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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaa, querubines n.n 

Lamento muchoo no haber actualizado en tanto tiempo! La verdad...la primera semana en la que no actualicé fue por que tenía muchos trabajos y pruebas en la universidad y no tuve tiempo para escribir y en la segunda semana se vino un terremoto en Chile que me hizo preocuparme de otras cosas (Mi mamá estaba vacacionando JUSTO en el epicentro y eso me tuvo de los nervios varios días) 

Espero que las/os que también son de Chile estén todos bien. 

Y bueno...todo este rollo me ha tenido bien desmotivada para escribir, pero al parecer ayer volví y logré terminar este cap que me ha costado tanto hacer '-' Espero que les guste. 

Haré todos mis esfuerzos por actualizar el domingo...si no, será el prox miércoles. 

Como siempre, si encuentran algún error háganmelo saber. 

Gracias por leer (Y esperar el cap) 

Un abrazo :) 

Capítulo 59: “Traición”


Allen encendió y apagó el encendedor por enésima vez y eso me hizo rechinar los dientes de pura rabia. No sabía qué me molestaba más, estar ahí atado de manos escuchándole hacer eso una y otra vez, o que el encendedor que sujetaba en sus manos le perteneciera a Ethan. Él pareció darse cuenta y apartó su atención para clavar sus ojos negros sobre mí.

No dijo nada, solo sonrió.

Quise darle un golpe en la cara, pero estaba maniatado. Allen era un traidor, él, su hermana y Jacob nos habían engañado y nos habían tendido una trampa. Cuando él y los demás cazadores llegaron no tuvimos nada que hacer. Nos habían atrapado.

Cerré los ojos para evitar su mirada, pero cuando oí el paso de otra camioneta corriendo al lado de la nuestra volví a abrirlos, buscando. Ethan no estaba adentro. Volví a cerrarlos e intenté contener la angustia. ¿Él estaba bien?

Los recuerdos de lo ocurrido hace tan sólo unos minutos atrás no dejaban de repetirse en mi cabeza:

   —¡Sabía que algo estaba mal contigo! —gritó Ethan—. ¡Sabía que eras un maldito cazador! —No le importó si Allen estaba armado o no, apenas le vio corrió hacia él y le saltó encima para darle un golpe en la mejilla que hizo al albino tambalear y soltar su arma. Un tenso silencio se formó en todo el lugar, los hombres que llegaron junto a Allen no hicieron nada, Eve tampoco, ni tampoco los cazadores que estaban con Jacob—. ¡Eres un hijo de puta! —La voz escapó desgarrada por su garganta, Ethan estaba frustrado y le entendía, estaba aterrado y le entendía. Seguramente quería partirle la cara a Allen y lo entendía, lo compartía. Nos había engañado, nos había traicionado a todos. Ethan le agarró por el cuello de la chaqueta y lo elevó varios centímetros del suelo. Yo estaba enojado, pero él debía estar enfurecido. Era difícil asimilar que fuiste engañado tan descaradamente, es difícil de admitir el que te vieron la cara de idiota, pero creo que era más difícil para él darse cuenta de que siempre tuvo la razón respecto a alguien.

Ethan sabía quién era Allen, lo intuía. Y yo no le creí.

Llevé las manos a mi cabeza y jalé de mis cabellos con nerviosismo, sin entender nada. Jacob dejó escapar una risa burlona a mi lado, aún estaba siendo amenazado por Steve pero eso no parecía importarle. Demonios, debí haber confiado en Ethan, debí haber confiado en lo que me decía. Quizás nunca quise creer que Allen y Eve eran malas personas. Después de todo ellos me rescataron y…

Pero eso también fue una mentira, ¿No? ¿Desde un comienzo?

¿Todo estaba planeado?

¿Desde cuándo nos estaban siguiendo?

Mi cabeza estaba a punto de estallar. Eran demasiadas preguntas y quería responderlas todas.

Allen tomó la mano de Ethan que sostenía su camiseta y la apartó con brusquedad en un movimiento rápido, levantó el puño y le devolvió el golpe. Incluso desde donde yo estaba pude oír crujir el mentón de mi amante. El impulso con el que Allen le golpeó fue suficiente para hacer volar a Ethan varios metros y hacerlo estrellar contra un vehículo.

