Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aúlla conmigo por sombra_larga

[Reviews - 89]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El próximo cap al fin el encuentro entre Steven y el maldito

-¿quieres conocer a tu bebé?-  la voz de mamá parece no terminar de llegar a mi cerebro, la escucho como si estuviera a kilómetros de distancia y no a unos cuantos centímetros.

Intento hablar, pero solo logro dar un extraño alarido. Tengo miedo de tocar ese pequeño cuerpo. No quiero decirlo en voz alta, porque me parece algo tonto, pero me aterra rechazar a ese bebé, es irreal que haya salido de mi cuerpo, en donde no tenía ni idea de su existencia. Siento que me hundo nuevamente, en ese profundo mar sin fondo que se ha vuelto mi mente.

-Steven- la voz de su padre logra jalarlo un poco y el insistente llanto termina de asentarlo en el presente. Con esfuerzo me vuelvo a sentar en la cama, la herida en mi estomago da un tirón molesto, tuvieron que sacarlo por ahí, a mi bebé, porque al parecer ni siquiera para eso fui lo suficientemente fuerte.

En silencio estiro los brazos, haciendo una petición muda. Quiero llorar cuando veo a mi madre dudar si entregarme a mi hijo. El bebé sigue sollozando aun cuando lo pasan a mis brazos, es tan extraño. No es la primera vez que agarro a un bebé, los últimos meses he cargado muchas veces a mis hermanos y sobrinos, sin embargo esto es totalmente diferente. Los pequeños sollozos se detienen, como si me reconociera, mi bebé abre los ojos, son de un extraño gris.

-es un niño- informa mi padre.

El profundo miedo que sentía se esfumo en un parpadeo, en mi corazón no hay lugar para otra cosa que no sea devoción por esa criatura. Lo primero que veo son sus pequeñas manitas que se mueven de un lado a otro, lo destapo para ver que su cuerpecito esta envuelto en un trajecito azul, su piel esta muy roja, es flaco y no tiene cejas, pero yo creo que es hermoso.

No puedo creer que en verdad sienta tanta felicidad tan rápido, es simplemente irreal, como a tan poco de haberme sentido en un verdadero infierno pueda sentir esta emoción tan cálida que envuelve mi cuerpo.

Termino de descubrirlo, sorprendiéndome con su pelito azul. Una pequeña pelusa, pero ahí está. -¿Cuál es tu color favorito Cristian?- tirados en el pasto, con sus cuerpos entrelazados, sentía las mejillas rojas por como el hombre lo miraba -azul creo-   -¿azul como el cielo?-   -no, como el cabello de mi madre-

Niega con la cabeza intenta espantar el recuerdo de la cara del hombre que creyó amar, se fuerza a centrarse en ese pequeño que tiene amagos de volver a llorar.

-¿pasa algo cariño?- alza la mirada encontrándose la imagen de sus dos padres, ambos atentos a cualquiera de sus movimientos, no lo había notados pero los dos parecen exhaustos, su padre tiene grandes ojeras y los ojos rojos, su madre parece apunto de desmayarse por lo blanco que esta.

-nada mamá, solo…su cabello, es azul- explica, pasando su mano por la pequeña cabeza.

-si, es un color inusual, su padre…-su madre pareció alarmarse al percatarse lo que acaba de decir- no, yo lo siento cariño- le quita importancia sonriéndole a su mamá.

-no te preocupes- vuelve la mirada hacia su bebé, acercándolo para aspirar su aroma, era tan suave y delicado, como el olor del bosque por la mañana -supongo que tiene el pelo de su abuela- el bebé comienza a sollozar quedamente, siente su carita pegarse a su pecho, sus mejillas se sonrojan. Una duda lo ataca, en todo ese tiempo no noto ningún cambio en su cuerpo ni siquiera en esa parte, donde el suponía debía haberse inflamado como le había pasado a los demás donceles en su familia-¿yo puedo darle de comer?-

-me temo que no cachorro, pero tranquilo yo lo he estado alimentando- esa declaración le hace exhalar audiblemente, es como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago, en secreto el siempre quiso sentir esa conexión, esa que vio en su madre, en su hermano y en Malin, parecía que nadie más existía en el mundo cuando alimentaban a sus bebés, pero ahora el no podría experimentar eso, como tampoco pudo sentir a su cachorro en el vientre, ni su nacimiento.

