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Confusión por Akira Lawliet

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Akane así decide salir de su encierro, dirigiéndose enseguida al comedor, ya que no había comido nada aún. Al llegar se encuentra con la familia reunida ahí, Akane se dirige a su hermana Nabiki, a quien no duda en preguntarle por su prometido


- ¿Ranma? Pues creo que salió, cuando me levanté él ya se había ido – responde tranquilamente


- Ya veo – responde Akane por inercia. El padre de Ranma, quien había oído la conversación de las hermanas se dirige a la menor


- Vaya, vaya, al parecer no volverá en días – comenta sin preocupación


- ¿Por qué lo dices tío? –


- Agarró su mochila y salió, además de que pasó a la cocina y se llevó unas latas – responde


- Ya veo – vuelve a hablar sin entusiasmo


- Yo creo que tal vez tiene otra novia – comenta Nabiki con tono pícaro


- Nabiki, no digas eso – intercepta Kazumi, mirando con preocupación a la menor de sus hermanas


- No me extrañaría, ha estado muy contento – vuelve a comentar con picardía Nabiki


- Saotome ¿Qué significa eso? – cuestiona molesto el padre de las chicas, mirando acusadoramente a su amigo, quien rápidamente se tira agua fría encima y convertido en panda saca un letrero


- Yo no se de qué hablan – tenía escrito el letrero


- Ahora vuelvo – sin decir nada más Akane se retira del lugar mientras es observada por el resto de los presentes, a excepción de su padre, quien continuaba mirando a su amigo acusadoramente mientras éste continuaba disimulando


Más tarde, casi al anochecer, lejos de ahí se encontraban Ryoga y Ranma, habían acordado estar juntos durante un fin de semana completo, solo ellos, lejos de todo y de todos


- ¿Está bien acampar aquí? – pregunta Ranma al detenerse


- Me parece bien – responde Ryoga, sonriéndole a su amigo. Pasados unos momentos cuando la casa de campaña está casi lista, Ranma mira fijamente a Ryoga, a quien quería contarle los sucesos de la noche anterior, éste se da cuenta que lo observan y voltea - ¿Todo bien?


- Ayer besé a Akane – confiesa sin titubear, mirándolo de frente


- Ah – expresa sin emoción, aunque estaba celoso - ¿Por qué me lo dices? – pregunta serio, distrayendo su mirada hacia la casa de campaña


- No quiero que haya secretos entre nosotros – responde en tono amable, al oírlo Ryoga voltea


- Está bien, yo comprendo Ranma – dice con amabilidad, sonriéndole


- Ryoga tú… ¿Aún amas a Akane? – al oír aquella pregunta Ryoga abre sus ojos un poco más de lo normal, quedándose callado unos momentos


- Quizás, no lo sé – responde sinceramente, no se había puesto a pensar en ello desde hace tiempo – Tal vez sí – aquello hace entristecer a Ranma – Pero no importa, porque ahora tenemos esto, y se ha convertido en algo importante para mí – explica sin dudarlo, mirando con cariño a Ranma


- Lo sé – contesta sonriendo, terminando de acomodar la casa de campaña de su lado. Sin volver a conversar del tema ambos entran. Hace más de una hora que habían cenado y el cielo se veía amenazador, quizás caería una tormenta, pero ésta no solo estaba en los cielos, dentro de Ranma una tormenta similar estaba por azotar, estaba confundido respecto a los sentimientos que sentía por su mejor amigo y su prometida. Ryoga, quien se da cuenta de esto lo mira fijamente


- ¿Sabes? A veces me pregunto si esto que sentimos siempre existió, solo que apenas nos  dimos cuenta de su existencia – aquellas palabras solo confunden más a Ranma ¿Podría su supuesto amor por Akane ser solo una ilusión? ¿Algo que creyó que existía y que realmente no era así?


- Es probable – responde sin mucha emoción, dándole a Ryoga la pauta para pensar lo que no había querido pensar antes, quizás Ranma realmente no lo quería de la forma que él estaba sintiendo en esos momentos, quizás solo era algo pasajero.


