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Aúlla conmigo por sombra_larga

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Notas del capitulo:

Hola…Bueno antes que nada se que no tengo perdón, pero bueno aquí estamos, mejor tarde que nunca.

Decidí hacer por yo como lectora, tengo miles de historia que he visto morir, así que yo me rehusó a ser uno de esos escritores, e invito igualmente a cualquiera que tenga una historia pendiente a terminarla.

Sin mas que disfruten, porque vamos por la recta final.

*Steven*


No quería abrir los ojos, sabía que debía hacerlo, pero el dolor lo convencía de lo contrario, una pequeña pero continua punzada en el estómago.


Es verdad, debo levantarme y caminar, debo seguir. Sollozo cuando me apoyo con los codos en la tierra, miro a mi alrededor, el sol ya está a punto de desaparecer, en circunstancias normales podría ver perfectamente en la oscuridad, pero ahora siento la mitad de la cara hinchada y pulsante.


La cabeza me duele tanto que no soy capaz de concentrarme en nada.


Logro sentarme por completo palpando la tierra a mi alrededor, Cristian se ha ido. Es raro, el hormigueo de entumecimiento no se ha ido por completo. Mi garganta arde por el llanto que rehusó a dejar salir.


Me tengo que apoyar de un árbol con solo dar el primer paso, las piernas me tiemblan, pero aun así no dejo de caminar. Muerdo mis labios, el dolor en mi estómago no hace más que aumentar con los minutos, pero eso se me olvida cuando veo las luces del pueblo, solo un poco más.


No tengo que llegar hasta la civilización, una señora mayor deja caer la canasta que traía al verme entre las sombras de los árboles, corre hacia mi entre gritos, la gente a su alrededor no tarda en alertarse acercándose por igual.


Las personas me rodean bombardeándome con preguntas, la señora que me hubiera encontrado es reemplazada por los soldados que amablemente me toman por los hombros alejándome de los curiosos, pero el dolor es tan grande que no puedo responder a su interrogativas, sin hacer más preguntas los soldados me toman en brazos corriendo al castillo, los rebotes solo hacen que duela más, el hombre que me carga se detiene en seco cuando sangre comienza a salir de mi entrepierna manchando mi vestido.


 


 


 


*Claude*


Le hago carañotas a Jace para que deje de llorar, este niño salió con el carácter de su padre, solo cuando está en mis brazos está completamente tranquilo, el resto del tiempo esta al menos con el ceño fruncido.


-mi pequeño amargado- le susurro a la orejita, como respuesta suelta un balbuceo que suena más a protesta, Flynn me mira desde su cuna, con la panza llena y el pañal limpio sus ojos se cierran adormilados- ven aquí princesa- mi pequeña Nina me espera callada solo soltando débiles gemiditos de hambre. 


Con la práctica, que solo puede dar más de tres cachorros, sostengo a mi pequeña contra mi pecho sin soltar a Jace que observa curioso a su hermanita.


 


 


*Charlotte*


Siento los ojos pesados, pero me niego a cerrarlos dándole un sorbo al té distraídamente, resignada miro la montaña de papeles que al parecer es interminable. Desde hace cinco meses todo el trabajo que dividíamos entre mi padre, hermano y yo, ha caído por completo sobre mí. Los embarazos y posteriores bebés han sido el centro de atención de toda la familia.


Es cansado, pero ver las caras de mi padre y hermano cuando los cachorros hacen un mínimo gesto o balbuceo lo vale. Supongo que no quiero que los bebés sientan la inevitable falta que tuve de mi padre por todas las obligaciones que trae el mando de todo un clan.


El calor proveniente de las velas combinadas con el aire caliente no ayuda, siento el vestido pegarse a mi espalda, mi cabello acomodado en un desgarbado chongo, estoy por pedir más té cuando la puerta se abre estrepitosamente.


- ¡señorita Charlotte!- la sirvienta entra sin tapujos, sudorosa y agitada, su mirada hace que me alarme- el señorito Steven, él…-


No la dejo terminar porque salgo apresurada del cuarto, no alcanzo a llegar a la entrada del castillo cuando las puertas se abren, varios guardias entran., todos me bombardean con palabras, pero solo tengo ojos para mi hermano, su cuerpo, el vestido rasgado, pero sobre todo…la sangre que fluye por sus piernas y gotea sobre el suelo.


 


 


 


 


*Lucian*


A veces pienso que las historias de los humanos son ciertas y nuestra especie, más en específico nuestra familia fue maldita por un demonio. Eso pensaría si mi suegro no fuera uno y sé que somos más bien bendecidos que malditos.


Mi mano tiembla cuando acaricio la delicada muñeca de mi cachorro, está demasiado fría. Unas pequeñas manos se deslizan por mis hombros acariciando mi cuello, besos húmedos recorren mi piel.


-no es tu culpa Lucian- Claude toma asiento al lado de Steven, es la madrugada del segundo día desde que lo encontraron a la entrada del bosque. Mi esposo pasa el trapo húmedo por la frente perlada, la sustancia que le dieron a mi pequeño fue fácil de identificar, pero difícil de tratar, con la ayuda de Malin y Katy no paso a mayores.


