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El fantasma de White City por Angeline Victoria Schmid

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Notas del capitulo:

No os acostumbréis a que actualice el fic tan rápido, no es lo normal (sólo hay que ver el ritmo que llevo en páginas dónde subo fics que no contienen yaoi). Este capítulo es más corto (unas 2600 palabras si no me equivoco), lo habitual es que tengan entre 2000-2500 palabras, con el primer capítulo empecé a escribir y no podía cortar por ningún sitio, así que por eso era más largo de lo normal. En teoría ésto iban a ser tres capítulos. JÁ, no me ha cabido todo lo que quería poner, pero en este caso era cortable.

Prácticamente estaba aporreando la puerta del dormitorio de su hermano mayor, pero no le importaba, la noticia era tan importante que incluso valía la pena despertar el mal humor de Doflamingo, aguantar su rabia era mejor que esperar al día siguiente.


- ¡¿No has visto la hora?! – Le pegó el reloj a la cara, pero después se fijó en la expresión seria que le cubría el rostro-. ¿Qué ocurre?


Le tendió el periódico, que el flamenco leyó rápidamente, su característica sonrisa desapareciendo por momentos:


Hombre misterioso es visto en la abandonada White City


White City, conocida mundialmente por su plomo ámbar, fue una ciudad próspera durante años, pero por desgracia, toda su población fue exterminada por precaución debido a la enfermedad conocida más contagiosa de la historia: el síndrome del plomo ámbar. Los síntomas de dicha enfermedad mortal consistían en un gran dolor, además de la pérdida del color del pelo y la piel, los infectados volviéndose cada vez más blancos hasta el momento de su muerte, en el que sus cuerpos ya estaban completamente faltos de pigmento.


La huida de enfermos a otras ciudades buscando la solución a una enfermedad incurable, obligó al Gobierno Mundial a eliminar a todos los habitantes de la ciudad para evitar que la infección se propagara a otras ciudades y países, y así, contenerla y erradicarla para siempre.


Gracias a la supervisión que la Marina lleva a cabo todos los años, un hombre desconocido fue visto en la ciudad ayer por la noche proclamando que encontraría al único superviviente de la ciudad y lo eliminaría para así terminar, ahora sí, con el síndrome del plomo ámbar de una vez por todas. No se tiene constancia de la identidad del hombre ni de si hay infectados en algún lugar, pero el Gobierno Mundial ya ha ordenado la investigación de los hechos y hace un llamamiento al orden y la calma. Además, el hombre está en búsqueda y captura para poder interrogarlo e intentar descubrir quién es el superviviente del que hablaba.


Dejó de leer, no le importaba lo que dijera el artículo, Corazón realmente había tenido un buen motivo para ir a molestarle, y eso lo cabreaba demasiado como para sonreír.


- ¿Vas a ir? – Le preguntó con el diario en la mano que colgaba a su lado. Siguió hablando cuando el menor asintió: -. Es peligroso. Recuerda que si alguien te hace daño lo torturaré hasta la muerte. – Aquel comentario hizo que su sonrisa regresara y que la risa resonara por toda la habitación.


El más joven señaló las palabras suficientes en el artículo como para que su hermano entendiera que pretendía hablar con Law sobre el tema. Además, ambos podían estar seguros de una cosa: el moreno iría, y era un buen acompañante a la hora de impedir que a Corazón le pasara nada malo.


***


- … Bueno, no es un regalo realmente – Se rascó la nuca, mostrando la inseguridad que sólo podía mostrar delante de él -. Me gustaría que nos fuéramos de viaje. Tú y yo, ¿qué me dices? Olvidemos la piratería durante un par de semanas. Dos semanas. Sólo tú y yo.


Como respuesta, el moreno le mordió la mandíbula, juguetón.


- ¿Quieres que te folle otra vez? – Preguntó Kid con una sonrisa ladina, la mano ya descendiendo lentamente por la espalda del moreno.


