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Érase una vez… por Doki Amare Peccavi

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Cap: 3 Una princesa falsa.

— "Ser Rey… gobernarles a todos — Zéphy pensaba mientras el sueño le invadía, escuchó el crujir de la puerta de su habitación, estaba demasiado cansado como para abrir los ojos, aun así escuchó pisadas, trató de levantarse y la pesadez de su cuerpo no se lo permitió, algo le ocurría últimamente, se sentía cansado de sobremanera.

 

— Zéphy, ¿Estas dormido? — Cuestionó con voz neutral ella, Samanta, la mujer con la que compartiría el resto de sus días pero no el lecho matrimonial — ahora ya no era tan emocionante, ni siquiera tiritaba al escucharle hablar, era diferente a lo que imaginaba, seguían teniéndole cariño simplemente para no arrepentirse, para no hacer de su reinado un lugar horroroso.

 

No hubo respuesta por parte del nuevo Rey, la sonrisa de Samanta resaltó en la oscuridad de la habitación, regreso sigilosamente hacia la puerta, ahí un hombre, con una capucha que dejaba ver únicamente sus manos exageradamente blancas, tres personas en una habitación, una sonrisa muda por parte del Samanta y otra persona, ver a Zéphy tan indefenso era lo mejor que les había pasado.

 

— Zéphy despierta. — sus parpados dejaron ver esos ojos grises tan hechizantes.

 

¿Qué ocurre? — Cuestionó colocando su brazo sobre su frente, sin mirar a la Reina.

 

— Alguien ha venido, sólo para verte a ti.

 

— Es muy tarde, que le ofrezcan algo de cenar, si gusta que se quede a dormir ya mañana hablaremos...

 

— No, en verdad es muy urgente que hables con él.

 

— No, no quiero, tengo mucho sueño, Samanta — Soltó un suspiro y sonrió de medio lado, porque las sonrisas siempre aparecían en su rostro — duerme ya, seguro que es tarde.

 

— Te ignorará toda la noche — Dijo en susurro aquel hombre con capucha estaba comenzando a desesperarse — ¿Y ahora qué hacemos?

 

— No lo sé — Apretó los puños observando como aquel Rey le ignoraba, en un estado semi-consciente. —  

 

Intentaron algunas veces más despertar al rey que sumido en un sueño profundo, les evitó tranquilamente.

 

Es imposible, sueño algo bello

Hasta que esto no acabe, no despertaré

 

La luz que entraba por la ventana empezaba a incomodar a Zéphy se talló los ojos con el borde de su mano, aun sin abrir los ojos se acurruco en el cuerpo junto a él, hundido en el abrazo que alguien le brindaba, detrás del rey, también un cuerpo tibio, algo fuera de lo normal... — “Qué es esto” — violentamente abrió los ojos y se encontró con que "algo envuelto en telas negras" era lo que le abrazaba, giró su mirada y de ese lado estaba Samanta...

 

Quedo inmóvil, demasiado temor, antes había tenido una vida aburrida y esta mañana soportar un despertar tan confuso era intolerable, ligeramente intentó ponerse de pie pero estaba en medio de eso "eso" y de Samanta, tuvo que hacer un gran esfuerzo para salir de la cama, se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, estaba a punto de salir pero lo recordó; Samanta estaba ahí recostada, como si nada pasara, no podía dejarla a solas con ese hombre...

 

Tratando de ser lo más silencioso posible se dirigió hacia donde su esposa y comenzó a despertarla, Samanta tardo segundos en enfocar su mirada, vio al dueño de los ojos grises, tenía mala cara, y después lo recordó, busco por la habitación al hombre de la capucha y lo encontró recostado a su lado, sonrió y se puso de pie, el Rey la tomó de la mano para que juntos salieran de la habitación, estaba a punto de girar la manija de la puerta cuando sintió un golpe en su nuca, cayó semi-inconsciente al suelo y antes de perder la conciencia pudo ver una sonrisa en los labios de su esposa.

Los siguientes minutos fueron cruciales, Samanta tuvo otra batalla al tratar de despertar al sujeto encapuchado, Samanta no tenía buen humor este amanecer, le golpeó hasta hacerle despertar, entonces, el tipo encapuchado, comenzó a hacer preguntas, desde el motivo de tan brusco despertar hasta llegar a la cuestión referente al Rey inconsciente.

 

— Tuve que golpearle por que el idiota despertó antes que nosotros... — La voz de samanta había perdido toda feminidad posible, ya no era delicada, de hecho era gruesa, no rasposa pero si algo masculina...—

 

— ¿Le pegaste? —

 

— ¿Y qué querías que hiciera?— Bufó mientras fruncía el ceño y se alejaba del cuerpo, en el suelo, de Zéphy — ¿Qué le pidiera que esperara pacientemente a que tú despertaras?

 

— Idiota, lo complicaste todo...

 

— ¿Lo complico? no te atrevas a hablarme de esa forma, recuerda que gracias a mi estas aquí junto a él...

 

— Eso ya lo sé...

 

— ¿Que está ocurriendo aquí?— Dijo Zéphy hecho un ovillo en el suelo.  

 

— Zéphy, que bien que despiertes...— Definitivamente la voz de la antigua samanta había desaparecido — hay alguien que quería hablar contigo anoche pero estabas muy cansado para atenderlo ¿cierto?

 

— ¿Qué es todo esto?— Cuestionó bastante asustado el Rey, sus palabras fueron ignoradas.

 

— Zéphy ¿Lo recuerdas?— Samanta acercó más al hombre de la capucha de los ojos de Zéphy salieron delicadas lágrimas, su rostro demostraba la ira que le invadía.

