Capítulo II
Así pasaron dos semana, diario nos veíamos en el café de Baek, en la mesa de la esquina, llegaba a las 2, pero ahora cada vez que llegaba él se encontraba ahí en silencio y con un capuchino en la mesa esperando mi llegada, platicábamos de muchas cosas, de animes, de escritores, él era realmente inteligente y le gustaba mucho el baile, era muy agradable conmigo, incluso cuando tenía tarea me ayudaba, y ahora hacia algo más por mí, él me acompañaba a mi casa.
La cafetería no estaba muy lejos de ella, así que fuimos caminando, lo extraño fue que en todo el trayecto no me dirigió la palabra, me pareció extraño, pero bueno, los dos lo éramos, cuando llegamos a la puerta de mi casa le hablé.
-¿No gustas pasar un rato? -le sonreí y abrí la puerta
-¿No te molesta? -me pregunto y en su rostro parecía haber un poco de miedo e inseguridad.
-Claro que no -contesté y él asintió.
Entramos a mi casa y le invite algo de tomar, me pidió un vaso de agua y se lo lleve a la mesa.
-JongIn, ¿acaso tu….? -dude en preguntarle, pero lo hice-. ¿No tienes familia?
Su semblante cambio, maldije interiormente y estaba a punto de decirle que no necesitaba decirme, pero él respondió.
-Mis padres murieron hace mucho, yo vivo solo -no supe que contestar, ¿Por qué tuve que preguntarle?
-Lo lamento mucho -fue lo único que salió de mi boca
-No te preocupes, la verdad es algo que ya no me afecta, ya no siento nada… ¿Y tus padres? -pregunto muy seriamente.
-Ah…pues, ellos trabajan, así que por lo regular tiendo a estar solo –alce los hombros restándole importancia, la verdad no le tomaba mucha importancia, pero él parecía molesto.
-¿No te da coraje? -dijo en un tono raro de voz, y al final de su pregunta puso una sonrisa algo macabra que me sorprendió ligeramente.
-No, la verdad no me molesta.
-¿No tienes ganas de verlos a la cara y gritarles ¡Estoy aquí!? -él exigía mi respuesta.
-La verdad, no, sé que ellos están bien y saben que yo también lo estoy, además todo lo que hacen lo hacen por mi bien, estoy seguro de ello –sonreí ligeramente y él parecía analizar todo lo que yo le había dicho-. Oye, ¿no quieres pasar conmigo este fin de semana? Podrías pasar conmigo el vienes, puedes venir aquí y jugaremos videojuegos, veremos anime, comeremos pizza, lo que tú quieras, nadie merece estar solo.
Volteé a verlo y él parecía a punto de romper a llorar, sus ojos se veían cristalizados, quería consolarlo, pero hablo
-Claro que me gustaría, pero y tus padres, ¿no estarán aquí?
-Ya te dije que ellos trabajan, así que llegan en la madrugada, no te preocupes, estoy seguro que me dejaran invitarte
-Está bien -él se levantó y se dirigió hacia mí, acaricio mi mejilla y murmuro en mi oído-. Me tengo que ir, pero ten por seguro que mañana te estaré esperando….
Ese simple roce me hizo estremecer, me hizo sentir incomodo pero no lo sentí para nada desagradable.
-Ve con cuidado JongIn -baje mí mirada algo avergonzado y el solo rio para luego dirigirse a la puerta y salir de mi casa, dejándome siendo un manojo de nervios.
La tarde pasó según lo acostumbrado, cené, hice mis deberes y me fui a acostar, claro no antes de prender la luz que tanta paz me daba, esa noche dormí de una forma extraordinaria, estaba seguro que el día de mañana sería un día inolvidable…
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Al día siguiente cuando desperté una luz tenue entraba en mi habitación, estaba nublado y el sol no se veía mucho, era un día frio, pero a pesar de eso yo me sentía ansioso, hace mucho que no me alegraba de que fuera viernes, me fui a la escuela y todo transcurrió en el día como siempre, yo en mi clase, nadie me molestaba y listo, a irme en dirección a el café.
Cuando llegue no me extraño verlo ahí, ya era costumbre, salude a mi primo Baek, la verdad estaba haciendo un poco de tiempo, esa caricia de ayer no me parecía nada normal y no sabía que decirle o como iniciar conversación el día de hoy, me sentía nervioso ¿Desde cuándo que no me sentía así?
