por lo menos hasta que él pudiera hacer algo… pero no pudo. Ocho meses después, Naruto se contactó por e-mail con Hinata y le pidió que le enviara a Kyu-chan, y así lo hizo. Tenía pensado hacerlo pedazos y tirarlos para acabar con esto definitivamente pero en cuanto recibió al peluche de nuevo… no pudo, trató, pero no pudo, así que decidió ponerlo en un rincón de su cuarto y cuando su madre le preguntó sobre el zorrito, éste le mintió diciéndole que era un regalo de parte de sus amigos de la ciudad. Y ahí, aún continuaba el zorrito de peluche, recordándole su cruel y triste realidad.

 

—Naruto —le llamó Gaara al ver que se había quedado quieto y sin decir ni una sola palabra.

—Ah, mejor vamos a comer.

— ¿No vas a querer un peluche?

—No, me di cuenta que ya estoy un poco grande para andarme emocionando con peluches —puso una sonrisa fingida que igual convenció a Gaara—. Mejor vamos a comer ramen.

—Está bien. Será lo que tú digas —Gaara le sonrió, dispuesto a complacer esa noche todos los caprichos de su rubio… y los suyos, por supuesto.

—Vamos Gaara, vi un puesto de ramen allá al final.

—Claro.

Gaara de forma feliz, acompañó a Naruto al puesto de ramen en donde sabía, no le saldría nada barato.

 

********************

 

Mientras, en la casa de los Namikaze-Uzumaki se podía ver a una molesta pelirroja con un puño fuertemente apretado y delante de ella a Sasuke, quien tenía una pequeña partidura en el labio. Junto a él, se encontraba Karin, quien al ver que Sasuke había sido golpeado y tirado al suelo por el golpe, de inmediato se agachó para ayudarle.

—Sasuke ¿estás bien? Oh, dios, tu labio.

—No es nada, es poco en comparación con lo que me merezco.

— ¿Cómo puedes decir eso? Tú ya bastante has sufrido y…

—Por eso mismo digo que esto no es nada —se levanta junto con su amiga y le dirige una mirada a la pelirroja—. Señora Namikaze, entiendo que esté molesta. Francamente me hubiese gustado poder conocerla en otras circunstancias pero lamentablemente no fue así.

—Pues claro, si tú engañaste a mi hijo, le hiciste daño y todavía tienes el descaro de aparecerte por aquí a buscarlo.

—Lo sé pero… siento que hay cosas  que no quedaron claras.

—Vete, mi hijo no está y aunque estuviera tampoco te dejaría verlo.

—Por favor…

—Además, él ya está haciendo su vida nuevamente.

— ¿Qué?

—Eso, justamente ahora salió con un joven muy amable, con su novio —añadió mintiendo, pero es que no quería que su hijo sufriera de nuevo, no, y si ella podía evitarle eso, lo haría, aunque fuera mintiendo.

—Entiendo —dijo Sasuke con clara tristeza que conmovió un poco a Kushina—. Creo que esto no fue una buena idea desde un principio.

—Pero Sasuke, después de que llegamos hasta aquí te vas a ir así, como si nada —dijo Karin con claro enfado—. Ah, no, yo no me voy de aquí hasta haber visto a Naruto Namikaze y tú tampoco. Punto final —se cruzó de brazos mientras que tanto, Kushina, como Sasuke, se quedaron viéndola como si se hubiera vuelto loca—. Y que conste señora, que no me pienso mover de aquí.

—Disculpa, pero ¿Quién eres tú para decidir eso? —preguntó Kushina indignada por la insolencia de aquella joven.

—Soy la amiga de Sasuke —dijo tajante.

—No me digas —dijo con claro sarcasmo Kushina—. De seguro tú has de ser la amante…

—No —la interrumpió Sasuke—, Karin tan solo es una amiga que me vino a apoyar y ella tiene toda la razón, no me moveré de aquí hasta haber hablado con Naruto.

— ¿Qué acaso no tienes vergüenza?, ¿Qué tanto más daño le quieres causar a mi hijo?, ¿o no te bastó con lo que le has hecho?