- Pues… - Se mordió el labio y lo miró fijamente a los ojos antes de lamerle la nuez -. En realidad era un avance de nuestras vacaciones, pero si insistes…


La sonrisa del pelirrojo tembló cuando el mayor le mordió el cuello y tiró un poco de su piel antes de alejarse para mirarlo con lujuria. Sin dejar de mirarlo, sus manos descendieron hasta sus abdominales y los delinearon lentamente.


- ¿No vas a besarme? – Preguntó Kid.


- Hazlo tú si quieres un beso – Una sonrisa ladina apareció ésta vez en la cara del ojigrís -. Me lo debes, antes no me has dejado oírte la voz.


El menor lo miró un momento. No sabía cuando se habían cubierto con la sábana, pero sí sabía que la imagen de un Law de piel tostada en contraste con el blanco inmaculado de la fina tela que lo cubría le parecía muy sexy. Y además, esa faceta juguetona cuando estaban en la cama le parecía muy excitante y atractiva. No aguantó mucho la mirada, tiró ligeramente de su brazo para ponerlo a su altura y le besó los labios, sus lenguas entrelazándose en una lucha por dominar la del otro.


- Eustass-ya… - Dijo el cirujano mientras trazaba un camino de besos desde los labios del pelirrojo hasta su polla, parándose sólo para lamerle un pezón-. Me aseguraré de hacerte gemir.


- Tendrás que esforzaaaanghhh. – Gimió y retiró la sábana para verlo mejor cuando la lengua de su pareja empezó a recorrer su miembro de arriba abajo, rodeando el glande de vez en cuando.


Sonrió sin separarse ni dejar de mover la lengua mientras lo miraba fijamente a los ojos. Tampoco dejó de mirarle cuando lo engulló por completo, Kid apretando con fuerza las sábanas e intentando contener los gemidos que se le escapaban de la garganta. Estaba cada vez más cerca del clímax, pero no le importaba, podía correrse en su interior en otro momento.


- No voy a dejar que termines aún. – Dijo el ojigrís leyendo sus pensamientos y apretando la base de su polla para impedir que se viniera.


Ignoraron el golpe en la puerta, el moreno muy ocupado volteándose para quedar debajo de su novio, y el ambarino sin oponer resistencia, su impaciente miembro rozando la erección del otro, acariciando los costados del mayor antes de metérsela sin preparación.


- ¡Eustass-ya! – Protestó dolorido el mayor.


- Es culpa tuya – El capitán lo miró con esa sonrisa sádica que tanto le gustaba -. No me has dejado otra opción.


De pronto, se le ocurrió lo que parecía una buena idea. Un juego que no habían probado nunca y que podía valer mucho la pena. A pesar de haber sido tan brusco, esperó a que el moreno se acostumbrara antes de empezar a moverse. Lo hizo despacio, golpeando su próstata sólo en la décima embestida, después en la novena y la décima, y así sucesivamente hasta que llegó a golpearle la próstata 5 veces seguidas.


- Eustass-ya… - Pronunció suplicante, diminutas lágrimas en los ojos, fruto del placer y la necesidad que sentía, las manos presas entre las del pelirrojo, impidiéndole masturbarse y terminar con tal sufrimiento -. Por favor…


- ¿Lo quieres? – Golpeó su próstata una vez más, los dos gimiendo a la vez, el gemido del menor ahogado contra el cuello del doctor.


No esperó la respuesta, empezó a moverse de nuevo, golpeando su próstata tantas veces seguidas como le era posible, las certeras embestidas cada vez más rápidas, acercándolo al clímax. Aun con su miembro dentro, un dedo rodeó su entrada, ascendiendo lentamente hasta la desatendida erección del moreno, que envolvió y empezó a masturbar al ritmo que marcaban sus caderas.