Camine hacia la mesa y tome el capuchino que siempre terminaba tomándome yo solo.
-¿Porque nunca te veo comer? –di un sorbo al capuchino.
-Porque no lo necesito, estoy bien así -me miro serio.
-Está bien -me sentí estúpido al iniciar conversación con algo así, pero es que me encontraba tan nervioso-. Oye ¿traes tus cosas? -pregunte al ver que no llevaba nada consigo.
-La verdad, mis cosas se me olvidaron, lo siento -pensé en si JongIn no las había traído para evitar ir conmigo, talvez lo de ayer había causado cierto distanciamiento de él conmigo... pero bueno, él fue el que acaricio mi mejilla, a lo mejor solo quería ver si yo estaba enojado o si lo alejaría de mí, no lo sé, pero pensé que esa caricia no significaba nada, talvez lo estaba malinterpretando yo, y algo así no arruinaría nuestra noche juntos, así que sugerí.
-No te preocupes, solo necesitas una pijama, y tengo algunas que me quedan grandes, puedo prestarte una.
-Está bien, gracias -se levantó y camino hacia la salida, era hora de irnos así que lo seguí
Nuestro recorrido como siempre fue en silencio, ninguno de los dos decía nada, llegamos a casa y estuvimos haciendo muchas cosas, compre pizza, pero por alguna extraña razón él no quiso, según no le gustaba, dijo que prefería el pollo, reímos haciendo bromas de ello, vimos algunas películas y jugamos un poco de videojuegos, pero durante toda la tarde él actuó raro, había veces en las que sonreía, y otras donde su seriedad era tanta que me asustaba.
-Vamos a dormir, ya es muy tarde, son las 12:00 no está bien que durmamos tan tarde -le dije y él se giró a verme.
-Está bien, vayamos a descansar
Le preste una pijama de dos piezas, era de cuadros y me quedaba enorme, JongIn sin decir nada comenzó a cambiarse en la habitación, lo mire con los ojos muy abiertos mientras él quitaba su camisa dejando a la vista su torso desnudo, ligeramente marcado, sus hombros anchos, aquella vista me dio nervios, incluso un poco de envidia, mi cuerpo era tan delgado, blanco, para nada atractivo como el de él.
-Iré a cambiarme al baño –soné nervioso y maldije mentalmente, tome mi pijama y me metí en el baño calmando mi respiración, ¿Por qué me ponía así? ¿Nervios? ¿Vergüenza? ¿Miedo?
Cuando salí del baño calculando maso menos el tiempo en que tardaría alguien normal en ponerse un pijama, me sorprendí, JongIn se veía perfecto, la camisa de la pijama no la cerro, caía holgadamente por su cuerpo, a sus costados dejándome a la vista su abdomen e inicio del pantalón de pijama donde pude notar las líneas de su pelvis, se veía tan bien, tan…
-¿Te gusta lo que miras? -su sonrisa me hizo sonrojar, me había descubierto comiéndomelo con la mirada-. ¿Vamos a hacerlo o qué?
Mis ojos se abrieron como platos.
-Yo… -JongIn se tiró al sillón cama que tenía en mi habitación
-Vamos a dormir o no –rio tan abiertamente que no pude evitar reír yo también un tanto incomodo, el me miro con un gesto coqueto.
-Claro que si –JongIn tapo su cuerpo y cerró sus ojos, yo me dirigí al interruptor para prender la luz de afuera de mi habitación.
-¿Qué haces? -pregunto abriendo los ojos y mirándome fijamente.
-Solo dejo la luz prendida para cuando lleguen mis padres -me sonrió.
-¿Acaso puedes dormir con esa luz entrando en tu cuarto? –sentí enrojecer mi cara, no quería decirle que me daba miedo-. Te da miedo la obscuridad
Me sorprendí con la facilidad que pudo descubrirlo.
-No, claro que no -como si pudiera leer mi mente habló y yo me precipite a contestar entre enojado y humillado.