—No me moveré de aquí —dijo seguro, dándole a entender a Kushina que ya no lo intimidaba con sus palabras.

Kushina no sabía qué hacer. A pesar de que Naruto había vuelto a casa para intentar olvidar, ella había notado que su hijo aun sufría, y mucho. A ella le hubiera encantado conocer a Sasuke, a aquel hombre que estaba haciendo tan feliz a su Naru, y se había ilusionado mucho, cuando Naruto le había comentado en una carta que probablemente irían a ver el festival del año anterior, y se desilusionó mucho cuando después le había dicho que no iban a poder ir por cuestiones de trabajo.

Meditó unos instantes notando que sus visitantes tenían toda la intención de quedarse. Por lo que decidió dejarles, después de todo, dudaba que Naruto volviera tan pronto y tarde o temprano, se cansarían, y se irían.

—Hagan lo que quieran —murmuró y cerró la puerta.

—Ya ves que todo salió bien.

—Sí, gracias Karin, sin tu ayuda no hubiera podido lograrlo.

—Nah, y todavía te falta la parte más difícil.

—Lo sé —y miró hacia aquel cielo que se estaba llenando de estrellas.

 

********************

Ya había pasado alrededor de una hora que Naruto y Gaara habían llegado al festival. Habían comido ramen, habían ido a jugar a unos juegos en donde Gaara le ganó un peluche de un pandita (que el rubio, a pesar de las protestas de que estaba grande para esas cosas, igual aceptó) y habían comprado unas cosas. Ahora, se encontraban en un puesto y uno de los empleados se acercó a preguntarles si querían algo a lo que Gaara contestó que cerveza, mientras que Naruto pidió un jugo de naranja. Al rato el mesero le trajo sus pedidos.

— ¿En serio no quieres un poco de cerveza? —le preguntó Gaara.

—No, no bebo —fue la pequeña respuesta de Naruto quien comenzó a beber de su jugo chupando la bombillita.

— ¿Y por qué no?

—Pues… —Naruto meditó un poco su respuesta pensando en si estaba bien o no, el decirle a Gaara por qué— porque me pongo raro.

— ¿A qué te refieres?

—A que me comporto como no debería.

—Ah —Gaara dio por “terminado” el asunto volviendo a beber de su cerveza porque realmente en su mente estaba planeando como demonios hacer beber a Naruto, para así, de esa forma, tomar ventaja del comportamiento del rubio, a su favor. Mientras que Naruto, seguía bebiendo de su jugo y recordando un poco, lo acontecimientos que ocurrían, cuando bebía. Por lo poco que recordaba, solía suceder en esas ocasiones en las que iba con Sasuke a las discotecas y se descontrolaba por completo. No sabía si dar gracias a dios el hecho de que Sasuke, siempre estuviera con él cuando eso pasaba, porque lo único que recordaba, era que despertaba al otro día, desnudo, en la cama del moreno y con una gran resaca—. Naruto —le habló Gaara sacándolo de sus recuerdos—, te ves muy aburrido ahí, tomando solo de ese jugo. Anda, bebe un poco.

—No, gracias.

—Pero estás conmigo. No te va a pasar nada.

—No, en serio —Naruto estaba comenzando a sospechar que algo andaba mal.

— ¿Hay algo que no me has dicho?

—No, y sabes que —se levanta—, me siento un poco cansado así que creo que me iré a casa.

— ¿Por qué? Aún es temprano.

—Sí pero, prefiero irme y disculpa, no tienes por qué acompañarme. Tú puedes quedarte y seguir disfrutando del festival…

—Claro que no. Prometí a Kushina-san acompañarte y eso es lo que haré.

—Bueno.

—Vamos —deja el dinero y ambos salen del local.