Incluso con las dudas que ambos tenían dan por terminado el tema, permaneciendo en silencio el resto de la noche, ambos estaban despiertos a expensas del otro, pensando en sus sentimientos. A la mañana siguiente, Ranma se despierta, y al voltear al otro lado se percata que Ryoga no está, sale de la casa de campaña, y ahí está él, entrenando contra un muñeco, Ranma sonríe, la expresión que en esos momentos tenía su amigo solo la mostraba cuando peleaba, su rival era muy apasionado. Ryoga se percata de la presencia de Ranma y dirigiéndose a él le sonríe


- Buen día Ranma, desayuna, para que podamos entrenar juntos – dice contento, señalando la comida que había preparado momentos atrás - Hace tiempo que no peleamos, comienzo a aburrirme – comenta contento


- Es verdad – responde Ranma a la petición, dirigiéndose a la comida que su amigo había preparado. Después de un largo entrenamiento se hace de noche pronto, el cielo estaba nublado, como si fuera a llover, así que quitan la casa de campaña, la cual no era del todo resistente, por lo que buscan refugio de la inminente lluvia, ya que ninguno tenía la intención de transformarse. Es así como después de mucho buscar encuentran una pequeña cabaña abandonada, la suerte les sonreía nuevamente, así que entran sin dudar, no estaba del todo amueblada pero no había capas gruesas de polvo acumulo, así que no podían quejarse, además que el olor a humedad era agradable


- Es perfecta – comenta Ranma contento, mirando de pared a pared el lugar. De pronto los brazos de Ryoga rodeando su cintura lo sorprenden, era extraño sentir el pecho de su amigo contra su espalda


- He estado pensando mucho desde anoche – le comenta tranquilamente al oído – Me estoy enamorando de ti – la confesión toma por sorpresa a Ranma, pues aunque se habían besado y habían hablado de sus sentimientos, no habían hablado de estar enamorados, por lo que esas palabras logran confundir aún más a Ranma, todo estaba pasando de forma muy rápida


- Yo también siento lo mismo – responde el chico por inercia, no había pensado en decir eso, las palabras habían nacido directamente sin pensarlas. Al oír tal afirmación, en la boca de Ryoga se muestra una gran sonrisa - Pero... amo a Akane también – la sonrisa que había estado en su rostro se borra por completo, esa parte de la confesión no era del todo agradable


- Entiendo… - sin decir nada más Ryoga se aparta de Ranma y enseguida sale de la cabaña. Al cabo de unos segundos Ranma reacciona y corriendo se acerca a la entrada, abriendo la puerta, pero Ryoga no estaba a la vista


- ¡¡Ryogaaa!! – aunque había gritado con todas sus fuerzas nadie había atendido el llamado, Ranma se deprime por aquello pero no tiene más remedio que entrar a la cabaña, pues no tardaría en llover.


 - - - - -


Las horas pasan y Ryoga no vuelve, aunque Ranma estaba preocupado se queda dormido, al cabo de unos minutos el chico regresa, encontrando a su amigo dormido en la sala de la cabaña, estaba sentado con la cabeza inclinada hacia delante. Sin dudarlo se acerca, moviéndolo del hombro para despertarlo, Ranma abre con pereza un ojo, pero al ver que es Ryoga enseguida se despierta


- Hola – saluda tranquilamente Ryoga, su amigo se levanta del sillón e intenta decir algo pero él lo detiene – Perdóname, soy un tonto. He estado pensándolo y fui muy egoísta, a tu vida llegué después y pretendo que olvides a Akane, que ha sido parte importante de tu vida – explica cabizbajo, no le terminaba de agradar, pero debía aceptar la realidad de los dos


- Es verdad, pero no quiere decir que eres menos importante – contesta sinceramente Ranma, dibujando en Ryoga una sonrisa, el chico enseguida lo abraza con fuerza, pero lo suelta casi enseguida, robándole un beso


- Perdóname por haberte preocupado – se disculpa Ryoga


- No te preocupes – contesta amablemente – Es tarde, será mejor que vayamos a dormir –


- Tienes razón – sonríe y ambos se retiran a dormir.


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Notas finales:

Continuará...


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