Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El séptimo sello por Haru19

[Reviews - 171]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 2

-¿En qué mierda te metiste ahora, Eren?-me volvió a preguntar.

-En una pelea…-respondí sin rodeos.

-Así que, ¿sabes pelear?

-Solo quería ayudar al perro…-agaché la mirada, no podía sostenerla.

Dicho lo último, Levi se acercó a mí y me tomó del cuello de mi camisa. Me miró a los ojos, queriendo buscar algo y al no encontrarlo, me jaló y me llevó consigo a un cuarto donde ambos acudíamos a menudo. Sabía lo que ocurriría, y si me oponía a ello me iría peor, así que le facilité el trabajo y cuando abrió la puerta, me empujó con tantas fuerzas, que me hizo caer.

-¡No tarden tanto!-gritó Hanji antes de encerrarnos.

No me quedé mucho tiempo en esa posición, me senté para observarlo y vi cómo se deshacía de su corbata mientras me condenaba con sus ojos.

-¿Quieres pelear? Yo te enseñaré cómo.

Y haciendo realidad sus palabras, se abalanzó sobre mí tan rápido, que no pude esquivar su ataque. No tardé en sentir un sabor metálico en la boca por la fuerte patada que me dio en el rostro. El dolor del primer golpe no consiguió expresarse antes de recibir dos patadas más en mi cráneo. Uno tras otro, la sangre comenzaba acumularse en mi boca y no alcanzaba a escupirla debido a lo rapidez con la que venían sus golpes. Entonces, impactó una última vez mi rostro contra el suelo, dejándolo allí con uno de sus pies sobre mi cabeza. Recién ahí pude despojarme de todo ese líquido rojizo que no me dejaba respirar.

-¿Dónde está tu animal ahora Eren?

-Kjh…-no pude modular nada, sentía toda mi cara hinchada.

Hizo a un lado su pie de mi cabeza y se agachó ante mí. Levantó mi rostro hacia el suyo al jalarme de los cabellos. Me miró a los ojos y tras observar mi lamentable apariencia, sonrió.

-Si vas a pelear, primero aprende como hacerlo. Mocoso de mierda-me soltó y volví a caer contra el suelo.

-L-lo sé-logré modular.

-Limpia el suelo-echó un vistazo rápido, evidenciando su disgusto-. Dejaste asqueroso con tu sangre.

Dicha su orden, abandonó la habitación donde siempre me disciplinaba. Disciplina, así lo llamaba Levi.

Hanji entró luego de su partida y me ayudó a levantarme. No me dijo nada y me sentó en un pequeño sofá, lo único que había en este espacio. No me sentía tan abatido cómo otras veces, me atrevía a decir que esta vez fue bastante sutil con su trato. Hanji tomó mi rostro para examinarlo, estaba hinchado y el tacto de sus manos me hizo quejarme un poco.

-Esta vez terminaste mejor, Eren-me sonrió-. Pero sácatelos, tus parpados están hinchados y podrían dañarte.

-Sí-asentí.

Y con mucho cuidado, saque las lentillas color amarillo de mis ojos, dejando al descubierto su verdadera tonalidad. Verde aguamarina. Levi y Hanji me advirtieron desde pequeño que mis ojos no eran normales, y tenían razón. Era capaz de ver cosas que los demás no, desde muy pequeño. Y cómo si fuera poco, la gente como yo era confiscada por una asociación conocida como los "Capas Negras" , quienes poseían el poder, por ley, de apropiarse de todo niño que presentara cualidades determinadas; capacidad de ver y sentir sucesos paranormales era lo primordial, ver el futuro, telequinesis y la esencia más notoria, los ojos. Los ojos verde aguamarina como los míos estaban en el listado de niños prodigios.

Por lo general, la gente que tiene dichas cualidades formaba familias entre ellos, generación tras generación para mantener la sangre pura de la raza. Otras veces, niños eran bendecidos con ello y arrebatados de sus familias para ser criados por la misma organización.

Bendición, así lo denominaban. El mundo se encontraba en constante guerra entre cazadores y demonios. Estos últimos atacan y destruyen todo a su paso. La gente que pertenece a Los Capas Negras son los encargados de luchar contra ellos y mantener la paz en el mundo, es por ello que se denominan bendecidos. Pero yo que he nacido con este poder, no encuentro nada de bendito tener que vivir ocultando mi identidad por el riesgo a ser capturado.

-Esto podría molestar, ¿de qué estoy hablando?-cuestionó con ironía-, no será nada comparado con lo de Levi-traía consigo un botiquín, del cual saco un bisturí.

