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Cuando el viento susurra tu nombre por girlutena

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Notas del capitulo:

Me pica mi ojo T_T!!!!!!! 

 

Muchas gracias a todos por su apoyo!!! 

Quisiera agradecerles mucho más!!!! pero no puedo escribir con una sola mano T_T

Quise escribir mas de este capitulo pero...pues... creo que despues de ese accidente, mis ideas se nublaron y ahora que quise escribir mas...alguien me contagio con gripe T_T

El olor a manzana y canela había invadido toda la pequeña casa de la familia Bolsón, Frodo se había sentado al frente del Gran Senescal, observando emocionado, con sus ojos azules brillando, como el castaño probaba el primer bocado de su postre.


-¡Esto está delicioso! -La voz emocionada del moreno fue la primera que se escuchó en la cocina, el menor volteo su mirada hacia el Príncipe pero no tenía el mismo brillo cuando miraba al Senescal. –¿No te parece, Boromir?


-Pue sí, está delicioso. –El menor regresó su mirada azulina y brillante hacia el senescal, haciendo que el castaño se sonrojara suavemente.


-Hay demasiado, le guardare un poco para que lleve en su viaje. –Así como a Aragorn a Boromir tampoco le paso de ser percibida el tinte de tristeza que se denoto en aquella frase.


-¿A mí también? –Las mejillas del menor se llegaron a sonrojar fuertemente al escuchar la fuerte y varonil voz del moreno, asintió nervioso, poniéndose de pie al escuchar el llamado de su tío y salió de la cocina sin ver la pequeña sonrisa de suspicacia del Príncipe.


 


-Es tan tierno.  –El castaño arrugo su ceño, dirigiéndole una fría mirada a su amigo.


-Aún tiene catorce años, es un niño.


-¡Catorce años! Vaya yo le hubiese puesto doce; pero aun así, si él lo desea puede casarse, tan solo necesita el permiso de su tío.


Boromir fijo sus orbes oscuras sobre el delicioso y dulce de manzana, clavando suavemente la cuchara en el postre, sin evitarlo soltó un suave suspiro, sintiéndose incómodo al sentir la bruna y penetrante mirada de su amigo sobre su cuerpo.


 


La noche era demasiada cálida, las estrellas decoraban el inmenso manto negro, acompañando a la brillante, la plaza se encontraba hermosamente decorada con bellos colores dorados, verdes y rojos, la suave música acompañaba a las divertidas conversaciones.


Aragorn reía divertido por las conversaciones de los hobbit, mientras tomaba la deliciosa cerveza. Mientras que Boromir le miraba sentado, debajo de un fuerte y gran árbol, sintiendo la suave brisa del vendaval, cerró lentamente sus ojos, intentando despejar su mente, llevándolo lejos de aquellos ojos azulados.


 


-Senescal Boromir.


La suave brisa recorrió su columna vertebral al oír la dulce y suave voz del pequeño rubio, abrió lentamente sus ojos y aun en la oscuridad pudo ver como los hermosos ojos azules y los sedosos cabellos rubios del hobbit brillaban con intensidad bajo la tenue luz de las estrellas, el suave vendaval movió ligeramente algunos mechones rubios dejando que el dulce aroma a manzanas le llegara e invadiera todos sus sentidos.


El menor sintió como sus mejillas empezaron a sonrojarse al sentir la mirada tan penetrante del mayor sobre si mismo, recorriendo todo su menudo cuerpo; intentó respirar tranquilamente y se permitió sonreír suavemente; Boromir tan solo le miraba detenidamente mientras el menor se arrodillaba delante de él.


 


-Yo lo ví aquí y quise traerle esto.


El castaño vio el leve temblor de las pequeñas y blancas manos del hobbit, quitando la suave tela blanca que cubría la pequeña cesta, dejando ver las jugosas fresas, el olor exquisito del pan de carne le hizo abrir el apetito, acepto gustoso la jarra de cerveza que le entregaba el menor.


-Todo esto está exquisito, Frodo.


-Yo... he hecho el pan de carne.


-Así que es por esto que nos botaste de casa desde muy temprano. –El menor llegó a sonrojarse al escuchar la varonil risa del castaño, agachó avergonzado su rostro, sintiendo como aquel cálido calor se volvía mucho más fuerte en su pecho.


 -¿Mañana... partirán desde temprano?


