La antigua pareja de Oro se miraba fijamente uno con cierta seriedad en su porte mientras que el otro con un terrible nerviosismo a causa de la peligrosa arma que se encontraba muy cerca de su yugular.
-Shuichi baja esta arma ahora – menciono el escritor lo que generó una sonrisa en el menor aun ante una situación como esa no perdía su característico porte orgulloso, en verdad que era todo un caso.
-Edward, - dijo con suavidad el más joven – Le recuerdo que ni nombre es Edward, pero para usted quiero que se refiera a mí por mi título, Grand Chester – la mirada del cantante era demasiado penetrante generando un misterio poderoso que atrapo de inmediato al rubio.
-Deja esos juegos de lado no estoy de humor – aquello fue una mala idea pues la espada le realizo un pequeño corte en su mejilla que se llenó de sangre de manera inmediata.
-Cuide su lengua Sr. Uesugi, porque podría tentarme a cortársela de un solo golpe – comentó blandiendo la espada para guardarla en su vaina caminando hasta el otro extremo de la carpa donde comenzó a cambiarse de inmediato tras un biombo.
Después salió vistiendo ya unos de sus trajes victorianos aquel estilo parecía ser su favorito pues toda su vestimenta estaba diseñaba de acuerdo a aquel periodo histórico, pero eso no quitaba lo atractivo que se veía, intento acercársele pero aquella maldita arma nuevamente se blandía ahora sobre su pecho como era capaz de desenfundarla con esa velocidad.
-No pienses cosas desagradables, me repugna- pidió con los ojos cerrados haciendo una mueca de asco cosa que no le gusto ni un poco al escritor.
-Basta, - golpeo el arma haciéndola caer a un lado pero eso no hizo que la mirada serena del cantante cambiara al contrario demostró una enorme seguridad. – Tu nombre es Shuichi Shindou, así que deja ya el teatralismo antes de que me canse.
-En serio que eres todo un caso Eiri Uesugi,- menciono el menor que cruzaba los brazos comenzando a caminar por el lugar muy ajeno a la presencia de su antiguo amor.- Eres alguien tan desgraciado que la única manera de sentirte bien contigo mismo es destruyéndole la vida a quienes te rodean
-Déjate de… - de momento es escritor se quedó de piedra.
-Siempre has sido un buen niño Eiri- el cantante estaba hablando pero imitaba la voz del antiguo profesor del escritor Yuki Kitasawa lo cual lo dejo como piedra al mismo que temblaba enormemente. – No pensé que eso te afectaría pero así fue… - dijo ya con normalidad mostrando una sonrisa por haber alterado a quien estaba con él. - Divertido
-Cállate mocoso – dijo con furia mirándolo de la misma manera detestaba que la gente lo mirase con altanería nadie se atrevía a mirar a Yuki Eiri con burla nadie.
-Acaso fue doloroso- pregunto con cinismo el más joven para después acomodarse su largo cabello que caía por unos de sus hombros tras su espalda en un rápido movimiento.
-Eres un desgraciado, no sabes nada de mí y dices amarme – regaño el rubio mientras miraba a su pareja con odio. – No sabes nada de mi sufrimiento
-Aunque no lo creas se más de lo que te imaginas Eiri, yo también sufrí por la traición de la persona en quien más confíe y ame – dijo mirándolo por un momento no como el vampiro sádico que era sino como aquel cantante risueño que tanto lo adoraba – ese fuiste tú.
Un silencio incomodo invadió el lugar haciendo que la antigua pareja se mirase por algunos momentos como en ataño como cuando tenían sus peleas, haciendo que el escritor lo sacase del departamento.
-Shuichi- apenas fue capaz de decir ahí estaban los ojos que tanto amaba y que desde hace meses creyó perdidos pero no, ahí estaban con su usual tristeza una que ignoro por tantos años motivo por el cual estaban metidos en aquella horrible situación
-Tú sufriste la traición del ser amado solo en aquella ocasión pero yo… viví aquello cada día durante casi 2 largos años – menciono con suma tristeza mientras ocultaba sus ojos tras su largo cabellos azabache – Quiero que lo sientas – menciono extendiendo su mano para señalarlo – Quiero que sientas aquel dolor que ahogo mi alma, uno que tu causaste con creces.
Con una paso lento se acercó hasta colocar unos de sus dedos sobre la frente del rubio unos segundos después de contacto ambos hombres sintieron un papilar todo lo que los rodeaba se rompió como si de un espejo se tratara.
