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Dos pensamientos, un sentimiento. por -DavidUke

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Capítulo 2

 

Pesadillas y fantasías.

 

 

   El día comenzó más o menos denso, David se levantó temprano para ver si su madre llego, pero, al parecer, todavía no daba señales de vida; mínimo estará rumbeando con sus "amigos", quizás, solo estará por ahí, haciendo cosas que él nunca se imaginaria.

   Se alistó como de costumbre, revisó sus cuadernos y su bolso, hasta que se dio cuenta que todo estaba en orden, de que no le hacía falta nada. Pero, hubo un pequeño problema: Su cuaderno de filosofía, o bueno, su diario, no se encontraba allí... ¿Quién lo tendrá? ¿Habrá leído algo de lo que ha escrito? No le preocupaba quien lo tuviese o quien se lo había encontrado, le preocupaba que leyeran todo lo que escribía, lo que sentía, lo que deseaba...

— ¿Dónde estará? ¿Dónde lo habré dejado? — Se preguntaba David una y otra vez; era su diario, era su existencia, era su vivir.

   En ese momento sonó la bocina del bus escolar, no le dio mucha importancia al cuaderno… Si alguien se lo había encontrado, pues… ¡Se lo encontró!, ¿Qué podía hacer al respecto?

 

   Alexander llego a la escuela en el auto privado de su madre Génesis; Marcos, su chofer, le recordó del cuaderno que, casualidades, casi lo deja en el auto.

 

   —Alexander— Dijo Marcos, bajando la ventanilla del auto— Se te olvida un cuaderno.

   — ¿Cuál cuaderno?

   —Este cuaderno— Marcos, con un gesto de sencillez le saco, por la ventanilla del auto, el cuaderno de David— Lo dejaste en el asiento trasero…

   —Oh, gracias Marcos.

   —No te preocupes, no pasó nada…

   El día transcurría normalmente: la gente entrando a sus salones, las personas hablando de cualquier cosa que hayan hecho o visto ayer… Pero a Alexander le preocupaba una cosa: No había visto a David por ningún lado. ¿Cómo le entregaría el cuaderno? ¿Cómo le diría de que su cuaderno, su anhelado y preciado cuaderno, lo tenía él? Realmente, no sabía cómo decirle lo de su cuaderno. Posiblemente, lo echaba de menos; quizás, lo estuvo buscando por toda su casa esta mañana… Respiró profundo, sacó su horario y se dio cuenta que hoy era Martes 13 de Febrero, y, mirando su horario, se dio cuenta que, a las dos primeras horas, les tocaba filosofía… ¿Qué podía decirle a David? Pensó que, podía decirle que había dejado su cuaderno en su casa; o quizás, podía decirle que lo había tomado sin permiso, ya que el suyo estaba atrasado en dos o tres clases… Pensó que la última era muy buena idea para decirle a David.

   — ¡Hola! — Le dijo David, tocándole el hombro.

   — ¿Hola? — Alexander sintió como si algo espantoso lo hubo asustado; temblaba de miedo… ¿Será por qué David lo tomó desprevenido?

   — ¿Por qué tan evasivo? ¿Qué te hice?

   —No… No- Nada…— Alexander tartamudeaba, no tenía idea el por qué él estaba en ese estado de animo tan raro.

  —-Y yo pensaba que era el raro de aquí… Bueno, no estoy sólo ahora.

   David sonrió como nunca lo había hecho en su vida… No sabía en sí que tenía Alexander; tampoco sabía que tenía él en sí, lo que sabía era que esa persona, que había conocido hace ciertas horas, lo entendía y lo comprendía.

 

   La clase de Filosofía estuvo confusa de nuevo, como todas las clases anteriores, ninguno del curso donde estaba David y Alexander habían entendido la clase del profesor Robert.

   —Bueno— Dijo el profesor, sentándose en su silla— Ahora vienen las exposiciones… Espero que vengan preparados para que me puedan sorprender en las exposiciones.

   Todos, con un gesto de aceptación, se dieron a hacer las exposiciones, porque, casi todos estaban mal en esa materia… No se explicaban por qué les iba así: ¿Será que el profesor no explicaba bien? ¿Será que era culpa de los estudiantes, por no prestar suficiente atención a las clases? Eran interrogantes que tenían los estudiantes acerca de la clase de filosofía.

