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Aúlla conmigo por sombra_larga

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Notas del capitulo:

Solamente... no tengo palabras para disculparme, tal vez algunos crean que estoy mintiendo, que la flojera o algo asi, pero no, enserio no he tenido nada de tiempo con la escuela, por la entrega de proyectos, pero ya sin echarles todo el rollo, una disculpa desde mi corazon.

Ya estas semanas intentare aplicarme para poder subir con mas frecuencia.

Muchichichichisimas gracias por leer:D

*Godric*


Angosté los ojos cuando vi como Milan se escurría en silencio entre toda la multitud. Me alejo tambaleante de mis amigos, ya había perdido la cuenta de todos los tarros de cerveza,  solo sé que desaparecían conforme me los ponían en la mano.


Torpemente paso entre la gente, algunos se apartan con respeto, otros han perdido completamente el sentido y siguen bailando. Incluso siento una que otra mano y cuerpo pegarse más de lo debido a mí.


Cuando consigo llegar al bosque puedo ver a lo lejos una mata de pelo blanco. Lo observo por un momento, esperando que llegue alguien más pero nada pasa, Milan parece distraído pues no ha notado mi presencia que torpemente intento de ocultar, se estruja las manos y mira nervioso para todos lados.


Ahí en medio del tenebroso bosque con sus alrededores negros y profundos.


Solo unos segundos después, decido hacerme notar saliendo detrás del árbol. Mi hermano me mira sorprendido, da un pequeño salto hacia atrás.


-me sorprendiste Godric- reclama llevándose una mano al pecho.


-¿a quién esperabas Milan?- me cuesta hablar, siento la lengua pesada y la mente brumosa.


-a nadie- responde tajante. Camino hasta el tropezándome con algunas ramas. Encierro su delgado brazo en mi mano.


-¡no me mientas!- le zarandeo a la vez que grito. Con la otra mano le tomo de la barbilla, lo fulmino con mis ojos rojos, sus propios rubíes se llenan de miedo.


-estas borracho Godric- me reclama fiero intentando soltarse de mi agarre- suéltame y volvamos al castillo- su voz sale suave, intenta persuadirme.


Le miro, observo su cara sonrojada por el frio de la noche, muerde sus labios nerviosamente. Mi mente confusa no lo piensa mucho antes de estampar mi boca contra sus labios, Milan gime sorprendido, luego jadea intentando apartarse, pero yo aprieto su barbilla obligándolo a abrir su boca.


Disfruto cuando interno mi lengua en su boca buscando la suya, pero solo encuentro resistencia, gruño de frustración, lo empujo, pero mis pies se enredan con los suyos, los dos caemos sobre la tierra.


Aplasto el pequeño cuerpo contra la tierra.


-¡déjame Godric!- su grito sale desesperado y quebradizo, una de mis manos encierra sus muñecas arriba de su cabeza, le obligo a abrir la piernas con mis rodillas,  haciéndome lugar entre ellas. Interno unas de mis manos entre su vestido, con mi mano libre acaricio sus muslos, disfrutando el tacto de la piel suave y fría.


Sus piernas se mueven frenéticas intentando liberarse. Sus gritos no paran de resonar, perdiéndose en las profundidades del bosque y mi mente. Mi mano se interna en el muslo llegando hasta los glúteos tiernos que aprieto.


-por favor Godric- ahora su voz sale en un susurro mientras hipa y lágrimas saladas caen de sus mejillas. Lamo las gotas, cubro nuevamente su boca le beso mordisqueo su labio.


-eres mío Milan, solo mío- los sollozos se hacen más fuertes,  su cuerpo tiembla. Una voz en mi cabeza grita que lo deje, le estoy haciendo daño. Pero tantos años conteniendo estos deseos, ya no hay vuelta atrás.


Busco con mi dedo su entrada, la encuentro totalmente seca.


-no por favor no, n-no- implora sacudiéndose intento liberarse.


-lo siento Milan- susurro casi en un sollozo, mi mano libre van a mis pantalones, con torpeza intento abrirlos pero no puedo.


-¡maldito imbécil…!- es lo último que escucho antes de sentir un agudo dolor en la cabeza, seguido de una bruma que me devora hasta llevarme a la inconciencia.


 


 


*Milan*


Miro atónito como el cuerpo de mi hermano cae pesadamente sobre mí.  Mi mente aturdida percibe todo borroso y lejano, es como si todo lo que paso hace solo unos minutos fuera visto tras de un vidrio.


