Poco tiempo había pasado desde que Hyoga se mudó a la mansión. A su lado se especulaban muchas cosas, entre la servidumbre se oía que se había recontratado a todo mundo en la mansión Novikov.
-papá- escuchó detrás de él el peliverde cuando se encontraba viendo por su balcón el océano.
-¿qué pasa Asahi?- dijo mientras volteaba y le sonreía.
-tengo... tengo una duda- dijo el joven mientras se acercaba apenado a su padre.
-¿qué es?- extendió una mano y lo acercó a el para que ambos vieran las olas.
-es que... yo no sé como...-
-no sabes como ¿qué? cariño-
-no se como cortejar a un doncel- se sonrojó cuando dijo eso. El semblante de Shun se apagó un poco, pero solo fue por un segundo, después sonrió y volteó a ver a Asahi.
-ay hijo... eres como tu padre, ven, te diré qué puedes hacer- lo llevó al interior de la casa.
Hyoga despertó. Se talló los ojos con las manos y se levantó de la cama, se colocó sus pantuflas y su bata de seda azul índigo, bajó las escaleras. Su cabello era casi tan largo como lo traía el Hyoga padre. Los sirvientes lo confundieron, algunos podrían jurar que incluso bajaba como el.
-buenos días señor Hyoga-
-buenos días Martha- sonrió mientras atravesaba la sala y el comedor para llegar a la cocina. Ya había una taza de café caliente esperándole al igual que el periódico.
-¿cómo ha dormido señor?-
-pues... no sabría decirte, creo que dormí bien, pero desperté muy agotado, y soñé con alguien- dijo algo sonrojado. La mujer, ya mayor, se acercó y le preguntó.
-¿se puede saber quien?-
-no se su nombre... pero es alto, tiene la piel blanca, pero no pálido, y el cabello azul, lo vi cuando venía para acá-
-oh... ¿sabía usted que cuando alguien sueña con una persona, es porque esa persona se durmió pensando en usted?-
-¿en serio?-
-si señor-
-... pero no creo que pase nada- bajó la mirada y observó la taza. -iba con alguien más-
La mujer ya no dijo nada más, dejó que el chico pensara en lo que quisiera, algo le decía que era igual a Hyoga padre, obstinado pero de buen corazón.
Después de unos minutos terminó el café y se levantó con felicidad.
-¡bueno Martha!, voy a ir a dar una vuelta, solo me baño- salió corriendo de ahí. Ni siquiera había abierto el periódico. La mujer mayor lo observó irse corriendo, en ese instante lo apreció como no lo hacía años atrás, como un pequeño niño sin nada de que preocuparse. Sonrió.
-... así que eso es- dijo Asahi mientras saltaba de la cama de su padre. -¡lo conquistaré papá!, ya lo verás- salió corriendo de ahí mientras gritaba un "gracias".
Shun sonrió con ternura, se levantó de la cama y se comenzó a vestir, había escogido pantalones beige algo elegantes, zapatos igual claros, una camisa color salmón y una mascada, llevaba lentes obscuros y un sombrero de ala ancha.
Salió de la mansión y se subió a su auto, había cambiado el anterior años atrás, ahora tenía un mercedes benz clase M del año, cambiaba anual el auto. Apretó el acelerador hasta el fondo y salió rechinando rueda. Esquivaba los autos por donde pudiera, algunos le tocaban el claxon, otros se quedaban anonadados por la velocidad a la que iba.
Se adentró por una calle que tenía dos pilares a los lados, habían árboles a los lados del camino hasta llegar a una explanada donde se elevaba un enorme edificio imponente. Todo era color rojo con las tejas color verde, tenía barrotes en las ventanas. Detuvo la camioneta adelante del enorme arco que abarcaba los tres pisos de la construcción, subió las escaleras y entró.
-vengo a visitar a mi esposo- comentó mientras se sacaba los guantes y se acercaba a la ventanilla.
-nombre- dijo la mujer que había ahí algo desganada.
-Ikki-
-ajá... claro, aquí está, pase a la sala de visitas por favor-
El peliverde hizo uso de toda su cordura para no golpear a dos que tres hombres que le veían el trasero, abrió la puerta y caminó hacia una mesa donde estaban sentando a su esposo. Tras todos estos años había mejorado su cuerpo y ahora estaba mejor que antes.
-hola amor- dijo Shun con una sonrisa, el moreno elevó la vista y observó a su esposo, aquel que no lo había ido a ver en más de 6 meses.
-¡Shun!, estás bien- saltó y lo abrazó por sobre la mesa y lo besó, los oficiales intervinieron y lo volvieron a sentar en la silla.
-estoy excelente amor-
-¿por qué no habías venido?-
-porque no me gusta la carcel, y te lo he dicho-
-ah... ¿ entonces qué haces aquí?-
-vine a visitarte, aparte de que alguien se mudó a casa de Hyoga-
-... ¿cómo?-
-oh si, como lo escuchas amor, alguien ahora está viviendo en la casa Novikov-
Hyoga salió de la casa y se subió a su Jaguar XJ, salió del terreno de la casa y condujo hacia el centro de la pequeña comunidad que se había creado. Encontró un lugar al lado de un enorme parque donde habían muchas personas con perros jugando. Bajó del auto y caminó a una tienda donde vendían jugos, se compró uno de naranja.
-este lugar me gusta- se dijo mientras observaba el mar.
-a mi igual- se escuchó una voz masculina detrás de el. Se volteó y se encontró con el peliazul del auto.
-hola- sonrió Asahi mientras extendía su mano.
-hola- Hyoga la tomó.
-mi nombre es Asahi-
-yo soy Hyoga-