-Sí, eres más que obvio, te da miedo la obscuridad
-No -respondí ahora en tono triste-. No es… la obscuridad, sino lo que me rodea en ella, ósea nada, lo mismo me da estar en un universo donde el color blanco o negro me rodee, pues es lo mismo, soledad, nada existiría a mi alrededor, todo es vacío pues el blanco es la ausencia del color y el negro es la ausencia de la luz, al fin y al cabo los dos colores representan soledad. Esos colores, tantas cosas en común, no tienen nada que ofrecer más que lo infinito, lo interminable, lo inexistente.
Todo quedo en silencio, yo estaba recargado en la pared y JongIn veía hacia el piso, solo se escuchaban nuestras respiraciones. De repente él se levantó y se situó justo enfrente de mí y hablo mirándome directamente a la cara.
-Tú le temes a la nada, le temes a darte cuenta de que realmente estas solo, le tienes miedo al miedo -de repente se quedó en silencio y miro el piso, siguió hablando, más lo hizo como si a quien le dijera esas palabras fueran a el mismo-. Por las noches la obscuridad esconde todo de nuestra vista, es por eso que soñamos, no podemos simplemente vivir solos. Pero entre el negro y el blanco, la verdad prefiero el negro porque… el blanco te hace darte cuenta de todo lo que te rodea y al verte solo, al verte solo a ti, eso puede llegar a matarte, tu peor enemigo son los recuerdos de aquel momento de felicidad, aquellos momentos en los que fuiste feliz, te abruman, te hacen sentir frio, solo y triste. En cambio la noche promete siempre nuevas cosas, te hace la promesa de un nuevo amanecer para ser feliz, te hace soñar con ese momento en el que alguien llegara a ti y te hará ser feliz, pero de nada sirve pues, eso es solo otra causa por lo que sufrir.
Los dos nos miramos, el acaricio mi mejilla lentamente, yo cerré los ojos, su mano paseo por mi mandíbula, mi hombro, mi brazo y así hasta llegar a mi mano, la entrelazo con la mía y luego las dirigió juntas hacia el interruptor de la luz, abrí los ojos inmediatamente, él sonrió de lado y me hizo apagar esa luz, cuando se apagó, inmediatamente comencé a sentir la ausencia de su agarre, todo quedo en silencio y obscuridad, por lo nublado que estaba no se veían ni las estrellas, ni la luna, todo estaba en absoluta obscuridad, comencé a respirar un poco agitado.
-Tengo miedo -dije a la nada, incluso mi voz pareció hacer eco en ese lugar, no veía nada.
-Dime, ¿puedes oírme? -me gire hacia la derecha, donde se suponía estaban las camas, pues de ahí venia la voz, no pude evitar asustarme, pues contaba con que Kai se encontraba frente a mi
-Puedo oírte, mas no oí cuando te moviste –conteste.
-¿Puedes verme?
-No, no puedo verte, no veo nada.
- ¿Puedes sentirme? -juro que lo escuche cerca de mí, lo juro.
-No, no puedo sentirte.
-¿Estoy yo aquí? -preguntó y de nuevo se escuchó lejos.
-Estas aquí -confirme y él rio, su risa se escuchó por toda la habitación y yo estuve a punto de volver a prender la luz, mas no quise hacerlo, no supe la causa, pero no quise prender la luz.
-Exacto, estoy aquí, nunca te abandonare, puede que no me veas, que no me escuches, pero estoy aquí contigo –mi respiración se detuvo cuando pude sentir sus manos rodear mi cintura, di un pequeño respingo, escuche su risa y casi podía imaginarme la sonrisa de lado que me dirigiría para luego sentir una presión contra mi boca, sus labios, cálidos se juntaron con los míos, se movieron embriagando mis sentidos, mi mente dejo de pensar en la obscuridad, me entregue a aquella bella sensación que JongIn me brindaba, sus manos acariciando mi cintura, por debajo de mi ropa. Pero la falta de aire me obligo a separarme con la respiración agitada, él beso mi frente y luego soltó todo agarre conmigo.
Comencé a respirar más acompasadamente y me dirigí a mi cama, me acosté, agradecí a la obscuridad que gracias a ella, JongIn no podía ver mi gran sonrojo y por primera vez en mucho tiempo me sentí en paz conmigo mismo, en la obscuridad, y cuando estaba a punto de caer dormido lo escuche.
r13;Buenas noches KyungSoo.
r13;Buenas noches, JongIn r13; esa fue mi última fase del día, pues después de eso caí dormido en un profundo sueño.