3.
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"Ahora, somos dos."
-Batman a Jim Gordon; Batman Begins.
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Fuerza.
De eso estaba hecho el detective Jim Gordon.
Estar cubierto en su abrazo—titubeante, pero firme a la vez—le regresó algo de estabilidad a las emociones de Bruce. Y no era de sorprenderse. Gordon siempre tenía ese efecto en él. Por más que el hombre se empeñara en tratarlo como un niño, el equilibrio entre los dos nunca se descompensaba. De una manera u otra, Jim siempre terminaba cediendo a las exigencias de Bruce, doblegándose hasta quedar a su nivel, para que pudieran interactuar como iguales.
Había muchas personas que se doblegaban ante Bruce—Si es que no el mundo entero—Pero, cuando Gordon lo hacía, la victoria era aún más dulce y enriquecedora.
Cuando sintió una mano del detective rozar parte de su bata de dormir por accidente, Bruce curveó su costado hacia aquellos dedos, buscando, anhelando por algo… todavía indescifrable. Todavía elusivo.
Bruce no quería saber nada de los detectives que se encontraban invadiendo su sala. Ellos no lograrían resolver el caso, les faltaba el impulso y la pasión que Gordon mostraba con cada de sus palabras. Podría ser que fueran "buenos detectives", pero no serían suficientes.
-No puedes morir. Bruce presionó su rostro en el pecho del hombre, respirando la esencia a antiséptico. Dios, ¿qué tan lastimado se encontraba el policía? -No puedes morir. Mucho menos cuando el culpable de todo esto era el mismo Bruce.
La batalla interior en el alfa pareció llegar a una decisión y Bruce la sintió corporalmente: una etérea presión de la mejilla de Jim sobre la corona de cabellos oscuros de Bruce. Una profunda inhalación. Como si quisiera guardar el recuerdo para sí—Como si imaginara que esta sería la última vez que ambos se verían, cara a cara.
Bruce sonrió. Se permitió relajarse cuando las feromonas del alfa lo envolvieron. Indudablemente, fue una reacción mandada por el instinto más que por la lógica. Jim era cuidadoso. Siempre. Tan cuidadoso, que en ocasiones, Bruce lo detestaba por su control.
Sin embargo, Jim no era el mismo de siempre, en estos momentos. Olía a sangre, pólvora, y a caos. Estaba herido, e inestable emocionalmente. Cuando había recién aparecido, sus hondos ojos azules habían derramado una desesperación, a la que Bruce no había sabido cómo reaccionar en un inicio. Abrazarlo había parecido la única respuesta correcta. Abrazarlo, y retornarle algo del consuelo, que Jim había dado desde el primer encuentro.
Cuando Gordon quiso comenzar a separarse, Bruce desenredó sus brazos hasta cierto punto, aunque no lo dejó ir del todo. Conforme las yemas de Jim descendieron por su espalda pequeña, electrones y protones hicieron recargas de energía entre los dos. El ambiente se volvió pesado. La vertebras de su columna parecieron estar siendo contadas cuidadosamente. Mesmerizado por el masaje no del todo intencionado, Bruce levantó su rostro hacia el causante…
Había muchas cosas sin decir plasmadas en el rostro del Jim Gordon. No había filtros. No había cortinas. Sólo esa horrible desesperación, otra vez. Y a pesar de todo, Jim seguía siendo el más fuerte de los dos. El más resistente. A pesar de lo que el hombre estuviera deseando, su respeto por Bruce tenía dominancia.
Bruce relamió sus labios. Una decisión se cristalizó en su ser. Lo que siguió fue un atrevimiento, una violación de los límites que Gordon había establecido desde un inicio. A Bruce no le importó más.
Se alzó sobre las puntas de sus pies, apoyándose en el pecho del alfa para llegar a su destino.
Besó la mejilla de Jim, sintiendo los inicios de vello facial raspando en su boca. Fue un gesto rápido, aparentemente inofensivo, pero adjuntado a un mensaje más poderoso. Un mensaje que cambió todo. Una decisión que rompió con los rodeos y las líneas invisibles separándolos.
