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Unidos por nuestro pañuelo por Azuraki

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Notas del capitulo:

Aquí nuevamente y con el segundo episodio de este Fic♥ ¡Muchas gracias a las personitas que me han dejado un comentario! Me hizo muy feliz saber que les va gustando~~

Aclaraciones (Sólo por las dudas) En el anterior capítulo se menciona el año en el que se sitúa la historia, bueno, ha sido cambiado al año 1932. Y también aclaro, para los que tengan alguna dudita, que en donde nuestros protagonistas estan es en Inglaterra. Sólo eso♥

 

Capítulo 2: Problemas

Esa misma tarde, antes de que se haga luz de la luna, Near confió en las palabras de Mello y satisfecho pudo marcharse para ir a su casa temprano. Aunque tardaron varios minutos en decidir quién debía irse primero,— la desconfianza aun permanecía— optaron en que los dos se vayan al mismo tiempo. Para su suerte usaban el mismo camino de regreso al pueblo así que no les había costado mucho su retirada.

Cambiaron rutas cuando llegaron a una de las equinas de la calle principal. Mello se iría por la izquierda, mientras que Near seguiría derecho. Su casa estaba más lejos de lo que parecía.

Al llegar, su padre lo recibió con los brazos abiertos. Al parecer había terminado antes su turno y por eso se lo encontraba temprano en casa. Near valoraba cada minuto que la pasaba con su padre, ya que últimamente no hablaban tanto como antes. De todas formas eso no le molestaba, sabía bien las razones.

Near entró y saludó a su padre. Hablaron un momento sobre trabajo del mayor y luego cada uno partió a hacer otros quehaceres. Near tenía que asearse y preparar su habitación para luego ir a dormir. Por parte de su padre, este cocinaba para ambos.

Luego de una hora, la mesa estaba lista y ya era hora de comer. Esa noche estaban cenando como reyes; una deliciosa ensalada acompañada con carne vacuna. Su padre había ganado mucho dinero al parecer. Él hacía lo que más le gustaba, la mecánica; trabajaba arreglando autos y cacharros.

El silencio era abrumador en el ambiente. Estos dos casi nunca hablaban sobre otra cosa que no fuera el trabajo, pero esta vez su padre trató de llegar más a su hijo. Luego de la muerte de su esposa, Near se cerró completamente, cambiando así su forma de ser a una más apática. Seguía siendo el mismo niño de siempre, él fue de pocas palabras, pero luego de aquel incidente, el cambio era muy notorio.

— ¿Algo nuevo en el trabajo? — Se dignó a preguntar su padre. Quería saber más sobre el día de su hijo, y que no mejor forma de iniciar la conversación tocando el tema del trabajo como siempre solían hacer.

—Conocí a un chico — Respondió el menor sin quitar la mirada de su plato. A pesar de que estaba algo hambriento, sólo estaba comiendo unos pocos bocados.

— ¿Un nuevo amigo? — Estaba sorprendido. Near no había hablado de nadie en los últimos tres años. Sólo hablaba de sus ganancias, pero jamás de haber conocido a alguien. Es por esto que ahora le intrigaba mucho el tema, ¿será que por fin Near comenzaba a iniciar su vida de nuevo? Tarde o temprano tenía que hacerlo.

—No lo es — Respondió seriamente. Él no consideraba amigo a un recién conocido, pero tampoco lo veía como un conocido; era un simple desconocido y descarado por no haberle entregado su pañuelo. Sí, era suyo porque él lo había visto antes que el rubio.

Ante la respuesta de su hijo, el hombre sólo suspiró. Sabía que con esa actitud que tenía jamás lograría hacer amigos. Near era muy reservado, no mostraba intereses en otras personas.

Near en ese entonces ya había dejado de comer. Sólo estaba esperando si su padre se dignaba a decir alguna otra palabra, de lo contrarío se iría directo a su recamara a dormir. No era que no quería estar tiempo con él, simplemente ya estaba algo exhausto y debía descansar bien para el día siguiente, al igual que su padre.

Esperó unos minutos más, su padre le estaba contando sobre algunas anécdotas sobre su juventud. Temas así prácticamente ya se los sabía de memoria, sus padres siempre hablaban de sus vidas. De igual manera a Near le interesaba mucho lo que su padre le contaba, no sólo porque a veces se enteraba de lo rebelde que era, sino que se estaba dando cuenta de que quería acercarse más a él. Algo grato de presenciar.

Al poco tiempo, ambos terminaron de comer. Su padre decidió lavar los platos esta vez.

—Buenas noches, padre — Dijo Near mientras subía las escaleras lentamente para poder escuchar la respuesta del mayor.

