Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Red Cloud por MirageUchiha

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Los personajes no son míos, sino del imbécil de Kishimoto.

Actualizaré cada quince días, por lo tanto, la próxima será el 24-11.

¿Dónde has estado?

Porque nunca te he visto marcharte.

¿Te estabas escondiendo de mi

en algún lugar de la multitud?

(Where have you Been? – Rihanna)

 

Capítulo Uno

(Cuatro Años después)

 

-¿Tienes que hacer algo esta noche, Sai-kun?-

La voz de Sakura, insinuante, le causó un escalofrío. Sai solo sonrió, y con una sonrisa igual de cómplice, le respondió que tenía planeado llevar a la chica mas linda del pueblo a una cena al restaurant de Musume Akimichi. Daba igual, a él ya no le importaba. Sasuke ocupaba todos sus sueños.

Averiguó su nombre por casualidad: le preguntó a Iruka-sensei si este había tenido por alumno a Uchiha Itachi, y el le respondió que no, que en realidad había sido maestro de su hermano menor, Sasuke, quien “había muerto” trágicamente la noche de la masacre del clan Uchiha, efectuada por el mismo hombre de las ojeras. Así fue que supo que Sasuke había sido compañero suyo durante unos dos o tres meses solamente, lo que explicara que no lo recordara. Sus años en la academia eran recuerdos tan... que prefería olvidarlos.

Pero eso no importaba ahora. Tenía que empezar a buscar a Sasuke. Había pasado tres años entrenando con Ero-sennin para ser lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a algunos akatsukis y sobrevivir al combate.

Cerró los ojos, estirando sus entumecidos musculos luego de practicar taijutsu pesado, y se preguntó como tantas veces dónde estaría el chico de sus sueños. Si pensaría en él.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Jiraiya estaba orgulloso de si mismo. Ya tres días manteniendo un perfil bajo para poder pasar inadvertido en Amegakure, donde se rumoreaba que se encontraba la base principal de Akatsuki. La seguridad era terriblemente estricta, pero había conseguido evitarla. Ahora, haciéndose pasar por un chunnin del lugar llamado Fuka Mijime, estaba reuniendo una gran cantidad de información sobre la Organización Criminal mas peligrosa de todas.

Hasta el momento no había visto a ningún individuo con capas negras y nubes rojas, pero nada. Lo único de lo que estaba seguro hasta el momento era que el dios del lugar, “Pein”, vivía en la torre mas alta de la aldea, sin que nadie jamás lo viera, enviando a sus emisarios para comunicarse con la Asamblea Gubernamental. Y que todos siempre colocaban algo de incienso en sus casas y negocios las vísperas de ciertas fechas, cuando el ángel de dios visitaba a las familias y hablaba con las personas, recibiendo agradecimientos y escuchando pedidos, para luego llevarlos a dios y que este enviara las órdenes necesarias para que la gente estuviera mejor.

El sannin legendario tenía que reconocer que, a pesar de la vigilancia y el absolutismo que imperaba en la aldea, la gente parecía estar bien. No había pobreza extrema, como en Konoha – el 12% de la población no tenía casa – el agua y la electricidad llegaban para todos, los sueldos eran estables y el trabajo alcanzaba para todos. Igualmente, la gente no tenía ni voz ni voto en ninguna toma de decisiones, lo que pasaba a equilibrar la balanza de los pro y los contra de semejante régimen.

Salió de nuevo a las calles, para comprarse algo de comer, y de paso visitar algun bar para recaudar información – si había mujeres bonitas, bonus – y regresar a Konoha. Pero se detuvo.

Cabello negro en picos, sonrisa alegre, ojos negros. Capa con nubes rojas.

Sasuke Uchiha. No existía error alguno.

Mas de una persona lo saludaba con una inclinación respetuosa, admiración brillando en sus ojos. Una muchacha le ofreció unos panecillos, sonrojada y temblando de emoción. El los aceptó sin titubeos, agradeciéndole su bondad.

Escuchó a un niño pequeño preguntarle a su madre quién era ese chico de cabello negro.

Es el protegido de Dios. Pein-sama le recibió en sus brazos y es uno de sus mas fieles servidores. El conoce a nuestro Dios, y ha hablado cara a cara con él. A veces, lo llamamos “El Segundo Ángel de Dios”.-

Curioso.