Marcó a Jim Gordon como suyo, aceptando lo que las feromonas del Alfa habían estado pidiendo todo este tiempo. Porque sólo por ser un simple Beta, no quería decir que Bruce había sido inmune la química de sus fisiologías. "Ahora, tendrás que regresar." Le susurró, con el corazón en su garganta, temblando con el sentimiento tejido en su pecho.
Por un momento, los dedos de Gordon se apretaron dolorosamente alrededor de sus muñecas, sus intenciones de frenarlo, obvias. Fue demasiado tarde. Lo hecho, hecho estaba.
Un compromiso más grueso que la sangre había sido forjado entre ellos, en cuestión de cinco segundos.
Ahora, Jim estaba obligado a regresar vivo de su odisea. El alfa en él no lo dejaría hacer lo contrario. Regresar a tu Marcado sería un impulso omnipresente, jalándolo de regreso a los brazos de Bruce.
Jim no se mostró nada entusiasmado con la idea. Gruñendo—pupilas dilatadas, labios entreabiertos—el hombre tomó un paso gigante entre los dos, soltando a Bruce de sus muñecas. "¿Qué has hecho, Bruce?"
Levantando su mentón en abierto desafío. "Lo necesario."
El suspiro melodramático de Alfred fue la guinda del pastel. "Te lo advertí."
Incrédulo, Jim acusó a Alfred con un dedo estirado y nada más. Parecía estar ahogándose con su propia saliva, mientras que las cejas alzadas de los detectives de atrás no necesitaban palabras. El hombre lucía perturbado, mientras que la mujer parecía estar encontrando la escena de lo más entretenida.
Bruce, inspirado por más valentía del momento, se abalanzó de nuevo hacia el alfa, tomando aquel rostro apuesto entre sus palmas. Atónito, Jim sólo pudo acrecentar sus ojos en reacción. Ahora que había sido Marcado, la esencia del detective estaba cambiando, suavizándose con melosidad, atrayendo a Bruce como abeja al panal. Bruce se preguntaba sobre lo que Jim debería de estar oliendo de su persona.
"Te lo he dicho una y otra vez: no soy un niño."
Pestañas rubias parpadearon aturdidas. Finalmente, de aquella garganta, un tortuoso gemido se liberó. Un sonido lastimoso que cubrió la totalidad de una palabra: "Bruce."
"Estoy al tanto que se requiere un beso más de acuerdo a la ocasión para ser completamente Marcado, sé que mi experiencia en la etiqueta con Alfas puede ser poco satisfactoria ahora mismo…" Jim comenzó a girar su rostro en negación, pero Bruce se aferró a él, acercando su boca a su oído. "…pero para eso regresarás con vida, ¿de acuerdo? Para mostrarme… cómo se debe de hacer."
Jim lo miró fijamente cuando sus rostros se alinearon de nuevo. Bruce no titubeó ante su atención. Ni parpadeó. Quería ser acreditado frente al hombre, tomado en serio. Había calor en las mejillas de ambos, y sus respiraciones se entrecortaban casi al unísono.
Todo el cuerpo de Gordon tembló bajo sus manos. No obstante, Bruce fue ahora la fuente de fortaleza. Lo sujetó y no lo dejó derrumbarse.
A final de cuentas, Jim liberó su rostro lentamente, rozando una de las muñecas de Bruce por la silueta de sus delgados labios con propósito y ligera ternura. Otra Marca. Un comando de Espera por mí, que Bruce aceptó con una inclinación seria de su mentón.
Esperaría, porque no había otra forma. No era justo, pero era la realidad. Jim tenía que ir a la guerra con la Mafia, y lo único que Bruce podía hacer era esperar por su regreso.
Esperar, hasta el día en el que Bruce pudiera ir al campo de batalla con él.
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Fin de Parte 03.
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