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Tras mi verdadero amor por Shuneii

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Notas del capitulo:

Hola! Los saludo con un nuevo capítulo. He de decir que he mencionado algunas de las celebraciones de mi país en el orden que se van dando en el calendario. De iugal manera eso no afecta que el fic suceda en Atenas.

Actualización: ~Pongan atención a los movimientos de las manos~

Sin más, ¡disfruten! c;

POV MILO


     Vuelvo  al primer piso algo adolorido. Camino a mi habitación en busca de una linterna, tropecé con algunos cuantos objetos que estaban en el camino. Creo que incluso me doblé el tobillo al subir por las escaleras. Para tener más frazadas y almohadas, tuve que asaltar la habitación de huéspedes. Lo importante es que tengo lo suficiente para que mis invitados se sientan cómodos. Lo malo es que ya no podremos ver las películas hasta que la luz vuelva y hasta ese momento podré llevar a cabo mi plan malévolo para que Camus se tire a mis brazos. Tendré que crear un plan B pero antes debo de investigar ¿cómo es que Aioria ya sabía de que me gustaba Camus? ¿Tan obvio era?


     Ahora, mi prioridad es ver como se encuentran Aioria y Camus. Llego a la sala, dejando todo lo que llevo a como puedo en el piso, ilumino una escena que me deja boquiabierto.


Traje lo necesario para pasar el frío pero por lo visto ustedes ya encontraron otra forma de pasar la noche. - Logro articular esas palabras sin salir completamente de mi estado de shock. Y es que ¿de qué otra forma habría actuado? Si en un simple momento en el que me voy, para buscar cosas para la comodidad de mis invitados, estos dos se coquetean y hasta veo a Camus sentado en el regazo de Aioria, con su rostro reposando en su hombro. No puedo pensar en nada más que la traición de Aioria. Acababa de confesarme con él, y resulta que él ya se estaba revolcando con Camus. ¡Y en mi casa! ¿Por qué no me dijo? Sin vergüenzas.


-¡Milo! Esto no es lo que parece... - Aioria se pode de pie tirando a Camus al sofá. Noto un rastro de gracia en sus palabras, una enorme sonrisa en su rostro. Me molesta. 


     Camus, por su parte, parece que se ha quedado en un estado de shock al igual que yo. Se limita a mirarme, serio, ni siquiera se movió del lugar donde cayó luego de que Aioria soltara el agarre. Quizá ni siquiera me mira a mi, y su vista está perdida en la nada. 


Camus le tiene miedo a los rayos y se acurrucó en mi inconscientemente debido al que cayó hace unos instantes. - Dice señalando hacia la ventana.


-  ¿¡Y por ello aprovechaste para tocarle el trasero!? - Paso de mi shock a un estado de ira hacia Aioria. En cierto punto, son los celos los que hablaban.


- No le toque el trasero. Solamente lo abracé y ayudé a que soportara su fobia. - Se cruza de brazos mientras me mira desafiante.- ¿Acaso dudas de mi amistad? ¿O estás celoso de que Camus me prefiera a mí como soporte o consuelo? - Sus palabras dieron en el blanco.


Simplemente no es el lugar para que coqueteen o se toqueteen. Respeten mi casa. - Mi orgullo no quiere creer las palabras de Aioria, los celos confrontan sus preguntas y es que Camus  no ayuda a aclarar la situación. Ha permanecido en silencio, tal parece que no ha salido de su estado de shock.


- ¡No lo estaba toqueteando, joder! Solamente quería que Camus me dijera quien le gusta, tuve que chantajearlo. Es un malentendido. - Luego de soltar su confesión, tapa su boca con ambas manos y mira de reojo a Camus. Algo me decía que el que Aioria soltara ese secreto lo sacaría de su shock causándole un enojo.


     Sin embargo, siento como una puñalada a mi corazón. <<¿A Camus le gusta alguien? ¿Por qué yo no lo sabía? Aioria si, pero yo no. El secreto de Camus... >>


- ¿¡Quieren dejar de hablar de mi trasero delante de mí!? - Deja de ver a la nada para posar su mirada asesina sobre Aioria que ahora se encontraba detrás de mi temblando como un gatito ante la amenaza de un perro rabioso.


¿Quieres decir que podemos hablar de tu trasero cuando tú no estés presente? - Termina de cavar su tumba el castaño. 


     Camus le dio una mirada fulminante y luego se tira en el sillón recostando su cabeza en el respaldo. Ahora miraba al techo y como si estuviese cansado, tapa sus ojos con el reverso de su brazo derecho. 


Seguiremos con esta conversación cuando no esté Camus. - Escucho el susurro de de Aioria. << ¿Hablaremos de qué o sobre qué? ¿Del trasero de Camus? Créeme eso no es algo que quiera discutir contigo o con nadie. >>


 


      Luego de que Camus y Aioria se calmaran charlamos un rato sobre qué haríamos. Quedaba claro que la luz no regresaría por un buen rato así que las películas tendrían que seguir esperando pero, ¿qué haremos mientras tanto?