Su estúpido alumno estaba enamorado de uno de los lugartenientes mas importantes del líder de Akatsuki. Ese chico no solo era un imán para los problemas, sino que se enamoraba de ellos. Definitivamente, iba a escribir un libro sobre eso. Romance prohibido, encuentros fortuitos, litros de lujuria y un millón de escenas de alta temperatura. Ya podía imaginárselo. Ah, se haría rico.

El hermano de Itachi se giró a observarle, repentinamente serio. Jiraiya supo que había sido descubierto.

Sasuke se dio la vuelta, listo para marcharse, dándole una última mirada de reojo, inquisitiva y oscura. Y el viejo sannin tuvo que tomar una decisión rápida: dejarle marchar y comunicar la presencia de un intruso, arruinando su misión... o capturarle, llevarlo a Konoha para interrogar, encender la furia de “Pein” por capturar a uno de sus ángeles, y arruinar su misión de espionaje.

La misión se acababa de todas formas.

Así que optó por la opción mas estúpida, arriesgada y peligrosa.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Kakashi levantó la mirada, apartándola del décimo cuarto capítulo de “Icha Icha: Takutikusu” (Icha-Icha: Tácticas) para observar a sus tres alumnos entrenando.

Como siempre, Sai demostraba estar a la altura de su título – El mejor de los Graduados de su Generación – y ya dominaba unas cuantas poderosas técnicas de tinta. Sakura, la última alumna de Tsunade, la Quinta Hokage, estaba dándole un buen uso a esa fuerza tan destructiva que tenía.

Y Naruto...

Minato-sensei debía estar orgulloso al ver los avances de su hijo. Naruto se había convertido en un ninja muy fuerte y en el lider indiscutido del equipo, aun a costa de las quejas de Sai. Sakura había intentado, al principio, cuando Naruto regresó de su extenso entrenamiento con Jiraiya, trabar una amistad con el rubio, para compensar todos los desplantes que le había hecho en el pasado, pero el rubio se mostró indiferente a ellos. Y Kakashi entendió que Naruto ya no buscaba que alguien lo reconociera. Ni siquiera se mostraba desesperado por convertirse en Hokage. Ahora solo tenía un objetivo, sueño y deseo: encontrar a Sasuke Uchiha.

Sasuke Uchiha. El hermano menor de Itachi, su ex compañero de ANBU. Lo había conocido una vez. Un niño completamente encantador y adorable, de grandes ojos negros y piel tan blanca como la nieve. En su recuerdo aún permanecía ese tono de voz cuando pronunció “Niisan, ¿quién es el señor de cabello blanco?”. Un tono dulce, suave, carente de maldad. Inocencia pura. A cualquiera le gustaría ese niño. Pero seguía sin entender por qué Naruto, justamente Naruto, estaba tan obsesionado con él.

A Naruto le gustaban las mujeres de pechos grandes y buenas curvas. Era co-escritor con Jiraiya. Por un largo tiempo había estado enamorado de Sakura. Pero todo eso se desvaneció en un día. El día de esa misión en el País de la Hierba, cuando escoltaron a unos sujetos para construir un puente, si no recordaba mal. Si, había sido esa misión cuando las cosas cambiaron. Cuando Naruto se perdió en el bosque durante horas, y regresó casi entrada la noche, con la cabeza vendada y extrañamente silencioso y pensativo.

Desde ese día, Naruto había dejado de pelear con Sai, y de pedirle citas a Sakura. Y había empezado a entrenar con seriedad, escuchando consejos y diciéndose a si mismo que si se hacía fuerte, podría ir a buscar “al chico de los ojos negros”.

Tiempo después, luego del nombramiento de Tsunade, Jiraiya le contó quién era el amor platónico de su alumno. Le contó que Naruto llevaba un tiempo soñando con un par de ojos hipnóticos y profundos como dos pozos, y que en esa misión en el país de la Hierba se había roto el cráneo al caer y golpearse contra raíces, rocas y duro suelo, que el hermano menor de Itachi le había curado, para luego indicarle por donde salir del bosque y reunirse con su equipo, y que Naruto había reconocido en él los ojos que aparecían constantemente en sus sueños. Agregando luego su encuentro con Itachi Uchiha, y como este se había mostrado completamente sorprendido al saber que Naruto buscaba a su hermano menor.