 -Sí, antes de que salga el sol. –El menor no pudo ocultar como su rostro y sus ojos se opacaban al recibir aquella noticia, sintió como sus ojos empezaban a picarle y los cerró lentamente al sentir los suaves dedos del mayor acariciando sus cabellos


-Hey, no estés tristes. –Boromir nunca se había imaginado poder articular una voz más suave y delicada, casi se sorprendió él mismo al escuchar su propia voz.


-Pero ustedes van a combatir contra los orcos.


-¿Y crees que moriremos con unos cuántos orcos? Soy el gran Senescal. -El menor sonrió tristemente, no quiso ni pensar el que el castaño muriera, cerró lentamente sus ojos, intentando recordar cada centímetro del rostro del moreno. 


Boromir observó cada detalle del pequeño y blanquecino rostro del hobbit, se fijó detalladamente en las pestañas largas y rubias, las pecosas mejillas, esos labios tan pequeños y parecían tan perfectos.


Sin darse cuenta, levanto su mano para acariciar aquella mejilla, sintiéndola fría y suave, bajó lentamente sus dedos, acariciando esos rosados labios.


El menor sintió como su respiración se detuvo de golpe al sentir los dedos callosos del moreno, pero los sentía tan suaves en aquellas caricias tan delicadas en su piel, sintió como sus orejas empezaban a quemarle al abrir lentamente sus ojos y ver los ojos tan penetrantes del Adán tan cerca.


 


La pareja cerró lentamente sus ojos, sintiendo como sus labios se topaban suavemente, la mano del Adán cayó sobre el cuello del joven hobbit, dejando que el menor apoyara delicadamente sus manos sobre el fuerte y caliente pecho del castaño, sintiendo como su corazón palpitaba con fuerza y demasiada rapidez, mientras que el menor empezaba a quedarse sin aire.


Cuando Boromir se separó del menor, lo hizo tan lentamente, viendo embelesado los ojos cerrados del menor, observando aquellas mejillas pecosas tan sonrojadas y en ningún momento se reprimió en acariciar suavemente aquellas mejillas con sus dedos, acariciando los labios levemente hinchados del menor, dejándose sonreír prepotentemente al saber que él era el causante de aquellas infantiles acciones.


 


-Abre los ojos. –El menor tembló entre los fuertes brazos del Adán, sintiendo la necesidad de volver a sentir aquellos carnosos labios sobre los suyos, abrió lentamente sus ojos azules, aumentando sus sonrojos en sus mejillas, al observar la mirada del Adán sobre sí mismo, sintió el fuerte apretón sobre su cintura, sintiendo el rápido latir del corazón del castaño.


El menor respiraba agitadamente, sentía como el calor que emanaba del cuerpo del Adán, traspasaba la ligera capa de sus ropas, sentía el olor a tierra mojada que trasmitía aquel cuerpo.


 


-Eres tan hermoso. –Frodo dejo que el menor apoyara su frente sobre su fuerte pecho, mientras que él acariciaba suavemente su pequeña espalda, el menor sintió como el calor de sus mejillas empezaba a aumentar hasta el punto de que sus orejas llegaran a sonrojarse, apretó con sus manos la tela de la camisa del Adán, sintiendo como todo su cuerpo empezaba a llenarse de calor, como todo su suelo empezaba a moverse, pero los fuertes brazos de Boromir lo aferraban cada vez más a su cuerpo


El pequeño hobbit se sentó entre las piernas del Adán sintiendo como el mayor posaba su cabeza sobre sus rubios cabellos, mientras que sus fuertes brazos le rodeaban su fina cintura, cerró lentamente sus zafiros sintiéndose cada vez más relajado al sentir el suave respirar del mayor, su pecho subía y bajaba con suavidad, mientras a lo lejos se escuchaba el sonido de la suave música.


 


Los fuegos artifiales fue lo último que se vio en el oscuro cielo, el sonido estallando de la pólvora perturbó la agradable atmosfera que la pareja había creado lejos de los aldeanos, Boromir palpó suavemente los cabellos rubios del niño, obligándolo a despertar de su agradable ensoñación


El menor abrió lentamente sus sonnolientos zafiros, sintiendo como los fuertes brazos del Adán le rodeaba todo su cuerpo, quiso mover sus piernas pero al no sentir el piso bajo sus pies empezó a asustarse llevando sus brazos alrededor del cuello del mayor.