Unas manos fuertes me quitan con maestría el cuerpo de mi hermano de encima, dejando que caiga a la tierra húmeda.


-tranquilo Milan- es varios minutos después que me doy cuenta de la situación en que estoy. Confundido toco mis mejillas encontrándolas mojadas, una mano acaricia suavemente mi espalda. Y es en el momento en que me encierran unos brazos fuertes y velludos, que me entero del estado tembloroso de mi cuerpo y de los sollozos que salen de mi boca-respira hondo- obedezco inhalando despacio, tratando de parar los hipidos.


Alzo la vista encontrándome con los dorados ojos de mi tío, Laurence. Puedo ver aun los rastros de furia en su cuerpo, su boca  y los músculos tensos.


-porque Godric…yo…- intento hablar pero no sé qué decir, intento voltear para verificar que mi hermano sigue ahí, tirado en la tierra. Peo Laurence no deja de empujando mi cabeza contra su pecho., suspiro dejando sumisamente que me abrase protectoramente.


-está demasiado helado aquí, vamos adentro- protesto cuando me alza en brazos- por favor Milan, ahora envió a unos guardias para recogerlo, pero no puedo ver su cara sin querer golpearlo otra vez- su voz sale seseante.


Algo renuente termino asintiendo, recargo mi cabeza contra su fuerte pecho, no queriendo ver atrás, negándome a imaginar que hubiera pasado si Laurence no hubiera llegado.


-no quiero hablar hoy Laurence- le aviso sintiendo un poco de sueño- por favor- le suplico observando la oscuridad del bosque, la música se hace cada vez más fuerte.


-yo tampoco- acepta el. Una de sus largas rastas se balancea frente a mis ojos.


-pero mañana tengo algo importante que decirte- mis parpados se vuelven pesados, la música de la fiesta se funde con la de mis sueños.


-duerme Milan- su voz masculina me arrulla.


-te amo Laurence- susurro dejándome llevar por el cansancio.


 


 


 


Varios pares de ojos observaron curiosos como la pareja de lobos se iba, algunos quisieron ir tras ellos al sentir el dulce olor del doncel, pero el líder los detuvo señalando entre gruñidos la obvia presa fácil tirada inconsciente en el suelo.


Una vez seguros de estar solos, salieron de su escondite entre los arbustos. De pequeña estatura, la piel grisácea llena de arrugas, cicatrices y pellejos colgantes, simples taparrabos sucios para taparlos, hilos de saliva espesa, cuatro dedos con garras largas y amarillas, orejas puntiagudas, dientes filosos, podridos y ojos negros como la noche.


Trolls de bajo nivel, que hacían maldades por diversión, simples criaturitas carroñeras, poco inteligentes. No como los de alto nivel, una bola de músculos, fuertes y peligrosos, asesinos por naturaleza.


Los torlls caminaron con su torpe andar hasta llegar al cuerpo del lobo, uno de ellos lo pico con su lanza oxidada, comprobando si despertaba. Una vez seguros de su inconciencia, el grupo de diez lo tomo por algún lado y empezó a jalarlo, hoy tendrían un festín.


 


 


Las criaturas se adentraron en lo profundo del bosque, internándose cada vez más, hasta perder todo rastro de civilización, entrando en “esa” parte.


Donde la supervivencia del más fuerte es la ley.  Los trolls aseguraron sus armas oxidadas, sabiendo, aun siendo poco inteligentes, que una vez pisado ese lugar cualquier cosa podría suceder.


El líder los detuvo entre gruñidos a mitad del camino, contento se acercó a la orilla del camino, con cuidado tomo una flor de buen tamaño, roja con matices violetas,  todos comprendieron, entre gruñidos se acercaron al rostro del lobo, que solo se removió entre sueños, lo sostuvieron de los cabellos negros asegurándose de abrir bien su boca espolvoreando el dorado polvo.


Una de las pocas cosas que sabían los trolls era el poder de esa planta, aseguraba un rápido envenenamiento sin echar a perder la carne, muy pocas veces lo usaban ya que casi siempre terminaban tragando ellos el polen, pero tener un lobo enojado era demasiado peligroso. Además, eso les daba más tiempo para llegar a sus madrigueras.