   —Bueno— Dijo el profesor, tomando la agenda en donde tenía la lista de los estudiantes— Comencemos con David y Alexander.

   David se estremeció; nunca había hablado con nadie de su curso, a excepción de Alexander, y menos, el hacer una exposición delante de 32 estudiantes que, lo estarán mirando fijamente, mirando cada palabra que salía de su boca, cada suspiro, cada aliento… Era, para David, un acto vergonzoso.

   —Los estoy esperando…

   Alexander se puso de pie, con sus ojos le hizo señas a David de que tenía que ponerse de pie e ir al frente, David obedeció.

   —Bueno, presenten su exposición.

   David estaba nervioso, aterrado… No sabía qué hacer en ese momento.

   —Primero que todo: Muy buenos días…

   A David se le hacia el día interminable…

   —Mi grupo está conformado por David y, mi persona: Alexander. Nosotros vamos a exponer sobre Sócrates.

   —Sócrates— Dijo David, con un gran suspiro, diciéndoles al grupo, literalmente, que no sabía que hacer — Fue uno de los grandes filósofos de la edad antigua, los anteriores filósofos a él, se llamaban pre-socráticos, porque, fueron filósofos excelentes con sus ideas, pero, Sócrates revoluciono muchas ideas… Se decía que Sócrates era homosexual, pero, era aceptable en esa época: La homosexualidad era algo común en esa época, y además….

   Y así concurrió toda una gran exposición, de grandes debates, grandes incógnitas y de grandes respuestas.

 

   Después de finalizar la clase, Robert mando a buscar a David y a Alexander.

   —Hicieron una gran exposición— Les dijo Robert, con una gran sonrisa en su cara- Pensé que nadie entendía mis clases, pero, ¿Qué opinan de mis clases?

   David y Alexander lanzaron una mirada mutua.

   —Profesor…— Dijo David, con un suspiro de nerviosismo— Realmente, yo tampoco no le entiendo a veces las clases… Pero no se preocupe, eso es normal cuando un profesor entra a un salón donde nunca había dado clase…

   —Ese es el problema— Dijo el profesor, angustiado— Es primera vez que doy clases en esta escuela.

   — ¿Eh? — Dijo Alexander, con voz sorprendida— ¿Nunca había dado clases aquí?

   Y, ahí se dieron cuenta que Robert nunca lo habían visto en el colegio, a pesar de que apenas estaban entrando a la secundaria, nunca habían visto un profesor así.

   —Alumnos, ayúdenme…

   Se notó un aire de preocupación en Robert… No sabían que era en sí, pero lo que tenía lo estaba preocupando.

   — ¿Será que podemos ir a hablar a otro lado?

   —No se… ¿Dónde cree que podemos hablar con usted? — Dijo David, con un tono de preocupación... — Porque está muy preocupado…

   — ¿Sera que podemos en mi oficina? — Dijo Robert, señalando su oficina.

   —Pues… Andemos— Dijo Alexander, mientras se dirigía hacia dicha parte.

   El pasillo estaba un poco despejado, los estudiantes caminaban por todo el colegio, a David no le gustaba aquello, pero se sentía mejor, nunca, pero nunca en su vida se había sentido de esa forma, se sentía tan feliz, tan…

   —Entren a mi oficina— Dijo el profesor, abriéndoles una puerta que, ya se notaba que estaba muy desgastada— Realmente, esta situación me preocupa.

   —Y eso, ¿Por qué? — Dijo David, admirado de ver esa gran oficina, era de color blanco, blanco como la nieve, tenía cuadros de los símbolos del colegio y una gran foto del profesor en todo el centro de la oficina— ¿Qué le dijeron?

   Robert comenzó a llorar, algo que no entendían David ni Alexander… ¿Por qué lo alarmaría tanto? ¿Qué pasaba con él?

   —David… Yo…— Robert sollozaba grandemente… David no entendía todavía que le pasaba- Me dijeron que me despedían si seguía así la clase…

   —Pero, ¿Por qué?

   —Porque cuando un curso tiene bajas notas, suceden dos cosas: O los estudiantes no disponen de la suficiente atención, o…

   — ¿O qué? — Dijo Alexander— ¿Qué pasaría?

   —O el profesor es un inútil…

   — ¿Inútil? — David quedo sorprendido por aquella declaración del profesor, sabía que eso no iba por nada bueno— Entonces, ¿Qué sucedería si es la segunda?

   —Me retiran del colegio…


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