-Ahora abre la mente y mira hacia el pasado- menciono desapareciendo al instante dejando solo al escritor que mantenía la mirada abierta en extremo poco a poco varios recuerdos fueron llegando a su mente.
Flash Back…
-Por favor Yuki acompáñame a la premiación de los discos de oro, será divertido- el menor rogaba con aquellos ojos de enormes al escritor quien ni siquiera le dirigía la mirada.- Por favor, por favor, por favor- poco a poco el rubio comenzó a enfurecerse hasta que…
-Suficiente, - lo tomo de la ropa para lanzarlo al exterior del apartamento – Te quiero fuera Moscoso de mierda y entiende no me importa tu estúpida premiación- le regalo más dura mirada fue ahí cuando el rubio sintió el temor que su pareja experimento en aquella ocasión- Eres una desgracia ni tus letras son buenas son sola basura –
La puerta del departamento se cerró con violencia haciendo que el dolor que el cantante sintió golpeara su cuerpo era enorme su corazón se están partiendo ante eso el escritor no pudo hacer nada más que temblar.
Fin del Flash Back
-Aquella noche ganamos un premio especial…, - la suave voz del azabache se dejó oír muy suavemente pero era imposible encontrarlo en aquella oscuridad – sin embargo, eso no te importaba ya que todo mi trabajo solo era basura para ti… es duro que la persona que amas no te apoye en lo que te encanta cuando tú haces todo lo contrario.
El rubio bajo la cabezo siempre que ganaba algún premio de literatura el primero en felicitarlo era su pequeño pero muchas veces aquellas palabras de aliento en conjunto con los presentes que le extendía terminaban en…
- La basura, eso lo sé a la perfección…
Flash Back…
Ahora se encontraban parados frente a la puerta del departamento el rubio, tenía que irse debido a una firma de libros en una ciudad cercana.
-Pero Yuki, ¿Por qué no me dejas ir contigo? Trabaje como loco por 2 meses con tal de que me dieran esta semana libre y acompañarte- rogaba el más joven con tristeza deseando ir con su amado pero la idea por lo visto no le parecía.
-No quiero que vayas conmigo… - dijo sin importarle nada haciendo que el nuevamente aquel dolor tan profundo llegase al escritor – Sería una vergüenza que me vieran contigo más cuando se trata de mi trabajo.
-Yuki- el cantante menciono ahora si el dolor era enorme sentía que le respiración le faltaba
-Ahora que lo sabes déjate de estupideces, jamás dejaría que me vieran en público contigo la única vez que accedí fue por la amenaza del imbécil de K – soltó sin importarle el dolor que aquella causaba en el más joven – Me voy procura no quemar la casa idiota.
Cuando la puerta se cerró el más joven se giró para mirarla mientras dejaba caer una gruesas lagrimas ante aquellos comentarios tan hirientes, el rubio no podía creer nuevamente aquel corazón parecía quebrarse no entendía con llego a soportar aquello.
Fin del Flash Back
-Por 2 largos años esa fue mi vida, donde para lo único que me querías era para aligerar tu estrés – ahora el cantante estaba parado frente de el – un simple juguete que desechaste cuando encontraste otro no es así – ahora la imagen cambiaba nuevamente dando lugar a los eventos de hace unos cuantos meses.
-Esto es… - conocía perfectamente ese día fue aquel donde todo esto inicio intento hablar pero.
-Si… pero antes… siente el dolor que me ocasionaste día a día – el menor levanto las manos donde un grupo de esferas que contenían momentos de sus vida juntos aparecieron – Sentirás el cuchillo que atravesó mi corazón, mi alma y mi espíritu una y otra vez sin descanso… aquel dolor que me causaste con tu maldito orgullo.
Con fuerza comenzó a lanzárselas una a una al rubio, quien al recibirlas veía fugazmente los recuerdos del menor todo eran muy dolorosos, con cada impacto sentía su corazón desquebrajarse quedando apenas en pie, le sorprendía como ante aquello su pareja nunca franqueo a diferencia del escritor que yacía en el suelo sujetándose el cuerpo todo aquello fue una tortura física y emocional.
-Ahora – el rubio levanto la cara encontrándose con temor no a su amado sino aquel despiadado vampiro en que terminó por convertirse- Podrás sentir el final de todo… - una horrible sonrisa se mostró mientras le miraba con enojo – El día en que mi corazón dejo de latir, de creer en el amor verdadero, el día de tu mayor traición –
Entre sus manos unas espinas se formaron dejando ver una hermosa rosa roja que el cantante acarició con dulzura, para que esta tomara el matiz negro de la noche, una vez que eso termino le miro con furia colocando la flor en su mano derecha entre sus dedos llevándola a la altura de su boca.