Ahora comenzaba a darme cuenta de que Allen también  tenía una fuerza sobrehumana. No sé cómo demonios pude tragarme la mentira de que él y su hermana eran cinta negra.

   —¡Sí! —Allen dejó escapar un grito de celebración—. ¡Se siente bien no contenerse! —corrió hacia Ethan a una velocidad pasmosa y empezó a patearle en las costillas. El pelinegro soltó un gemido ahogado. 

   —¡Ethan! —Sin pensarlo demasiado, corrí hacia ellos e intenté detenerle. Me abalancé sobre la espalda de Allen y le atrapé con mis piernas—. ¡Déjalo, maldita sea! —Allen se detuvo y sujetó mis piernas en sus caderas, apretando mis muslos con fuerza—. ¿¡Q-Qué haces!? —grité e intenté soltarme, había sido un error—. ¡Déjame bajar! ¡E-Ethan! —me impulsé hacia atrás y mi cuerpo intentó caer al suelo, pero mis piernas amarradas involuntariamente a su espalda y caderas no me dejaron caer por completo—. ¡Bájame, maldita sea! —Allen comenzó a caminar conmigo a cuestas, sin importarle mis alegatos. Recuerdo que  me reincorporé sobre su espalda y le arañé la cara varias veces, pero a él no pareció molestarle siquiera. Poco a poco vi cómo la camioneta estaba más cerca y Ethan cada vez más lejos.

   —Denle una paliza, pero no lo maten —le dijo a uno de sus hombres antes de arrojarme al vehículo, obligándome a entrar. Vi cómo en ese momento Eden, Jack, Sam e incluso Steve corrieron hacia los hombres de Allen e intentaron detenerles cuando se abalanzaron sobre Ethan. Pero mis amigos no contaban con algo.

Todos esos hombres eran como Ethan. Eran como Allen.

No pudieron hacer nada. Yo tampoco.

   —Deja de preocuparte por él —dijo Allen, sacándome de mis recuerdos. Le dediqué una mirada punzante y él sonrió, acercando su rostro a mí—. Lo necesitamos vivo de todas formas —susurró.

Le escupí en la cara.

   —¡Mentiroso! ¡Eres un jodido mentiroso, Allen! —grité, soltando toda la furia que había estado conteniendo—. ¿¡Por qué estás haciendo esto!? ¡Creí que éramos amigos!

   —Me hubiese gustado que esto no terminara de esta forma, Aiden —dijo y un escalofrío me recorrió la espalda. Esas fueron sus últimas palabras antes de largarse luego de que intentara culpar a Ethan por la muerte de Ian.

Así que a eso se refería.

Dirigí la vista al suelo y miré mis manos atadas. Estaba furioso, pero también estaba triste.

La traición dolía más de lo que pude haber imaginado.

   —¿Tú mataste a Ian, verdad? —pregunté.

   —Tuve que hacerlo —respondió, a secas.

   —¿¡Cómo pudiste!? —grité y la ira me invadió otra vez como una ráfaga que arrasó con mi cuerpo. Por un momento, tuve la ligera esperanza de que él lo negara—. ¿¡Cómo pudiste hacerle eso a Ian!? —acerqué mi rostro al suyo y le grité en la cara.

   —De todas formas él no quería vivir —se encogió de hombros y llevó una mano a su pecho, fingiendo sentirse ofendido—. Siempre estaba quejándose de cómo había muerto su familia y…

   —¿¡Y eso a ti qué demonios te importa!? —interrumpí e intenté abalanzarme sobre él y lo hice, sólo que mis manos atadas sobre mi pecho no me permitieron moverme demasiado. Un nudo se formó en mi garganta y me obligó a cortar los gritos. Sentí mis ojos humedeciéndose.

Traidor. Maldito traidor.

Me alejé de él y volví a mi lugar.

   —Te odio, Allen —declaré y escupí cada una de las palabras que estaba seguro jamás le había dicho a alguien más.