En silencio le paso nuevamente el bebé a mi madre, con tristeza le veo bajarse la bata y acercar a mi hijo con suavidad. Al principio parece negarse, pero al final se prende.

-es tan melindroso para comer como Jace- comenta su madre con una sonrisa.

-está muy flaco- replico, mi madre toma asiento junto a mí en la cama, yo me acerco aún más para observar a mi hijo sobre el hombro de mi madre, mi padre que hasta ahora se había mantenido callado habla.

-nació antes de tiempo, pero Malin dice que dentro de dos semanas todos debe estar bien- sentí la mano de papá pasar por mi cabeza, en una caricia casi temerosa. Lo voltee a ver, quería pedirle que me abrazara como siempre pero aun no estaba listo, sin embargo, sentir su caricia me hacía sentir reconfortado- todo estará bien Steven-

-lo se papá- así pasaron algunas horas más, los cuatro acostados en la cama, hasta que el sueño lo venció.

 

 

 

 

 

*Claude*

-la costurera debe traer hoy por la tarde la ropa de Azel- termino de anudar la trenza con un bonito broche de bronce en forma de flor. Me levanto del tocador dándole una mirada a mi esposo que aun se encuentra en la tina, con la cabeza recargada en la punta, extendido en toda su larga extensión, si fueran otras circunstancias podríamos aprovechar esa desnudes y el pequeño tiempo libre en una manera más divertida, pero no me voltea a ver y tiene el ceño fruncido.

Bufo cuando solo responde con un gruñido, me encamino al comedor decidido a no prestarle atención a su rabieta. Ya paso mas de una semana de lo ocurrido con Steven, las cosas empiezan tomar un ritmo más normal muy lentamente.

Sin mencionar a la excesiva seguridad que hay ahora en el castillo, con guardias apostados en cada esquina, se podría decir que todo iba relativamente normal, hasta que Steven saco el tema la noche pasada.

-quiero verlo- la dulce y temerosa voz de su hijo resonó a la hora de la cena, las sonrisas que antes flotaban en el aire se borraron. Todos se pusieron tensos ante el sonido del puño de mi esposo estampándose contra la madera de la mesa.

-no- sentencio Lucian- aun es muy pronto Steven- percibió el intento de suavizar su tono, sabía que a Lucian le aterraba alterar a su hijo más pequeño.

- por favor papá, ahora estoy mejor- “mejor” tal vez era una verdad a medias, tal vez las heridas en su cuerpo habían sanado, pero el más que nadie sabía  el rechazo que aún tenía Steven ante el tacto, lo más lejos que había logrado llegar era cuando alimentaba al pequeño Azel y su hijo se recargaba contra su cuerpo a observarlo.

-no, no lo estas- Lucian se mantuvo firme- no sabemos como te vas a poner cuando lo veas, además Azel te necesita su lado- mi hijo frunció el ceño enojado, acercando el pequeño cuerpo del cachorro entre sus brazos.

-Lucian deja que lo vea, no hay razón para alargar mas esto- mi esposo me volteo a ver indignado.

-hagan lo que quieran- soltó en un gruñido antes de salir cerrando la puerta violentamente. Dejando tras de si un grupo de bebés sollozantes, mas de uno maldijo a Lucian esa noche.

 

Desde entonces Lucian no le había dirigido la palabra, llego al comedor encontrándome con todos mis hijos ya desayunando, o bueno, tratando, ya que no es fácil con seis bebés presentes.

Tomo asiento junto Max que tiene en brazos a Nina mientras que Hugo le hace cosquillas a Flynn, busco a Jace con la mirada encontrándolo en brazos de Laurence.

Steven con Nico en brazos está al lado de Milan que alimenta a Azel. Aprovechando que tengo las manos libres me sirvo una gran porción de conejo asado y pequeños panecillos de frutos rojos. Amamantar a tres cachorros y a veces a mi nieto hace que pierda peso con rápidos, si mi esposo no estuviera enojado lo mas seguro es que estaría vigilando mi plato y agregaría otra pieza de conejo.

-¿papá sigue enojado?- pregunta Milan dirigiéndome una mirada rápida, mientras maniobraba para llevarse un pedazo de tocineta a la boca.

-si, ahora esta encerrado en el baño-

-ya se le pasara- resta importancia mi hijo, nadie menciona nada al respecto, se que la mayoría esta en desacuerdo con la decisión de Steven, pero si él quería verlo, estaba en su total derecho.