El líder tiro rápido la flor lejos, pero para su mala suerte en el camino uno de los suyos lo aspiro, la criatura gris cayo desmayada al suelo, aparentemente dormido, pero todos sabían que estaba muerto.


Una ola de gruñidos exploto todos caminando y chillando de un lado para otro, como hormigas con un camino interrumpido.


Estaban tan distraídos que no oyeron los bramidos, para cuando se dieron cuenta ya tenían un enorme felino blanco encima. Los trolls salieron despavoridos, dejando tras de sí a su presa, cada vez más pálido.


-¿Rel?- una voz rompió el silencio sepulcral en el que había caído el bosque, solo interrumpido por la trabajosa respiración de Godric-¿encontraste algo?-


El felino solo maulló como respuesta, sus alas se movieron inquietas, olfateando el cuerpo para enseguida retroceder arisco, ese hombre olía a perro.


La oscuridad se interrumpió por la redonda farola que colgaba del bastón de madera. Le siguieron unos cuernos y un delgado pero alto cuerpo.


Malin se quedó estático, vio confundido a su mascota que solo le devolvió la misma mirada desconcertada.


Precavido se acercó al cuerpo, saco la navaja de su bolsa. Pero lo único que encontró fue a un hombre muy pálido y con apariencia enferma, un hombre enfermo muy guapo.


Trago saliva, con ansiedad vio para todos lados, esperando que alguien llegara por él, pero nada, por su ropa podía decir que no era un simple viajero, lo suficientemente tonto para embarcarse solo en la parte más peligrosa del bosque.


Al final solo pudo suspirar, maldita conciencia, sabía que no podría dejarle morir a la mitad de la nada sin tener remordimientos.


Clavo con fuerza su farola en la tierra, se arremango las mangas para agacharse a examinar al joven.


Chasqueo su lengua al pasar su mano por la frente pálida, tenía mucha fiebre. Le abrió la camisa negra, trago saliva al encontrarse el fuerte torso, busco alguna picadura o una pista del porqué de los síntomas, frunció el ceño al no encontrar nada.


Analizo a su alrededor, con suspicacia vio a las pequeñas huellas, trolls, busco un poco más, hasta que dio con ella, como supuso todo eso era causa de la flor del dulce sueño. Capaz de matarte en total silencio.


-en verdad tienes una salud fuerte- le dijo al muchacho mientras rebuscaba en su bolso hasta encontrar lo que necesitaba, con maestría saco unas pequeñas hojas verdes junto con un bol de cerámica blanca, rápidamente amachaco las hojitas a las que les echo aceite de mariposa,  tomo con un dedo la pasta verde, para luego meterlo en la boca del joven que no movió un musculo, una vez seguro de haberlo hecho tragar todo se levantó.


-ven aquí Rel- enarco una ceja ante la resistencia de su mascota- ¡vamos, ven a ayudarme!- resignada, la leona se acercó contrayendo las alas blancas y agachándose.


El doncel tomo aire antes levantar el muy pesado cuerpo, se sorprendió al notar que era casi o más alto que el, con trabajo lo echo al lomo de la leona que solo resoplo enojada.


Se sacudió la tierra. Con cariño acaricio la felina cabeza blanca que solo maulló aun enfurruñada.


-bien, vamos a casa-


Tomo su farola, emprendiendo el camino de regreso.


Los trolls solo pudieron ver, escondido entre los arbustos, una sombra alta, con largos y elegantes cuernos.


 


 


*Godric*


Mis parpados pesan, demasiado como para querer abrir los ojos. Mi mente es una nebulosa de recuerdos, palabras y sueños.


En un segundo todo se arremolina en mi mente, el alcohol, el bosque, Milan, sus gritos, su piel suave, suplicas, sus largas piernas, sollozos y después un dolor agudo en la cabeza, seguido por la oscuridad.


Mi cuerpo brinca y me siento, mi respiración se agita, siento el sudor recorrer mi nuca. Asustado veo a mí alrededor, busco con la mirada cualquier indicio de Milan, con desespero me paso las manos por la cara, aprieto los dientes.


¡Si tan solo hubiera tenido un poco más de control!


Pero ahora ya no hay forma de arreglarlo, no se puede volver al pasado. Mi corazón se encoge, al solo imaginar lo que ahora mis hermanitos pensaran de mí. Milan, ya no podre verle a la cara, sin recordar mis enfermos deseos.


La culpa escarba en mi pecho. Un estruendo me saca de mis pesares.


