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Prisionero por Khandra

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Notas del capitulo:

Aki el siguiente capitulo espero lo disfruten.

-Te haré temblar!- Pronuncio con desden. Para posteriormente sonreír con gran malicia.


Sin apartar la mirada de su captor, comenzó a cuestionar se. ¿Había escuchado bien? Y ¿Que era exactamente a lo que se refería?


-¿Que pretendes? ¿Es que acaso tanta sangre te ha vuelto loco?- Pronuncio impaciente, mientras pretendía hacer uso de su fuerza para apartar al contrario de su cuerpo. Sin embargo todo su esfuerzo fue inútil, ya que las manos de su acompañante solamente se cerraban con mas fuerza sobre sus muñecas, simulando un par de tenazas.


-Suéltame!!!- Exigió el joven cazador. La muda respuesta de su captor, junto a su mirada seria, logro que finalmente se diera cuenta de que el otro al parecer hablaba enserio.


El castaño haciendo uso de mas fuerza de la que ya había empleado todavía, le sujeto sin rastro de piedad. Y al percatarse que su víctima comenzaba a dudar, no pudo evitar formar una mueca llena de placer en su rostro. Es que el verle así, débil e indefenso, provocaba en el un deseo incontrolable.


-Te enseñare sumisión. Te haré temblar y suplicar piedad. Solo por el placer de hacerte caer, Zero.- Y al momento su mirada borgoña adquirió un brillo intenso, demostrando al otro su gran sed por sangre.


-Nunca!!!- Escupió con sarna. Sin embargo, dentro de el, el miedo comenzaba a florecer. Y el miedo poco a poco comenzaba a convertirse en terror. Por que lo sabia, era perfectamente consiente de ello... no tenia escapatoria.


Con todo el valor que aun quedaba dentro de el, el joven albino, propino una patada en el costado derecho de su atacante, logrando que el agarre en sus muñecas desapareciera. El otro no lo esperaba, había resultado un tanto sorpresivo, mas sin embargo nada fuera de lo común. El esperaba pelea, ya que de lo contrario no tendría sentido someter al otro y su rebeldía solo lograba encender en el una intensa llama ya imposible de extinguir.


Aprovechando el descuido de su atacante, con suma rapidez el cazador se levanto de la cama y comenzó una carrera hacia la puerta de la habitación, en un vano intento por escapar. Todo fue en vano, puesto que, en cuanto estuvo apunto de tomar entre sus manos el pomo de la puerta, el otro le tomo por el cuello de la camisa y con fuerza sobre humana le lanzo nuevamente sobre la cama. Posicionándose nuevamente sobre el.


-Ya basta, déjate de tu estúpida broma.


Sin otorgarle una sola palabra, toma ambas manos de su ahora víctima y las posiciono sobre la cabeza de este, para apresarlas con una mano y tener la otra libre. Con fuerza y sin ningún reparo, tomo la camisa del joven y arranco todos los botones, dejando a la vista la blanca piel.


-Basta!- Grito el otro con desesperación. Intentando que el otro cesara, esperando que solo fuera un juego de parte del otro y deseando que aquello que comenzaba a formularse en su cabeza no fuese real.


-Yo nunca bromeo.- Respondió, para realizar la misma acción ahora con el pantalón de su prisionero. Arrancándolo del cuerpo contrario con brutalidad, hasta dejarlo inservible.


El joven albino no paraba de resistirse, moviendo su cuerpo, lanzando patadas al aire y gritando uno y mil insultos al otro.


El castaño harto de sus quejas, le propino un puñetazo en el rostro, lo que provoco que el perfecto callara a causa del embotamiento y el dolor intenso que el fuerte golpe le dejo. Prácticamente, era incapaz de moverse a voluntad, mucho menos pensar en otra cosa que no fuera el dolor y el sabor a sangre que repentinamente inundo su boca.


No fue consciente de en que preciso momento el otro, tomo su cuerpo y le posiciono boca abajo, en una posición nada decente.


Cuando fue nuevamente consciente de lo que sucedía, fue incapaz de creer lo que sucedía.