El efecto causado por la sustancia impide curar completamente las infecciones causadas por las heridas, de solo pensar en el bastardo que le hizo “eso” a mi cachorro hace que mi piel hormiguee.


Steven a estado volviendo en si para luego caer inconsciente nuevamente.


Lo que más temo es que no quiera despertar, que el sufrimiento sea demasiado para mi pequeño. Un gorjeo lastimoso y demasiado débil hace que las manos de Claude desaparezcan. Sin soltar la fría mano me giro para ver como mi esposo toma de la cuna un diminuto bulto que carga contra su pecho descubierto.


El bebé de cabellos blancos mueve su cabeza rechazando el pechito lleno de leche que se le ofrece, en cambio sigue soltando gemiditos desesperados.


-debes de comer pequeño- Claude le arrulla sin ningún éxito.


-tal vez solo quiere estar con su madre-sugiero, los ojos dorados dudan un segundo para luego con cuidado pasarme a mi nieto. Con miedo lo tomo, lamentado la diferencia entre mis demás cachorros, su cuerpecito con trabajo cabe en mi mano, su piel sonrosada es tan delicada que se pueden ver las venas serpenteando por su cuerpo, la ropa prestada de sus primos le queda gigante-tranquilo mi cachorrito- lo coloco junto al cuerpo afiebrado de su madre, cuando su naricita entra en contacto con la piel de su madre los lloriqueos cesan.


La habitación queda en un sepulcral silencio, solo la respiración pesada de Steven lo interrumpía.


Lucian siente las lágrimas picar cuando los dorados ojos de su nieto lo miran fijamente.


Superado, el hombre rompe a llorar. El ama a cada uno de sus hijos, con todo su corazón, pero Steven., Steven es especial, debe admitirlo. No sabe si es por su parecido con su esposo o tal vez al ser tan pequeño aun. Y él creía ser igual de especial para su hijo, tenían esa complicidad, en donde el solo movía las pestañas y lo tenía a sus pies.


Siempre le cumplió todos sus caprichos. ¿Entonces por qué? Miro a su nieto. ¿de dónde había salido ese deseo de bebés? Sabia que ese niño no pudo haber sido engendrado con el mismo horrendo acto que había sido sometido su hijo hace solo unas horas ¿Por qué no les había dicho nada? ¿Tan poca confianza les tenía su bebé?


Las preguntas no dejaban de acumularse en su cabeza. Sintió como esposo se recargaba contra su espalda, las lagrimas le mojaron la camisa.


 


 


 


 


La gente del pueblo se había guardado en sus casas, a pesar de que el sol apenas iba a comenzar a ocultarse.


Mientras que las calles se encontraban vacías, el bosque era recorrido por miles de soldados. Era cierto que las filas lobunas eran un excelente ejército, uno de los mejores de hecho.


Pero el hecho de tener a casi todos los hijos del alfa como líderes era un incentivo más para desarrollar su tarea sin ninguna falta.


Y ahora todos los soldados activos tenían una única tarea: encontrar al hombre culpable del estado del señorito Steven.


Godric dirigía la búsqueda en el sur, Charlotte en el norte, Max y Hugo en el oeste y Laurence en el este. No tuvieron que pasar muchas horas antes de que lo encontraran.


Fue Charlotte la que lo hallo, para su mala suerte.


Cristian esperaba tranquilamente sentado en la orilla de la playa. Fue cuando el sol estaba a punto de desaparecer cuando el puño de Charlotte se estampo contra su cara.


 


 


*Godric*


Entre lo mas silenciosamente que pude al cuarto de Steven. Sonreí al ver el mueble lleno de muñecos de tela, la enorme colección de coronas de flores, ahora secas, se amontonaba en un rincón, algunos vestidos aun estaban tirados sobre la mullida alfombra de piel de ciervo blanco, los libros de cuentos, los pájaros de papel colgados del techo.


Todo indicaba que era el cuarto de un niño.


Mierda, su hermanito, el consentido de todos, el pequeño que siempre se le colgaba., rogándole que jugara con él.


Ahora se encontraba ahí, tendido en la cama, con el minúsculo bebé respirando con el mismo trabajo que su madre. Maldita sea “madre”, el aun estaba intentando adaptarse a su nuevo papel de padre.


-¿ya lo tienen?- la voz de su padre lo trajo a la realidad.


-sí, Charlotte lo tiene en los calabozos- su padre se paro de la silla donde estaba, silla que su madre ocupo al instante, se removió incomodo, aparto la mirada, fingiendo no ver las lagrimas que aun corrían por el rostro de su padre.


-no debiste dejarla sola- ante él, el rostro compungido se transformaba en el duro e implacable del alfa- ese bastardo no merece morir tan rápido- menciona su padre camino al calabozo, refiriéndose a su hermana.


-no lo ha matado, esta luchando por contenerse- le responde él.


-todos lo estamos- los puños cerrados y la palpitante vena en la frente de su padre le asegura que su padre no miente

Notas finales:

Besos ;D


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