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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaaa!

Uf, es un poco tarde para actualizar pero dije que subiría este cap el domingo y así lo haré Q.Q

Aquí un nuevo capítulo, este no lo he revisado así que porfavor perdónenme cualquier error ortográfico y por favor háganmelo saber. 


Muchos personajes aparecerán en este cap, pero quiero que le preseten atención a uno en especial, por favor pinchen el link que les dejaré a continuación. 

Link (OMG! Ese es Jared Leto de 30 seconds to mars en el video de Hurricane?) Si, lo es. Este personaje está inspirado en el hermoso y sensual Jared

Bueno, sin más les dejo el capítulo 10 

Gracias por leer n.n 

Un abrazo! 

Capítulo 10:“Scorpion”


  —Oye… —oí una voz juvenil que me intentaba llamar desde un lugar muy lejano—. Oye, chico… —No quería abrir los ojos, estaba cansado, necesitaba dormir un poco más—. Despierta de una vez… —la voz susurró aún más bajo, en mi oído. Una mano me sacudió.

   —¡A levantarse, hijos de puta! —Otra voz molestó en mis oídos, era ronca y tosca. Alguien me tomó con fuerza del brazo y me obligó a despertar y a levantarme del suelo. Abrí los ojos, pero de nada sirvió, apenas podía ver en la penumbra de ese lugar que jamás había visto. Algo me azotó contra la pared, pegando mi rostro y pecho contra ella. Estaba aturdido, algo frío chocó contra mi espalda. Demasiado frío.

   —¡Demonios! —grité al momento en que el chorro de agua me golpeó la espalda. Entonces desperté del todo e intenté apartarme, pero era demasiada la presión, demasiado fuerte como para poder moverme, prácticamente estaba estampado a esa muralla. Un dolor punzante me aplastó el dorso, parte de los muslos y me congeló la nuca.

Con dificultad, giré mi rostro y miré hacia un lado. Un chico de unos diez años estaba junto a mí, en la misma posición que yo, siendo aplastado por otro gran chorro de agua. Pero él tenía el rostro cansado y parecía estar a punto de desmayarse, de su nariz escapaba un poco de sangre que corría hasta sus labios, morados por el frío. Su piel estaba pálida y unas negras ojeras le cubrían los ojos  apagados. Él no hacía ningún esfuerzo por apartarse del agua que chocaba contra él.

   —¡No mires! —susurró la voz juvenil de antes a mi lado, pero la imagen que tenía ante mis ojos  era horrible, tanto que no podía dejar de verla.

El agua se detuvo y alguien se acercó a nosotros, era un cazador, lo reconocí por la cicatriz que tenía en su rostro.

Ah, entonces sí me habían atrapado.

Tomó de un brazo al pequeño niño, quién estaba a punto de caer inconsciente. El chico apenas pudo dirigir una mirada que rogaba misericordia a ese cazador que le tenía sujeto, pero no pareció surgir efecto. El hombre jaló al niño por el cabello y embistió, repentinamente, su rostro contra la muralla.

   —¿¡Q-Qué demonios estás haciendo!? —grité, al ver cómo el cazador volvía a tomar la cabeza del niño y volvía a estrellarla contra  el muro que ya había sido manchado con sangre que corría más líquida por el ladrillo por estar mezclada con el agua. Una y otra vez, le golpeó contra esa pared, salpicando sangre a todo lo que se encontraba cerca, incluyéndome. Yo estaba helado.

   —¡Detente! —grité más fuerte, pero él no hizo caso. Sólo se detuvo cuando la cabeza de ese chico quedó completamente destrozada. Una luz iluminó todo el lugar.

El cuerpecito delgado e inerte del niño cayó al suelo.

Me llevé las manos a la boca y aparté la vista.

Comencé a vomitar.

El cazador salió de la habitación junto a otros siete hombres, que habían estado sosteniendo las mangueras, semejantes a las que usan los bomberos. Dejaron el cuerpo del pequeño tirado en el suelo, como si se tratara de basura.

   —¿Estás bien? —una mano tocó mi hombro y yo la aparté nerviosamente y me moví hacia un lado, cayendo sentado al piso y rodeándome con mis propios brazos. Las náuseas seguían subiendo por mi garganta, mezclándose con las ganas de llorar que intentaba, sin mucho éxito, contener. Los escalofríos me recorrían una y otra vez, no sabía si por el frío que allí hacía o por lo que acababa de ver y seguía viendo. La cara de ese chico había quedado irreconocible—. Cálmate… —La voz se seguía oyendo, pero yo no podía ver nada con los ojos acuosos. La angustia me envolvió, como un manto de desesperación. No pude evitar las lágrimas que comenzaron a escapar sin control.

¿Qué demonios había sido eso?