Veo con más atención a mí alrededor. Estoy en un cuarto pequeño, estrecho de paredes y alto de techo. La cama en la que estoy es en sí una curiosa creación, el colchón esta relleno de suave paja y la cama en si está hecha de bambú pintado de un rojo brillante, era larga, lo suficiente para soportar toda su altura, las paredes parecían estar hechas de raíces entrelazadas, flores de color lavanda salían de las paredes, junto de la cama un mesita de madera  sostenía una vela fundida hasta la mitad. 


La puerta era de madera, se veía enclenque, no tendría problemas si quisiera  salir de ahí.


En la pared contraria varios estantes soportaban frascos de cristal y otros instrumentos raros. Con paso torpe se levantó al encontrar una jofaina y un recipiente bajo una pequeña ventana redonda.


Con alivio encontró la jofaina llena de agua, con apuro tomo el agua que le supo fresca y revilitante.  Asecho por la ventana, una alfombra de pasto verde era todo lo que alcanza a ver.


Y fue cuando se dio cuenta de su desnudes, busco con la vista pero no encontró indicio de ropa.


Unos pasos le pusieron en alerta, aunque claro, desnudo y con las piernas temblando no parecía gran amenaza.


La puertita se abrió, Godric  dejo salir el aire ante la deslumbrante presencia.


Era alto, tan alto como el, esbelto, su cara era redonda en forma de corazón,  los labios rojos cereza, de tez pálida, largas pestañas negras rizadas rodeaban a unos ojos verdes botella muy redondos y delineados con negro, el pelo rosa pálido caía en bucles hasta las caderas, bajo la túnica negra larga se adivinaban las piernas de infarto largas y delgadas. Y para su extrañeza unos cuernos elegantes de gacela  brotaban de la frente, eran negros con anillos  de oro y jade decorándolos.


-¿Qué haces levantado?- su pregunta me desconcierta, veo para todos lados asegurándome de que se dirija en mi- ¿a quién más le voy a hablar? Haz el favor de volver a la cama- sin saber porque, le obedezco, camino con paso torpe, la cama cruje ante mi peso.


-¿Qué hago aquí? ¿Quién eres, dónde estoy?-las preguntas se atiborran en mi boca, pero él no me hace caso y se limita a trastear en el estante lleno de extrañas sustancias.  Decido quedarme callado al ver que no tiene la intención de responderme.


Después de unos minutos de estar buscando, al fin saca una pequeña taza de metal en la cual echa unos hojitas violetas y agua de la jofaina, camina hasta la mesita donde junta la llama de la vela con la tacita de metal. Me remuevo nervioso, su mirada verde me examina hasta el alma, por su anatomía deduzco que es un doncel, pero su altura intimida.


-tomate esto- me tiende la tacita, yo miro desconfiado el contenido, reconozco el olor de una planta medicinal- si quieres sanar rápido será mejor que te lo tomes-  su voz aguda sale irritada.


-yo no estoy enfermo- replico, nunca me han gustado las medicinas. El lindo ceño se frunce, la mirada verde me fulmina.


-para tu información estuviste a punto de morir ayer- antes de que pueda replicar él me toma de la quijada apretándola hasta hacerme sisear, el me achoca el líquido hirviendo en la boca.


-¡caliente!- maldigo mientras le miro ceñudo, para mi enojo él se limita mostrar una pequeña sonrisa.


-ahora señorito, acuéstese y duerma- me habla en tono sarcástico y me hace una reverencia. Yo no le hago caso y le miro enojado- enserió, necesitas descansar- me mira seriamente haciéndome sentir incomodo por ese raro calor en el pecho.


Enfurruñado me acuesto de lado dándole la espalda, el me tapa con una sábana cubriendo mi olvidada desnudes, le miro de reojo, le pillo viéndome la polla. Se ruboriza furiosamente pero no dice nada.


Camina despacio a la salida.


-mi nombre es Godric- digo en voz alta, no espero una contestación por lo que cierro los ojos entregándome al cansancio que aun siento.


-me llamo Malin- su voz sale en un susurro, pero provoca que mis sueños se llenen de donceles de tierna carne y elegantes cuernos.

Notas finales:

Gracias por leer.*.*

En el proximo cap tendremos mas de mi nuevo personaje: Malin, que tendra una gran participacion, al igual veremos mas sobre los otros hijos de Claude y algunos nuevos secretillos por ahi.


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