-Esto es para ti… Eiri Uesugi… - dijo cerrando un momento los ojos para después abrirlos con fuerza gritando – Para ti… con todo mi desprecio.
Con un rápido movimiento lanzo la rosa la cual impacto en el pecho del rubio proyectando en todo el sufrimiento que vivió aquella noche, cuando le hizo ver como hacia aquel acto tan importante con otra, fue algo horrible en verdad sintió como todo su ser se partía, era inmensamente fuerte al igual que lo momentos antes de su muerte el dolor en su cuerpo tras ser arrojado todo. Unos momentos después ya se podía ver nuevamente la carpa, desde el suelo el escritor miraba al cantante quien sentado desde una enorme silla mantenía sus ojos cerrados sin expresión alguna en su rostro.
-Shuichi… - dijo con dificultad incorporándose siéndole imposible por lo que tuvo que arrastrarse quedando sujeto a sus piernas, las cuales no parecía no querer soltar, mientras derramaba unas gruesas lágrimas al saber todo lo que su adorado niño había tenido que sufrir – Perdóname, te lo ruego perdóname… sé que no lo merezco pero… - mostro su rostro lleno de dolor – Te lo ruego perdóname.
-No Eiri- aquella voz oscura regreso mostrando unos orbes llenos de frialdad y odio que hacían énfasis al tipo de alma que poseía su portador. – Shuichi se ha ido,- aquel rostro parecía vació en extremo- mi nombre es Edward Vincent Tepes futuro Duque de Gran Chester, ese es mi único nombre ahora.
-Pero… por favor no dejes que mis errores te hagan esto… - sujeto más fuerte las piernas del menor esperando que con eso nunca se fuera de su lado, sus lágrimas empezaban a empapar aquella tela tan fila de la que el traje estaba hecho– sé que no merezco tu perdón pero, déjame sanar las heridas que te cause así como tu sanaste las mías alguna vez.
-No… - dijo sin más para después levantarse y comenzar a caminar hasta la entrada de la tienda, arrastrando en el proceso el cuerpo del escritor del cual se liberó tras unos cuantos pasos sin importarle la desesperación que este sentía pues su llanto era muy evidente.
-Shuichi por favor- rogo por última vez extendiendo se mano hacia su gran amor, quien lo miraba como si de alguna clase de peste se tratase, su postura orgullosa era impresionante sus ojos rojos carmín cual sangre se mostraban con fiereza. – Deja que esas heridas sanen o te consumirán, yo lo se mejor que nadie.
-Eiri, conforme pasa el tiempo el dolor se debilita – dijo acomodándose el moño de sus cuello con elegancia – pero… yo no quiero que el tiempo cure mis heridas. – Aquella palabras desconcertaron al escritor, en verdad su pequeño deseaba cargar con aquello para siempre aun cuando continuará hiriéndolo- Nunca cambiaria mi pasado… porque no importa cuán duro haya sido, gracias a él… soy la persona que soy ahora.
-Shuichi – dijo ya en el punto de la desesperación negando con fuerza con su cabeza- No… no… no… no…
-Adiós Sr. Uesugi – dijo finalmente saliendo de la carpa donde lo dejo solo
Yuki ya no pudo más simplemente dejo salir un terrible grito que nadie en aquel lugar fue capaz de oír, pues el cantante se encargó de eso usando sus poderes; para después pedir a sus mayordomo que se encargara de uno de sus invitados que se encontraba desmayado en el suelo de su carpa privada.
-Como lo dije Eiri, para ti con todo mi desprecio – susurro al viento mientras miraba la nieve esta ya empezaba a caer, pronto toda la corte entera empezaría a retirarse pero en lo personal le encantaba ver aquel regalo de la naturaleza tan fría, bella y a la vez esquiva.
-Por lo visto alguien cumplió su venganza- el Duque de Trelawny se acercaba hasta su compañero ofreciéndolo una copa de vino, la cual fue aceptada al instante – Supongo que está bien al final… El odio no llega solo… siempre se acompaña de un profundo dolor en el alma.
Una tenue risa se logró escuchar esta provenía del heredero de la casa Grand Chester, por lo visto el comentario del Duque le había causado gracia.
-Como sea... ya eres mayor sabes lo que haces y no me importa; tu sonrisa me hace saber que estas muy feliz de lograr tu cometido – menciono el peli plata dándose cuenta de que su amigo mantenía sus ojos ocultos por lo visto había cosas que aún lo lastimaban aunque no lo demostrara.