- ¿Qué les parece si miramos un rato el diario de Milo? - Dice Aioria con una sonrisilla y tono de picardía mientras me mira desafiante.


No es un diario.


- Está bien. ¿Qué les parece si miramos un rato el álbum de recuerdos de Milo, mejor? - Pregunta nuevamente, esta vez, utilizando las palabras correctas pero con el mismo tono en su voz.


Por mí esta bien. - Habla por fin un ya más relajado Camus.


     Me acuesto boca abajo en el suelo cubierto con frazadas, frente a mi las palomitas de maíz y gaseosas esperan desde hace ya un rato. Camus me sigue posicionándose a la par mía. Sonrío victorioso cuando sentí su cuerpo a muy pocos centímetros de mí. Sonrisa que se ve interrumpida cuando Aioria se coloca en medio de los dos, junto con su león de peluche y toma  una palomita.


Así está mejor, ambos me mantienen calientito como un gatito.


     Sostengo el álbum con mi mano izquierda, paso las hojas con mi mano derecha. Camus, con su mano derecha iluminaba las fotografías con la linterna, con su izquierda me ayudaba a sostener el álbum. Aioria ocupaba ambas manos para acariciar a su león de peluche. 


      Iniciamos con el recorrido a través de mi historia. Tenía planeado relatarles a Camus y a Aioria un poco de mi vida con cada fotografía pero Aioria dio un brinco enorme en el tiempo para llegar a la página donde escribí: "Nuestro primer año". Al parecer nuestro entretenimiento dará inicio acá.


     Allí estaba la primer fotografía. Era el día del cariño cuando les obsequié unas tarjetas de amistad por las cuales me desvelé la noche anterior. Recuerdo que Camus nos preparó unos chocolates caseros y según Aioria estuvieron deliciosos ya que yo ni los probé, gracias a que él mismo se comió los míos.


- Camus, me debes unos chocolates. - Le recuerdo, palabras con las cuales curva sus labios en una perfecta sonrisa.


     Seguimos viendo las fotografías y la que llamó la atención de todos fue la del día de carnaval. Aioria se disfrazó de león, Camus de copo de nieve.... Era eso o el hada de invierno del cascanueces. Y yo me disfracé de un lindo escorpión.


- ¡Mira Camus, casi olvidaba que te disfrazaste de almohada! - Con esas palabras Aioria solo logra que Camus apuntara la lampara directo a su rostro, cegándolo.


     Decido voltear la página y nos encontramos con la fotografía del día familiar del cuso 1-A en el Instituto. Allí se encontraban mis padres, los padres de Aioria y su hermano Aioros, también la tía de Camus. En el frente estábamos sentados en el pasto nosotros tres con una enorme sonrisa.


     Luego seguirían nuestras vacaciones en la playa. Aioria y su familia nos invitaron a pasar las vacaciones de medio año en su casa a las orillas de la playa. Aioros enterró el cuerpo de Aioria bajo la arena mojada. El pobre no pudo salir por si mismo. Camus se encontraba leyendo un libro bajo la sombra de la sombrilla mientras para "no quemarse", yo le contemplaba ¿embobado? << Ahora que creo sentir algo por él, estas fotos tienen unos mensajes ocultos. >> Digo para mis adentros.


     La risa de Camus me sacó de mis pensamientos.


Ese día Aioria estuvo llorando como una nena diciendo que aún sentía el cangrejo dentro de su traje de baño. - Claro que fue lo último que dijo antes de que Aioria le diera un golpe con su león en la cara.


     Aioria tomó la linterna con su mano derecha argumentando que eso nos daría una mejor iluminación, puesto que él se encontraba en el centro. Veo como Camus cambia de mano y ahora me ayuda con el álbum con su mano derecha, la que sostenía la linterna hasta hace unos segundos. Su izquierda, se queda perdida. Seguimos un poco más y llegamos a la fotografía de navidad. Ese año lo pasamos en casa de Camus. Su tía es una cocinera sin igual. De allí que Camus hiciera postres deliciosos. Horneó un pavo que estuvo para chuparse los dedos y luego con el fuego de la chimenea comimos "marshmellows", aunque después de eso tuvimos que apagar muy bien el fuego ya que Aioria dijo que de no hacerlo Santa Claus se quemaría el trasero.


¿Aún sigues creyendo en Santa Claus? - Le pregunto. Me parece muy tonto que alguien a su edad siga con esos pensamientos.


No, ya no. - Dice con un tono de burla para luego resoplar. 


     Con su mano izquierda toma mi mano derecha que se encontraba pasando las páginas.  Algunos podría decir que es un acto raro. Pero, es normal para mí, viniendo de mis amigos. Dejo esa acción sin darle mucha importancia. Pasamos a la página siguiente, asumo que es Camus quien ahora se encarga de eso.


