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Cuando el viento susurra tu nombre por girlutena

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Notas del capitulo:

OK..... quiero pedir muchas MUCHAS disculpas por todos estos meses que estuve desaparecida y que apenas actualizaba un capitulo.


 


Lo siento mucho, mis clases y mi ...enfermedad... me ofuscaron mis ideas, pero les tengo una buena noticia!!!!


terminé mis clases!!!!!! ....bueno hasta el nuevo periodo de clases.... <_< pero eso es dentro de ....dos meses (?) T_T 


yeee tengo mucho que actualizar!!!!


 


PD: por favor leer notas finales >.<!


 

Observó como un par de ojos cristalinos le miraban fijamente, no sabía cuándo había empezado a derramar finas lágrimas, ni sintió cuando su cuerpo se estremeció al ver a aquel hermoso hombre delante de él.


Los ojos verdes del hermoso elfo observaron como el cuerpo del menor empezaba a temblar fuertemente, mientras que el frío vendaval con aroma a sangre podrida empezaban a envolverlos, acariciando sus mejillas.


Los largos cabellos del elfo, se movían sutilmente, dejando que algunos mechones azabaches cubrieran parte de su rostro, mientras que sus pecosas mejillas se iban tornando de un color rojizo a causa del frío viento.


El joven hobbit cubrió su rostro lloroso entre las palmas de sus manos, mientras soltaba fuertes sollozos y su cuerpo volvía a estremecerse con fuertes espasmos, sin darse cuenta, aún sostenía la pequeña daga ensangrentada entre sus delgados y finos dedos.


 


-¿Estás bien? ¿Te han hecho daño? –Frodo sintió como el hermoso elfo se acercaba con pasos lentos hacía él, para luego arrodillarse hasta quedar al frente de él, asintió levemente, mientras que seguía ocultando su rostro y sin poder evitarlo su cuerpo se estremeció fuertemente al sentir las fuertes pero suaves manos del mayor sobre sus hombros. –Entonces deja de llorar.


El elfo acarició suavemente los rubios cabellos del hobbit, acariciando sus tersas mejillas con sus largos dedos, mientras le miraba cálidamente, mostrando una bella sonrisa, haciendo sonrojar suavemente las mejillas del menor.


El hobbit asintió suavemente, mientras limpiaba las lágrimas que aún seguían en sus mejillas, levanto su mirada al escuchar el relincho de su corcel y no pudo evitar mostrar una sonrisa al verlo intacto.


-Muchas gracias por ayudarme. –El elfo se quedó de pie, observando como el hermoso corcel acariciaba con su hocico la mejilla del hobbit. –Mi nombre es Frodo Bolsón.


-¿Bolsón? –El hobbit vio como la verde mirada del hermoso elfo, ahora le miraba fijamente. -¿Acaso eres familiar de Bilbo Bolsón?


-Sí, él es mi tío.


-Mi nombre es Amroth, hijo de Thranduil y Amdír. –El elfo no pudo evitar mostrar una pequeña, pero hermosa sonrisa al ver como el rostro del hobbit empezaba a sonrojarse con más fuerza.


-Usted… Príncipe. –Frodo sintió como el calor empezaba a apoderarse en sus mejillas, mientras que el aire empezaba a faltarle.


-Es mejor marcharnos de este lugar, los orcos no tardaran en llegar y será difícil matarlos a todos.


Frodo asintió suavemente, mientras subía al lomo de su caballo, palpó con cariño la crin del hermoso animal, mientras seguía los pasos del elfo.


 


Boromir gruñó por lo bajo al sentir el fuerte golpeteo del animal, llevó su mano hacía su costilla izquierda, intentando amortiguar el golpe, mientras que su cabeza empezaba a dar demasiadas vueltas y las arcadas volvían a arremeter contra su cuerpo.


-Tranquilo hombre, estamos a punto de llegar al siguiente pueblo. –Boromir escuchó la raspada voz de Gimli, tan solo como un suave murmullo, soltó un quejido, mientras negaba levemente, tan solo se limitó a cerrar sus oscuros ojos y regresar a aquel recuerdo donde se encontraba el pequeño hobbit.


 


Los trotes del animal empezaron a hacerse mucho más suaves, hasta detener, no quería abrir sus ojos, ya que en sus sueños, sus heridas estaban siendo curadas por aquel hermoso hobbit, su hobbit.


-¡¿Pero qué sucedió?! –El dolor de cabeza empezaba a aumentar con mucha más rapidez, Boromir arrugó su nariz al sentir el olor a carne quemada y lentamente abrió sus ojos, sorprendiéndose al ver aquel pequeño pueblo incendiado.


 


Los caballos avanzaron con pasos cortos, mientras que sus dueños veían todo el lugar, con sus ceños fruncidos, Aragorn llevó rápidamente su mano hacía el mango de su espada, mientras Gimli hacía lo mismo con su hacha.


