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Aúlla conmigo por sombra_larga

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*Lucian*


Van dos, falta uno, fue lo que pensó Lucian a primera hora de la mañana al ver a Malin danzar con su primogénito, era mediodía sin embargo todos se encontraban reunidos en las puertas del invernadero, celebrando las treinta y una estaciones de Maxwell para sorpresa de todos, la idea de celebrarlo al aire libre había sido propuesta por él.


Y la verdad es que se lo tenían bien merecido, después de meses de angustia y pesadez en el aire., esto era lo que necesitaban.


Claude había insistido en hacer algo especial, pero la timidez de Maxwell los llevo a dejar de lado cualquier gran fiesta, además de que los bebés recién nacidos tampoco dejaban mucho tiempo. Por lo que la pequeña fiesta familiar acompañado de una pequeña banda de músicos ambulantes, era perfecto.


Lucian estaba más que a gusto con las mantas que los sirvientes acomodaron sobre el césped y las charolas llenas de comida que venían y se iban. Con su pequeño esposo entre las piernas y sus hijos pululando alrededor, no podía pedir más.


-mira quien quiere ir con su abuelo- Milan se acerca con su hijo con toda la intención de dejármelo para irse con su esposo. Lanzando un gruñido ya estoy listo para rechazarlo cuando veo como Claude abre los brazos encantado.


Mi reclamo se desvanece de mi boca cuando mi primer nieto me mira con esos preciosos ojos dorados, su cabellito rubio a penas una pelusa, es tan lindo, tan blanco y delicado, envuelto en un trajecito azul. Mierda no puedo evitar derretirme cuando mi esposo me lo pasa y como si se sintiera satisfecho recarga su cabecita contra mi pecho bostezado, sus mofletes rosados, maldición es demasiado bonito espero que no sea doncel, ya tengo suficiente con Steven.


Con apenas tres meses me tiene encantado, cuando veo que cierra los ojos decidido a dormir, opto por  ponerlo junto a sus tíos que duermen en una cómoda piel de oso rodeados por cojines,   solo le llevan un mes , a pesar de esto se notan  las diferencias, suspiro derrotado, crecen demasiado rápido.


-no lo veas así que me voy a poner celoso- reclama Claude dándome un empujón con el hombro, le veo perplejo.


-no digas tonterías Claude-


-bueno si no recuerdas mal me pediste en matrimonio cuando yo era un niño- me sonrojo un poco avergonzado- debo de vigilar a la competencia- a mi esposo parece divertirle mucho mi afligimiento, le tomo de las caderas para elevarlo y poder sentarlo en mi regazo, el enseguida pasa sus delgados brazos por mi cuello.


-sabes que ese fue un mal momento en mi vida, un muy largo mal momento- le acomodo un mechón blanco tras la oreja- ¿te arrepientes Claude?-


Mi precioso esposo borra su sonrisa viendo más allá de mi persona, tal vez al pasado. Sus ojos dorados resplandecen y el viento hace que muchos cabellos escapen de la larguísima trenza.


-no Lucian, no me arrepiento- dice al fin-si mi padre no te hubiera hablado de mi… ¿te hubieras fijado en mí? -


-hubiera encontrado la forma de llegar a ti- aseguro besando sus labios, apenas un roce- pero todo sería diferente, seguramente no tendríamos nada de esto-


Los dos vemos nuestros pequeños, Malin acostado en el regazo de Godric acariciando su vientre y proponiendo nombres, Steven concentrado en su labor fabricando coronas de flores, Laurence y Milan vuelven de quien sabe dónde con los cabellos parados y la ropa llena de tierra, Katy lee un libro mientras mantiene una charla con Charlotte que limpia su espada, Maxwell y Hugo hablan en susurros a la tranquila sombra de un árbol.


En ese momento oímos un pequeño quejido, mis trillizos habían salido igual a mí, el cabello negro y ojos rojos, a sus cuatro meses sus personalidades ya eran muy definidas, Flynn y Nina eran en demasía tranquilos solo llorando cuando en verdad necesitaban algo, mientras que Jace era todo un torbellino de berridos y berrinches.


Y como era de esperarse Jace estaba despierto con el ceño arrugado, apretando sus pequeños puñitos preparándose para soltar un potente llanto.


Por suerte mi esposo lo tomo entre sus brazos.


-parece que alguien necesita un cambio- canturreo Claude, pero antes de que pudiera erguirse un potente grito sonó por todo el lugar.


 


 


 


*Godric*


Mi cachorro al parecer no era alguien muy paciente, no pudimos ni llevar a Malin a nuestras habitaciones, tuvimos que llevarle al cuarto más cercano que contara con una cama. Para cuando Katy tuvo lavadas a conciencia sus manos y yo lograra quitarle el vestido a Malin, mi hijo ya asomaba la cabeza.