Cerré mi ojo izquierdo y con delicadeza, Hanji me hizo un corte y presionó para que la sangre acumulada en mi parpado fuera expulsada. No sé con detalles en qué trabaja, pero es algo relacionado con la medicina. No tiene horarios fijos, a veces está y otras no, cuando no está significa que no tiene trabajo y se la pasa leyendo. De Levi, desconozco muchas cosas. Para empezar, no tengo idea a qué se dedica. Me ha dicho que es complicado y que no lo entendería, y como de costumbre tuve que conformarme con ello. Y al igual que Hanji, no tiene horario. Nunca sé cuándo estarán o no, pero sé que siempre me acompañarán y me tienen bien cuartado para no dejar pasar ningún detalle de mi vida.

¿Desconocer aspectos tan simples de las personas con las que vives es malo? La verdad no lo creo. Me basta con saber que siempre están y estarán allí, aunque no los vea. Ya han hecho mucho con adoptar y criar a un fenómeno como yo.

-Ahora sí te ves como un chico malo-me sonrió con gracia mientras sostenía mi rostro.

-¿Está muy mal?-le pregunté buscando comprobar mi aspecto.

-Um…Sin contar tus ojos hinchados, tu labio roto, tus encías inflamadas y tu nariz quebrada, no estas nada mal.

-Gracias-le sonreí por la evidente broma.

-No tardará en sanar. La cena estará servida dentro de poco, Levi cenará con nosotros, ¿no te parece genial?

-Sí…-respondí y me levanté.

-Yo me encargo de tu tarea de limpiar-apuntó el charco de sangre en el suelo.

-Gracias, me cambiaré-avisé y me retiré a mi cuarto.

Junto con mi don de ver más allá de lo normal, también contaba con la capacidad de sanar en un corto periodo de tiempo. Supongo que era parte de ser anormal. Nadie sabe qué soy, además de ellos.

Subí las grandes escaleras para llegar a mi cuarto por un cambio de ropa. Antes de cambiarme, tomé una ducha, de lo contrario, Levi me regañaría por ello. Tenía una severa obsesión por la limpieza y desde pequeño me inculcó todas sus técnicas y costumbres de limpieza. Hanji era la única que no tenía esas costumbres, incluso podía llegar a ser bien desordenada y despreocupada con sus cosas. Eso siempre los hacía discutir. Yo trataba de ayudarla a ser más ordenada, pero nunca logré hacerla cambiar un poco.

La relación de ellos también la desconozco, pero sé que no son pareja. He visto que la familia ideal se compone de un padre y una madre, y a veces uno que otro hijo. Pero eso no era válido para mí. Yo era feliz con mi familia, incluso si no puedo llamarlos padres, son las personas que siempre han estado cuidando de mí.

Cuando ya estuve listo, bajé por los escalones para ir a cenar. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que cenamos juntos. Levi era quien menos tiempo pasaba en casa y las ocasiones en las que se encontraba, eran especiales. Por lo menos para mí.

-Eren, ya casi está listo-me indicó Hanji. Se había esmerado en hacer la cena-Siéntate, llevaré los platos.

-Sí-asentí. Levi estaba en la cabecera de la mesa leyendo un libro de Poe. Siempre le veía leyendo literatura poco común para la gente de la época. Me senté a su lado y lo miré de reojo. Sentía que mi alma se relajaba al estar junto a él-. ¿Hoy no saldrás?-le pregunté.

-No, hoy no-me respondió sin mirarme. Después cerró su libro y me dirigió sus ojos-. ¿Cómo quedaste?

-Eh, ya estoy mejor-respondí percatándome que mis lesiones ya estaban curadas.

-Tal vez fui muy suave…

-…-no tuve palabras, quería evitar cualquier riña posible.

-¡Listo!-Hanji llegó con una hoya para servirnos y la abrió dejando ver su contenido-¡Ta da!

Era una pésima cocinera. Nunca pensé que pudiesen existir mezclas que tuviesen vida propia. Eso era la comida de Hanji, tenía vida propia, apestaba y el sabor...no tenía palabras para el sabor.

-No sean tímidos coman-nos sonrió.

-¿Crees que comeré eso?-Levi la miró asqueado.

-No se ve bien…-agregué.

-Eren, cocina tú. Esta mujer nos terminará matando.

Mientras Hanji y Levi discutían por la cena, yo me dedique hacer algo rápido. Nadie me enseñó a cocinar, aprendí solo, porque Levi era aún peor cocinero que Hanji.

-o-

-Compraremos comida preparada-dijo Levi.

-¡No! La comida que preparan los humanos es asquerosa…-se opuso Hanji.

-¿Entonces qué quieres? ¿Aire?-le preguntó sarcástico.

Escucharon ruidos en la cocina, una gran cantidad de platos cayendo al suelo y rompiéndose en mil pedazos les hizo levantarse de sus puestos e ir a ver que era. Al llegar, se encontraron con un pequeño niño de cinco años a punto de llorar y rodeado por los trozos de platos quebrados.