Se encontraba de rodillas al suelo, solo la parte superior de su cuerpo estaba sobre la cama y tras de si se encontraba el pura sangre, presionando con una mano su cabeza a la cama. Y el dolor le embargo de repente al sentir un invasor en su parte trasera, que con nada de cuidado entraba y salia, en un fiero intento por dilatar el camino. Reprimió un grito de dolor, no planeaba dar al otro tal satisfacción.


Suspiro aliviado al sentir que el invasor abandonaba su cuerpo, sin embargo poco fue el tiempo que sintió alivio, ya que inmediatamente pudo percibir el sonido de la cremallera de su agresor deslizarse lentamente y con el rabillo del ojo, observo como este retiraba de entre sus ropas su miembro erecto. Este se levantaba y palpitaba deseoso, mientras su dueño se ocupaba de brindarle un ligero masaje con la mano libre, para después comenzar a acercarlo lentamente a la entrada del peli plata.


-No!!!- Grito en un impulso, removiéndose fuertemente. Logrando solamente que su opresor le tomara de la cadera fuertemente, mientras se hundía aprisa dentro de su cuerpo.


Los ojos del prefecto se abrieron en desmesura, víctimas del dolor y el terror. No puede ser real, se repetía internamente, pero el dolor era tan real que resultaba imposible engañarse.


-Sácalo!! sácalo!!!- Gritaba desesperado, presa del pánico.


Y entonces el oji rojo comenzó un movimiento frenético, arremetiendo fuertemente contra el otro. Después de algunos minutos arremetiendo con brusquedad al sometido cazador, soltó sus manos.


El joven de ojos amatistas, solo reacciono a tapar su boca con ambas manos, mientras gruesos lagrimones brotaban de sus ojos. Intentaba aferrarse a las sabanas, en un vano intento por encontrar algún tipo de apoyo. El dolor era intenso, al sentir aquel potente y vibrante miembro entrar y salir en el sin contemplación. Le sentía enorme y caliente, y las manos en sus caderas marcaban un apresurado ritmo tortuoso.


El pura sangre harto de esta posición y al percatarse que su acompañante suprimía sus gritos, salio de el y sin ninguna delicadeza volteo el cuerpo contrario posicionándole del todo sobre la cama, para ser capaz de ver la mirada llena de dolor y miedo del contrario.


Y nuevamente invadió su cuerpo, fuerte, aprisa, anhelante y deseoso.


Y es que le deseaba, lo sabia. Después de ver nuevamente sus ojos después de tanto tiempo, lo supo, el deseo era grande. Su intención con la visita al principio fue solo molestarle un poco y burlarse de el, pero al tenerle de frente... una extraña llama creció en su interior.


Entraba y salia, buscando dentro de el un punto que lograra hacerle gritar. Deseaba ver el rostro del otro lleno no solo de dolor, sin no embargado por un placer intenso y humillante.


Y lo encontró, lo supo por que el cuerpo bajo el se arqueo presa de la sorpresa y de su boca abierta en desmesura un grueso gemido broto.


Sonriendo con sarna, comenzó a arremeter fuertemente aquel punto. Una y otra vez, aquel punto dentro del cazador, haciéndole perder la razón. Logrando que desesperados gemidos brotaran de el y que con fuerza encajara las uñas en sus hombros.


-Di mi nombre- Ordeno, dando con mas fuerza que antes en ese punto tan delicioso dentro del cazador, con fuerza y sin dejar de presionar, deseando entrar mas a cada instante.


El cazador solo podía emitir un grito sordo, mientras sentía como comenzaba a derramarse entre ambos vientres y en el culmine del éxtasis al sentir como el otro le llenaba con su esencia, grito con desesperación el nombre contrario.


-KANAME!!!


Sonriendo el pura sangre acerco sus labios al oído del cazador, para pronunciar una corta frase antes de retirarse sonriendo.


-Volveremos a vernos.


Y se marcho, dejando a un confundido, aterrado y humillado cazador en total soledad.

Notas finales:

Nos leemos mañana, si todo sale bien.


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