- Ah… Nngh… Laaaangh… - Gimió Kid intentando pronunciar su nombre -. L-los dos… Anngh… A la vez…


No se lo hizo repetir dos veces, apretó la base de su miembro. Se ganó una mala mirada por parte del menor, pero era él mismo quien lo había pedido, de modo que no podía echarse atrás.


- K-Kid… Voy a… - Soltó su erección en cuanto supo que iba a venirse entre los vientres de ambos, sus paredes estrechándose y arrastrando a su pareja al orgasmo.


Se quedaron un buen rato en silencio, el pelirrojo intentando recuperar el aliento sobre el moreno, con los brazos a los lados de su cuerpo para no dejar caer su peso, consciente de que no podría aguantar demasiado tiempo en esa postura. Cuando se sintió demasiado cansado, salió cuidadosamente de su interior y se dejó caer a su lado.


Ésta vez, el mayor no apoyó la cabeza en su pecho, por lo que el otro lo miró. Parecía absorto en sus pensamientos, como si hubiera algo que le preocupara. ¿Que alguien encontrara el One Piece mientras estaban de vacaciones? Imposible, solía ser partidario de que el tesoro no se movería de sitio, no podía ser que la situación cambiara sólo en las dos semanas que estarían fuera. Le dio unos toquecitos en el costillar para llamar su atención, y cuando se giró, le dijo:


- Ey, ¿no te ha gustado?


- No seas imbécil, Eustass-ya, claro que me ha gustado – Se movió en la cama, incorporándose y mirándolo desde esa posición.


- ¿Entonces?  Se incorporó él también, apoyando el peso en los codos -. Te veo muy…


No le dio tiempo a terminar la frase, Law devorando sus labios de nuevo, colocándose sobre él, no con intenciones de tener sexo otra vez, sólo para pegarse a él y sentirlo cerca otra vez.


- De verdad, ¿qué pasa? – El capitán de verdad empezaba a estar nervioso, preocupado por no saber qué ocurría.


- Lo hemos hecho dos veces prácticamente seguidas, Eustass-ya, sólo estoy cansado y quiero estar contigo. – Levantó la cabeza para mirarle a los ojos, provocando que se ruborizara.


- ¿Nos damos un baño? – Propuso el menor, pensando que era la mejor forma de relajarse antes de irse a dormir.


El médico se levantó rápidamente, tirando de su mano hasta el cuarto de baño. Su impaciencia hacía que pareciera que se hubieran cambiado las tornas, siendo el moreno el joven y el pelirrojo el mayor en lugar de ser al revés. Abrió el agua y esperó a que se calentara antes de poner el tapón, regalándole una buena vista a su novio.


- Si te pones así, tendré que follarte otra vez… - Comentó distraídamente el menor, un dedo acariciando en círculos la entrada del moreno.


Se giró a mirarlo y le acarició la mejilla con dulzura antes de hablar:


- Eustass-ya, por muy tentadora que sea la idea, estoy seguro de que ambos preferimos que no esté cansado cuando nos marchemos de vacaciones. – Un suspiro cansado abandonó sus labios mientras metía la mano en el agua-. A la bañera, que ya está caliente.


- Está bien… - Se resignó el menor abrazándole desde atrás antes de que pudiera meterse en el agua.


Law era la única persona de quien había aceptado pegas, pero no pensaba admitirlo con demasiada facilidad. Era la persona a la que más había amado, pero aún no estaba preparado para soltar ese tipo de ñoñerías. Quizás lo estaría más adelante, o quizá ese momento no llegaría nunca, pero por el momento se conformaba con corresponder a sus te quiero, a abrazarle, a mimarle y a besarle con ternura antes de acostarse.


- Tan joven e insaciable… - Pensaba el moreno mientras le acariciaba la nívea piel de las manos sin prestar demasiada atención. Empezó a coger frío, así que se separó y se quejó, aunque lo hizo con una sonrisa pícara: -. Tengo frío, pero puedes volver a abrazarme en el agua, Eustass-ya.