—Descansa, hijo — Y sin más, Near fue directo a su habitación -Sin antes haber ido al baño a lavarse los dientes-. Se puso su pijama y luego se recostó en su cama. Por fin estaba por descansar. Ese día había sido algo extraño para él. Primero lo del pañuelo, después lo ocurrido con ese chico, y todo a causa de un pedazo de tela.

El albino permaneció pensando en su día. A pesar de que haya sido extraño, le gustó. Encontró un objeto realmente hermoso, aunque no se dio el lujo de poder observarlo detenidamente, tendría la oportunidad de hacerlo al día siguiente, estaba más que seguro de que era bello. Sólo una vez logró sentir la seda, una tela muy suave. Si sus sabanas fueran de seda, estaría durmiendo en los cielos.

Aparte del pañuelo, había conocido a un joven que tenía las mismas intenciones que él sobre la tela. Un chico al que apenas si sabía su nombre.

Near no quería tener amigos, tampoco sabía cómo hacerlos. No se veía interesado en las amistades por el simple hecho de que no hay forma de que un desconocido le hable sin motivo. Mello fue la excepción a eso. Él demostró confianza, le mostró su lugar en donde pasaba el tiempo y le contó su nombre. Obviamente Near estaba consciente de que eso jamás hubiese pasado de no ser por el pañuelo. Ese chico tranquilamente pudo huir con la tela y no haberle dicho nada de nada, pero los hechos fueron otros. Demostró ser alguien comprensible, no sabía nada sobre él y aún así Near pudo darse cuenta de esas cosas con simples acciones. Mello no era tan malo… O eso creía por el momento.

No le vendría mal conocer a alguien. Mucho tiempo había pasado ya de vivir prácticamente en soledad. Su padre estaba con él, pero a veces lo sentía muy lejos. Es por eso que Near se daría una oportunidad, conocer a Mello. Al fin y al cabo, si o si tendría que hacerlo por el pañuelo que ambos compartían, ¿o no?

Observó la luna por la ventana un momento, amaba poder verla alumbrar su habitación. Luego de un tiempo meditando, Near se durmió.

 

A la mañana siguiente se despertó a la hora que le era de costumbre. Su padre siempre se iba a las 7 AM y él se levantaba media hora después. Fue directo a la cocina para preparase el desayuno. En la nevera sólo había leche, huevos y lo que sobró de la cena. Near decidió entonces no desayunar. Acto seguido fue recoger su bolso con los diarios de ese día. Su generoso padre antes de irse encargaba varios periódicos y se los dejaba en el bolso para que Near vaya a venderlos.

Caminó hasta llegar a la esquina de siempre. Se quedó allí vendiendo periódicos. Mientras lo hacía pensaba en lo acordado. Supuso que se reunirían a la misma hora de ayer, por la tarde, dos horas antes de que anochezca. Mejor para el albino, tendría prácticamente todo el día para trabajar sin interrupción.

Las horas pasaban, y a diferencia del día anterior, Near había recibido más dinero. Pronto se aproximaba la hora para el encuentro. Decidió quedarse un tiempo más para ver si alguien más decidía comprarle. Una vez pasados los minutos, partió hacía el campo para ir bajo el árbol.

Al llegar se encontró con Mello que estaba sentado debajo del árbol y sostenía el pañuelo. Se enfureció un poco cuando lo vio con el pañuelo. Con el enojo encima, lo único que pudo hacer fue acercarse y arrebatarle de sorpresa el pañuelo.

—Creí que teníamos una promesa — Dijo Near mirando a Mello desde arriba con furia. Su mirada transmitía toda la rabia que sentía, el rubio lo pudo sentir en sus entrañas.

—Oye tranquilo, enano — Se puso de pie para que esta vez ser él quien mirase desde arriba. Superior, Mello se sintió superior por un momento —. Te tardaste mucho en llegar, ¿qué esperabas?

—Que la cumplieras — Near se alejó del rubio y tomó asiento debajo del árbol. Era su primer encuentro y ya sentía que no podían llevarse bien. Near era sumamente rencoroso.

—Oh, vaya… — Mello decidió no seguir con la supuesta discusión que ahora tenía con el albino. Se sentó al lado de él y comenzó a mirarlo detenidamente.

—¿Qué miras? — A pesar de que su mirada estaba concentrada en el pañuelo, podía sentir el mirar de su nuevo acompañante en su nuca. No le gustaba sentirse observado, mucho menos por la persona que ahora le había hecho enojar.

—Es increíble que te enojes así por un simple pañuelo — Dijo Mello entre pequeñas carcajadas.

—Si es un simple pañuelo, ¿entonces, por qué no mejor me lo llevo a mí casa? — Replicó Near observando desafiante al rubio para saber su reacción que no tardó en llegar. Mello se levantó de un salto y le sacó el pañuelo. Se lo veía muy enojado por las palabras del menor.

