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I'm not the only one. por KrisellaMichaelis

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Notas del capitulo:

~Antes de iniciar el capítulo debo aclarar que los párrafos que se encuentran en cursiva son los recuerdos de Kise. Gracias por la espera.~


 

 


"Has sido tan infiel


Y tristemente sé por qué


Tu corazón es inalcanzable


A pesar de que Dios sabe que tú aún tienes el mío."


 


—Se está tardando mucho...­—Susurré, la casa estaba vacía me encontraba esperando a mi esposo, el mismo que se encontraba retrasado para nuestra cena. Hoy teníamos que celebrar la nueva noticia que tenía que darle. ¿Y si mejor voy a su oficina? Sonreí y me toqué el vientre. —Iremos a ver a papá.


Me levanté, agarré las llaves de la casa, del auto y mi chaqueta para luego salir de casa rumbo a la oficina de Aomine. Ya era muy tarde, lo bueno es que no estaba muy lejos de nuestro hogar. Conduje lentamente a través de las calles pensando en lo que le diría y en cómo reaccionaría ante el hecho que seríamos padres. De repente en el estéreo empezó a sonar una de mis canciones favoritas. Hoy en la mañana me enteré que había una pequeña personita creciendo dentro de mí, según lo que el doctor me dijo ya tengo unas cuantas semanas. Mi sonrisa aumentó considerablemente, seríamos una maravillosa familia, los tres.


"Te he amado durante muchos años,


quizás simplemente no soy suficiente,


me has hecho darme cuenta de mi miedo más profundo,


mintiendo y haciéndonos pedazos."


Ya ha pasado un mes de aquello y más de uno desde que venía sospechando de esto, hace mucho dejé de ser suficiente para él; haciendo que mi miedo más grande volviera...


Me recosté en el suelo sintiendo como las lágrimas caían a través de mis mejillas.


Lo odio.


Al llegar al edificio estacioné mi vehículo cerca de la entrada. Me bajé aun sonriendo y acomodé mi ropa, tenía que estar calmado y presentable. La loca felicidad vendría después. Entré y saludé a Midorima, el guardia del lugar, lo conocía desde hace mucho exactamente desde que Aominecchi empezó a trabajar aquí. Me dirigí a las escaleras, necesitaba tiempo para calmarme, pensé que caminar me ayudaría así que empecé a subir para llegar al 4to piso.


Casi llegando traté de ir más lento para no hacer mucho ruido, no quería arruinar la sorpresa. Cuando llegué al último escalón escuché unos sonidos extraños viniendo de su oficina. Me congelé...


Te amé durante tantos años...


Con la poca fuerza que me quedaba, me levanté y fui hacia la que solía ser nuestra habitación. Busqué mi maleta y empecé a guardar mi ropa y las pocas cosas que me pertenecían, tenía que escapar de todo esto, no quería seguir fingiendo. Ya no quería sufrir.


—Oh D-Dios mío. —Esa era su voz. Tuve que sostenerme de la pared, el dolor que sentí en ese momento me desestabilizó. —¡Joder Taiga!


Cubrí mi boca antes de que mis sollozos se hicieran audibles. Me acerqué lentamente a la puerta entreabierta de su oficina y vi lo que terminaría de romper mi alma.


Maldito hijo de puta.


—A-Aomine, má-as. —Los quejidos de Kagami se hicieron presentes y me llené de rabia.


Salí prácticamente corriendo de ahí, mientras las lágrimas se hacían presentes, no quería escucharlos. Al estar abajo le pedí al guardia que no les dijera que estuve ahí.


Manejé hasta la playa más cercana, al llegar salí del auto y corrí. Corrí para alejarme de esta amarga realidad, no quería saber más de él.


Lo odiaba tanto como solía amarlo.


Se arrodilló en la arena mientras intentaba ver las estrellas. Lloró, lloró durante tanto tiempo; recordando el día de su boda, la mudanza a su nueva casa, las incontables noches juntos, su sonrisa, sus ojos cada vez que lo observaba feliz, su voz dulce cuando intentaba persuadirlo, sus abrazos mientras lo consolaba... Le dolía el pecho, maldijo al destino... deseó nunca haberlo conocido.