Solo pude dar dos bocados cuando Jace rompió el llanto. Con un suspiro cansino lo recibí de brazos de Laurence.

-lo siento Claude, en verdad este niño es peor que una sanguijuela contigo, juro que puede sentir tu olor- no dudo de las palabras de mi hermano menor.

Como si se tratara de un hechizo solo estar en contacto con mi cuerpo el llanto cesa. Es en ese momento que Lucian entra al cuarto, me muerdo los labios cuando veo que trae esos pantalones negros que se le pegan especialmente a la entrepierna, sin decir palabra se siente a mi lado.

-¿quieres que le diga al cocinero que prepare un conejo con esas especias que te gustan?- mi esposo solo me ve, indiferente, da un gruñido y toma del conejo que está en la mesa.

Ruedo los ojos desesperado, como siempre que se enoja alza una barrera de silencio. A veces pareciera que tengo cuatro bebés en vez de tres.

 

 

*Cristian*

No tengo ni idea de cuanto tiempo ha pasado, aquí no llega la luz del día, a veces siento que han pasado años y a veces solo minutos. Siento mi cuerpo caliente, supongo que me ha dado una infección por las cadenas oxidadas en mis muñecas, la pierna me duele como los mil infernos y el sabor a sangre en mi boca no termina de desaparecer.

Esto no se supone que debía pasar. El plan que había trazado mi madre era perfecto, con pequeñas posibilidades de fallar, incluso habían comprado un hechizo que bloqueaba su rastreo,  se supone que me cogería al niño hasta dejarlo embarazado, luego lo convencería de escapar de la furia que su padre seguramente tendría si se enteraba que estaba embarazado. Finalmente esperaría a que el niño nazca, enviaría el cuerpo sin vida a Lucian, y pediría recompensa por el bebé. Así podría pagarle a mi madre una buena curandera e irnos de ese pueblo de mierda donde vivíamos. Los dos seriamos felices.

Pero mi madre murió antes, su cuerpo no soporto más, ya no tenía razón para hacer toda esa mierda. Quería secuestrarlo y pedir recompensa para al menos largarme del pueblo, pero solo ver la felicidad en su rostro, felicidad que nunca vi en el rostro de mi madre, me precipite. Ahora debe estar muerto por el veneno, especialmente creado con la poca magia que aún tenía mi madre.

Lo había matado demasiado cerca de la aldea de los lobos, él sabía que era imposible huir a paso humano. Así que se resigno a esperar en la playa.

No entendía por que seguía aun vivo, tal vez el alfa solo quería ver como se podría en aquella celda. En el interrogatorio no le habían dejado hablar, y eso le estaba matando como un cuchillo caliente en el pecho. Él quería decirle, decirle como se había cogido a su cachorrito para luego matarlo, como el iluso niño le había suplicado.

Desde entonces no había visto a nadie que no fuera el carcelero que se limitaba a arrojarle un cuenco con comida y otro con agua, tenía las muñecas en carne viva por el esfuerzo que hacía al alcanzar los cuencos.

Por eso, cuando entraron dos guardias y una mujer que nunca había visto con una gran maleta, se sorprendió. La mujer tenia el pelo rojo atado en un moño y por su mirada sabia que no era de su agrado.

-¿por fin me van a matar?- ignorándome como si fuera un mueble la mujer asienta la maleta en una pequeña mesa que había en la esquina de la celda y empieza a sacar varios frascos de cristal.

-abran sus esposas, necesito revisarle las heridas- confundido veo como los guardias obedecen, no puedo evitar dar un grito cuando tiran de mi cuerpo para sentarme en una silla frente a la mujer- traigan un balde de agua y algo de ropa- vuelve a ordenar la mujer.

Uno de los guardias sale mientras que el otro se queda cerca. La mujer saca un paño de la maleta y vuelca el contenido de unos de los frascos en él. Sospechoso veo como la mujer se acerca con el paño goteando y soltando un olor muy fuerte.