Naruto se había enamorado del enemigo. Aunque este todavía no había demostrado serlo.

Observó el cielo, cubierto de nubes y amenazando con truenos la tormenta que se acercaba, preguntándole internamente a Minato qué debía hacer.

El águila, señal de que la Hokage quería verlo, le sacó de sus pensamientos.

-Bueno. Hasta aquí el entrenamiento de hoy. Nos vemos mañana a la misma hora.- se despidió, antes de esfumarse. Sakura y Sai se observaron extrañados, y se marcharon sin mas. Naruto permaneció quieto durante unos minutos, con un extraño cosquilleo trepándole por la espalda. ¿Qué pasaba?

En unos instantes, frente a sus pupilas dilatadas apareció la imagen fresca de Sasuke.

Sacudió la cabeza. No era mas que otro recordatorio de que le faltaba mucho aún por alcanzar su sueño.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Jiraiya de inmediato invocó a Gamabunta, listo para enfrentarse a Sasuke, quien había invocado a un lobo enorme para deshacerse del intruso.

Había emboscado al chico en uno de los sectores mas vacíos de Ame. La gente había huido, y solo eran ellos dos, en una batalla a contrarreloj. La lluvia aún no caía, por lo tanto, Jiraiya estaba seguro de que todavía Pein y su gente no sabían de la intromisión – un sujeto le había explicado que con la lluvia Pein sabía quienes estaban en la aldea – pero no tardarían en darse cuenta al ver que las personas estaban agitadas y que una pelea bastante destructiva por el apuro se llevaba a cabo al sur del pueblo.

No podía darse el lujo de presentarse y mostrar sus mejores ataques. Tenía que capturar al chico ya.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Naruto se dejó caer en su cama, e ignoró la pesada lluvia que comenzaba a caer, golpeando su ventana con furia. En el techo resonaba el inmenso diluvio que castigaba a Konoha con latigazos de agua y rayos.

A pesar de sentirse exhausto, algo le impedía dormir una buena siesta. Y no sabía qué era. El cuerpo le dolía, pero aún así quería ponerse de pie. Giró la cabeza hacia un lado, y abrió los ojos con sorpresa al reconocer aquel paquete marrón que Iruka le había dejado ayer por la noche. Tan cansado estaba que se había ido a dormir sin siquiera abrirlo, y luego se había olvidado por completo de él.

Con prisas, razgó el papel madera y se topó con un viejo álbum, bastante delgado. Fotos que Iruka se había sacado con sus alumnos de hacia unos años atrás, el primer día de Academia. Fotos de los alumnos que había tenido un año en particular.

Pasó las hojas, temblando sus manos. Haruno, Sakura. Nara, Shikamaru. Tomohima, Kazuo. Uchiha Sasuke. Uzumaki, Naruto.

Allí estaba. A la derecha, Iruka-sensei junto a el, un mocoso bajito y rubio, terriblemente emocionado porque acababa de entrar en la Academia Ninja, porque estaba un paso mas cerca de convertirse en Hokage. Y a la izquierda, estaba Sasuke. Sonriendo tranquilo, sin demostrar alegría de mas, la justa y necesaria. Sus ojos negros relucían hermosos, indescriptibles. ¡Cómo amaba esos ojos! ¡Cuánto más amaba al dueño de ellos! Ni siquiera lo conocía, pero ese encuentro en el bosque había bastado para que quedara rendido ante Sasuke Uchiha.

Cerró los ojos, perdiéndose en los pocos recuerdos que tenía de él.

Ah, casi sentía las nubes a su alrededor cuando recordaba haber descansado en su regazo. Un paraíso, y el durmiendo junto a un ángel.

Cayó en la inconsciencia, perdido entre un mar de recuerdos inventados, donde él era el protagonista junto a un chico de grandes ojos negros, llamado Sasuke.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Jiraiya sintió como su boca se llenaba de sangre, y no dudó en escupir. Diez metros adelante suyo, el chico pelinegro había caído de rodillas al suelo, desactivando el sharingan debido al cansancio.

