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Cinderella Syndrome -Two Shot- por lenkautatane27

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-¡En la invitación dice específicamente que todas las personas de la casa pueden ir a ese baile!-

Las hermanas sonrieron- Si, personas, no sucios donceles- masculló Gumi con una sonrisa cómplice mientras Miku trataba de no reírse.

-¡Niñas!- Grito Luka y se dirigió hacia Piko- Si limpias toda la casa, podrás ir con nosotras-

-¡Pero madre!- pusieron objeción Miku y Gumi cuando vieron a Piko esbozar una gran sonrisa.

Luka las miro fulminante; ellas sabían lo que significaba esa mirada- Piko les ayudará- finalizó y se retiró a su habitación.

El albino hizo unas cuantas reverencias feliz- ¡Gracias, señora! ¡Gracias!-

Un gato negro de ojos rojos miraba desde la escalera, esbozó algo parecido a una sonrisa.

 

Piko estaba cosiendo un vestido para él; era eso o no bailaría con el príncipe. Le costaba mucho, era simple, pero difícil.

-¡Hola Piko!- dijeron los dos ratoncitos con una sonrisa.

Piko se asustó mucho- ¿Ha-Hablaron?-

Kaito bajo de la costurera y se posó en el regazo de Len y se convirtió en humano- Si. Vamos a ayudarte con el vestido-

 

El vestido era de color celeste, algo ancho en la parte inferior.

-Muchas gracias amiguitos- agradeció Piko feliz- Tengo que ir a limpiar la casa y ayudar a Miku y Gumi, esperó verlos pronto- se despidió.

 

La casa brillaba de lo limpia que estaba.

-¡Niñas! ¡Bajen ya, el carruaje nos espera!- aviso Luka vestida formalmente.

-Ya, ya- Miku bajo junto a Gumi, ambas con vestidos iguales pero de diferentes colores, y uno que otro accesorio agregado.

-Vayámonos- Luka estaba a punto de cerrar la gran puerta, pero Piko bajo rápidamente.

-¡Esperadme, esperadme!- dijo algo agitado mientras bajaba apresuradamente la escalera.

Luka lo enfrentó seria- ¿A donde te crees que vas?-

- Al baile con ustedes, limpie toda la casa...-

La pelirosa sonrió con malicia- Oh Gumi...- llamó a su hija mayor y esta vino de inmediato.

Al ver al albino, sonrió de la misma manera que su madre- ¡Ese es mi collar!- grito y arranco el collar de perlas falsas que poseía el menor.

-¿Qué sucede?- Pregunto Miku entrando a la casa. Sonrió y se abalanzó al albino- ¡Ese es mi vestido!-

-¡No! ¡Paren!- suplicaba Piko, sin suerte alguna.

Después de unos minutos, tenía el vestido roto y rasguñado.

-Kurotane- dijo Luka y el gato sonrió como antes. Mojo sus patas en la tierra del exterior y se paseó por toda la casa- ¿Ves Piko? No has limpiado nada-

-P-Pero...-

-¡Te quedarás aquí y punto!- gritó con furia la pelirosa- ¡No tienes permitido salir de aquí hasta que nosotras volvamos!-

Las chicas le sacaron la lengua y se adentraron al carruaje que arrancó al instante.

 

Piko cayó al suelo con lágrimas en los ojos- No... Oliver...-

-Piko...- Len se le acerco y acaricio el rostro de su nuevo amigo.

-Mi vestido... Esta arruinado- se levantó y a paso lento se dirigió hacia el jardín trasero.

Se sentó en una banca junto a una fuente vacía y lloró amargamente- Mi única oportunidad de estar con el...-

 

Una figura apareció en la fuente; estaba sentada mientras comía un tomate despreocupadamente hasta darse cuenta de donde se encontraba- Oh-  giro su cabeza al ver al albino llorar- O-Oye... ¿Qué te sucede?- le pregunto con un tono dulce, pero algo forzado.

Piko se seco sus lagrimas- ¿Quien eres tu?-

El chico se levantó orgulloso, vestía una capa que le dejaba ver solamente su rostro. Se sacó la capucha dejando ver más detalladamente a un muchacho joven, rubio y de bellos ojos marrones- Soy Lui, tu hada madrina-

-¿Hada madrina? ¿No debería ser... Hado o duende?-

A Lui le salio una pequeña vena en la frente- ¡Soy un hada madrina, maldita sea!- le dijo algo enojado, suspiro- Estoy aquí para concederte unos deseos-

- Ya veo...-

- Y... ¿Que deseas desde lo profundo de tu corazón?- le pregunto dulcemente mientras se sentaba a su lado.

Una imagen se le vino a la cabeza, era del príncipe- Oliver...- susurro inconscientemente.

-¿¡Ese príncipe cachondo!?- dijo al parecer, con emoción- Ya veo, eres un doncel y quieres ir al baile- Piko asintió triste- Bien, te ayudare con eso-

-¡Piko!- Len y Kaito llegaron y se sentaron en la banca junto al albino.

-¿Quien es este sexi muchachito?- pregunto Kaito seductoramente.