En el camino de vuelta a la casa de Naruto, ninguno de los dos decía nada. El ambiente estaba tenso de alguna manera y Gaara maldecía internamente ya que el rubio le había dado la excusa perfecta para llegar a él. El plan era bien simple: hacer que Naruto comenzara a beber poco a poco hasta embriagarlo, y así confesarle su amor para que el rubio lo aceptara y después, bueno, eso estaba más que claro, pero su plan se había ido por el caño ante la negación del rubio de beber. Tal parece que Naruto sabía lo que hacía cuando bebía, y entonces Gaara supuso, que el ex de Naruto, había sido el más beneficiado.

—Maldito —masculló entre dientes, ahora lo único que le quedaba era jugarse su última carta—. Naruto —éste le voltea a ver—, yo… tú sabes bien lo que yo siento por ti.

—Sí pero…

—Por favor, déjame hablar —Naruto guarda silencio—. Yo, en serio que te amo Naruto, quiero pasar el resto de mis días junto a ti, quiero poder amarte, hacerte feliz y hay veces en las que siento que este amor me está quemando y que ya no puedo más, que debo tenerte a mi lado, que eres algo necesario para mi vida, así que te pido que por favor, aceptes ser mi novio, sino, yo creo que voy a morir. Por favor Naruto.

Naruto estaba atónito. Nunca había recibido una declaración así, de ese tipo, ni siquiera Sasuke le había hecho una así. “Sasuke”, recordó. Era tonto el hecho de no poder dejar de pensar en él, ya que a cada cosa, el moreno aparecía en su mente, y se dijo de que él no sería capaz de engañar a Gaara, ni mucho menos a sí mismo, y se dio cuenta de que su corazón, le pertenecía, y siempre le iba a pertenecer a Sasuke y que por eso, jamás le podría corresponder a Gaara.

—Lo siento Gaara, en verdad que lo siento, qué más quisiera yo poder corresponderte pero no puedo. Mi corazón es y será siempre de Sasuke y si me tengo que quedar para siempre solo con un amor que ya no fue, lo haré, pero no me puedo permitir engañarte porque sé, que aunque te dijera que sí, nunca voy a llegar a amarte de esa forma. Lo siento —y finalizó. Subió el rostro, ya que cuando habló había sido incapaz de mirar a Gaara a la cara, pero ahora quería saber la expresión del pelirrojo esperando ver una de tristeza pero en vez de eso, vio la expresión de furia del otro.

—Ese malnacido no te supo valorar y tú dices que aun así lo vas a seguir amando. Yo puedo ser tu felicidad ¡porque no puedes entender eso! —Gritó, asustando un poco a Naruto quien retrocedió un par de pasos, e iba a hacerlo más pero Gaara le sujetó por un brazo— Yo te amaré Naruto, te voy a adorar el resto de mi vida y más allá de la muerte, ¿Por qué no puedes corresponderme?

—Porque en el corazón no se manda —contestó de manera temblorosa.

—Exacto, no se manda y yo no me voy a permitir perderte, serás mío quieras o no.

—Pero que dices, suéltame —comenzó a forcejear pero Gaara tiró de su brazo con brusquedad para atraerlo más a él y lo cogió de la cintura para plantarle un beso mientras que Naruto forcejeaba inútilmente, ya que Gaara era mucho más fuerte que él, aun así, recordó el consejo de su madre y le dio un rodillazo en las partes bajas, lo que obligó a Gaara a soltarle y caer al suelo, arrodillado por el dolor—. Eres un maldito ¡¿Cómo pudiste?! —le tira el osito de panda que Gaara le había dado y grita furioso— ¡No te quiero volver a ver nunca más! —para después salir corriendo a toda prisa siendo visto por Gaara quien solo se quedó ahí viendo cómo se iba su gran amor… para siempre.

 

********************

En la entrada de la casa de los Namikaze-Uzumaki, Sasuke y Karin aún se encontraban ahí, aunque Karin temblaba de vez en cuando por el frio de la noche veraniega y, dado que ya daban las diez de la noche, Sasuke pensó en que Karin no tenía por qué quedarse ahí con él.

—Karin.

— ¿Qué?

—Porque mejor no vas a una posada, creo que hay una más adelante.

—Pero…

—Pero nada, no tienes por qué quedarte. Puedo arreglármelas solo.

— ¿Estás seguro?

