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No me olvides por Flako

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Notas del capitulo:

gracias mis preciosos caramelos rellenos de amor! amo sus reviewwwws! continuaré con la historia como me lo pidieron n.n

 

Desde el funeral de Seiya, nadie supo nada de la familia Novikov. Hyoga y el niño se fueron de la casa sin sacar nada, ni ropa, ni dinero. Solo se subieron al auto y no volvieron. Saori de vez en cuando se trataba de comunicar con el rubio, este solo le contestaba a ella así que era la única forma que tenían todos de saber si estaban bien.

En cuanto a Ikki. Su vida la ha pasado en prisión desde entonces. La noche del asesinato fue el mismo a la comisaría de policía para entregarse, le dieron 20 años. Solo le faltaban 7 para salir. Shun y el niño vivieron en la misma casa durante los siete años.

 

Era una hermosa tarde soleada en la zona exclusiva donde se encontraban viviendo Shun y su hijo. Ambos estaban caminando por el centro del pequeño pueblo buscando cosas para u nuevo estilo de su casa. Entonces. Lo vieron pasar. Un hermoso chico de cabellos rubios y ojos azules, su piel era color canela; un doncel hermoso que robó la atención del pequeño peliazul.

El rubio llevaba una maleta con ruedas y caminaba tranquilamente por la banqueta, sus lentes obscuros estaban sobre su cabello deteniéndolo mientras ojeaba un mapa en el celular. -ok... número 3454- comentó el chico mientras detenía a un taxi. Se subió y con voz amable le dijo al conductor. -buenos días señor, al 3454 de la calle Kingston por favor-

-claro- el hombre corpulento aceleró haciendo que el taxi se moviera al instante. El pequeño de Shun no había podido quitar su vista del cuerpo del doncel, incluso cuando hubo partido.

-hijo, necesito que vuelvas a la tierra- dijo algo divertido al ver prácticamente el hilo de baba caer del labio del hombrecito.

-... ¿lo viste?-

-claro que lo vi cariño, se nota a kilómetros que no es de aquí- tomó una pequeña manzana y la observó. 

-¿entonces?-

-¿qué?-

-¿te agrada como para ser mi futuro esposo?-

El peliverde prácticamente se ahogó con la manzana que había mordido. Observó a su hijo y sonrió. Era igual de enamoradizo que su padre.

-si hijo, pero primero lo tenemos que conocer, no sabemos cuales son sus planes aquí-

-no me importan, el se quedará aquí- el chico tomó las bolsas que su padre le entregaba y lo siguió al auto. Ambos ahora volvían a la casa, un chico muy emocionado y un adulto algo divertido con la escena.

Ambos llegaron a la calle donde se encontraba la casa, como era algo larga se tardaban un poco en llegar. Entonces lo vio.

-¡es el!- orilló el auto justo al lado del chico y se detuvo. -hey- dijo con una encantadora sonrisa. El chico lo observó extrañado. 

-hola- dijo.

-¿estás perdido?-

-oh no, para nada... solo estoy buscando la casa que voy a rentar-

-si quieres te podemos llevar- dijo el chico mientras quitaba los seguros de las puertas.

-... ¿cómo se que no eres un violador?- Shun soltó la carcajada en ese instante al ver como la cara de su hijo se desfiguraba. -estoy bien así, gracias, aparte, tengo una foto, no será complicado-

-como quieras- el chico ya se había enojado. Aceleró a fondo y salió de ahí rechinando llantas.

-que chico más extraño- comentó el pequeño Hyoga, no le tomó importancia y siguió caminando. Las calles adoquinadas hacían que el lugar tomara un aspecto más elegante, el problema era que ahora era algo viejo. Veía mansiones que tenían más de 100 años, y lo sabía bien porque había estudiado arquitectura. Llegó a la calle. Solo habían dos casas a cada lado, pero tenían una enorme extensión, caminó por muchos minutos hasta que llegó al portón de la primera, era de madera perfectamente barnizada y cuidada al igual que las plantas a su alrededor, por la reja se observaba una enorme mansión californiana con tejas rojas y paredes blancas.

-lindo lugar- pero ese no era el número de su casa, continuó caminando, no sin antes observar el número de la casa del otro lado de la calle. No era. Avanzó y perdió de vista el enorme portón de madera, pronto se terminó aquella reja de acero para ser reemplazada por una que la mitad era de una piedra muy rara y hermosa, la otra mitad era de acero finamente forjado, en su opinión, estaba mejor este que el de los vecinos. Caminó por otros minutos, la calle se le hacía interminable, pero no por nada estos eran los terrenos más grandes de todo el lugar. Pero había algo mal en ese lugar, esas majestuosas creaciones estaban siendo opacadas por la naturaleza que invadía por todos lados, se enredaban las plantas alrededor de las varillas.

Finalmente llegó. Una enorme reja con miles de grabados, en el centro de ambas se encontraba una letra "S" enlazada con una "H" y abajo de estas, justo donde se encontraban las dos puertas había una enorme "N". Observó el botón rojo del control que su padre le había dado. -para la puerta- dijo mientras pensaba en eso. Apretó el botón y con un chirriante sonido se comenzó a mover esta. Al hacer esto se comenzó a llevar toda la maleza que había invadido el camino cercano a ella dejando ver un hermoso piso de adoquín rojo y al fondo una enorme mansión llena de detalles, y justo al frente de esta una fuente seca con tallados esquicitos. 

 

 

Shun estaba recargado en el marco de la puerta que daba al balcón de su casa. Observaba la olvidada y bella construcción de Hyoga y familia. Por más que trató, no pudo olvidar lo que pasó ese día. Aunque odiaba a Hyoga y a Seiya... nunca los habría matado, pero su esposo y querido hermano no opinaba lo mismo. 

-esto lo causaste tu- susurró para sus interiores mientras observaba las plantas que ahora se adueñaban del porche trasero de la casa al igual que del invernadero que ahora yacía con muchos de los cristales rotos.

Una solitaria lágrima salió de su ojo derecho. Se sentía tan solo.

-¡papá!- gritó su hijo desde las escaleras que daban hacia el tercer piso donde estaba su habitación.

-¿que pasa?- dijo con voz tranquila mientras caminaba hacia la puerta y se secaba las lágrimas.

-¡adivina quien vive al lado!-

-¿al lado?- dijo extrañado ya que acababa de ver el lugar. El sol se comenzaba a ocultar tras el mar dejando todo lentamente a obscuras. -no creo hijo- dijo mientras el menor entraba a la habitación y se ponía a espiar junto con su padre. Entonces, sucedió lo que años atrás no pasaba. Las ventanas de la casa se iluminaron dejando ver los hermosos diseños que tenían en la parte superior del cristal creados con cristales tíffany.

 

 

Hyoga buscó los generadores de luz por todo el lugar hasta que los encontró detrás de un cuadro cerca de la cocina. Los colocó todos en encendido e inmediatamente se iluminó el lugar. Entonces pudo apreciar todo lo que había en ese lugar. Enormes candelabros con cristales hechos a mano, imponentes chimeneas al igual que cuadros, aunque todos estos estaban tapados con telas blancas.

-así que esta era mi casa- Se acercó a lo que alguna vez fue la sala y descubrió el sillón individual. Sacó una foto de su bolsillo y la observó, en esta se podían observar a Hyoga y a Junior siendo abrazados por Seiya al lado del sillón, detrás de ellos estaba toda la servidumbre.

-este lugar volverá a su grandeza original... -

Notas finales:

espero que les haya gustado! creo que fue mucha descripción pero estaba inspirado! :3

por favor dejen reviews!

XD


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