El sol se ponía en el horizonte, y ambos seguían luchando, aunque no en Ame. Jiraiya había conseguido, en un intento desesperado al ver que mas de un ninja se movilizaba hacia ellos, llevar a Sasuke hacia otro “campo de batalla” usando un ninjutsu espacio-temporal múltiple (“teletransporta” a mas de una persona) que había aprendido durante su estadía en el Monte Myoboku. Ahora, estaban cerca de las fronteras del País del Fuego, aunque permanecían dentro de la jurisdicción de los del País de los Arrozales.

Esquivó con torpeza una gran bola de fuego que el contrario lanzó, y formando algunos sellos, bañó a Sasuke en aceite de sapo. Dudaba que el chico se arriesgara a utilizar jutsus de fuego ahora que estaba cubierto de una sustancia altamente inflamable.

-Buen movimiento, Jiraiya-san.-

Sasuke entrecerró los ojos. El no era precisamente un luchador. Prefería la medicina. Curar se le daba mejor que matar. Hasta el momento se había limitado a tácticas defensivas y algunos jutus de ataque para mantener alejado al sannin. Pero ahora la situación era diferente. El chakra se le había agotado, el mismo estaba exhausto, y se encontraba lejos de Amegakure. Konan-sama y Pein-sama seguramente lo estarían buscando, pero no lo encontrarían. Por el relieve y el clima, podría decir que estaba en los terrenos de Otogakure, en el país de los Arrozales.

Estaba lejos de Ame. Estaba lejos de su casa. Estaba lejos de su hermano.

Itachi, en realidad, estaba en Iwagakure, tras el Jinchuriki del Mono de Cuatro Colas. Desde hacia casi un año que no lo veía. Y lo extrañaba. Su hermano era inteligente y poderoso. Sabría como escapar del sannin. En cambio, él...

Intentó con un jutsu de agua, para intentar quitarse un poco el aceite, pero no funcionó. Necesitaba espuma. ¿De dónde demonios iba a sacar espuma?

-No podrás deshacerte de mi aceite, Sasuke-kun. Estas casi sin chakra, cansado y sin fuerzas para seguir luchando. Y lo entiendo, pues estoy igual. Hace tiempo que no tenía una lucha como esta. ¿Ya llevamos cuantas horas? Mas de cuatro, seguro. Así que ríndete.-

Apretó los labios. Si Jiraiya-san creía que se rendiría, estaba equivocado.

Comenzó a formar los sellos para realizar un jutsu de tierra, pero se detuvo. No le quedaba chakra. Tendría escapar usando taijutsu y armas.

Tomó de inmediato varios de los explosivos-origamis – tenían forma de pajarillos – que Konan-sama le había entregado, y se los lanzó de inmediato al hombre de cabello blanco. Las bombas explotaron inmediatamente. Eso lo distraería unos segundos.

Solo que no contaba con la presencia de otro enemigo.

Sintió un terrible pinchazo en su espalda, mas precisamente, en la zona del omóplato derecho. Con su mano intentó alcanzar la zona, encontrándose que tenía un kunai incrustado hasta la empuñadura.

Lentamente, se giró hacia el bastardo que lo había atacado de esa manera.

Sus ojos se abrieron. Luego los cerró, y suspiró. Debió haberlo previsto.

Estaban en los territorios vigilados por ninjas de Otogakure. Y el Otokage era un ex miembro de Akatsuki al que recordaba con escalofríos. Por supuesto que el hombre sabía quién era él, y por supuesto que había enviado a uno de sus mejores hombres para deshacerse del intruso.

Jiraiya-san lo había traído a la boca del lobo.

-Ha pasado mucho tiempo, Sasuke-chan-

-Si, ha pasado el tiempo. ¿Cómo estás, Kabuto?-

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Sakura y Sai entraron en elegantísimo restaurant de Momo Akimichi, vestidos acorde al lugar. Tomaron asiento en una mesa cercana a la ventana, donde todo estaba listo debido a la reservación, y esperaron a que el mozo viniera.

-Oye, Sai... ¿Realmente crees que ese chico exista?-

Sai alzó una ceja, confundido, hasta que comprendió a quién se refería Sakura.

-No lo sé. Naruto está tan empecinado con él... y hasta ahora no he escuchado a Kakashi-sensei decir algo al respecto, a excepción de un “Debes entrenar más si quieres ir tras él”. Así que puede ser... que realmente exista.-

La chica de cabello rosa suspiró. Naruto vivía entrenando solo para ser fuerte y encontrar a un misterioso chico. Ni siquiera sabían su nombre, pues Naruto jamás dijo nada al respecto, pero...