—Sí. Ve.

—Está bien, aunque te aseguro de que lo único que haré será estar impaciente.

—Haz lo que quieras —le dijo a modo de broma.

—Ok. Suerte.

—Gracias.

Karin cogió su bolso y bajó los tres peldaños que tenía la entrada mientras que Sasuke, la veía desaparecer y cuando la perdió de vista, apoyó los brazos en el barandal de la entrada, ya que esta contenía un pequeño pasillo de madera con barandales, así, como al estilo antiguo. Y ahí se quedó, esperando…

 

********************

Naruto seguía corriendo mientras las lágrimas caían sin detenerse de sus ojos. Estaba confuso y dolido, dado que jamás creyó, que Gaara le haría algo así. Ahora no sabía qué hacer, no podía dejar de llorar y no quería llegar así a su casa para que su madre le viera de esa forma pero, no tenía ningún otro lugar al cual ir. Se detuvo al lado de un árbol y ahí recostó la espalda. Estuvo así por unos minutos, con los ojos cerrados, aun llorando, hasta que escuchó unos ruidos lo que lo obligó a abrir los ojos y secarse algunas lágrimas viendo que aquel ruido era proveniente de los juegos artificiales que se mostraban en el oscuro cielo.

—Sasuke —susurró volviendo a llorar, pero esta vez, mas desconsoladamente—, te extraño —se tapó la cara intentando reprimir con ambas manos las lágrimas pero no podía, lo extrañaba, extrañaba que le besara, que le abrazara y que le dijera todas aquellas tiernas palabras de amor, así, como también, los detalles que siempre tenía para él.

Naruto siguió llorando mientras los juegos artificiales seguían iluminando el cielo nocturno de Uzushiogakure. Ahora lloraba, pero no por lo que le había hecho Gaara, sino que lloraba porque era infeliz con la vida que llevaba, le faltaba su complemento, su felicidad, le faltaba Sasuke.

 

********************

Sasuke estaba apoyado sobre un pilar que sujetaba el techo de la entrada mirando los juegos artificiales. Le hubiera encantado tanto haberlos podido ver, con su Naruto a su lado mientras le abrazaba, y sabía que si no hubiera pasado lo que pasó, esa situación se podría estar dando ahora. Lastimosamente, las cosas no son siempre como uno quiere por lo que se quedó ahí, mirando solo los juegos artificiales, aunque no contaba de que él era observado desde adentro de la casa por Kushina, quien se había asomado por la ventana para corroborar si esos dos seguían ahí afuera, y se dio cuenta que el tal Sasuke, seguía ahí, y que claramente no se iba a ir hasta que hablara con su hijo así que, resignada, prefirió dejar las cosas en manos de su hijo, ya que este era un asunto que solo él y su ex, debían arreglar.  

 

********************

Ya habían pasado alrededor de 15 minutos desde que los juegos artificiales habían cesado y Naruto se encontraba ya un poco más tranquilo. Se limpió bien los ojos y comenzó a avanzar hacia su casa, después de todo, aun temía que Gaara apareciera y le hiciera algo. Tras caminar un poco, divisó a lo lejos su casa, se aproximó, y notó de que alguien estaba parado afuera, apoyado en uno de los pilares. Se sorprendió. No, no podía ser él… esa silueta, no. Se acercó casi corriendo y sintió como nuevamente se le aguaban los ojos, pero esta vez de felicidad ya que en el fondo, muy en fondo, había esperado todo ese tiempo por ese momento, por el momento de ver a Sasuke nuevamente.

Llegó cerca de los escalones de la entrada y dijo:

—Sasuke —vio que éste se estremeció y que le volteó a ver. Sasuke entonces vio a su rubio… después de tanto tiempo.

Continuará…

Notas finales:

Misa: -ahora detrás de Naru- originalmente,e ste era un solo capi, pero la última parte me saliño muy apresuarada, así que decidí partirlo en dos, para arreglarle algunas cosas al final, sí, el próximo es el último u.u

PD: no me maten las fans de Gaara, yo también lo amo


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).