Sus ojos azules tan brillantes observaron los ojos grises del Senescal, donde se ponía reflejar los brillantes colores de los fuegos artificiales junto con las esplendorosas estrellas, inconscientemente llevó su mano hasta la fuerte barbilla, acariciando y sintiendo la punzante barba, sintiéndose tan excitado como el recuerdo de su primer beso.


Y rápidamente sintió sus mejillas sonrojarse, escondió rápidamente su avergonzado rostro en el pecho del mayor, sintiendo como sus orejas empezaban a arder, mientras que los brazos de Boromir lo aferraban con más fuerza. Sintió como su cuerpo era apoyado suavemente sobre su musilla cama, mientras las frías sábanas hacían contraste con el calor de tu cuerpo.


 


Aragorn ingresó a la habitación manteniendo una enorme sonrisa en su varonil rostro, mientras que Boromir se mantenía de pie, frente a la ventana, observando a la brillante luna; el joven sintió un leve escalofrío al sentir el suave apretón sobre su hombro, sus ojos grises se fijaron en el par de gemas negras de su mejor amigo.


 


-¿Todo bien? –El senescal tan solo asintió suavemente, mientras se zafaba del leve agarre de su amigo.


-Vamos a dormir. Mañana tenemos que partir temprano. -Aragorn se quedó de pie observando como su amigo se metía a la cama, soltó un ligero suspiro agotado, sabiendo el carácter de su amigo.


 


 


Frodo abrió de par en par sus azules gemas al escuchar el relinchar de un caballo, saltó con rapides de la cama, sin darse cuenta que el sol todavía no había salido, pero en el cielo se podía notar el leve color violeta del amanecer. El joven hobbit salió a toda prisa para ver que el Senescal y el Príncipe se encontraban alistando a sus nobles corceles.


 


-Senescal. -Su suave susurro llegó hasta los perceptibles oídos de los dos Hombres, Boromir sonrió ligeramente al ver las mejillas levemente sonrosadas del rubio; Aragorn se rió suavemente, dándole una suave palmada en el hombro de su amigo, se alejó del lugar, revolviendo los cabellos rubios del menor para luego ingresar a la casa.


-Aún es muy temprano para despertar.


-Pero usted se iba a ir sin despedirse. –El Adán soltó un leve suspiro al escuchar la dolida voz del pequeño hobbit.


-Frodo. –El menor retrocedió instintivamente al oír el tono del Adán, negó fuertemente su cabeza al ver que el Adán quiso acercársele. -Ven aquí, pequeño.


-No... Usted me trata como un niño... ¡No soy un niño! -El mayor se quedó tan solo a unos cortos centímetros del hobbit, sintiéndose culpable por las lágrimas que esperaban a salir de sus gemas azules.


-Eres fuerte, mi pequeño. -El mayor siguió caminando, dando cortos pasos hacía el menor, sintiendo como sus hombros se tensaban al sentir sus fuertes manos. -Deseo que vivas tu vida, aun eres joven para saber lo que significa el amor.


-¿Usted sabe lo que es el amor? -Boromir tuvo la intención de asaltar los labios del niño, pero negó fervientemente aquel último deseo. -¿Volverá?


-No sé cuándo. –Por primera vez comprendió lo que su amigo le decía al saberse lejos de aquella persona especial.


Escuchó como la dura coraza que envolvía a su corazón, empezaba a romperse en mil pedazos. No podía mentirle, deseaba llevárselo, pero él tampoco sabía como sería su vida y no deseaba que SU pequeño le odiase. Acarició suavemente su mejilla pecosa, viendo como ese par de gemas azules empezaban a brillar.


 


-No deseo que vivas en una tienda de campaña; si te llevo sufrirás y no deseo y no voy a permitir aquello.


Frodo empezó a sentirse más tranquilo al escuchar el tono angustiado que había utilizado el mayor y al ver aquellos hermosos ojos grises, agacho levemente su rostro avergonzado al verse siendo la atención principal del Adán.


-Yo quiero ser su esposo. -El menor alzó su rostro al pronunciar aquellas palabras, sin importarle mostrar sus mejillas sonrosadas, ni su leve nerviosismo, dejando al mayor sorprendido al escuchar aquel tono tan decidido.