Mi madre insistió en quedarse, tomando la otra mano de Malin le decía como respirar, mientras que yo no lograba quitar la mirada de lo que ocurría en estos momentos entre las piernas de Malin.


-¿Godric…estas bien?- mi pareja no debía de estar preguntando eso cuando  el que tenía tanta sangre y cosas saliendo de su cuerpo era el- estas muy pálido- pero en verdad se sentía algo mareado.


Su hermosa carita estaba cubierta de sudor, el kohl se había corrido y su respiración era errática, por último el gesto de dolor le hizo olvidar todo su malestar.


A penas pudo asentir cuando un nuevo gemido de dolor volvió a salir de Malin.


-muy bien, tu cachorro ya hizo casi todo el trabajo Malin- Katy tomo asiento en un banquito quedando entre las piernas de mi pareja separándolas un poco más, vi como tomaba un paño húmedo de una cubeta e intentaba limpiar un poco la zona- cuando te indique necesito que pujes con todas tus fuerzas-


Malin solo pudo asentir cuando dio tal grito que mis tímpanos vibraron con fuerza, mi amado se dobló todo lo que su vientre le dejo hasta que por indicación de Katy dejo de pujar, con cuidado apoye mi rodilla en la cama para poder ubicarme a su espalda dejando que se recargara contra mi pecho.


Las náuseas volvieron cuando pude ver la cara de mi hijo fuera, estaba rojo y cubierto de sangre. Para despejarme me concentre en besar la nuca de Malin sintiendo enseguida el sabor del sudor, acaricie la mano que aún tenía agarrada deslizándome hasta llegar a su vientre aun hinchado podía escuchar las palabras de aliento provenientes de mi madre al otro lado.


En esos segundos que bien pudieron ser años, un nuevo respeto apareció hacia mi padre por haber pasado todo esto cinco veces.


Todo el ruido pareció haber desaparecido, la voz emocionada de su madre, las indicaciones de Katy, cuando lo vio, algo que jamás se borraría de su memoria, como su hijo salía al mundo con un potente berrido.


-oh dioses, Godric- entendió a la perfección la exclamación de Malin, que cansado dejo caer su peso completo contra el- es perfecto-


-diles hola a tus papás pequeño- Katy alzo a su hijo, un niño claramente-ayúdame con esto abuelo- vio a su madre lanzarse hacia donde su nieto, igual de emocionado que ellos.


-tranquilo pequeño, pronto estarás con tu padres- su madre arrullo a su hijo mientras que Katy con maestría corto el cordón umbilical. Detuvo a Malin cuando intento moverse argumentando que todavía tenía que salir la placenta.


-¿va a doler?- pregunto temeroso su pareja, en ese momento volvió su atención a él, ahora Malin lucia muy cansado y estaba un poco pálido, aunque imagino que él debía lucir igual.


-no cariño, solo es esperar que salga por si sola-  apenas termino de decirlo cuando claramente se escuchó caer algo en la cubeta que estaba a los pies de la cama-será mejor que te traslademos a sus habitaciones, ahí habrá mejor ventilación y se sentirán más cómodos-


No había tomado en cuenta el bochorno que hacía en el cuarto, la única ventana estaba cerrada y la pequeña brisa que entraba por esta era desesperadamente pequeña.


-miren quien está desesperado por ir con sus papis- su madre reapareció acercándose a Malin, tendiéndole un bultito de sabanas. Se asombró del aplomo con que Malin lo tomo, acomodándolo perfectamente en sus brazos,


El acecho por encima del hombro desnudo, el aire abandono su pecho. Con suavidad Malin destapo a su cachorro para poder obsérvalo por completo.


Su pequeño seguía soltando gemiditos, su piel aún seguía algo sonrojada pero ahora más limpia, sus bracitos se alzaban un poco, sus manos cerradas en puñitos, con mano temblorosa acaricio la escasa cabellera negra, sorprendido cuando encontró unos bultos. Inquieto estaba a punto de hablar a Katy.


-son cuernos- le tranquilizo enseguida Malin pasando el también su mano por la cabecita de su hijo-¿te molesta?- pregunto solo unos segundos después su amado.


-solo lo hace más perfecto- respondió sin dudarlo.


 


 


*Steven*


Salir del castillo ahora es mucho más fácil, es lo que pienso mientras camino tranquilo por el bosque, siento como gotas de sudor resbalan por mi columna, el vestido negro suelto y ligero no apacigua el intenso calor, desearía haberme amarrado el cabello.