   —Con eso es suficiente para mí —se burló. Quise responderle pero no lo hice, mis ojos corrieron a la ventanilla de la camioneta y se quedaron allí, observando el paisaje, en silencio, mientras veía cómo lentamente volvíamos por dónde mismo habíamos escapado. Íbamos hacia el Great Bridge.

No podía rendirme. Debía hacer algo, algo por escapar, algo por ayudar a Ethan. Sabía que todos se dirigían hacia el Great Bridge y que él estaría allí. Pero no sabía lo que había pasado con el resto, no sabía si habían logrado escapar o si habían sido atrapados, pero supuse que de haber sido capturados también serían llevados allí. Si era así no sabía qué pasaría con ellos. Necesitaba salir de aquí y averiguarlo por mi cuenta.

Me las arreglaría para escapar de Allen… a toda costa.

Terminamos de descender una colina y la inmensa fachada del Great Bridge apareció ante mis ojos. Un tanque de guerra se vio a lo lejos, como si estuviera custodiando la entrada y a medida que avanzábamos hacia el puente pude notar pequeños escuadrones de gente a su alrededor.

Parecían muy organizados.

Entonces definitivamente los rumores de un posible campamento de supervivientes estaban descartados. Si hubo uno alguna vez, los cazadores lo habían destruido. Pero algo me decía que ese campamento nunca existió.

La camioneta se detuvo para presentarse ante una especie de control de vigilancia que tenían instalado en medio del puente, semejante a una caseta de seguridad. Habíamos llegado a nuestro destino. El destino que busqué por tanto tiempo, ese lugar que nos traería salvación. Eso también era una mentira.

Volví a oír el chasquido del encendedor prendiéndose y apagándose. Mi mente se iluminó en un pensamiento relámpago.

   —¿Tienes un cigarrillo? —pregunté. Los ojos oscuros de Allen se volvieron hacia mí, sorprendidos.

   —¿Desde cuándo fumas? —preguntó de vuelta.

   —Mi novio es un fumador compulsivo… —contesté y noté que la palabra “novio” le molestó notablemente. Sonreí—. Era cosa de tiempo para que me contagiara el vicio —carraspeé la garganta cuando me di cuenta de que no sonaba muy convincente—. Descubrí que me siento calmado después de fumar… y, bueno, me acabas de secuestrar y estoy al borde un ataque de nervios —El peliblanco sonrió, conforme con mi respuesta y soltó una risa molesta. Le hizo una seña a uno de los hombres que estaba en la camioneta y éste le tendió una cajetilla de cigarrillos, Allen sacó uno y me lo puso en la boca. Contuve una mueca de asco cuando mis labios se inundaron con el sabor del tabaco. No, Ethan no me había contagiado el vicio fumar, pero su adicción me podía ayudar ahora. Me incliné un poco hacia Allen cuando tendió la llama del fuego hacia mí para encender el cigarrillo.

Sólo sabía una cosa. Necesitaba escapar de ahí, a cualquier costo.

La llama del fuego estuvo contra la boca del cigarrillo por tan sólo un segundo. Me puse de pie con brusquedad, me acerqué a él rápidamente y no tardé en sentir el ardor extendiéndose por toda mi ropa. Antes me había lanzado bajo un vehículo para llenar con gasolina la botella que Steve me había dado para crear una bomba y había acabado empapado en combustible. Ahora mismo mi camiseta de lino y yo éramos altamente inflamables, y estaba dispuesto a usar eso a mi favor.

Con horror, noté cómo toda mi camiseta empezó a arder. Acerqué mis manos atadas a la llama y la cuerda se deshizo, dejándome libre  y en un movimiento desesperado me quité la ropa que llevaba encima y la lancé hacia el conductor. La camioneta se detuvo con brusquedad y el fuego comenzó a extenderse delante de nosotros. Contra toda lógica, me abalancé sobre Allen y le di un puñetazo en el estómago; sé que eso no fue lo que le aturdió, si no el caos que se formó dentro del vehículo. Aproveché el pánico para abrir la puerta y bajar con intenciones de escapar. Caí de rodillas al suelo cuando me lancé lejos del vehículo y entonces vi las luces de otro automóvil sobre mí. Otra de sus camionetas se detuvo bruscamente y por los pelos estuvo a punto de atropellarme.