Cuando logró calmarse, acunó su vientre y trató de sonreír. Regresó con pasos lentos a su vehículo y se dispuso regresar a su casa, esta vez ya no se reproducía la alegre música en el estéreo, sólo se escuchaban sus sollozos.


Al llegar notó que él aún no estaba en casa, así que aprovechó para bañarse y vestirse para dormir. Encendió la televisión y se recostó a ver el primer programa que encontró, no recordaba en qué momento se quedó dormido.


Se despertó por el sonido de la ducha, se frotó los ojos con el dorso de la mano y se acercó a ver la hora. Ya eran las 3 de la madrugada.


Volvió a acostarse para hacer que dormía, pero en ese momento Aomine salió de la ducha con solo una toalla. Se miraron durante algunos segundos, recorrió rápidamente el cuerpo del moreno y sintió repugnancia.


Se dio la vuelta cerrando fuertemente los ojos, haciéndose un ovillo y alejándose al sentir como unos minutos después Aomine se recostaba a su lado.


—¿Kise? —Lo escuchó susurrar en su oído.


Se mordió el labio inferior para aguantar el llanto, sintió los brazos del moreno alrededor de su cintura y lo único que quería era salir de ahí y no regresar. ¿Por qué le estaba pasando esto a él? ¿Qué había hecho mal para merecerlo?


Se separó de él un poco más; no deseaba tenerlo cerca, no después de haber visto aquello. Trató de regularizar su respiración, hasta simular que estaba dormido. Tenía que calmar su corazón, al menos por esta noche... la última noche que estaría con él. Luego se iría y le daría una buena vida a su hijo, no quería que el pequeño creciera en un hogar inestable y sin amor.


Con ese pensamiento se quedó dormido, jurándose a sí mismo que daría lo mejor de sí para seguir adelante solo.


Antes de salir dejé una nota sobre la que solía ser nuestra cama; llevé todo al auto y conduje por la autopista sin un rumbo fijo. Los recuerdos empezaron a embargarme completamente, me estaba ahogando con ellos. Mi vista se había nublado a causa del llanto, sonidos lastimeros y fuertes sollozos era lo que se escuchaba. El dolor en mi pecho aumentaba cada vez más.


Siempre fui un iluso, pensé que me amaba. Creí que había encontrado mi felicidad, no sabía en qué momento dejé de ser alguien importante para él, en qué mierda fallé para que el me hiciera eso.


El teléfono había empezado a sonar desde hace unos minutos, no quería contestar. No quería escuchar sus estúpidas excusas, no quiero saber más de él.


Quería vomitar.


Me dolía el vientre.


No quería estar solo.


La histeria empezaba a apoderarse de mí; el teléfono seguía sonando, así que contesté.


—¿Kise? Mi amor, lo siento. —Su voz sonaba desesperada. —¿Estás llorando? ¡¿DÓNDE ESTÁS?!


No respondí.


Apreté más el acelerador.


—Kise por favor. No te vayas, no me dejes. Cambiaré. Lo juro, tu sabes cuánto te amo. ­ —Estaba al borde del llanto también. —Cariño yo... yo lo siento. Te amo. Perdóname.


Una risa se escapó de mis labios. —Eres el idiota más grande que he conocido. —Sollocé. Quiero morir. —¡NO ME VUELVAS A BUSCAR! TE ODIO, TE ODIO, te odio... —Empecé a llorar nuevamente.


—Kise, por favor. —Su voz se cortó. —Lo-lo siento bebé.


Ahora ambos llorábamos, yo simplemente quería desaparecer. Así que aceleré lo que más pude.


—Te amamos Aomine, por desgracia lo haremos para siempre... —Solté el volante. —Tu hijo y yo te amaremos...


—¿Qué-?


La llamada se cortó.


Aomine entró en desesperación.


 


Fin.


 


 


 

Notas finales:

Antes que nada, habrá un pequeñísimo epílogo. Lamento si no es de su agrado o no tiene sentido, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí tanto. Estoy tratando de regresar de a poco, he descuidado mucho mi escritura. Gracias a quienes me leen, sepan que los aprecio mucho por eso. Nuevamente gracias por esperar tanto tiempo la continuación. Espero les guste aunque sea un poco. :D Perdón por cualquier error.

 


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