Capitulo 1: Alma
El conocer a Takano Masamune fue una bendición, una luz dentro de mis tinieblas. Él me devolvió mis anhelos perdidos, mi fe y esperanzas de vivir- Aunque ahora es ridículo pensarlo, todo debido a mi estado actual-
Lástima que no puedo ni siquiera tocarlo o sentirlo…
Dicen que la muerte cura todas las heridas formadas en vida. Gran mentira. Esto es totalmente falso. Ahora que pruebo lo que es estar muerto, sufro más que antes.
Cuando estaba vivo, pensaba en que no me importaba si moría, es más, sería mucho más fácil para todos. Ya no sería una molestia. Solía imaginarme cómo iba a morir y cómo iba a ser después. Tal vez solo estaría en un profundo sueño, en el que todo era felicidad. E donde estaba sano y viviría muerto. O si no, todo lo contrario, simplemente estaría envuelto en la nada de la oscuridad.
Sea lo que hubiera sido, ahora me parecen tan lejanos a la realidad…
Mi verdad era que ahora soy un alma sin rumbo fijo que vaga entre los vivos. Un fantasma que amaba a un humano, a alguien vivo que ni siquiera podía verme, hablarme, mucho menos tocarme.
Ahora no tengo que preocuparme de mi asma, pero eso ya no importa. Duele más este sentimiento que me oprime el corazón ¡Qué no me deja en paz!
Hubiera sido mejor que no lo haya conocido, así me evitaría todos estos tontos sentimientos que creí que nunca tendría.
Sin embargo no puedo evitar quererlo.
Hoy Masamune lleva ropa casual, una camisa crema y jeans marinos con unos tenis. Al parecer va a casa de un amigo. Ya son más de 2 meses desde que lo conocí, y desde entonces, no me he apartado de él. Siento como una conexión con Masamune, algo que no sé explicar.
Parezco un acosador siguiéndolo a todas parte. Me tentaba además entrar en el baño mientras se duchaba, pero creía que me moriría otra vez, pero de la vergüenza.
Un hombre casi de la misma altura que Masamune nos recibió. Este tenía el cabello azabache, y ojos de color ceniza; vestido con algo más elegante que Masamune.
-Hola Masamune-
-Hola Yokozawa- respondió
-¡Hola Yokozawa!- exclamé. Claro, como si realmente me escuchara.
Pasamos hasta la sala y nos sentamos en el mueble de cuero gigante del centro. Me encantaba porque era mullido a su manera.
-¿Cómo estás?-.
Se inclina hacie Masamune viéndolo fijamente. Él lo esquiva.
-Mejor-
Seguro…”mejor”….al menos ahora come 3 veces al día y sale una vez a la semana; todo porque lo obligan. Definitivamente mejor. Reflexionó por mí mismo.
-Eso es bueno-.
-Sí-.
Silencio…Odio el silencio. Lo odie cuando estaba vivo y lo odio ahora de muerto, y lo peor; es que no puedo hacer nada para romperlo.
-Ya son dos meses- Dijo Yokozawa-. Ha sido ya mucho.
-Algo-.
-Aun así, siempre estuve una incógnita…- miró a Masamune, casi pidiéndole permiso para hablar. Él solo asintió dándole l apalabra. Continuó.- ¿Cómo se habrá contagiado de sida? ¿No crees que estuvo…?-no terminó y cambió a otro asunto-. Bueno, pronto conseguirás a otra persona-.
Me percaté en que la cara de Masamune se deformó por la rabia. Oh oh.
-¡No! ¡No sigas! Ella no era así! Se pudo haber contagiado de cualquier cosa, ¡Pero no de la manera en la que tú y el maldito mundo piensa! Cierra la puta boca y…¡No hables de ella como si fuera un objeto que se puede reemplazar!- respiraba pausadamente conteniendo las lágrimas de sus hermosos ojos.
Hasta yo quería llorar. De verdad la amabas, no…la amas todavía. Quisiera ayudarte a olvidarla ¿Pero qué podría hacer? Nada. De nuevo este descontrolable deseo de vivir… Desde que lo conocí, ha despertado en mí, sentimientos y emociones que creía inservibles. ¿Qué me has hecho Masamune?
Él se tranquiliza y Yokozawa agacha la cabeza y dice:
-Lo siento- se disculpa con su voz quebrada. Tanto Masamune como yo sabíamos que lo decía sinceramente.
-No…yo lo siento, me pasé-.
Es normal, ella era tu todo. Qué envidia.
Otra vez se creó ese odioso silencio. De mal en peor. ¿Era tanto pedir un cambio de ambiente? Se oye un pequeño traqueo de la puerta principal.