-esto te va a doler- avisa ella tomándome una mano y envolviendo el paño en la carne viva de mi muñeca sin el mínimo tacto, casi la puedo ver sonreír cuando suelto un alarido, no se limita a envolver mi mano y talla un poco la herida, arde como la mierda. Procese a realizar el mismo proceso con la otra mano antes de tirar el paño al piso. Temeroso veo que se agacha a revisar mi pierna, sin dudar rompe la tela de mis maltrechos pantalones, es la primera vez que veo mi pierna después de haber escuchado ese horrible chasquido la vez del interrogatorio. No me sorprendo cuando la veo en un extraño ángulo. Tiemblo cuando veo a la mujer posicionar sus manos a ambos lados de mi pierna, preparándose.

-¡no espera…! AHH- es tanto el dolor que por unos segundos solo logro ver puntos blancos, retengo el aire intentando controlar el horrible sentimiento de que me están cercenando la pierna. Cuando abro los ojos veo que la mujer esta nuevamente de pie y se limpia las manos con un paño- maldita puta- susurro rechinando los dientes.

El guardia me da un golpe en la cabeza -más respeto imbécil-

-no te preocupes Ivan, hay que entablillarle la pierna, tengo vendas, pero necesito que vayas por las tablas- como siempre la mujer no me dirige la palabra como si no tuviera el derecho de tener su atención. En ese momento entran dos guardias más, uno de ellos cargando un gran balde- ve que se limpie mientras voy por las tablas- por un segundo me estoy preguntando si se refiere a mí, pero el maldito guardia me lo confirma dándome otro golpe en la cabeza.

-ya oíste a la señorita Katy, apúrate imbécil- no replico por la verdad es que muero por darme un baño, con toda la dignidad que puedo me paro intentando solo apoyarme en la pierna izquierda sin embargo aún duele demasiado, el guardia que trajo el balde me avienta un trapo al pecho.

-tienes suerte de que nuestro señor sea tan bondadoso bastardo-

Si claro, ese maldito alfa, se arrepentiría de haberlo dejado vivo.

 

*Lucian*

Siento la vena en mi frente palpitar cada vez mas fuerte cuando veo a Steven terminar de vestir a Azel, ha insistido en llevarlo para que vea al prisionero, prisionero, por que eso es, ese bastardo jamás sería el padre de su nieto.

La madera de la silla donde estoy sentado cruje ante mi mano cuando veo a Claude mostrarle a mi hijo como envolver bien a mi nieto. Mi esposo se ha empeñado en apoyar a nuestro hijo, eso solo me hace rabiar más, no entiendo porque ambos no comprenden porque es mejor dejar en el olvido de las celdas a ese maldito hijo de puta.

Quisiera gritarles y dejarlos encerrados en el cuarto, pero sabe que no puede, su hijo aun no está totalmente bien, además de solo pensar en la ira de su esposo, no gracias, le gusta dormir en su cama.

-estamos listos-me informa Claude, aprieto los dientes al ver lo hermosos que se ven los dos, ambos con vestidos azules de tonos similares, ese maldito no se merece tener esa visión.

-bien- gruñe emprendiendo camino a las celdas.

El toma la delantera para mostrarle el camino a los donceles, cuando llegan a los pasillos subterráneos ya está Charlotte esperándolos, su hija tiene la misma cara que debe tener el ahora, ninguno está de acuerdo con este encuentro, pero la palabra de Claude pesa mucho en su familia. Antes de adentrarse a los túneles que los conducirían a la celda el toma el brazo de Claude, mientras que su hija pasa una mano por la cintura de Steven.

Los caminos están llenos de lodo y son muy resbaladizos. Sin decir nada su esposo se recarga contra su cuerpo. Su vena de deja de palpitar un poco cuando piensa que por la noche desquitaría todo su enojo en el delicioso cuerpo de su esposo.

Solo nos toma unos minutos llegar a la celda, por la mañana había dado la orden de poner presentable al prisionero, no quería que su hijo se encontrara con una fea imagen, por lo que no se sorprendió cuando al entrar a la celda se encontró al muchacho limpio y vestido adecuadamente, la pierna ahora era envuelta con tablas y el rostro lo tenia surcado por varios moretones, pero sin rastro de sangre.

Ahora que lo veía con mas claridad se le hacia un poco conocido su rostro.

El muchacho era el que en verdad parecía sorprendido. Sus ojos se abrían en una expresión incrédula.

-¿Steven?- el brazo de su esposo le apretó cuando sintió su cuerpo tensarse, no quería que ese humano pronunciara el nombre de su pequeño.

-hola, Cristian-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Besos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).