—Cállate, idiota — Chasqueó la lenguay volvió a sentarse en el pasto. Mello no quería armar una escena —. No me provoques, puedo ser muy agresivo.

Near sólo permaneció en silencio. Mello era agresivo, lo acababa de ver con sus propios ojos y él mismo se lo dijo. No le extrañaría recibir un golpe, después de todo eran simples desconocidos. Aun así no permitiría que le haga callar, él no era nadie.

—Eso es evidente— Respondió indiferente y con el mejor sarcasmo que podía formular. Lo hacía apropósito. De por si estos dos iban a llevarse muy mal por el resto de los tiempo con ese pañuelo, pero eso a Near no le molestaba. Él había sido como una piedra, sin inmutarse ante las palabras de otras personas, ¿por qué hacerlo ahora? Ni hablar, Near sólo estaría allí con Mello por puro compromiso. Su pañuelo era más importante para él.

Minutos de silencio los abrazó a ambos. Habían permanecido así con miradas de reprocho y enojo, hasta que Mello rompió el hielo luego de tanta rabia acumulada.

—Lo sabía — El rubio prácticamente gritaba —. Debí haberme llevado el pañuelo para mí. Ahora tendré que aguantarte.

—Es una lástima. Fuiste tú quien puso las reglas — Near respondía tranquilamente. Sabía muy bien que tenía la razón, y tenerla siempre le gustaba. Hablaba tan seguro de sí —. Tampoco iba a permitir que te llevaras MÍ pañuelo.

— ¡Cállate, maldición! —  El rubio volvió a levantarse para encarar a Near. Ese chico era imposible, le sacaba de sus casillas con esa forma irritante de responder. Si no fuera por su gran bocata, ellos podrían llevarse mejor —. Eres un fastidioso…

—Tú tampoco me agradas, pero no por eso voy a criticarte — Near comenzaba a enredar su dedo en su cabello para calmarse un poco. Estaba consciente de que Mello podría enfadarse y mandar todo al caño, pero eso no lo iba a hacer retractarse. Tal vez si apaciguar un poco la situación, pero Mello no lo iba a intimidar.

—Que dolor de cabeza — Chocó la palma de su mano contra su frente. Ahora mismo Mello se estaba arrepintiendo de haber propuesto, y prometido, compartir el pañuelo. Si lo pensaba mejor, no le iba a molestar en lo más mínimo ir en busca de otro vendedor para poder llevar el periódico a su casa.

“Bien, sólo le quitas el pañuelo y huyes. Al retrete con todo.” Pensó el rubio. Estaría a punto de cometer una muy mala acción, él era muy impulsivo y perdía la paciencia rápidamente.

Estaba por acercarse al albino para quitarle el pañuelo y echarse a correr, lo tenía todo planeado. No le importaba tener que romper la promesa y ser visto como un ladrón. Ese mocoso le molestaba y con el poco tiempo que pasaron juntos ya sentía que era una pesadilla andante.

A sólo centímetros de Near. Su mano se acercaba lentamente a él, pero en cuanto se dispuso a arrebatarle el pañuelo, el menor alzó su vista y estiró su mano, le estaba entregando el pañuelo.

—Es tu turno — Dijo Near sin quitar la mirada de aquellos sorprendidos ojos zafiros del rubio. Near podía ser indiferente, pero él cumplía sus promesas, no era un descarado.

Ante esas palabras y acción del menor, Mello quedó perplejo. Él como todo un maldito sinvergüenza iba a hacer de las suyas sin considerar todo lo que podría llegar a pensar Near.

“Eres patético, Mello.” Se criticaba a sí mismo. No pudo evitar sentirse un completo idiota por lo que estaba por hacer. Near le entregó el pañuelo de una forma cortes, sin signos de indiferencia ni nada parecido.  Mello se lo iba a arrebatar descaradamente para quedárselo sólo para él. Realmente fue egoísta por un momento.

Descartó por completo la idea de huir, ahora podía tener el pañuelo para él. Ellos estaban haciendo turnos para tenerlo. Sostuvo la tela en sus manos sin quitar la mirada en Near. Posiblemente si empezaban de nuevo no tendrían que presenciar una mala pasada como la que acababa de pasar.

El momento que antes era toda un aura de enojo y furor se había calmado. Ahora era un ambiente apacible y silencioso. Near miraba el horizonte con asombro, mientras Mello tenía el pañuelo y pensaba sobre cómo llevar una buena relación con su nuevo compañero de tardes.

Notas finales:

¡Uwa! Espero les haya gustado este capítulo~ Aquí pudimos ver como los pensamientos de Mello acerca de Near se desmoronaron en tan sólo unos pocos minutos♥

¡En fin! Cualquier comentario, ¡a la cajita de abajito! Con gusto responderé cada uno♥ Sayonara!!


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