     Finalmente llegamos a la última foto del primer año luego de conocer a Camus, o quizá primer foto de nuestro segunda año juntos. Era la despedida de año viejo, celebración de año nuevo. Nuevamente las tres familias nos juntamos en el parque de la Ciudad de Atenas para disfrutar de los juegos artificiales que alumbraban todo el cielo estrellado. Hacía mucho frío pero a Camus parecía no importarle ya que era el que andaba menos abrigado, de igual manera los abrazos de todos nos mantuvieron en calor. Es una tradición abrazar a todo el que tengas cerca al sonar las doce campanadas.


Creo que eso es todo. ¿Qué les parece si ahora hablamos de otra cosa? - Interrumpe Aioria. No era todo. Aún faltaban fotografías de año y medio. 


     Camus cierra el álbum, colocándolo en el suelo. Aun siento el tibio agarre de Aioria en mi mano derecha. La luz de la linterna ahora apunta al mentón de Aioria. En el cuarto a oscuras, su rostro es el que mejor se mira. A pesar de eso, con la luz restante puedo ver el rostro de Camus; apuesto que él tiene la misma percepción. El resto de nuestro cuerpo, queda en las sombras.


A pesar de conocernos de hace ya tiempo. Creo que nunca les he preguntado algunas cosas básicas. - Es cierto que a veces Aioria habla y hace cosas sin sentido. Sin embargo hoy, parecía muy raro. Quizá sea la presión por saber mi secreto. - Como por ejemplo, ¿cuáles son sus colores favoritos?


     Veo a Camus, quien le dedica una mirada extrañada a Aioria. Luego me ve a mi. Vuelve a ver a Aioria y de regreso a mi. De la nada, ambos reímos. Es una de esas risas explosivas. Sabemos el motivo pero no la explicación a nuestra exagerada reacción. Aioria nos mira desentendido. Me encantan los momentos así. 


- ¿Qué hay con esa pregunta tan normal? - Una lágrima se escapa de los ojos de Camus a causa de la excesiva risa. 


No tiene nada de malo querer saberlo. Si algún día les regalo algo me gustaría saber el color de su preferencia. El mío es azul cielo. Ya lo saben ahora tienen que decir el suyo. 


No es una mala pregunta. Simplemente normal. Esperaba algo más raro, viniendo de ti. Pero bueno, - Toma una bocanada de aire. - mi color favorito es el amarillo. No me preguntes por qué. ¿Qué hay de ti Milo? 


     << ¿Color favorito? Nunca había pensado en eso. >>


Pues, el rojo llama mucho mi atención. 


- Hmn... Que coincidencia, ¿no creen? - Dice Aioria dejándonos con duda.


      <<¿A qué se refiere? >> Camus me mira alzando una ceja como preguntando "¿entiendes a que se refiere?". Niego con la cabeza.


Dicen que cuando tienes un "algo" favorito es porque tiene relación con un evento o alguien que haya marcado tu vida. Y aún así parece que a ambos les gusta el color de cabello del  otro. Bueno, ahora, ¿letra favorita? La mía es la A. De A-iori-A. Al inicio y al final. La primera del abecedario, simplemente la mejor. - Dijo señalándose a sí mismo con su mano izquierda. - No es necesario que ustedes respondan. Yo los conozco tan bien que lo diré por ustedes. La letra favorita de Milo es la C. ¡Wah! Otra coincidencia, ya que el nombre de Camus inicia con C. 


     Mi rostro se tinta en color carmín nuevamente. No puedo articular palabra alguna. Camus solamente atina a sonreír alzando una de sus cejas, tal parece que le causa gracia. Creo que me ha descubierto, no sé que hacer. 


- Y la de Camus es la... ¡Aich! ¿¡Quién tocó mi trasero?! - Un "no sé qué" interrumpe a Aioria.


     Quedo con duda. Tenía que saberlo. Y Aioria me lo diría luego de que se le pasara la paranoia de que un fantasma le tocó el trasero.


     Ante todo esto Camus solamente voltea a ver a una dirección opuesta a la mía. Intuyo que él tiene algo que ver con que Aioria no terminara su frase. Siente mi mirada, tímidamente voltea y vuelve a sonreír. Es una sonrisa muy tímida y oculta su mirada bajo su flequillo. No puedo evitar pensar que es un gesto tan sexy en él. << ¡Espera qué! ¡¿Sexy?!>>


     Suspiro. << Camus, Camus. ¿Qué habrás hecho para gustarme tanto? >> Parece que ya lo he aceptado. Tengo que averiguar quién es esa persona que te gusta. Aioria lo sabe... Él me lo dirá, por las buenas o por las malas.

Notas finales:

Contarios, sugerencias son aceptados c:

Espero que les haya gustado. 

Y los quiero dejar con una anécdota. Ayer fuimos a las piscinas a despejarnos un poco con mi familia y bueno. ¿A qué no saben que ví? Andaba un chico super lindo y castaño con una camisa de los Beatles. Instantaneamente pense en el fic y en ustedes querid@s lectores.

Gracias por seguir la historia. Nos saludamos en el prox. cap.


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