Lui levantó una ceja- Ni se te ocurra rata-

-¡Soy un ratón, no una rata!- se defendió.

Len se palmeó la frente- Ay dios...-

 

El rubio mayor se levantó de un salto- Ustedes serán mis lindos caballos- dijo y sacó una varita dorada de su capa, meneo la varita en el aire y un brillo rodeo a los ratoncitos hasta convertirlos en majestuosos corceles blancos- También necesitamos un cochero- se agarró la barbilla y pensó, miró de reojo a su alrededor y encontró; un caballo- Perfecto- meneo nuevamente la varita y el caballo se convirtió en un hombrecito robusto, pero de buen porte- También necesitamos una carroza...- miro una calabaza y sonrió. Agito la varita y la calabaza creció, se volvió blanca y sus raíces alcanzaron a los caballos. Se convirtió en una hermosa carroza- ¡Ya esta todo listo para que vayas al baile!-

Piko tosió, llamando la atención del rubio- este... ¿Y yo?-

-¿Tu? Tu iras al baile-

-Pero, el vestido...- señaló la destrozada prenda.

Lui se palmeó la frente- Bien, hay vamos- dijo suavemente- Bibidi, babidi, Bu~

Piko empezó a brillar; su arruinado vestido fue tomando forma. Apareció uno completamente distinto al otro. El nuevo era de color blanco con varios volados en la falda, con un corcel que le recorría hasta el pecho, también poseía unas largas mangas detalladas, en todo el vestido, había encajes negros. En sus pies, poseía unos lindos zapatos de cristal blancos, y en su cabello poseía una rosa negra.

Piko se tapó la boca de admiración y abrazo por sorpresa a Lui- Muchas gracias...-

-Sabroso...- susurro, pero el menor no lo alcanzo a escuchar- De nada niño, ahora mueve tu trasero a la carroza y así podrás atrapar a tu principe- le dijo y palmeo la cabeza del albino- Oh, el hechizo de deshace al amanecer- su rostro cambio a uno de tristeza- Pero tu vida acabará, junto con el hechizo-

Piko no podía reaccionar de la sorpresa, una traicionera lágrima cayó de uno de sus ojos. Pero, igualmente sonrió- Con solo ver sus ojos, su radiante sonrisa, mi objetivo será cumplido. Gracias por todo Lui-



-Padre, todo esto es aburrido- le susurro Oliver a su padre León, que estaba cómodamente sentado en su trono.

El rubio mayor río- Hijo, este es un baile para que consigas esposa, y tengo un presentimiento que la elegidas hoy-

-Es agotador- suspiro el ojimiel.

-El baile comenzará. Damiselas, coloquense para poder bailar con el príncipe-

Miku y Gumi se estaban peleando por el 5 lugar en la fila, hasta que la peliverde ganó el lugar.

-Presentando a la princesa Ia-

 

Llegó el turno de Gumi para bailar, Oliver estaba sumamente aburrido. Ninguna de las damiselas les había atraído la atención.

-Ugh, esa no...- se habla a sí mismo el rey mirando con un poco de repulsión disimulada a la peliverde.

Después de dar unas vueltas, vio a lo lejos a alguien perdido.

Era una bella dama de blanco, perdida a lo lejos del salón. Su completa atención se dirigió a "ella", dejando a Gumi sola en la pista de baile.

 

Se dirigió a paso apresurado, embelesado completamente.

Tocó sutilmente el hombro de la chica. Ella se dio vuelta, mostrando sus ojos bicolores hermosamente brillantes, sonrió cuando vio al príncipe a su lado. Tomo una parte del vestido e hizo una sutil reverencia- Alteza...-

Oliver hizo lo mismo- Un honor conocerla...-

El peliplata río tiernamente- Piko, soy Piko- le dijo suavemente y su expresión cambió a una triste- Soy varón, un doncel...-

El rubio tomó su mano y la beso delicadamente ante la vista de todas las jóvenes curiosas y algunas enfadas- Es lo menos importante ahora, Piko-san-

-Dígame Piko por favor, Oliver-sama-

Sonrió con ternura- Entonces, a mi me dirás Oliver solamente ¿si?-

Piko asintió- de acuerdo-

-¿Podemos ir hacia el exterior? Tantas miradas molestan- dijo mirando de reojo a todos los presentes.

El doncel se sonrojo- S-Si, es bastante incomodo. V-Vamos-

-Adorable- Oliver lo tomo sutilmente de la cintura dirigiéndolo hacia el extenso patio trasero del castillo.

-Es ella- susurró León maravillado y encantado.

 

Había varios arbustos y un camino que dirigía hacia un lugar despejado, y a su alrededor se encontraban docenas de rosas blancas.

-Esto... Es hermoso- comento maravillado al observar el hermoso jardín.

-¿Verdad que si?- río al ver lo adorable que podía ser- Vamos ahí- lo tomó de la mano y se dirigieron hacia la plataforma blanca.

 

Sobre una mesita blanca, había un refinado violín de madera clara.

-Un violín...- susurro Piko al recordar los momentos con su padre, como tocaba junto a él y le enseñaba cada canción que admiraba.