Todo mi cuerpo temblaba, mis piernas, mis brazos, mis manos, mis labios. Incluso podía sentir el temblor llegar más a fondo y sacudir cada órgano revuelto. Algo se cargó en mis piernas, una mano levantó mi rostro y un golpe en la mejilla me cubrió de dolor. Tomó mi cara entre sus manos, obligándome a mirarle.

   —¡Tienes que calmarte! —la voz gritó. Alcé la vista.

 

Me había dado una bofetada, un chico que no aparentaba más de dieciocho años me miraba fijamente, intentando calmarme. Tenía el cabello en una extraña mezcla de colores entre castaño y cobrizo, dándole un aire miel. Era pálido y unas intensas ojeras le rodeaban los ojos que a primera vista me parecieron azules dentro del rostro famélico.

   —Me llamo Jack… —comenzó, hablándome con lentitud al notar que yo estaba al borde de un ataque de nervios—. Jack Walker… —tomó mis mejillas con más fuerza. Yo continuaba temblando—. Cálmate ¿Sí? Estás en la guarida de un cazador. Si sabes guardar silencio y no haces escándalos podrás sobrevivir, ¿me oíste? —asentí con la cabeza instintivamente—. Vamos, respira conmigo… —y comenzó a inhalar y exhalar profundamente, animándome a que lo imitara. Lo hice y al cabo de unos minutos mi respiración había vuelto a la normalidad.

Entonces, cuando por fin me había calmado, el dolor en mi espalda llegó hasta lo más profundo de mis huesos. Cerré los ojos, conteniendo el dolor.
   —Está bien… —El chico me tomó con suavidad y me obligó a recostarme en el suelo, con el pecho contra el cemento frío. Vi cómo, saliendo desde la oscuridad, más personas se acercaban, sin siquiera mirar el cuerpo del pequeño niño que aún seguía ahí, tirado. Eran alrededor de seis; una mujer con su pequeño hijo, una pareja de adolescentes y dos chicos más que por el parecido físico supuse que eran hermanos.

¿Quiénes eran todas estas personas?

   —Buenos días… —sonrió la mujer, sosteniendo la mano de su pequeño que tímidamente se acercaba a mí para mirarme con curiosidad. Su rostro estaba golpeado y un notable moretón le cubría el ojo izquierdo, de pupila verdosa. La piel pálida estaba casi igual de maltratada que la de su cara y en sus brazos se podían observar notables cicatrices. Ella y su hijo eran casi idénticos, ojos verdes y cabello rubio—. Mi nombre es Elise, él es Matt, mi hijo… —se presentó y el chiquillo saludó tímidamente con la mano izquierda—. Espero que nos llevemos bien.

   —Yo soy Frank y ella es Belle… —La pareja de lo que seguramente eran novios hacía su presentación también—. Llegamos aquí hace dos días.

   —Soy Chris y él es Dave… —Los hermanos eran los últimos en aproximarse a la pequeña multitud que se había formado alrededor de mí—. Llegamos hace una semana, más o menos —Las notables heridas en su rostro y brazos podían confirmar eso.

   —Me llamo Aiden...Aiden Rossvet —me vi obligado a presentarme yo también—. Llegué aquí…ayer, supongo.

   —De hecho… —Jack carraspeó la garganta. Él parecía el único que se atrevía a responder todas mis dudas—. Seguramente llegaste hace algunos días. Normalmente los cazadores drogan a los nuevos y los dejan dormidos por un par de días antes de llevarlos aquí.

   —Oh… —susurré, intentando sentirme asombrado ¿Por qué me deprimía tanto saber que había pasado tanto tiempo?

Una puerta se abrió estrepitosamente y dos personas entraron. Uno era un cazador y la otra una chica, una chica que no tardé en reconocer.

   —¡Te quedarás aquí, perra santurrona! —gritó el cazador, quién la sostenía por la muñeca doblada sobre su espalda, torciéndole el brazo. Le dio un empujón desde la puerta y la lanzó tan lejos y con tanta fuerza que la pobre pelirroja se golpeó de lleno la mandíbula contra el suelo, comenzando a sangrar. Elise corrió a socorrerla.

Me quedé en silencio, pasmado, observándola ¿Qué demonios hacía Claire aquí? Una pizca de felicidad asomó como una pequeña luz en mi interior, no estaba solo. Pero el enojo que llegó súbitamente fue superior ¿Por qué ella estaba aquí? ¡Yo había hecho explotar el puente!

   —Claire… —balbuceé, intentando controlar el huracán de emociones que se estaba dando dentro de mí.

