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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaaa :D

Llegué un poco atrasada pero aquí estoy con este capítulo ''Especial'' Conocerémos a un nuevo personaje y porque no, un poco más sobre la historia de Scorpion :D

Ok hice demasiado spoiler...como siempre si notan algún error háganmelo saber n.n 

Un abrazo!

Capítulo 15: "Cuervo" 



Recuerdo haber tenido un nombre alguna vez, pero poco importa eso ahora. Me llaman Cuervo, me gané ese nombre, no es el mejor nombre pero lo he hecho valer dentro de mi mundo. Soy un oportunista, me gusta aprovechar cada situación que se presenta para llevarla a mi favor y fue así como obtuve este título. Actualmente lidero el cuarto escuadrón de los llamados cazadores dentro de esta inmunda región.

Me reclutaron antes de que el ataque comenzara ¿O acaso no se habían dado cuenta que toda esta mierda fue planificada? Siempre es así, las casualidades no existen, los accidentes biológicos tampoco. Mi entrenamiento duró aproximadamente tres meses, donde cientos de hombres y yo nos preparamos para matar, torturar y establecer nuestro propio régimen, por muy caótico que este fuese. Todo a cambio de mantener el orden.

No necesitábamos saber sus razones.

No necesitábamos pedir explicaciones.

Sólo debíamos hacer nuestro trabajo.

Bajo a esa mentalidad y luego de varias capturas de personas que intentaron escapar, llegamos a la frontera entre Canadá y Estados Unidos, atrapamos a un par de imbéciles y nos quedamos con el más débil. Ese era nuestro sistema de adiestramiento, tomar al hombre más frágil y enfermizo, hacernos de su voluntad y, si se presentaba la oportunidad, volverlo un maldito demonio sediento de sangre. Después de todo, necesitábamos formar un ejército más grande, lo suficientemente poderoso para cuando el verdadero caos se desatara, estábamos avisados y por eso nos esforzamos en crear seres inhumanos para luchar nuestras causas y salvarnos a nosotros mismos.

Y por supuesto, después de un tiempo todos nos volvimos igual de inhumanos que nuestras creaciones.

Noah Rousseau era el nombre de aquel débil chico que Cuervo había capturado en la frontera. Yo en ese tiempo era sólo un peón, un simple soldado que obedecía las órdenes de un líder depravado y sádico encargado de convertir a los prisioneros en bestias, el encargado de quebrar sus voluntades y sus mentes.

Por las noches, mientras hacía guardia fuera de los calabozos, solía escuchar a Noah llorar. De entre todos los prisioneros que teníamos allí, él era el preferido de Cuervo. A él era al que más golpeaba y torturaba, a él era al que más sometía y violaba cada vez que tenía oportunidad; su piel fue la que cortó, dejando innumerables cicatrices que después ayudé a cubrir con aquella cantidad exagerada de tatuajes que pintan su cuerpo ahora. Cuando llegó, pensé que ese pobre chico moriría en menos de un par de días; la cantidad de droga que le habían inyectado era lo suficientemente fuerte como para matar a un oso. Pero Noah sobrevivió e incluso, se resistió a morir desangrado aquella vez que el líder cortó sus muñecas.

Y entonces, con el tiempo, poco a poco noté cómo Noah dejaba de llorar.

Las torturas para él se hicieron más fuertes entonces. Recuerdo que en ese tiempo, solía apostar con mis compañeros, intentando adivinar cuánto más soportaría, cuánto más duraría viva aquella revelación que había llegado más lejos que cualquiera de los prisioneros que habíamos tenido. Una pequeña parte de mí siempre deseaba perder la apuesta.

En una ocasión, Cuervo le clavó un lápiz en la garganta y le obligó a cantar mientras la sangre le escurría por el cuello. Aquel día perdí mi segunda gran apuesta. Estaba claro que el chico era más fuerte de lo que aparentaba.

La última vez decidí no apostar y simplemente me resigné a ver cómo el chico moría. Cuervo se había aburrido de jugar con él y, al ver su resistencia y notar que era más fuerte que cualquiera de los presos, le vio como una amenaza y decidió matarle, frente a todos. Anunció un verdadero espectáculo e incluso mandó a traer una sofisticada y antigua arma de tortura para ese día. Pero lo impensable pasó y esa noche la situación se descontroló y de pronto, ambos se encontraron forcejeando para no caer dentro la doncella de hierro que habían instalado en medio de calabozo y que se suponía sería la tumba del chico. Pero no, el muy cabrón había decidido no morir esa noche, Noah empujó a Cuervo y le obligó a entrar en la doncella, cerró las puertas ante los atónitos ojos de todos los que estábamos ahí y se quedó a escuchar las súplicas. Lo recuerdo, recuerdo el rostro de Noah cuando encerró al hombre que le había arruinado la vida, recuerdo cómo cerró los ojos para oír con más deleite hasta el último gemido, hasta el último grito que apagó la vida del líder.

En ese momento me di cuenta; del pobre chico que había llegado hace tan poco tiempo no quedaba nada, absolutamente nada.

Habíamos creado un verdadero monstruo.

Él había matado a Cuervo y fue entonces cuando ganó toda mi admiración. Muchos de los cazadores y, sobre todo yo, odiábamos al líder y Noah se convirtió en esa especie de héroe que se había encargado de acabar con él. Según nuestras reglas, Noah debió haberse quedado con el título de Cuervo y debió haberse transformado en el nuevo líder del escuadrón, pero no, ese cabrón no respetó las reglas, él decidió irse. Se marchó junto a un puñado de armas y una docena de hombres que le siguieron como a un Dios.