¿Quién sería? ¿Y por qué Naruto lo quería traer a Konoha?

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Sasuke observó a Kabuto sonreír con diversión.

-Estabas tan entretenido luchando con Jiraiya que no te percataste que llevo aquí un rato. Espero que el kunai en tu espalda no te moleste tanto. Su hoja estaba recubierta con veneno paralizador, así que no creo que puedas moverte demasiado.-

-¿Qué es lo que quieres? Si viniste a matarme, no estás haciendo gran esfuerzo.-

-¿Por qué querría matarte?-

-Tu dime-

-Si habría querido hacerlo, te abría apuntado al corazón con el kunai, y no lo habría bañado con paralizador. Solo te quiero quieto y callado, para que Orochimaru-sama obtenga lo que quiere de ti.-

Orochimaru. Recordarlo le causó un escalofrío. El hombre serpiente de ojos amarillos y lengua bífida. Había escapado de Akatsuki antes de que su hermano pudiera matarlo. Y no habían sabido demasiado de él, hasta que los rumores de que se encontraba en Otogakure puso en alerta a toda la organización, recibiendo todos la órden de: “Mátenlo si se cruza en el camino, pero no lo busquen. Hay cosas mas importantes que hacer.”

No pudo evitar caer de rodillas, sintiendo como sus piernas se volvían de gelatina, incapaces de seguir sosteniéndolo. Un cosquilleo apareció en las puntas de sus dedos, y rápidamente se extendió por los brazos. Y el cuello. Ya no sentía el kunai, pero sabía que aún estaba allí. Clavado hasta la empuñadura, atravesando su pulmón, y ahogándolo con su propia sangre. Maldito Kabuto.

Escuchó, a pesar de tener los sentidos embotados por el veneno y la herida, que las explosiones paraban. ¿Jiraiya-san estaría muerto?

Casi sin poder enfocar sus ojos, con la mirada turbia observó a Kabuto salir expulsado hacia unas rocas. No, Jiraiya-san no estaba muerto.

-Lo siento, chico. No puedo dejar que mates a Sasuke-kun. Tengo que llevarlo a Konoha. Si me disculpas...-

No supo que ocurrió después. Su visión se tornó oscura, y ya sin escuchar nada, cayó en la incosciencia.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Otro día más amanecía en Konoha.

Naruto, contra todos los pronósticos, despertó temprano y se preparó para el duro día que le esperaba. Iba a empezar un entrenamiento “especial” con Kakashi y con un extraño hombre llamado Yamato, aparentemente el tutor de Sai.

Tenía que desarrollar una técnica fuerte y efectiva. Algo a la altura de Akatsuki. Algo que le abriera camino hasta Sasuke.

No iba a descansar ni a perder el tiempo con jutsus tontos.

Terminando de tomar a las corridas la leche del cartón – antes de comprarlo se aseguró de que no estuviera cercana la fecha de vencimiento – salió de su departamento, extrañamente ansioso. Preguntándose por unos momentos que le pasaba, frenó y se obligó a calmarse. Un algo le hacía cosquillas en el pecho, donde su corazón tamborileaba con mas fuerza.

¿Qué pasaba? O mas bien... ¿qué iba a pasar?

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Tsunade suspiró, observando la montaña de papeles para firmar. Ser Hokage era realmente dificil. A veces se preguntaba como el viejo Sarutobi aguantaba todo eso a su edad.

De repente, escuchó un “croac” a sus espaldas. Un sapo verde y de ojos amarillos. Con letras rojas en su espalda.

Leyendo la información codificada, se tambaleó, completamente sorprendida.

-¡¡Shizune!!-

La mujer de cabello corto ingresó rápidamente a la oficina.

-¡Necesito que vayas lo más rápido que puedas hacia Kemurigakure! ¡Llévate a Genma, a Kotetsu y a Izumo contigo! ¡Busca a Jiraiya! ¡Apresúrate!-

Shizune no titubeó ni dudó. Salió casi corriendo, mientras Tsunade se dejaba caer en su silla, aún sin creer la información recibida.