-¡Llegué! -. Una voz dulce se hizo presente en el incómodo ambiente.
Por el umbral de la sala apareció un chico pelicastaño de tez blanca, y ojos verdes que contrastaban con su chaleco azul marino, camisa blanca y jeans gris. Su contextura era delgada, de estatura media, y con un aire reconfortante.
Yokozawa se levanta algo molesto y se dirige hacia el recién llegado…¿Quién sería? Me pregunté.
-Hasta que por fin llegas -.
-No, fíjate, todavía estoy en el aeropuerto – dice con cierto sarcasmo mientras le lanza una mirada de molestia al pelinegro-. Y es porque la persona que supuestamente me iba a recibir, nunca llegó-
-¡ha! Sabía que me estaba olvidando de algo, era eso, perdón -. Jugueteó
Vaya…parecían cercanos.
-Masamune -. Nombró Yokozawa.
Dirigí mi mirada a Masamune, estaba viendo un cuadro que estaba encima de la pequeña chimenea de la sala. Era la pintura de dos personas, sin embargo no se podía diferenciar si eran hombres o mujeres, porque no se diferenciaban. Ellos estaba dormidos, cada uno en lado del cuadro, pero los unía un hilo rojo. Demasiado bello e irónico para mí.
-¡Hey Masamune!-. Le tronó los dedos despertándolo del trance. Se sobresaltó.
-¿Sí? –
-¿Qué te pasa?...estás ido
Yo estoy ido. Me dije.
-No, es solo que…esta pintura…-
Esto es extraño. ¿ Masamune sin palabras? Wou
-¿Te gusta?-. En un acento algo coqueto a mi parecer, el chico recién llegado, se le acerca y le pregunta.
Masamune, estaba inmóvil ante la recién llegada del muchacho, lo pude saber porque lo veía fijamente con la mirada perdida. ¿Por qué? Luego sonríe. ¡¿Qué diablos?! Esa era la primera vez que lo veía sonreír de esa manera.
-Sí, es muy bella. El artista debe ser una persona excepcional y cautivadora-. Dice.
¿Su voz? Algo es extraño…acaso él…¿Estaba coqueteando?
-Gracias entonces-
Masamune lo miró tiernamente. ¡Maldición! ¿Quién era él? Me moría por saberlo…okay, que ironía de la vida.
-Veo que todavía lo recuerdas Masamune -. Comentó Yokozawa. Mientras que mi subconsciente estaba dando saltos amenazándolo con que hablara.
-¿Cómo olvidarlo? -. Se le acerca y le acaricia la cabeza. ¡Quiero que me toque igual! -. Es bueno verte Onodera-.
- Lo mismo digo Takano-san - medio sonríe-. Estás más viejo que la última vez.- dice algo nervioso y ruborizado. No pude evitar soltar una risilla por el comentario del chico.
-¿Cómo te fue en el viaje Ritsu?- pregunta Yokozawa
- Bien, por así decirlo…turbulencia, mareos, etc etc, lo común en un vuelo de clase media.-
-Entonces la pasaste bien- vuelve a sonreír divertido.
- ¿Tanto te divierte?-.
-Mucho-.
- Vaya tema le tienes a tu hermano-.
-Hermanastros, que no se te olvide-.
-Sí, sí-.
La conversación de esos dos era algo tensa, sin embargo no parecían llevarse mal. Así que ese era el famoso hermano de Yokozawa…lo sé porque en una de las visitas que hice con Masamune escuché sobre él. Al parecer su madre se había casado con el padre del ojiverde, convirtiéndose en su hermano político. Suena una historia retorcida, pero no parecen tomarlo tan mal.
Hablaron solo por unos pocos minutos de cosas triviales. Descubrí que todos ellos (incluida Mirai) se conocían desde niños y que pasaban mucho tiempo juntos, bueno, era de esperarse. También supe que Onodera se fue a estudiar al extranjero hace unos 7 años, cuando tenía 11. Y que por ese tiempo Masamune junto con Yokozawa recién comenzaban preparatoria a sus 15 años. Me gustaba ver a Masamune sonreír, y todo por ese chico. Estaba aún más guapo cuando sonreía…pero lastimosamente no era yo el que las causaba.
-Ya es tarde, es hora de irme-
Masamune se levantó pesadamente. Lo seguí.
-Nos vemos Takano-san- El castaño le da una seña de despedida y se acerca a una enorme maleta que estaba cerca de la puerta-. Ahora subiré esto a mi cuarto-. La agarra y la alza hasta su cadera y sube poco a poco las escaleras. Yo me le quedé viendo por unos instantes. Pese a su contextura era fuerte, y también era muy lindo ¿Y si Masamune llega a enamorarse de él?...-agaché la mirada- ¡No! Imposible, en primer lugar a Masamune no le gustan los hombres….Claro, aunque estuviera vivo, no tendría posibilidad alguna.