Fue así como llegué a ser líder, me vi obligado a asumir el título de Cuervo. Supongo que le debo eso.

No fue hasta hace algunas semanas que volví a saber de él.

Ahora su nombre era Scorpion. Me gustan los escorpiones, son criaturas silenciosas que se ocultan en la oscuridad; pequeños, pero increíblemente letales y si les jodes la vida, te siguen hasta saber que su veneno ha llenado tus venas.

Adorablemente esa descripción calzaba perfectamente con él.

Llevaba en mis manos aquella libreta que había recogido de entre unos escombros, en la primera página podía leerse el nombre Aiden Rossvet y supuse que algo tenía que ver ese nombre en todo esto. La guarida de Scorpion había sido atacada y alguien había salido vivo de allí. Jamás había pasado algo parecido.

Abrí la puerta sin llamar y me encontré con el caos dentro de su habitación. Las sillas se hallaban en el piso y la biblioteca estaba ladeada, a punto de caer, como si un huracán hubiese pasado por ahí. Típico de Scorpion, sabía perfectamente que ese desastre lo había generado él. Un cuerpo de un joven estaba en el piso; presentaba múltiples golpes en todo el rostro y cuerpo, sin contar las pequeñas heridas con sangre coagulada en lugares estratégicos, que causaban mucho dolor pero que no terminaban de matar. Pasé por encima del chico y sin quererlo, pisé una de sus manos con mi bota, logrando que de su boca escapara algo parecido a un gemido moribundo. Pobre, aún estaba consciente.

   —Cuervo… —Scorpion miraba por una ventana hacia el campo abierto por donde habían escapado. Dejé caer la libreta sobre su escritorio.

   —Quizás este Aiden Rossvet tenga que ver con ese escape de reclusos… —comencé. Él volteó rápidamente hacia mí y tomó la pequeña libreta entre sus manos y comenzó a hojearla distraídamente—. Pero eso ya lo sabías, ¿no?

   —No sé de qué hablas… —dijo, deteniendo su dedo en uno de los párrafos para leer su contenido.

   —Hablo de que jamás había escapado alguien de este lugar… —Él, en repuesta, clavó su mirada sobre mí y sonrió—. Me han enviado a investigar, ¿sabes?

   —Mmm… —Scorpion cerró la libreta y la dejó sobre el escritorio—. ¿Quién?

   —ELLOS. ELLOS ha dicho que…

   —Puedes decirle a ELLOS que se meta su investigación por el culo… —habló groseramente como siempre lo hacía cuando estaba de mal humor. Entonces me di cuenta de algo.

   —¿Les has dejado escapar, no? —Él guardó unos segundos de silencio y sus ojos azules me recorrieron de arriba abajo, inspeccionándome, como siempre lo hacía.

   —Sí —soltó, tranquilo. Él no sabía en el problema que se había metido. Se sentó en su silla, desenfundó un cuchillo de su cinturón y comenzó a jugar con él, enredándolo y pasándolo entre sus dedos—. Estaba aburrido y esto hará más divertidas las cosas —sonrió, con malicia.

   —Y dime, Scorpion… —apoyé ambas manos sobre su escritorio—. ¿Quién demonios es Aiden Rossvet? —solté lo que había estado guardando durante toda nuestra conversación. Sentí una leve punzada cuando su cuchillo se clavó en una de mis manos y se hundió en el músculo. Sonreí ante tan delicado gesto.

   —No me digas, ¿estás celoso? —preguntó, mirándome a los ojos. Asentí con la cabeza ligeramente. Scorpion, el chico que era menor que yo, un poco más alto y últimamente más fornido, se puso de pie, me rodeó y se acercó a mí sin retirar aún el cuchillo que seguía clavado en mi mano que ya comenzaba a sangrar. Sus labios rozaron el lóbulo de mi oreja para morderla con fuerza—. Es un chico que llora mientras lo violo… —resopló sobre mi oído y mordió mi cuello—. Llorará más cuando note la marca que le he dejado… —sus manos me tomaron por la cintura y su cuerpo se pegó al mío. Una sonrisa asomó de mi rostro al sentirle tan duro—. ¿Cuándo podré hacerte llorar como a él, pequeño hijo de puta? —me tomó del cabello y lo jaló hacia atrás, pude notar como algunas hebras oscuras quedaron atrapadas en sus dedos—. ¿Cuándo veré tus ojos oscurecer por las lágrimas hasta quedar completamente negros? —Entonces, quitó el cuchillo de mi mano y de pronto vi su filo frente a mi ojo izquierdo; lo enterró ahí sin titubear, mientras ceñía su cadera contra mi cuerpo, jadeando contra mi cuello.

   —A-Ah, joder… —Un gemido de placer salió de mi boca al sentir la sangre saliendo de mi ojo y cayendo por mi mejilla. Era delicioso, pero no era suficiente.

Tendría que intentar con algo más fuerte que eso si quería lograrlo.  

   

   

Notas finales:

Les ha gustado? No? Críticas? Comentarios o preguntas a algún personaje? Dejenlo todo en un lindo -O no tan lindo- review :3 

Gracias por leer n.n

Saludos :3 


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