-¿Sabes tocar?- pregunto curioso el rubio.

-¿Puedo?- Piko tenía una expresión tímida, Oliver asintió y tomó el violín entre sus finos dedos- Cantarella...-

 

~OwO~

 

Oliver aplaudió maravillado, el menor tocaba con sentimientos y destreza, además de refinamiento y dulzura- ¿Donde aprendiste a tocar?-

Piko dejó el violín en la mesa y se posó frente al rubio, sonrió tristemente y con melancolía- Mi padre me enseñó cuando era niño, antes de que muriera...-

-Oh, lo siento, no debí preguntar...-

-Estabas en tu derecho, no te preocupes- le sonrió para tranquilizarlo.

En ese instante, pasaba un violinista que estaba anteriormente en el palacio.

-¡Hey, Mikuo!- le llamo Oliver, captando su atención- Ven por favor-

El muchacho se acercó e hizo una reverencia- ¿Desea algo su alteza?-

-¿Puedes tocar una pieza por favor?-

-Encantado-

 

La pareja bailaba bajo la luz de la luna, mirándose a los ojos y concentrándose en la calidez del contrario, como si existieran solamente ellos dos.

Las campanas sonaron, marcando la medianoche.

-Príncipe...-

-Príncipe no, Oliver- le corrigió el rubio.

-Q-Queria hacerle u-una petición- bajo la mirada avergonzado- de seguro, después de que la diga no querrá verme más- pronuncio como pudo, las lágrimas comenzaban a salir y su garganta ardía- Igualmente, desapareceré...- susurro sin que Oliver le escuchara.

-¿Qué petición?-

-Déjeme tener mi primera vez con usted...- se preparó mentalmente y físicamente para el rechazo del príncipe.

Oliver quedó sorprendido, pero al fin proceso toda la información. Suspiro y sonrió con calidez- Seria un placer-



La habitación ardía en llamas, los cuerpos sumamente calientes friccionaban entre ellos, casi sacando chispas.

-¡Oliver!- Piko estaba sumergido en el placer, algo nuevo para el, y la ultima vez que lo sentirá.

-Piko...- Oliver movía con brusquedad su cuerpo, uniéndose con el peliplata hasta acabar en el.

Cayo rendido arriba del menor, exhausto.

Piko acarició suavemente sus dorados cabellos- te amo- se durmió por la actividad que lo había agotado esa noche.

Se recostó a su lado y lo abrazo-Yo también, espero que te quedes junto a mi siempre...-



Los rayos de luz solar se iluminaron en la cara del rubio, haciendo que despierte.

Palmo a su lado, queriendo encontrar a ese chiquillo que había robado su corazón desde la primera vez que lo vio en el mercado, siempre veía como el menor se escondía y lo seguía, pareciéndole de lo más adorable.

Pero, no encontró nada.

Se levantó bruscamente; ni un rastro de Piko.

Solo encontró una carta blanca junto a la rosa negra que el peliplata llevaba anteriormente en el cabello. Tomo temblorosamente la carta entre sus manos, abriéndola delicadamente.

 

Las lágrimas caían por su rostro; Piko se había esfumado.

Abrazo a la carta y a la rosa en su pecho, derrumbándose en la cama a llorar con desesperación.



Los años pasaron, exactamente dos, y Oliver entró en una depresión profunda. Unas marcadas ojeras yacían bajo sus rojos ojos por el llanto de cada noche. Ya no era animado como antes, no comía adecuadamente y se la pasaba en su habitación o en el jardín, apreciando melancolicamente las rosas blancas que le recordaban a su amado.

Su padre y demas amigos cercanos intentaron animarlo, pero nada podían hacer, Oliver ya no sonreía.

 

Un día, su cuerpo no pudo más contra el dolor, y cayó lentamente sobre las rosas, cerrando lentamente sus ojos y una pacífica sonrisa en su rostro.



Oliver se encontraba caminando por un verde prado, apreciando el cielo celeste que había arriba suyo.

-¡Oliver!- esa voz la reconocería en cualquier lugar del mundo.

Piko estaba parado en medio del césped, con un hermoso vestido blanco y una feliz sonrisa en su rostro.

Oliver solamente abrió sus ojos con sorpresa. Sin importar nada, corrió hacia el menor, estrechándolo nuevamente sus brazos. Esa calidez que tanto necesitaba volvió a él, ese aroma dulzón que provenía del menor, lo seducía como antes, no había cambiado nada.

Una pequeña interferencia surgió en el momento- ¡Mami, mami!-

Piko se separó del rubio y cargo a un pequeño niño peliplata, de hermosos ojos miel- Hiro, mi pequeño, el es tu padre-

-¿Papi?- miro al rubio y se tiró a abrazarlo.

Oliver sostenía al niño para que no cayera. No cabía su asombro y felicidad. Tomo a los dos peliplatas en sus brazos y los abrazo fuertemente- Esta vez, no dejaré que se vayan de mi lado nunca más...-

Piko abrazo a su familia- No nos iremos. Y esta vez, estaremos juntos para siempre-

 


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