   —¡Aiden! —gritó, con su dulce y ahora para nada serena voz en un sollozo que me pareció más a un alarido desesperado. Gateó hasta mí como pudo mientras intentaba secar las lágrimas y la sangre que escapa de sus labios, tiñéndolos de un lindo rojo que hacía juego con su cabello mojado que parecía oler aún a shampoo. Se abalanzó sobre mí y me estrechó en un abrazo, comenzando a llorar desconsoladamente—. ¡Perdóname! —sollozó contra mi pecho que comenzaba a mojarse con sus lágrimas. Vi las caras de todos los que estaban ahí, ellos nos miraban con ternura, pero no cualquier ternura. Una que dolía—. ¡No sé por qué he saltado! ¡Pensé que si te ayudaba podríamos contra esos cazadores, pero no vi venir las granadas! —Ella no paraba de llorar y gritaba como si la vida se le fuese a ir en ello. A nadie le molestó. Qué más daba, seguramente todos ahí ya habían llorado y gritado de esa forma.

Sólo atiné a corresponder el abrazo y susurrar automáticamente frases como “todo irá bien”, “tienes que estar tranquila” e incluso no me sorprendió el murmurar un “voy a protegerte” que ni siquiera pensé demasiado bien, pero ya lo había prometido. Al cabo de unos minutos que me parecieron eternos, la chica pasó de los gritos desconsolados a sollozos suaves que apenas se escuchaban en la oscura habitación y que le daban un aura aún más triste a todo ese lugar.

   —Lo siento mucho… —murmuró luego de un rato, separándose de mi abrazo y mirando a su alrededor—. Soy Claire… —Todos pronunciaron al unísono un “Hola, Claire” semejante a cómo se saluda a los nuevos en las terapias de alcohólicos anónimos, pero este saludo sonaba mucho más triste y mucho más real.

La puerta se abrió otra vez, un nuevo hombre entró y provocó que Claire y yo volviéramos a acercarnos, los dos nos recogimos en un rincón, asustados. Pero el tipo sólo pasó de largo y tomó por las piernas al cadáver que aún estaba a nuestro lado, logrando que Claire, al darse cuenta que estaba ahí, soltara un grito de espanto que la dejó al borde del llanto otra vez. El cazador se lo llevó, sin antes darle órdenes a otro que estaba a punto de entrar. La tensión podía sentirse en el ambiente, tantos hombres entrando y saliendo de esa especie de calabozo definitivamente no era algo bueno. Un pequeño río de sangre aún tibia era dejado por el cuerpo inerte del pequeño chico que había visto morir minutos atrás, le vi perderse tras la puerta, mientras el otro cazador se preparaba para entrar.

   —Ese niño va a volver —susurró Jack en voz baja, más para sí mismo que para los demás. No entendí a qué se refería.

El tipo que había estado esperando en la puerta entró y caminó hacia nosotros, junto a dos cazadores más. Una intensa luz iluminó todo el lugar, permitiéndome ver el rostro de todos más detalladamente, por primera vez. Los hombres se quedaron de pie frente al grupo, como observando e inmediatamente Elise y Belle se tensaron e intentaron, con cierta desesperación, moverse hacia el final de la automática fila que se había armado, como si quisieran pasar desapercibidas a los ojos de esos cazadores.

   —Esa… —dijo uno de los hombres, apuntando a Claire. La chica negó con la cabeza mientras instintivamente retrocedía.

   —Esa es nueva —La voz de Jack intervino. Le miré con más cuidado y noté que sus ojos no eran precisamente azules, sí lo parecían, pero tenían algo extraño.

   —Por eso mismo. Sabes que es para el señor Scorpion… —¿Scorpion? ¿Quién era Scorpion? El cazador se mantuvo firme en su decisión que yo aún no acababa por entender. Le dirigí una mirada confusa a Jack y él pareció entenderme.

   —Van a violarla —susurró, tan bajo que apenas yo pude oírle. Inmediatamente y antes de pensarlo si quiera ya me hallaba frente a Claire, cubriéndola con mi espalda e impidiendo el paso entre ella y los cazadores.

   —N-No pueden hacer eso —balbuceé como pude, mientras notaba cómo la chica se aferraba a mi hombro y de esta forma me hacía sentir un poco más valiente—. E-Ella solía ser monja… —intenté apelar a su moral, lo que obviamente no funcionó. Los tres hombres comenzaron a reír entre ellos.

    —¡Mejor así! ¡Al señor Scorpion de seguro le gustará la idea de un juguete nuevo! —No sabía quién era, pero ya comenzaba a odiar a ese tal Scorpion—. ¡Muévete, cabrón! —Uno de ellos me golpeó en la mejilla sin previo aviso, obligándome a tambalear y a girar el rostro. No sé cómo demonios seguí en pie.