   —¡Manos arriba! —El hombre que manejaba descendió de su vehículo antes de que pudiera reaccionar y apuntó con su arma directamente a mi cabeza. Obedecí instintivamente y levanté las manos con lentitud.

   —No vas a disparar, ¿verdad? —pregunté y una sonrisita se formó en mi rostro—. No te dan los huevos para hacerlo —me burlé. El cazador que me apuntaba pareció molestarse y eso era lo que yo buscaba, distraerlo. Vi el alboroto que se dio en la parte de atrás de su vehículo y confirmé que Ethan estaba dentro.

   —Me sobran las ganas de hacerlo —gruñó el hombre entre dientes. Vi que Ethan salía con disimulo de la camioneta que estaba a espaldas de ese cazador.

   —¡Entonces hazlo de una vez! —grité y extendí mis brazos a mis lados, para provocarle—. ¿O te asusta que tu jefecito vaya a castigarte si lo haces?

   —A ti debería asustarte lo que pasará contigo cuando te lleve con él —El hombre sonrió y alejó el arma de mí sólo para apuntar en dirección a Ethan quien estaba a punto de saltarle encima—. Ya te vi —puso el arma contra su cabeza—. Quieto.

   —Te estás comportando como una maldita rata molesta, Aiden —sentí el tacto de la boca de un revólver sobre mi nuca y la voz de Allen en mi espalda—. ¿Harías el favor de no hacer tanto escándalo y subirte de una vez a la camioneta que estuviste a punto de hacer estallar? —Su mano acarició mi cabello, pero sin apartar el arma—. Verás cómo nos divertiremos cuando lleguemos a nuestro destino —susurró, en un tono que me pareció lascivo.

   —Si te atreves a tocarle un pelo juro que voy a destriparte —amenazó Ethan, con la voz temblándole por la rabia.

   —¿Vas a destriparme como lo hiciste hace un rato? —contestó Allen, burlándose y posó una mano sobre mi hombro, la cual rechacé en un movimiento brusco—. ¿Acaso buscas que te termine de patear el culo?

Debí darme cuenta antes de lo que era Allen en realidad. Un maldito bastardo.

   —Chicos… —Allen hizo una seña. Los mismos hombres que antes habían golpeado a Ethan se acercaron a nosotros—. Parece que nuestro amigo no entendió muy bien el significado de lo que es una “paliza”. ¿Podrían?

Me giré bruscamente hacia Allen y me encontré con su revólver apuntándome entre los ojos. Levanté las manos en son de paz. —A-Allen… —susurré muy bajo, solo para que él me escuchara—. No tienes que hacer esto.

   —Oh, Aiden… —sonrió cuando dirigió una mano a mi mejilla para acariciarla. Contuve la ira y el asco cuando sus dedos me tocaron—. Si sólo hubieses aceptado irte conmigo desde un principio nada de esto estaría pasando, tu novio no estaría a punto de ser golpeado y tus amigos no habrían sido capturados —Sus manos se quedaron en mi mentón, estaban frías, jodidamente frías—. En cierto modo tú tienes la culpa de todo esto, ¿sabes? Has sido demasiado escurridizo.

Sentí mis ojos humedeciéndose poco a poco. Ya no quedaba nada.

Estaba desesperanzado.

   —Anda, no llores. ¡Voy a proponerte un trato! —sonrió—. Veras… —me abrazó por el cuello sin dejar de apuntarme y me llevó a un lugar apartado—. En nuestra base de operaciones hay un par de aviones que pueden llegar a cualquier lugar —masculló, muy bajo—. He escuchado rumores de un lugar donde los supervivientes se están reuniendo, donde aún no ha llegado el virus. América del Sur —me estrechó aún más contra su cuerpo—. ¿Se te apetece un viaje? Sé de cierta personita que te quiere lejos de este desastre, y yo también deseo eso para ti. Acepta ir conmigo e iremos para salvarnos de todo esto. Entonces me aseguraré de que Ethan y tus amigos queden libres —acercó su boca a mi oído—. No querrás saber lo que les harán si se quedan con nosotros —susurró.