-Debemos buscar un lugar seco, donde poder curar sus heridas. –La voz de Aragorn se escuchó fuerte y segura, mientras que se alejaban de aquel lugar, con cierto resentimiento a que los orcos volvieran a atacar.


 


Frodo se detuvo al ver como el caballo de Amroth también se detenía al frente de él, lentamente se acercó a él para observar como el elfo fruncía su ceño y llevaba su mirada hacía el camino oscuro que ya había recorrido.


-Debemos ir más rápido. –El menor asintió lentamente, impidiendo que el miedo empezara a albergar sus sentidos.


 


Podía sentir como la tierra se movía bajo las patas de los animales, sus delgadas manos intentaron aferrarse con fuerza de la soga del animal, cerró fuertemente sus ojos mientras llevaba la mitad de su cuerpo hacía delante, quiso cubrir su cabeza con sus delgados brazos al escuchar como la espada del elfo chocaba contra un metal, haciendo un sonido chirriante.


 


Aragorn desenvainó su espada con demasiada rapidez al escuchar como el aire era cortado con demasiada rapidez, pudo cubrir su rostro y tan solo frunció fuertemente su ceño al ver aquellas gemas verdes, tan brillantes.


-¿Amroth? –La fuerte voz de Aragorn se dejó escuchar como un eco en todo el bosque, el elfo bajó lentamente su arma, mientras observaba como el enano intentaba mantener a Boromir sobre el lomo de su caballo.


 


-Hombre terco, quédate quieto. –Gimli tomó con fuerza los hombros del Adán, mientras soltaba un fuerte gruñido.


 


Frodo alzó rápidamente su rostro, sintiendo como su corazón saltaba con demasiada rapidez, golpeando su pecho, las lágrimas empezaron a acumularse en sus hermosas cuencas y rápidamente saltó del lomo del animal y para correr hacía aquel hombre.


 


Sintió como el peso que llevaba en sus hombros iba poco a poco desvaneciéndose y librandose de las fuertes manos del enano, cayó de rodillas sobre la húmeda tierra, con la poca fuerza que le quedaba estiró su brazo para acariciar el húmedo rostro del pequeño hobbit.


 


Frodo se incorporó, aun con su cuerpo tembloroso, para ocultarse entre los fuertes brazos del Dúnedain, mientras escondía su rostro en aquel fuerte pecho, sin importarle que sus lágrimas fueran derramadas por sus mejillas, cerró fuertemente sus ojos, mientras iba emanando el aroma a sangre seca que permanecía en la ropa del Adán.


Con sus pequeñas manos palpó el sucio rostro del mayor, tocando la descuidada barba que había empezado a crecer, observó las hermosas cuencas del varón y podía sentir como el calor llegaba hasta sus prejas.


Se colocó de rodillas y aun con miedo de que aquello fuera tan solo un sueño, acercó sus temblorosos labios a los del mayor, sintiéndolos resecos, pero aun así el mayor no se separó de él, sintió como un suave y agradable calor empezaba a inundar su pecho al sentir como el brazo del Adán aprisionaba su estrecha cintura.


 


-Debemos ir a algún lugar seguro. –Aragorn se acercó hacía la pareja, colocando suavemente su mano sobre el hombro de su amigo


 


El menor despegó su rostro del pecho del mayor, para observar el rostro del Príncipe, sintió como Boromir empezaba a ponerse de pie y con un poco de dificultad empezó a levantarlo a él también.


 


Frodo se evolvió con la capa del Adán, mientras cerraba lentamente sus ojos, pero frunció su ceño y los abrió rapidamente, sonrojandose al ver los ojos del enano sobre él. 


-Hobbit, cuando terminemos nuestro recorrido te llevaré a probar la mejor cerveza de los siete reinos.


-¿De qué hablas, enano? –La voz rasposa de Boromir se dejó escuchar con brusquedad, mientras pasaba uno de sus brazos sobre los delgados hombros de menor. –No irás a emborrachar a Frodo.


El menor tan solo sonrió suavemente, mientras con sus cortos brazos intentaba, también, abarcar toda la ancha cintura del varón.


Los fuertes brazos del senescal aprisionaron fuertemente su cintura, mientras que el sonido de las espuelas de los caballos rozaban contra el mojado suelo, volteó lentamente para observar como un enano iba encima del corcel que le había regalado aquel medio elfo.


Apoyó suavemente su espalda contra el fuerte pecho del Adán y no pudo evitar voltearse rápidamente para palpar suavemente aquella herida que atravesaba parte de sus costillas.


 


-¿Qué te pasó? –Sus hermosos ojos se abrieron con rapidez, mientras alzaba su rostro hacía el del mayor, mordió ligeramente su labio inferior al sentirse inútil.