 

— ¡Tú lo ayudaste a escapar! — Reclamó, conmovedora imagen, un Rey llorando como un niño pequeño, raro, no borró sonrisa de sus labios — Sabías que es ponzoña y aun así le ayudaste a escapar, y me mentiste y...

 

— Él no es ponzoña...— "Samanta" soltó un puño contra el rostro del el rey — Toda tu estúpida vida has vivido engañado.

 

— Ha asesinado a los anteriores gobernantes, se le hizo un juicio y resultó culpable… tú estabas ahí cuando todo ocurrió — Las ideas comenzaron a pasar por su mente, y en segundos entendió todo— ¿Por eso te casaste conmigo? para ayudarlo... Samanta

 

— No soy samanta...— y con toda la naturalidad del mundo se quitó aquellas porciones de cabello dorado sujeto a su cabeza— Soy Brynt ¡A que te he sorprendido!

 

Aseguró con voz triunfante, en un rincón, el eremita permanecía anonadado, demasiado cursi que se le hacia esa imagen de un gobernante empapado en lágrimas, patético, pensó al ver el rostro impactado de Zéphy, vaya sorpresa que se había llevado ese tipo al enterarse de que Samanta no era samanta.

 

— ¿Brynt...?— Dijo en un hilo de voz

 

— Samanta y yo somos gemelos le pedí que me intercambiara el lugar unos meses, eres un plan, todo ha sido un plan desde el principio.

 

— ¿Y Ella aceptó?

 

— Claro, nadie quiere estar cerca del Zéphy porque irradias repulsión a dónde vas. — Siguió hablando Brynt y Zéphy con la mirada baja escuchaba, palabras, palabras, más palabras; su mundo comenzaba a caer en pedacitos pequeños, se había casado... con un hombre, si alguien más se enteraba... ¿Importaba? No, en ese momento él mismo sintió repulsión hacía sí mismo, le había besado, había pensado en porqué Samanta se encontraba tan recelosa de su cuerpo, él no sabía, pero entendía, quería tratarle como una dama ¡Todo una ilusión! Iba a decir algo, en sus labios las palabras mudas.

 

El eremita que hasta el momento había permanecido callado caminó hasta donde Zéphy estaba, se puso frente a él y Zéphy sólo pudo ver a como unos ojos turquesa le miraban con superioridad...

 

— Tú tienes algo que es mío — Sin tiempo a replica el eremita metió una de sus blancas y frías manos por las ligeras telas del pijama de Zéphy..., se suponía que tenía que llevarlo colgando del cuello pero no encontró colgando de éste lo que buscaba. — ¿En dónde está?

 

— Suélame, maldito asesino...— Estuvo a punto de soltar un golpe pero Brynt se interpuso, y de nueva cuenta volvió a golpear al Rey.

 

— ¿En dónde está la botella dorada?— Zéphy lo miró con los ojos vidriosos, no sabía por qué estaba pasando todo esto, era todo tan confuso que rogaba por que fuera un sueño— Te estoy hablando... ¿En dónde diablos tienes la botella dorada?

 

— Zéphy, te lo digo solo una vez, — La fingida voz de Brynt sólo empeoro sus nervios — ¡Si no quieres que te pase nada, responde...! ¿En dónde dejaste la botella dorada?

 

— No, no sé, no sé de qué están hablando.

 

— Lohann te lo dije, este idiota no te la daría por las buenas...

 

— Yo sé que si lo hará — Tomó entre sus manos la barbilla del oji gris— ¿Verdad que no me equivoco, majestad? ¿Va a ayudarnos, cierto? Sólo deme la botella dorada y me iré de este mugroso reino.

 

— No sé de qué me están hablando, eremita—

 

— Bien, lo intentamos...— Brynt salió de la habitación, en ese momento Zéphy sólo miró hacía la ventana y suspiro — "que rey tan inútil" — se dijo.

 

Brynt volvió a la habitación con cuerdas de gran grosor en mano, Zéphy lo miró ¿Cuánto tiempo llevaba engañándole? ¿Desde qué momento Samanta se había ido? sintiéndose tan tonto al volver a pensar en aquellas cosas, hacía apenas unos días le prometía amor eterno, siempre había pensado que un matrimonio arreglado era de lo peor y ahora se encontraba viviendo algo peor que eso, todo era una farsa. Desde el momento en el que el eremita había sido encarcelado se había vuelto más irritable, perdió el interés en ser ¿reina?, ahora lo entendía todo, se sintió apenado, sucio y humillado...

 

— Pequeño rey Zéphy— Dijo el eremita mientras le miraba visiblemente molesto— Tendremos que dejarte encerrado aquí hasta que recuerdes en dónde está la botella dorada...

 

— Y no te preocupes por el reino...— Brynt camino hasta la puerta y antes de salir coloco de nuevo esa peluca en su cabeza...— Ya he informado que el Rey salió en la madrugada a caballo y no ha regresado. — Sonrió a su Rey —  Zéphy, apresúrate a recordar, o el rumor de que has escapado por miedo a reinar comenzará a correrse.

 

— Pero...— Lohann puso un dedo en los labios del rey y le miro a la cara, Zéphy sólo miró sus ojos, la capa no permitía ver nada más del eremita...

 

— Hasta que recuerdes, te quedaras aquí— Encerró entre sus manos el cuello del Rey y acercó más sus labios a oído derecho del que temblaba con ese tacto— Y yo contigo...

 

♥ ¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare P. «´¯`·.¸¸. °¤ ♥

 

 

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«.·°·.*.' Un Rey prisionero, una Princesa falsa, un eremita... ‘.*.·°·. »
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