Sentí una mirada clavándose en mi…Esos ojos verdes miraron los míos. ¡¿Qué?!...pero no me dio tiempo a reaccionar porque Yokozawa habló.
-Ritsu ¿Qué haces ahí parado?-.
Lo mira.
-Nada solo me detuve para decirte que mi padre llamó cuando recién iba llegando; me dijo que un accionista muy importante de la compañía va a venir a visitarnos dentro de unos días, y que lo atendiéramos bien ya que él no estará por todo este mes.- sonríe como si nada.
-¿Qué demo…? ¡HA! okay entendí-. Yokozawa se topa la frente con las manos y desordena un poco sus cabellos, parece que no le gustaba la idea.
-Bien-. Dice, da una última mirada a Masamune, y desaparece en un cuarto al final del pasillo. ¿Qué acababa de pasar? ¿Él me vio? ¿Me lo habré imaginado?...Debió serlo porque no mencionó nada.
-¿No lo vas a ayudar?-. pregunta Masamune conmigo detrás tratando de buscar una explicació a lo recién ocurrido.
-Él es muy fuerte a pesar de su apariencia, estará bien, sino, no habría llegado sano y salvo-.
La risa estridente de Yokozawa me devuelve a la realidad.
-Eres realmente un caso-.
¡Masamune siendo bromista! ¡Masamune estaba siendo bromista con Yokozawa! Y me di cuenta. ¡Descubrí una nueva faceta!
Doblamos en la esquina junto con un árbol de manzano. Este día estuvo lleno de sorpresas: primero el hermano de Tom y lo más importante ¡Las nuevas caras de Masamune! Lo vi enojado, triste, feliz y bromista. Realmente un día lleno de inesperados sucesos.
De pronto se detuvo. ¿Qué pasa? Giré mi cabeza a la derecha. Un parque.
No era muy grande ni muy pequeño, es más, lucía como si ya fuera de años atrás, aunque rebosaba confort. Voltee y miré lo mire. ¡OH No! Su mirada estaba de nuevo trsites y perdida. Ya sabía lo que pasaba. Mirai.
-¿Lo recuerdas?-.
La voz de Masamune se quebró. Estaba aguantándose las ganas de llorar. ¡Se le notaba!
-Aquí fue donde nos conocimos Mirai.-
¿En este parque? Supongo que eso lo explica.
-Yo ya te conocía desde entonces.-
Yo no lo sabía.
-Siempre te miraba de lejos, siempre tenías una sonrisa en tu rostro y estabas tan animada. Siempre dependí de ti -.
Siempre, siempre, siempre…¿Desde cuándo significaría tu “siempre”?
-Perdóname por no poder hacer nada más, perdóname por no llegar a tus expectativas…sin embargo, toda mi vida agradeceré el haberte conocido en este parque después de haber comprado comida. Esa vez te vi sentada en esos columpios, balanceándote. Se te percibía tu tristeza, incluso llorando eras muy linda. Me acerqué y te pregunté qué te pasaba, y tú me miraste con una cara extraña y contestaste << Solo estoy un poco deprimida>> Me senté a tu lado y te dije que era obvio, tú reíste y me preguntaste quién era. << Soy un ángel de la guardia>> Tu abriste los ojos y te aguantaste las ganas de reírte. << Gracias ángel.>> Luego me dijiste que estaba triste por una situación con tus padres, problemas de adolescentes. Te aconsejé, y desde entonces nos convertimos en amigos, y soñábamos con el futuro, con tu nombre.-
Los únicos testigos que escuchaban esta historia, eran el sol a medio ocultar, la brisa que danzaba entre sus cabellos y yo, el alma acosadora que lo vigila en cada momento sin que se dé cuenta.
-Lastimosamente tú no tuviste un futuro…y siempre me sentiré mal por no poder ayudarte como tú lo hiciste en aquella ocasión, sin embargo no pude hacerlo, perdón Mirai.- Ya no pudo aguantar más y se derrumbó de rodillas en el pavimento. No lloraba, tal vez porque no podía hacerlo, pero de todos modos se me partió el corazón al verlo de esa manera. Me sentía impotente, inseguro. Quería consolarte, quería abrazarte y llorar, tenerte entre mis brazos y decirte que todo estará bien. Pero nuevamente, no podía hacer nada más, solo acercarme a ti y acogerte en mis brazos, fue un roce ligero que estoy seguro que tu cuerpo no sintió, pero que tu alma sí.
Hey Masamune….¿Podré lograr curar la herida que tiene tu corazón?...Estoy inquieto.