 


Boromir agachó levemente su mirada para observar los hermosos ojos del pequeño, para observar como emanaban de ellos miedo y desesperación, intentó sonreír pero tan solo le salió una desagradable mueca.


 


El rubio volvió a palpar suavemente el rostro del mayor, notando su alta temperatura y no pudo evitar recriminarse al no darse cuenta de la gravedad de las heridas del mayor.


 


-Estoy bien. –Boromir acarició los bucles dorados de Frodo, depositando un suave beso en su frente. –Ahora que te tengo a salvo y entre mis brazos, estoy bien.


El menor no pudo evitar sonrojarse y sentir un horrible nudo alojarse en la parte de su pecho, oculto su rostro en el pecho del mayor, pasando sus delgados y cortos brazos alrededor de la ancha cintura del Dúnedain.


 


Rápidamente Aragorn junto con Amroth, bajaron a Boromir del caballo para adentrarlo a la pequeña posada, el pecho de Frodo empezaba a comprimirse hasta el punto de hacérsele difícil respirar.


 


Gimli apoyó lentamente su mano sobre el hombro del hobbit e intentó sonreírle, le llevó con pasos lentos pero seguros hasta el pequeño bar.


-¿Te has enamorado de aquel Dúnadan osco y huraño?


Las manos de Frodo se aferraron con fuerza al pequeño jarro, que contenía un té, que tan solo intentaban calmarle los nervios.


-Él no es osco, ni mucho menos huraño.


El enano frunció con fuerza su ceño y no pudo evitar alzar una de sus pobladas cejas, los ojos del hobbit aún seguían prendados de aquel líquido, mientras que sus mejillas empezaban a tornarse de un suave carmín.


-El senescal Boromir es un hombro demasiado amable 


Pero antes de que el enano pudiera contestarle, los suaves pasos del elfo se dejaron escuchar muy cerca de ellos. El hobbit alzó rápidamente su mirada hacía la del mayor y tan solo necesitó que este asintiera suavemente, para salir corriendo.


 


-¿Cómo está? –Amroth se sentó en el sitio que el hobbit había dejado vacío, mientras observaba como el rubio iba alejándose por los largos pasillos.


-Pude parar el sangrado, pero aun así necesitará unos días de reposo.


 


Frodo entró a la habitación del mayor, sin siquiera detenerse a tocar la puerta, rápidamente se detuvo al observar como el príncipe de los hombres yacía sentado al costado de la cama, donde yacía su amado Adán.


 


La luz de la luna ingresaba con sutileza, iluminando parte de la habitación, pero cayendo sobre la cama, mostrando el cansado rostro del senescal.


 


-Ven aquí joven Bolsón.


Boromir palmeo suavemente el lado contrario a la cama y sonrió suavemente al ver como el pequeño hobbit caminaba con la mirada gacha y las mejillas sonrosadas, hasta sentarse a su lado.


 


-¿Qué hacías en el bosque tan tarde?


Su menudo cuerpo tembló suavemente al sentir la fuerte mano del senescal sobre la de él. Levantó su mirada para observar las hermosas y brillantes gemas del hombre, mordió ligeramente su labio inferior, mientras se daba fuerzas de hablar.


-Yo tengo que entregarle algo al Rey. –Cerró sus ojos, tan solo unos segundos, para volverlos a abrir y observar las gemas grises del príncipe, su corazón golpeó con fuerza su pecho, al sentir la mano del Adán apretar suavemente la de él.


-Al Rey Arathorn I –Frodo agachó su Mirada y apresó con su mano libre la sábana, pasó con fuerza la saliva que empezaba a acumularse, mientras intentaba calmar su respiración.


 


-¿Por qué tienes que entregarle algo a mi padre? –Boromir frunció levemente su ceño al escuchar la fuerte voz de su mejor amigo, alzó su mirada para observar los ojos de su amigo y levantó suavemente su mano, intentando apaciguar al futuro Rey.


 


-¿Puedes dejarme a solas con él? –Aragorn frunció con mucha más brusquedad su ceño al escuchar la raspada y cansada voz de su mejor amigo y senescal, aún con su ceño fuertemente marcado, observó a su amigo, pero éste ni se inmutó.


 


El príncipe llevó dos de sus dedos para acariciar su fruncido ceño y soltó un fuerte soplido, para luego salir de la habitación.


 

Notas finales:

.... haber como digo esto...


la historia va a tener un rumbo diferente al que tenía pensado, al principio pensé que sería una historia paralela a la de Aragorn y Legolas, pero creo que la historia tendrá algunos cambios.


Lamento si esto le es un poco incómodo, pero ....creo que aquella era la razón por la que no actualizaba.


....no se preocupen!!!! aún va a ver mucho de las otras parejas!!!!! 


....espero sus comentarios >.< T_T


Prometo actualizar mas pronto de lo que se imaginan!!!! ....


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