-¡Ah! ¡Eren!-Hanji se apresuró en tomar al pequeño para que no se cortara-¿Qué haces?

-Gh…-hizo un puchero aguantándose el llanto-Yo quería servir platos…-llevó sus pequeñas manos a sus ojos para limpiarse las lágrimas.

-¿Qué platos?-preguntó Hanji confusa.

-La comida de Levi…

-¿Comida de Levi?-se cuestionó la castaña, percatándose del olor que provenía de unas ollas. Eren había cocinado pasta y no le había quedado nada mal…sólo recocidos-Mira, ya podrás comer otra cosa-le sonrió al azabache.

Levi se acercó a la olla e hizo una mueca de disgusto; estaban muy recocidos y el aspecto no era el mejor de todos, no se alimentaría de eso.

-No comeré eso.

-¡Espera! Siéntate y serviremos, sólo pruébalo-insistió Hanji que se negaba a comprar comida preparada.

-No-al responder los ojos de Eren se humedecieron de inmediato mientras lo observaban- De acuerdo…

No iba a permitir que empezara a llorar, lo odiaba. Probaría un poco y sería suficiente.

Se sentó a la mesa, mientras Hanji y Eren servían la comida en los pocos platos que quedaron. El pequeño se lo llevó a Levi, con mucho cuidado para que no se le resbalara de las manos, y le entregó los cubiertos con una sonrisa ansiosa. Levi dio un vistazo, una vez más, a esa comida y probó un poco, de mala gana.

-¿Cómo eta?-preguntó Eren con su rostro apegado al brazo de Levi.

-No me matará, puedo comerlo-respondió mientras probaba otro bocado.

-Oh, parece que le gustó. ¿Estás feliz, Eren?-desordenó los cabellos del menor.

-¡Shi!-respondió con una gran sonrisa que fue percibida por ambos-¡Voy a cocinar mejor!

-Ya tenemos nuevo cocinero-sonrió Hanji orgullosa.

-Un mocoso cocinando mejor que tú. Quién lo diría-se burló el azabache.

-o-

-Listo-serví los platos, cortando el monologó que Hanji había montado en su defensa.

-¡Oh! ¡Se ve genial!-alabó la castaña.

-Gracias-sonreí en respuesta.

Pero mi interés iba más allá del elogio de Hanji. Siempre me preocupaba de ver qué cara ponía Levi al probar mis platos, así, podía saber qué le desagradaba o gustaba para ir mejorando en mi cocina. El cariño que les tenía a ambos era mucho, los dos eran importantes para mí, sin embargo, la admiración que sentía hacia Levi era mucho más fuerte. Admiración, así lo catalogue yo. Incluso si es muy severo conmigo, tengo recuerdos de su amabilidad cuando era pequeño. Sé que era una persona muy fría e inalcanzable, pero con el tiempo que he convivido con él, me he percatado que muchas de sus actitudes son reflejo de su aprecio.

Terminamos de cenar y lavé los platos para ir a dormir. Hanji nos informó que estaría fuera por unos días antes de irse, como de costumbre, no dijo donde iría. Esa noche limpié todo solo, apagué las luces y subí rápido las escaleras.

Le temo a la oscuridad.

A poco de cumplir quince años, es algo estúpido. Pero es algo que me aterra incluso cuando puedes ver más allá de lo normal. Los pasillos también estaban oscuros, Levi ya había apagado las luces así que me apuré en ir a mi habitación por mis cosas y luego de eso…

-Levi-llamé a la puerta de su alcoba.

-Pasa-me permitió entrar-. ¿Qué ocurre?

-¿Puedo dormir aquí?-pregunté sin temor.

-¿Qué?-me miró atónito.

-Hanji no está y no puedo dormir solo.

Suelo dormir con Hanji, pero ella no está ahora.

-¿Aún le temes a la oscuridad?

-Sí…-respondí.

-¿Qué edad tienes? Ven-me invitó a su cama.

-Gracias-me acosté, mirando su espalda y apagó la luz-. Buenas noches.

-Verdaderamente un mocoso-fueron sus últimas palabras-

Me acurruqué en su espalda sintiendo el calor de su cuerpo, el olor de su cabello y su compañía. Cuando era pequeño se negó a dormir conmigo hasta que se aburrió de pelear en contra de mi terquedad, después de eso, me aceptó en su cama. Incluso hoy. Su olor y su presencia son mi arrullo de la noche, me siento seguro a su lado y puedo olvidar quien soy yo, y en el mundo en el que vivo.

Le temo mucho a la oscuridad, pero mientras tú estés cuidándome puedo soportarlo.

Mientras tus ojos plateados estén vigilando mi noche estaré bien.

Buenas noches, Levi.

Continuará…

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).