-Prometo volver y hablar con tu tío.


-Te esperaré.


Boromir se dio cuenta de aquel nuevo brillo que mostraba esas gemas tan azules, el mayor acarició suavemente sus mejillas pecosas, observando maravillado sus cabellos rubios, agachando la mitad de su cuerpo para poder atrapar los labios del menor entre los suyos; sintiendo los delgados brazos del menor rodear su cuello.


Sonrió orgulloso al escuchar el suave gemido del menor al sentir como su brazo aprisionaba su estrecha cintura para levantarlo en vilo.


El mayor detuvo lentamente el beso para ver los brillantes y bellos ojos azules cubierto por una capa de lujuria en los del menor, viéndolo nervioso y excitado.


La respiración del hobbit se había hecho rápida, mientras su pecho subía y bajaba fuertemente, mientras aún se encontraba entre los brazos del varón.


Boromir cerró lentamente sus ojos al sentir las suaves caricias del pequeño rubio sobre su duro rostro; los delgados dedos del menor acariciaron suavemente sus cabellos, sus ojos, sus pómulos, su respingada y fuerte nariz para terminar con sus labios; abrió lentamente sus ojos cuando las caricias se detuvieron sobre sus labios.


 -Te amo. –La voz de Frodo sonó tan suave, tan delicada, pero a la vez decidida y llena de amor.


-Mi pequeño. –El Adán lo coloco suavemente sobre la tierra, besando suavemente sus sedosos cabellos; separándose levemente del menor cuando vio que Bilbo salía siguiendo a Aragorn.


 


-¡Frodo! Vuelve adentro.


-Pero tío, yo me quiero despedir de Boromir.


El hobbit mayor abrió sus ojos al escuchar la excusa de su sobrino y al ver como el menor tomaba con total familiaridad la mano del Adán y este no hacía nada por separársele. Sin decir nada, negó lentamente para voltear a ver la sonrisa que mantenía Aragorn en su rostro.


 


-¿Volverán pronto? -La pregunta de Bilbo llamó la atención del niño, observando con insistencia a los dos Hombres, pero Boromir no le dirigió su mirada al menor, dejando que su amigo contestara.


-No está en nuestros planes volver; pero tal vez podríamos hacer algunos cambios cuando acabemos los problemas en Minas Thirith.


Frodo no pudo evitar sentir su pequeño y joven corazón oprimirse fuertemente al ver como Boromir subía con tanta agilidad a su caballo, volteó levemente su rostro para observar como su tío se despedía del Príncipe, así que aprovecho y se acercó rápidamente al ojigris.


 


-¿Volverás?


Boromir, que yacía sentado sobre el lomo de su caballo, observó el pequeño y menudo cuerpo del pequeño Hobbit, acarició suavemente sus cabellos sedosos y se permitió soltar una suave sonrisa, observando como los ojos del menor volvieron a brillar.


-Claro, volveré y te llevare conmigo. –El menor sonrió abiertamente, cuando el mayor se acercó para depositar un suave beso sobre sus labios, se alejó del Adán al sentir como los sonidos de las patas del caballo del Príncipe se acercaba, pero no esperó que el mayor le tomara suavemente de la mano para sentir sus labios sobre su palma.


Se alejó hasta la altura de su tío, agachando su rostro avergonzado, pero la volvió a subir al escuchar el relinchar de los caballos de los demás escuderos del Príncipe que se reunieron con ellos en tan solo un instante.


El menor sintió la mano de su tío sobre sus cabellos, subió su mirada hacía la de su tío para observar la sonrisa conciliadora del mayor.


 


-¿Todo bien, mi niño? -El menor asintió suavemente, sintiendo su corazón desolado al sentirse alejado del Adán.


Bilbo suspiro tristemente al ver como su joven sobrino se alejaba hacía la pequeña colina donde Boromir se sentó por primera vez a tocar su armónica.

Notas finales:

waaaa!!!!!

se me acabaron las ideas para el tercer capitulo T_T

pero no se preocupen....de seguro se me ocurre algo (despues que se me pase esta gripe del mal T_T)

 

Muchas gracias por todo!!!!

Nos leemos en el siguiente capitulo y estare respondiendo sus gloriosos comentarios que por cierto SI LOS HE LEIDO!!! todos y cada uno de ellos.

 

Besos!


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