Los días pasaban, pronto llegó el jucio de Ikki. Shun iba en su auto junto con Asahi, el segundo no tenía ganas de ir a ver como liberaban a su padre, pero no tenía otra opción.
Shun tenía el acelerador hasta el fondo, el menor podía observar como pasaban los autos de manera fugáz a su lado, y no hacía nada por tratar de impedirlo, porque, aunque su padre manejara de lo peor, tenía una experiencia que solo se podía obtener con años y años de práctica.
Detuvieron la camioneta al frente de la enorme construcción, habían pilares gigantescos que sostenían el techo conformado por marmol y piedra, tanto Shun como Asahi iban vestidos de negro, el peliverde llevaba pantalones de corte recto, zapatos negros muy elegantes, un saco que enmarcaba su cintura y una camisa de color azul celeste, lentes de sol que eran grandes y le cubrían prácticamente hasta la ceja, un sombrero de ala ancha igual. Asahi iba un poco más masculino, un traje y corbata al igual que una camisa y zapatos.
-vamos tarde Asahi, será mejor que te apresures- el menor se quedaba atrás por pocos pasos por lo que tenía que trotar un poco para alcanzar a su padre nuevamente. Shun sacó su teléfono celular y marcaba un número, esperó pocos segundos hasta que habló. -estoy afuera, ábreme- llegaron al frente de la puerta y esta se abrió al instante dejando ver una enorme sala de madera con muchas personas dentro, entre ellos amigos que tenían Ikki y el. Caminó por el pasillo siendo seguido de su hijo y legaron a la primera fila, justo detrás de Ikki para darle el apoyo necesario.
-que bueno que llegaron, el juez está a punto de deliberar que sucederá con Ikki- comentó el abogado del peliazul, Shun sonrió y asintió dando a entender que había comprendido.
-mi veredicto final es... el señor Ikki Honami será liberado de todos los cargos, su liberación será inmediata permitiéndosele volver a su hogar-
Hyoga junior iba bajando las escaleras de la casa, sus ojos estaban rojos ya que había llorado toda la noche anterior, tenía un enorme dolor en la cadera que le impedía caminar bien. De pronto, su celular comenzó a sonar.
-¿diga?-
-¡Hyoga!- gritó una voz feliz del otro lado.
-hola Asahi- trató de sonar normal. -qué pasa?-
-¡han liberado a mi padre! está libre de cargos así que podrá volver a casa-
-que bien Asahi, que gusto me da escuchar esa noticia-
-y hoy en la noche vamos a ir a celebrar en una cena, ¿quieres venir con nosotros?-
Hyoga deseaba con todo su corazón decir que si, pero con su abuelo ahí era imposible que se pudiera alejar.
-yo... lo lamento... no puedo- escuchó que el anciano bajaba las escaleras, tenía solo una bata de seda encima, tocó el trasero de Hyoga y lo apretó causándole dolor.
**Flashback**
Pasaron meses con esas intruciones de su abuelo, no pasaban de caricias y de sexo oral, pero una noche todo cambió. Junior estaba a punto de caer en el sueño profundo cuando escucha que abren la puerta de su cuarto, voltea a ver y es su abuelo, este le hace una señal para que vaya con el, el rubio lo hizo.
Caminaron por el castillo hasta una parte muy lejana, una en la que nunca había estado.
-Hyoga, este será nuestro secreto- dijo el mayor mientras tomaba una llave de su bolsillo y abría la cerradura. El papá de junior había salido por algunos días para arreglar algunos problemas que tenía con el testamento de Seiya así que solo estaban ellos dos y los sirvientes.
Abrió las puertas dejando ver un cuarto con todos los instrumentos de tortura habidos y por haber.
-y jugaremos que esto- lo arrastró al interior. -primero debemos prepararte- le quitó la ropa al menor y lo ató a una mesa que tenía listones de cuero que ató a las manos y los piés del pequeño, este quedó boca abajo. Observó la entrada del pequeño, en seguida se quitó su propia ropa y lo trató de penetrar, mas no pudo -no tengo lubricante... podemos usar otra cosa- Camus tomó un cuchillo, uno delgado pero largo, lo colocó en la entrada del pequeño y lo clavó hasta donde creyera el necesario desgarrando las paredes del niño.
-¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!- el niño se movía tratando de safarse pero con eso solo lograba herirse mas.
-perfecto- sacó el cuchillo y abrió el trasero de Junior observando la sangre brotar, acercó su boca y bebió ese líquido vital que asquerosamente llevaba heces. -ahí voy nieto- entonces, lo penetró.
**Fin Flashback**
-¿quien era?- preguntó posesivo.
-era un amigo-
-¿amigo?... desde cuando te permito tener amigos-
-yo eh... lo lamento- bajó la cabeza.
-está bien, te perdono... pero tendrás tu castigo por esto- sonrió de forma sádica.
-esto es muy extraño papá- decía Asahi mientras esperaban a que Ikki saliera de la carcel, afuera había una enorme turba enfurecida de amigos del castaño. Algunos trataban de entrar a la carcel para hacer la protesta adentro, otros aventaban cosas a las ventanas y algunos otros llevaban pancartas para gritar.
-¿qué es hijo?-
-no quiere venir con nosotros a cenar- dijo cabizbajo.
-tal vez ya tenía otros planes-
-no creo, el me dijo la última vez que hablamos que no tenía nada planeado para esta semana, la próxima es la fiesta de caridad por lo que dejó libre este tiempo-
-entonces... ve a ver que le pasa, yo espero a tu padre-
Asahi lo miró ilusionado. Salió corriendo de ese lugar.
-¡no!, ¡no por favor abuelo!- se escuchaban los gritos desde el primer piso de la casa, todos los sirvientes estaban atemorizados por la forma en la que trataban a Junior.
La puerta sonó, Luisa se acercó y la abró ya que Martha estaba ocupada con algo. Era Asahi Honami, se veía atareado.
-vengo a ver a Hyoga- decía con algo de presión, la mujer no sabía que contestar así que le dijo.
-el señorito no se encuentra, vuelva después por favor-
En eso, se escuchó un grito proveniente de la segunda planta, era de Hyoga.
-¡¿Hyoga?!- entró apartando a la mujer que por poco cae al suelo.
-¡no suba!, espere- corrió detrás de Asahi pero este era más grande y fuerte por lo que la dejó atrás pronto. El chico corrió hacia donde se escuchaban los gritos, era la habitación principal, abrió la puerta y se encontró con un Hyoga tirado en el suelo, tenía un enorme charco de sangre rodeándolo. Estaba solo en la habitación, sus ojos estaban opacos y no se movía, Asahi temió lo peor.
-¡¡¡llamen a una ambulancia!!!-
Mi abuelo estaba cortándome con una navaja, ese era mi castigo, no se cuanto tiempo llevaba haciéndolo... minutos, tal vez horas, lo que se es que se detuvo, tal vez ha notado que perdí mucha sangre... o solo está disfrutando de la vista, igual que antes.
Escucho sus pasos alejarse, me siento feliz por el momento, pero no se si volverá para hacerme algo peor.
Escucho que alguien grita mi nombre, poco tiempo después prácticamente tiran la puerta de mi habitación. Asahi. Después, ya no hay nada en mi mente después de eso.