Mi segundo sobrino nació hace solo tres días, ahora mi hogar está lleno de bebés que requieren mucho tiempo, por lo que la vigilancia ha bajado notablemente, al punto que puedo solo salir del castillo sin tener que escabullirme por todos los rincones.


Hace meses que Cristian no viene a verme y comienzo a ponerme nervioso, después de nuestra primera vez el no volvió, me muerdo el labio aguantando las lágrimas, tal vez él no me ama, tal vez el solo quería aprovecharse.


 


Flashback


El sexo siempre había sido algo prohibido para mí, y aunque yo tuviera las libertades para investigar se me haría muy vergonzoso, claro que tomando en cuenta el “amor” que desbordan mis padres, he tenido la oportunidad de ver un poco de que se trata el asunto.


Por lo menos lo básico, mi madre se había encargado de explicarme, con mi nueva fertilidad adquirida hace solo unas semanas, lo creyeron conveniente.


Siento mi cara caliente de solo pensarlo, pero el hecho de sentir crecer a un bebé dentro de ti debe ser algo muy lindo.


No tengo una idea muy clara de cómo paso, solo…sucedió.


Es como estar en un trance, mi mente se nublo y mis sentidos se entumecieron. Solo cuando Cristian entro dentro de mí firme y sin detenerse a pesar de mis lágrimas y quejidos, sentí un dolor agudo que creí me llevaría a la inconciencia.


Todo el acto fue confuso, yo solo pude aferrarme a él, a su espalda perlada de sudor, con el olor a tierra húmeda y bosque inundándome las fosas nasales, recuerdo las ramas calvas que anunciaban el invierno.


Cuando hubo terminando cayo un silencio demasiado pesado, solo le di la espalda aferrándome a mi ropa ya sucia y algo rota, no hubo besos dulces ni caricias tiernas, lloré un poco antes de transformarme e irme en silencio.


Fin flashback


Me rehusó a pensar en ese acto que aún me causa vergüenza y algo de asco, quiero creer que ahora soy un doncel más maduro, pero aún me aterra la idea de no volver a ver a Cristian, aun necesito sus besos dulces y que me cuente sus aventuras fuera de este mundo, mi pequeño mundo.


Estoy seguro de que todo fue tan raro por mi falta de inexperiencia y la pena que sentía porque alguien me vea desnudo. Después de todo Cristian me ama, él nunca me haría daño a propósito, hacer el amor es algo natural en las parejas que se aman, sino fuera así, no tendría   sobrinos ahora.


Resignado veo que nuestro punto de encuentro sigue vacío, el pellejo de vino y el pan que he estado dejando cada semana ahora está lleno de hormigas. Triste pateo el pan con violencia no queriendo llorar por algo tan tonto.


Después de todo quien soy yo para reclamarle algo a un hombre que en realidad solo conozco por lo que él me ha contado, me ha dicho que tiene una madre y comercia algunas veces, pero bien esto podría ser mentira, él podría tener una esposa e hijos en alguna parte.


Y yo sigo aquí como tonto, trayéndole comida todos los días sin estar seguro de que algún día en verdad vuelva.


Me dejo caer sollozante a la tierra, mis rodillas escocen por el impacto, pero no me importa.


Es cuando siento que mi llanto se ha vuelto tan errático que me cuesta respirar, que un par de botas muy gastadas aparecen ante mis ojos.


Alzo la mirada, inseguro.


-¡Cristian!- no dudo en saltar a sus brazos cuando lo veo ante mí, me despego para poder observarlo mejor, su cara está muy pálida y la barba es de hace varios días, me asusto un poco al observar sus ojos negros, no irradian la alegría acostumbrada.


Pero enseguida lo desecho de mi mente cuando él me toma de la nuca para atraerme a su boca, yo me paro de puntillas para poder tener un mejor acceso a su boca, al principio un solo roce, luego siento su lengua acariciar la mía.


Lo extrañe tanto.


Mi mente queda en blanco cuando de repente me empuja violentamente, con fuerza, ambas manos en mi pecho, no alcanzo a sostenerme de nada, solo puedo sentir el impacto de mi cuerpo contra el suelo.


-¡¿Qué…Cristian?!- de nuevo esa mirada vacía. Intento levantarme, pero él me detiene tendiéndome una mano, inseguro e incrédulo acepto la ayuda- ¿Por qué fue eso Cristian? -


Me angustia su silencio. No alcanzo a ver el puño que viene hacia mi cara, solo lo siento golpear, claramente escucho el chasquido de mi nariz.


