–Ya paraaaa Kyoyaaaaa! – gritó Tsuna pues el hombre estaba sangrando mucho y por fin Hibary se detuvo y regreso a ver a Tsuna un poco sorprendido.
-Ya basta por.. por favor, si sigues así lo mataras – dijo débilmente Tsuna.
-Este inútil herbívoro casi te mata sin contar los golpes, y quieres que me detenga – replicó el azabache aun enojado gritando a Tsuna, quien se sorprendió y sobresaltó, Hibary al ver la reacción de Tsuna calmo su ira pues se arrepentía de hablarle así, el conocía como era y que jamás pondría en peligro ni amigos ni enemigos.
-Hmp… - fue lo que mencionó Hibary para soltar al bastardo dispuesto a irse pero – arigato… - fue lo único que escucho por parte del castaño antes del golpe seco que causo su cuerpo al estrellarse contra el suelo. Hibary se acercó rápidamente al castaño, estaba preocupado y mucho, el castaño estaba muy herido y había caído en la inconciencia, al verlo ahí desmoronado un sentimiento de dolor invadió su pecho aunque se alivió un poco al notar la tenue respiración de Tsuna haciendo que apareciera una fugaz sonrisa en su rostro, lentamente se acercó a él y lo volteo, pues había caído de frente contra el piso, paso su brazo por su cuello y el otro por sus piernas y lo marco al estilo princesa y se lo llevó de ahí. Todo esto paso ante la atenta mirada de un pequeño bebe que llevaba la mirada oculta tras su fedora.
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Ya era bastante tarde y la lluvia no amainaba ni un poquito. Estaban en un departamento bastante normal, en uno de los sillones de cuero de la sala se encontraba sentado un azabache que estaba bebiendo té verde mientras que enfrente suyo se encontraba un bebe con traje tomando un expreso, sentado en otro de los grandes sillones.
-Estas seguro de que no había ningún otro motivo? – pregunto él bebe y al término sorbió un poco de su café.
-Sí, solo eran unos herbívoros molestos – dijo sin importancia el azabache, pero aunque no lo demostraba a él le hubiera gustado matar a esos bastardos, cosa que no pasó desapercibida por él bebe, pues no por nada era el mejor asesino a sueldo del mundo y conocía bien los sentimientos de todos los que rodeaban a su dame-alumno y los de este también, además de que también le hubiera gustado matar a quienes se atrevían a lastimar a este.
-Bien, entonces me marcho – dijo él bebe disponiéndose a salir de aquel departamento.
-Y que pasara con el omnívoro de arriba – él sabía que lo mejor para el castaño era ir a su casa con alguien que lo reconforte, pues el solo lo asustaría, aunque la idea de que él bebe se lo lleve le disgustaba de sobremanera.
-No es necesario – respondió él bebe dirigiéndose a la puerta, - además, yo tengo que salir un rato así que te lo encargo – dijo esto con cierto tono de diversión, pues conocía bien los sentimientos del guardián de la nube hacia su alumno y como su alumno era un total dame, no se daba cuenta además de que el guardián de la nube poco conocía de este tipo de cosas no iba a ser capaz de decírselo, por lo que Reborn sabía que este tipo de oportunidad no pudo darse de mejor manera y en un mejor tiempo.
-Hmp – respondió Hibary y él bebe se fue.
-ya es tiempo de que ambos se den cuenta de sus sentimientos – pensó para si Reborn antes de irse de ese lugar.