-Jiraiya... no se si eres un imbécil o un genio. Lo que hiciste...-

-Tsunade-sama...-

Alzando la vista, se encontró con Ibiki Morino y con Anko Mitarashi.

-Me alegra verlos a ambos. Han llegado justo. Necesito que se preparen.-

Ambos ninjas se mostraron extrañados. Y antes de que pudieran preguntar.

-Lo verán en cuanto Jiraiya regrese.-

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

El viento sopló con fuerza agitando su cabello. De inmediato, Jiraiya se puso de pie y cerró la ventana. Los refuerzos que había pedido llegarían en cualquier momento.

Acurrucado en un rincón de la cama, Sasuke temblaba.

Jiraiya lo observó durante unos minutos, preguntándose cómo es que el chico estaba con vida. Itachi no había dudado en asesinar a sus padres y parientes. ¿Por qué el niño era la excepción? ¿Por qué estaba vivo? ¿Por qué se lo había llevado consigo a Akatsuki?

Muchas preguntas. Esperaba que el chico las respondiera algún día.

Mientras tanto, debía seguir aguardando la llegada de los refuerzos. Sasuke necesitaba un médico de calidad. No esa curandera anciana, que había empeorado al chico mas que curarlo.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Naruto se dejó caer al suelo, exhausto. Kakashi seguía leyendo su libro de tapas naranjas, fingiendo que no le prestaba atención.

-Creo que es suficiente por hoy, Naruto. Podemos seguir mañana.-

El chico de cabellos rubios asintió, y se arrastró hasta donde se encontraban las bolsas de dormir. El cansancio apenas le permitía mantener los ojos abiertos. Dormir sonaba tan bien.

Se dejó llevar por la dulzura del sueño, cayendo en una oscuridad profunda y sin sentido... hasta aterrizar en medio del bosque.

Observándose, vio que había regresado a la tierna edad de doce años. Vestía su chamarra naranja y azul, y unas vendas apretaban su cabeza.

Las aves cantaban, y la luz del sol se colaba por entre las ramas. Naruto sentía algo extraño, una ansiedad que le hacía temblar. Y todo desapareció ante sus ojos cuando por entre las sombras emergió la figura de Sasuke.

Lentamente, se fue acercando a él. Con sus ojos negros brillando y una suave sonrisa decorando su rostro. Se veía hermoso, perfecto.

Naruto también se acerco, tropezando y temblando. Hasta que estuvieron cara a cara. Sus narices casi rozándose. Sus ojos sosteniendo la mirada del otro.

-Sasu...-

-Lo sé. No tienes que decirlo. Si me das los motivos suficientes... puedo quedarme en Konoha, contigo.-

Sus labios se acercaron peligrosamente.

-Apenas te conozco, Sasuke, apenas se algo de ti... y yo...-

-Lo sé.- sus labios se rozaron, e inclinaron sus cuerpos para presionar el contacto y...

Y despertó.

Ni siquiera había amanecido.

-Maldición.- cerró los ojos con fuerza, deseando regresar al sueño. Justo cuando iban a besarse... ¿¡por qué demonios tenía que despertar?!

Apretando los dientes, y percatándose de que a pesar de estar cansado no iba a volver a dormirse, se alejó del improvisado campamento de Kakashi y Yamato, para dejarse caer en la rivera de un arroyo que surcaba el bosque, y observar las tranquilas aguas deslizarse por entre las rocas, siguiendo su camino para llegar a un río mas ancho y caudaloso.

Seguía sin poder explicarse cómo es que, con tan solo verle una vez, había calado tan profundo en su alma, mente y corazón. Cómo había hecho para meterse en sus sueños, adueñarse de sus pensamientos, y enredarse en sus proyectos.

Cuando se imaginaba ser Hokage, siempre aparecía él, a su lado, a veces como un ANBU, otras como un consejero. Cuando se imaginaba una vida de aventuras, a su lado caminaba el, comentando lo bonito del paisaje. Cuando se imaginaba con una familia, se alzaba su imagen, con sus ojos negros brillando, y un gato en sus brazos. No imaginaba niños, ni hermanos... si, de vez en cuando, a sus padres, pero el constante era Sasuke.

Era una locura. Era insólito. ¿De verdad existía el amor a primera vista?