Todo a mi alrededor se vuelvo oscuro por un segundo, un terrible silencio se expande, ahora solo puedo sentir la tierra contra mi rostro, llevo una mano a mi rostro sin querer tocarlo, duele tanto, jamás en mi vida había recibido un golpe.


El sollozo que suelto duele tanto que quiero guardar mi llanto, pero no puedo, ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué Cristian? No entiendo nada.


Quiero soltar las preguntas, pero siento la cara entumecida.


Tengo mucho miedo, quiero correr, lo pienso más mi cuerpo no parece querer recibir órdenes. Mi vista logra aclararse, aun un poco borroso veo como Cristian escupe a un lado y se abre los pantalones, no…¿Por qué hace todo esto?.


Me empiezo a inquietar cuando el entumecimiento no se disipa, empiezo a pensar que no es solo producto del golpe, mi boca tiene un sabor extraño, metálico, es sangre, pero además percibo algo más, me hacen recordar las medicinas que Katy me obligaba a tomar cuando era cachorro y me dolía la panza de tanto comer dulces.


Torpemente alzo una mano, la siento tan pesada, intento golpear a Cristian, pero solo logro rozar su pecho, quiero gritarle, no puedo hablar, solo quejidos logran salir de mi boca.


Siento sus manos alzar mi vestido hasta que mi pecho queda descubierto, la estocada que recibo cuando entra en mi logra sacarme un grito, mi garganta arde, pero no se compara con el dolor de mi entrada.


Lo siento moverse con rapidez, sin dudar ante mis lágrimas, mis torpes manos solo se agitan en el aire no logrando alcanzarlo, sus manos aprietan dolorosamente mis caderas, la tierra raspa mi espalda.


Al ver que mi cuerpo no me va a obedecer, me rindo solo quedándome laxo en el suelo sin hacer ningún movimiento.  Sus gruñidos invaden mis oídos, cierro mis ojos no queriendo encontrarme con sus ojos, no quiero, él no es mi Cristian, no sé quién es, pero simplemente no quiero verlo.


Tengo tanto miedo, solo tendría que lograr escapar para correr solo unos metros, lo suficiente para que cualquiera me viera, quería gritar y llamar a mi padre, estoy seguro de que el resolvería todo, quería llorar en el regazo de mi madre, quería que Milan me hiciera reír con sus peleas, quería recolectar flores para hacer coronas, quería abrazar a mis sobrinos y hermanitos.


Quería estar en cualquier lado que no fuera aquí.


 


 


*Claude*


El día era perfecto para bajar a la playa, el agua estaba bastante tranquila, se podían ver a lo lejos algunos pescadores con las gaviotas revoloteando a sus cabezas.


Habían dejado a sus cachorros en manos de Max y Hugo, para tomar un merecido descanso de llantos y trapos sucios. Si antes no había podido dormir por su embarazo ahora era por los niños, tener trillizos era agotador.


Termine de desvestirme, deje mi vestido blanco junto al montoncito que formaban las ropas de Lucian, con paso tranquilo me fui internando en las aguas del mar, un poco frías para mi gusto, pero el abrazante sol me hizo cambiar rápido de opinión.


Fruncí la nariz, seguramente terminaría con la piel oscurecida. Claro que ser recibido por los brazos de mi fuerte esposo lo valía todo, enrede mis piernas a su cadera para mantenerme unido a él, ronronee ante su desnudes, pero no hice nada más, solo cerré los ojos disfrutando del suave oleaje.


-Claude-  su voz gruesa me hizo abrir los ojos, se veía tan guapo, el día anterior había aprovechado para quitarle esa molesta barba que picaba y de paso córtale el pelo dejándoselo al ras.


Me acerque hasta que cada centímetro de nuestras pieles estuvieron juntas.


- ¿si esposo? - 


-no te muevas- la seriedad en su voz me hizo tensarme- voltea lentamente-


Haciendo control de mi cuerpo me voltee como indico mi esposo, sin el más mínimo ruido, las aguas a mi alrededor apenas crearon unas olas.


Mis ojos se abrieron al máximo, por segunda vez en mi vida veía esa danza. Los cuerpos femeninos delicados, con el esplendor de una deidad, la muerte dulcemente anunciaba su llegada.


Cuatro mujeres rubias bailaban sobre el agua, rozándola sin llegar a tocarla, la luz rodeaba sus cuerpos cubriéndolos de ojos mortales, eran inmunes a mojarse, todas reían, las pixies.


Lucian me mantenía aferrado a él, ambos nos quedamos en silencio, solo dejando que la marea nos moviera, sabíamos que no se debe interrumpir la danza de una criatura como esa.


No podía evitar preocuparme, la muerte nuevamente asechaba, y no podíamos hacer nada para detenerla.


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