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En la única habitación del dormitorio, en una gran cama se encontraba un castaño revolviéndose entre las cobijas pues estaba teniendo una pesadilla. Se levantó asustado, sudando, con lágrimas en los ojos y su respiración agitada, cerró los ojos y recordó todo lo que había sucedido en la tarde y que Hibary lo había salvado, si no fuera por él, quien sabe dónde estaría ahora?, y mientras razonaba ese echo se dio cuenta que no tenía ni idea de donde estaba, lo último que recordaba antes de caer en la inconciencia era ver la espalda de Hibary alejándose, entonces donde estaba? Que paso después de que se desmayó? Lentamente se bajó de la cama pues se sentía mareado, despacio se encamino hacia el interruptor de la luz, al prenderlo se dio cuenta de que estaba con una pijama bastante grande además de que tenía el cuerpo casi totalmente vendado por sus heridas. Lentamente abrió la puerta intentando hacer el menor ruido y camino por el corredor hacia donde estaba una luz prendida llegando a lo que parecía una sala de estar con enormes muebles de cuero negro de aspecto elegante y refinado, se volvió a preguntar dónde estaba, cuando noto que había alguien durmiendo en uno de los muebles. Se acercó lento y estando ya un poco cerca solo asomo su cabeza sorprendiéndose por quien era el que dormía ahí a lo cual tratando de retroceder cayó de espaldas.
-Qué estás haciendo herbívoro? – preguntó Hibary levantándose de su mueble con clara irritación en su rostro.
-Y… yo… lo siento Hibary-san – respondió Tsuna poniéndose de rodillas y disculpándose.
-Hmp – fue una de las respuestas más agrias que se le habían podido escapar a Hibary, pues Tsuna que al principio se alegró de estar en la casa de Hibary ahora se sentía totalmente incómodo.
-Etto… Hibary-san por qué estoy en su casa? – pregunto el castaño que estaba con la cabeza gacha y aguantando las ganas de llorar y salir corriendo, pues aparte de sentirse más inútil de lo usual también se sentía como una molestia total.
-Te traje después de que te desmayaras herbívoro – respondió Hibary ignorando o al menos intentando parecer distante, cosa que hizo sentirse aún peor a Tsuna que ya no podía aguantar más el llanto
-Sera mejor que me vaya *sniff arigato Hibary-san *sniff - intentó decir Tsuna entre sollozos y al acabar la frase salió corriendo del apartamiento de Hibary que se quedó sorprendido pues esas palabras, su mirada y el dolor en su voz se calaron muy dentro de él como si del frio se tratase que se cala hasta los huesos y sin dudarlo muchos, que fue más bien como un impulso, salió corriendo tras el castaño. Al azabache no le costó mucho alcanzarlo y tomarlo de la muñeca deteniéndolo de contado y de golpe – a donde crees que vas herbívoro? – preguntó, aunque sonaba con ira – yo *sniff no quiero *sniff ser una molestia *sniff para Hibary-san *sniff – dijo entre sollozos el castaño tratando de soltarse del azabache; Hibary solo resoplo, no sabía porque tenía que ser todo tan complicado, ojala solo tuviera que morderlo hasta la muerte pero no, tenía que enamorarse de un inútil herbívoro que solo sabía llorar y mientras se planteaba esas ideas se quedó frio durante un segundo –pero qué demonios, yo enamorado – y entonces entendió todas las indirectas del bebe y aunque bufo con cansancio se sentía feliz de entender ese sentimiento que le volvía loco y mientras el razonaba en silencio Tsuna lo malinterpreto aprovechando la distracción de Hibary para salir corriendo.
Hibary salió de su trance y volvió a agarrar de la muñeca a Tsuna – todavía no respondes mi pregunta herbívoro – resoplo Hibary que seguía furioso porque no entendía porque el castaño no se daba cuenta, es verdad que él era inexpresivo pero no se supone que tenía súper intuición.
-Suélteme por favor – protestó Tsuna muy secamente sorprendiendo a Hibary, y como no obtuvo respuesta pues no quería verlo de frente se lo volvió a pedir pero esta vez de manera más impetuosa y grosera.
-Cálmate herbívoro – reclamó Hibary tan seco como siempre, pero no más, fue la gota que derramo el vaso, eso hizo que Tsuna se tensara de sobremanera y estalló.
-No me digas que me calme! – Gritó el castaño, el estrés y el mal momento que vivió ese día cumplieron a la perfección su cometido, el castaño se estaba desmoronando – tu no entiendes nada – continuó gritando – si no sabes cómo me siento no me molestes – gritó aún más fuerte intentando soltarse del agarre del azabache que no salía de su asombro, pues el castaño estaba muy mal emocionalmente – ya basta *sniff ya suéltame *sniff – y con eso el castaño termino de desmoronarse y caer de rodillas al piso pero no lo logró, pues los fuertes brazos de Hibary le había atraído hacia él y lo envolvían en un cálido abrazo.