Sí, Eustass Kid era joven e insaciable, pero él no iba a poner ninguna pega a que fuera así, al contrario, le gustaba. Solía ser muy afectuoso, ¿siempre había sido afectuoso con sus parejas? Esa era una pregunta que no se atrevía a hacer en voz alta. Podía sonar infantil, pero le gustaba pensar que sólo era así con él, que él era el único que podía mirar dentro de él y encontrar un corazón amable latiendo en su pecho. Con esos pensamientos en mente, se metió en el agua y, cuando el pelirrojo hubo entrado también, se apoyó en su pecho, descansando cómodamente con los ojos cerrados, disfrutando del calorcito que le daban el agua y el cuerpo del menor.


¿Cómo esperaba que mantuviera las manos quietas si le dedicaba esas sonrisas que le hacían perder la cabeza? Y lo sabía, porque podía estar seguro de que lo sabía y se lo hacía expresamente sólo para pincharle y frenarle después. Pues se irían de vacaciones lo más pronto posible, y entonces, le haría todo lo que él quisiera. Durante esas dos semanas, no aceptaría ni una sola queja. Si le dolía la cabeza le daría una pastilla, y si estaba cansado le diría que se pusiera debajo todo el rato para que no se cansara tanto, que ya haría él todo el trabajo si era necesario, no le importaba en absoluto. Sin que se diera cuenta, sus manos empezaron a descender por los abdominales tostados del moreno, delineándolos con suavidad y sin intenciones de ir más allá.


- Nunca he estado en el South Blue – Dijo el mayor de repente, moviéndose un poco para poder mirarle a los ojos.


- No te pierdes nada -. Respondió el otro, escueto.


- Me gustaría visitar el lugar donde nació Eustass-ya. – No era un comentario fortuito, era una petición. Estaban en el Nuevo Mundo y el Grand Line era enorme, ni siquiera travesando el Calm Belt podrían llegar al South Blue antes de dos semanas, pero quería poder hacer ese viaje algún día.


- No. – Fue la única respuesta que obtuvo.


- No tiene porque ser ahora, pero quizás más adelante… - Empezó a decir.


- He dicho que no.


- Está bien. – Alejó la mirada, evitando ver su reflejo en el agua.


Él, que nunca podría enseñarle el lugar dónde nació a su pareja, esperaba, al menos, poder conocer el lugar de donde venía el otro. Sentía las lágrimas a punto de aflorar, pero no quería que el menor lo viera así, eso llevaría a otras preguntas, y no quería tener que explicarle lo que le había sucedido a su ciudad. Era feliz, y a veces hablaba del tema con la Familia, pero aun no se veía capaz de compartir esa parte de su pasado con Eustass Kid, y es que sólo podía hablar de White City y de la síndrome del plomo ámbar con las personas que ya estaban en la Familia cuando él llegó y que por lo tanto habían escuchado su historia sin que él contara demasiados detalles.


***


- No lo has traído. – Observó Doflamingo, ni rastro de acusación en la voz.


- No pasa nada Baby 5, puedes arreglarlo casándote conmigo. – Añadió Trébol.


- Bueno, si me necesitas… - Respondió Baby 5 sin tenerlas todas, a todo el mundo le daba demasiado asco ese Oficial Supremo.


Trébol cogió la bola de papel que había impactado en su nuca y la desdobló para encontrarse la palabra “déjala”. Sí, la maldita costumbre de Cora-san de comunicarse mediante papeles. Pero claro, el hombre era mudo y no se podía hacer mucho más… Deberían aprender todos código Morse, eso les solucionaría muchos problemas.


- Está con Kid. – Puntualizó Monet, dando la explicación fácil que todos esperaban, la que a Cora-san no gustaba.

Notas finales:

Bueno, realmente lo mejor que se puede hacer si se quiere que se siga actualizando el fic es dejar una review, y eso... Es triste pedir, pero más triste es no subir capítulos nuevos (?)


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