   —Déjame hablar con ese tal Scorpi… —Otro golpe ahora en mi estómago me hizo retorcer y caer al suelo. La pelirroja intentó auxiliarme, arrodillándose junto a mí y en ese momento los otros dos hombres intentaron tomarla. Ella pataleó y gritó desesperada, entre sus alaridos dijo que prefería estar muerta y rogó porque la mataran antes de hacerle cualquier cosa. Los hombres, en un acto de crueldad, empezaron a desnudarla, rajándole el vestido color negro, provocando que la cruz que colgaba de su cuello cayese rota al suelo. Me levanté e intenté apartar las sucias manos de los cazadores de ella. Otra vez, una serie de golpes me recibió, pero yo me mantuve allí, gritando e insultando, intentando de todas las formas posibles volver a ella e intentar evitar lo que parecía inevitable. Les mordí, los arañé, les golpeé en las costillas, pero aun así no cayeron. Ellos me golpearon, me patearon en el piso y sentí cómo la respiración se me cortaba por esos golpes en mi estómago, sentí mi pecho oprimirse y mi corazón a punto de explotar. Jack también intentó ayudarnos, pero fue rápidamente reducido. Era un caos, un espectáculo digno de una pelea callejera, con la estatua del cuerpo de Claire, como Helena en  medio de todo el caos, forcejeando por intentar escapar [i]

Una bala resonó en todo el lugar.

   —¿Qué es lo que está pasando? —Una voz grave se coló desde la puerta. Todo se detuvo como por arte de magia. Un hombre junto a otros cazadores nos miraba a todos, notablemente enfadado. Estaba sin camisa y en su pecho, abdomen y brazos se alzaban dignos un montón de tatuajes con palabras y símbolos que me eran difíciles de entender, su cuerpo lucía duro, como si lo hubiese trabajado mucho y tenía un aspecto rudo y fuerte. Sus ojos eran azules, pero estos estaban enfurecidos y casi parecía que iba a salir fuego de ellos. Pasó su mano sobre su cabello rubio y corto, exasperado.

Él no tenía cicatriz en el rostro.

Me lanzó una mirada fulminante, haciéndome temblar.

   —¡S-Señor Scorpion! —balbucearon con torpeza los tres hombres, mientras se formaban en una fila y hacían un saludo militar. EL rubio dirigió una pistola en nuestra dirección y sin titubear disparó. El hombre que me había golpeado primero cayó al suelo, muerto.

«Va a matarme» pensé.

   —Pregunté… —repitió, con lentitud—. Qué es lo que está pasando.

   —¡Í-Íbamos a tomar a esa chica para usted! —gritaron los dos cazadores restantes al unísono, apuntando hacia Claire—. ¡Pero ese chico de ahí se opuso y…! —Dos balas más silenciaron todo. Los había matado a los dos.

   —Trío de inútiles —Scorpion terminó la matanza con esa célebre frase, sin que un músculo se le moviera en el rostro. Comenzó a avanzar hacia nosotros.

Otra vez posicioné a Claire tras de mí y esperé. Cada paso que él daba era uno que las demás personas que estaban ahí retrocedían, asustados.

   —¿Por qué te esfuerzas tanto en defenderla? —preguntó en el momento en que sus ojos se clavaron en los míos, sosteniendo una mirada incómoda que me hizo temblar por dentro.

   —Ella no merece esto —dije, intentando ocultar el miedo en mí voz.

   —¿Y tú sí? —preguntó, inspeccionándome de arriba abajo

   —¿Q-Qué?

   —¡Llévenme a ese! —ordenó, dando media vuelta y saliendo de la habitación. Me quedé helado en mi lugar, sin saber qué hacer.

   —¡No, Aiden! —La voz de Jack me obligó a reaccionar y caer en cuenta del error que acababa de cometer ¿O no lo era? ¿No le prometí acaso que iba a protegerla? Los cazadores que se encontraban con Scorpion me tomaron entre forcejeos y me arrastraron fuera de la habitación. Claire empezó a llorar, mientras intentaba llegar hasta mí, pero fue detenida por las otras dos mujeres que estaban ahí.

Mis gritos fueron callados por el inmenso silencio que había en el lugar, mis golpes fueron retenidos por los cuerpos de las fuertes moles que me tenían preso. Fui arrojado dentro de una habitación, una muy cálida y cómoda habitación. Ahí estaba él, Scorpion me miraba con cierta fascinación en los ojos.

   —Quítate la ropa —ordenó.













[i] “Cómo Helena en medio de todo el caos, forcejeando por intentar escapar” referencia al “Rapto de Helena”, parte de la mitología griega.

Notas finales:

Pobre Aiden :( Por favor no me odien u.u prometo no ser tan dura con él :3  (Aunque agregué la advertencia Violación,no sé hasta donde pueda mantener mi promesa)


Como siempre, sus consejos, críticas, o preguntas a los personajes, si les gusto o si no, déjenlo todo en un lindo review :3 



LES DESEO UNA FELIZ NAVIDAD! :3 Espero que todos disfruten con su familia y entreguen mucho amorsh

Un abrazo a todos! 


Nos leemos pronto n.n 


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