-Puede que no entienda herbívoro, pero entonces explícame – dijo Hibary en un tono muy amable para ser el, por lo que el castaño alzo a verle y en su cara reflejo duda, Hibary suspiro y continuo – escucha atentamente porque no pienso repetirlo – dijo esta vez de manera dura sorprendiendo a Tsuna – yo soy la nube que cubre al cielo cuando este está mal – mientras pronunciaba estas palabras hasta a él le sorprendía lo cálidas que podían sonar – yo jamás permitiré que el cielo que cuido se desmorone ante mis ojos – pero notó la duda en la expresión de Tsuna, pues si bien tenía su súper intuición era un total inútil en este tipo de situaciones. Hibary suspiró cansado – Tsunayoshi estoy enamorado de ti – lo dijo seco sin mas pero en voz había un tono dulce y embriagador que sorprendió a Tsuna sacándolo de cualquier cavilación y duda que tuviera.
-Eh? – no atino a decir más el castaño, pues su guardián más fuerte se estaba declarando y no sabía cómo responder y mientras dudaba que decir, el azabache se preocupaba de no obtener respuesta y se estaba exasperando.
-Entonces herbívoro? – pregunto seco y exasperado, Tsuna si lo noto y se asustó, pero cuando vio sus ojos que reflejaban preocupación solo atinó a sonreír de manera cálida y pasando sus brazos por detrás del cuello le dio un corto, casto y suave beso. Eso sorprendió al azabache que después de sentir el primer contacto, quiso probar más de ese sabor tan adictivo y así paso sus brazos por la cintura del castaño atrayéndolo más hacia él y volviéndolo a besar, pero esta vez de manera profunda y dominante, el beso fue largo y apasionado hasta que el molesto oxigeno exigió que le presten la atención debida separándolos, Tsuna regreso a ver a su guardián con un sonrojo notable en sus mejillas y Hibary bajó su mirada hasta su “animalillo” y de nueva cuenta comenzaron otro apasionado beso.
Y era así de simple, no había nadie más ni otro momento, solo existían ellos dos en ese mismo instante y mientras ellos andaban perdidos en su momento, la lluvia que los cubría los llenaba de serenidad y paz, haciendo que el momento sea prefecto y dándoles tranquilidad a cada uno y llevándose consigo todo lo malo, el estrés y los malos momentos, ahora solo existía la felicidad del momento.
-Todo término bien – pensó Reborn desde un alto pilar donde pudo observar toda la escena, - más te vale cuidarlo – susurro para sí y se marchó de ahí, pues entendía que ahora los nuevos amantes necesitaban privacidad.
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Hibary tomó entre sus fuertes brazos a Tsuna y profundizó más el beso llevando una de sus manos a la nuca del castaño haciendo que este se acercara todavía más, el azabache rápidamente tomo el control del beso, pues el castaño era relativamente torpe y falto de experiencia.
El azabache mordió el labio del menor haciendo que este abriera la boca por sorpresa, la cual aprovecho este para introducir su lengua y explorar la cálida cavidad del castaño. El beso a cada segundo subía más de tono pero como siempre, el molesto oxigeno se hizo presente obligándolos a separarse. Tsuna tenía un tono carmín en sus mejillas a lo que Hibary sonrió de medio lado y tomándolo de los brazos lo alzó como a princesa y lo llevó de nuevo a su apartamento y antes de que Tsuna pudiera siquiera decir algo, todas sus protestas fueron calladas por otro apasionado beso que le daba Hibary.
Mientras Hibary cargaba a Tsuna, se encaminaron por el corredor hasta la habitación de este y sin romper el beso, pues habían comenzado otro de nuevo, el azabache colocó en la cama a Tsuna mientras se recostaba encima de él. El beso continuaba y era muy apasionado, pero a diferencia de los otros, este era más demandante y tenía mucha más intensidad, pues el calor empezaba a invadir el cuerpo de ambos