Me quedé en silencio durante algunos segundos. ¿En serio pensaba que yo iba a tragarme lo que me estaba diciendo? ¡Él era un maldito mentiroso! Seguramente buscaba engañarme otra vez.

   —Vete a la mierda, Allen —gruñí con rabia.

No vi venir el puñetazo que me dio en la mejilla y que me tiró al suelo.

   —Respuesta incorrecta —se burló.

   —¡Aiden! —Ethan gritó.

   —Bien, esa fue tu última oportunidad —Allen se acarició el dorso de su mano, como si el golpe que me dio le hubiese dolido.

   —¡Allen! ¡Eres un…! —Ethan corrió hacia él sin importar que había un cazador apuntándole y varios que se acercaban temerariamente y embistió a Allen en una tacleada para tirarlo al suelo. Volvió conmigo—. ¡Aiden! ¿Estás bien?

Mi mejilla dolía como mil infiernos mientras la sentía hincharse lentamente, además tenía un fuerte ardor punzando sobre mi pecho; supuse que mi piel se había quemado un poco al prenderme fuego a mí mismo para escapar. Pero nada de eso me importó en ese momento. Me abracé a Ethan. Estaba bien si estaba con él.

   —E-Ethan… —balbuceé con la voz quebrada—. ¡Ethan, no dejes que me lleven! —era miedo lo que sentía y le estaba rogando salvación a la única persona que era capaz de hacer algo por mí. Sabía que era mucha responsabilidad para él, pero no podía evitarlo. Estaba aterrado.

   —Vamos a estar bien —me abrazó y acarició mi cabello por unos segundos, intentando tranquilizarme. Luego me dejó y se puso de pie para voltear hacia Allen quien ya se había levantado—. Terminemos con esto, Allen —dijo—. Ya sabes, uno a uno.

Allen dejó escapar una sonrisa que me dio escalofríos.

   —Me temo que tendremos que dejarlo para otra ocasión —oí el ruido de muchas camionetas llegando—. ¿Olvidé mencionar que convoqué a cuatro escuadrones de cazadores? —tapé mis oídos cuando oí el mortal sonido de una ametralladora pesada. Vi el cuerpo de Allen sacudiéndose un par de veces antes de que corriera y esquivara el resto de las balas que llovieron sobre él.

¿Qué demonios había pasado?

Fijé mi vista en un vehículo en particular. La reconocí inmediatamente, y a la gente que tímidamente se escondía detrás de ella y sus chicas.

   —¿¡Kat!? —grité. La chica estaba de pie en el techo de una camioneta y sostenía el arma con la que seguramente le había disparado a Allen.

   —¿¡Viuda Negra!? —Allen, quien no parecía mayormente herido salió de su cobertura, aparentemente tan confundido como yo—. ¿¡Qué clase de traición es esta!?

Los ojos azules de Kat me miraron por unos segundos y sonrió. Morgan y algunos chicos de La Resistencia estaban con ella y yo sólo pude sonreírle de vuelta, agradecido. Estaba seguro de que ella los había ayudado. La chica levantó una mano para dar la orden de apuntar y supe en ese momento que la Viuda Negra que yo había conocido había muerto la última vez que la vi y supe también que Kat había tomado el mando. Ellas sólo obedecían a una mujer.

¿Pero por qué demonios atacarían a su superior? 

   —Creo que te has equivocado —respondió la chica—. Nadie convoca al escuadrón Viuda Negra, nadie ordena lo que tenemos que hacer.

   —T-Tú no eres Alexa —balbuceó Allen.

   —Alexa murió —Kat confirmó mis suposiciones con esa frase—. Murió por obedecer a superiores como tú. Nosotras no haremos lo mismo.

Hubo un tenso silencio lo suficientemente largo como para que todas las camionetas de cazadores se detuvieran y adoptaran una posición de ataque. Entre las filas de Viuda, reconocí a algunos de mis amigos. Ellos estaban bien, pero debían salir de aquí y dispersarse ahora. Una guerra estaba a punto de estallar y nosotros estábamos en medio de ella.

   —Chicas, disparen —ordenó Kat.

Notas finales:

¿Críticas? ¿Comentarios? ¿Preguntas a los personajes? Pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo- review. 

Apapachooos a todoos x3 


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