-¿No es muy temprano para ti, Naruto? Ni siquiera ha amanecido.-

-Kakashi-sensei... ¿existe el amor a primera vista?-

El hombre de cabello blanco se sentó a su lado, y se tomó sus minutos para pensar, tirando algunas piedras en las aguas del arroyo y causando suaves ondas en su superficie.

-Si, existe. Tu eres la prueba viviente de ello.-

-Pero... ¿cómo es que me enamoré de él, si solo lo ví una vez hace... casi cuatro años? Ni siquiera tuvimos una conversación importante, ni nada por el estilo. ¡Se supone que es mi enemigo, además! Pero no puedo sacarlo de mi cabeza. Quiero encontrarlo, y traerlo conmigo a Konoha. Yo...- aspiró con fuerza, para calmarse un poco, y permaneció en silencio.

Kakashi lo observó en silencio durante unos minutos.

-El amor es inexplicable, Naruto. Nunca eliges de quién enamorarte, no puedes controlarlo. Llega cuando llega, a veces despacio e indetectable, otras como un golpe o un huracán. Solo hay que resignarse. El amor... es lo mas hermoso que puede sentir una persona. Es el sentimiento que perfecciona lo imperfecto, lo que transforma a un villano en un héroe y a un héroe en villano. Enceguece y te hace actuar de manera impredecible, estúpida. Pero aún así... es precioso. No te sientas mal por estar enamorado, Naruto. Si no te hubieses enamorado, ¿te habrías vuelto tan fuerte como ahora? Esa técnica que empezaste a desarrollar, ¿la intentarías dominar si no tuvieras el deseo de encontrar a ese chico? El amor nos hace muy vulnerables, eso es cierto, pero también nos da una voluntad y fortaleza impresionantes. Sigue amando.-

-No te imaginaba capaz de decir cosas cursis y profundas como recién, Kakashi-sensei.-

-Cierra la boca, mocoso.-

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

Apenas se presentó Shizune en su despacho, Tsunade se dirigió apresurada al cuartel de ANBU, mas precisamente, a las cámaras de interrogación.

Antes de entrar, se giró hacia Anko.

-Busca a Kakashi y a Uzumaki Naruto.- le ordenó a la mujer de cabello violeta. Esta asintió, y desapareció por los pasillos.

Tomó aire, y entró.

Jiraiya, desde una esquina, le sonrió.

-Tu que decías que iba a morirme y que mi misión sería un fracaso. Has perdido la apuesta, Tsunade.-

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

-Uzumaki Naruto, Hatake Kakashi. Tienen que venir conmigo.-

Naruto, de rodillas en el suelo por el cansancio, se puso de pie, extrañado. ¿Qué es lo que quería la vieja Hokage ahora?

El maestro de cabello blanco se limitó a cerrar su libro, y con unas señas se despidió de Yamato. Tomó a Naruto de su chamarra y lo arrastró consigo en dirección al pueblo.

-Si ha enviado a una ANBU a buscarnos... tiene que ser importante.-

Naruto se limitó a asentir, y siguió a su sensei por las calles de Konoha, algo vacías a esas horas de la mañana. Se inquietó un poco al ver que no estaban yendo hacia la torre de la Hokage, sino hacia otro lugar: el cuartel ANBU.

Cerró los ojos, dejándose guiar por su maestro, para no tener que ver hacia donde se dirigían. ¿Acaso había hecho algo malo?

Se detuvieron en un pasillo vacío.

Anko, que les seguía detras de ellos, les explicó lo que pasaba. Y por qué Tsunade los quería allí.

Naruto ahogó un grito, retrocediendo unos pasos al darse cuenta de lo que la mujer estaba diciendo. Sin escuchar a Kakashi, salió corriendo en dirección a la sala de interrogatorios nº 2.

Abrió la puerta de una patada, para sorpresa de todos.

El aire se escapó de sus pulmones como si le hubieran golpeado en el pecho. Todo dejó de tener un sentido en el mismo instante en que lo vio.

-Vaya, Uzumaki-san. Es algo descortés entrar de esa manera en una habitación. Usted no tiene modales en absoluto.-

Un par de grandes e hipnóticos ojos negros lo observaron con algo de diversión, a pesar de que la situación en la que se encontraba era completamente desfavorable para el.

Sasuke Uchiha estaba allí.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).