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Unidos por nuestro pañuelo por Azuraki

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Notas del capitulo:

¡Hola hola!♥ Azuraki ha vuelto, ¡yey! Había extrañado mucho escribir esta historia. La verdad es que ya la tenía planeada, pero estaban las pocas ganitas de escribir y el poco tiempo yyy bueno, se me complico un poco, ¡les pido mil disculpas! Pero por eso vine con este capítulo que, uf, lo escribí con todo mi amor así que espero lo puedan disfrutar y, claro, que les guste tanto como a mí.♥♥♥

¡En fin! No hay más que decir o aclarar, sólo que puede a ver un poquito de OoC ;v; Perdón, era necesario. Enjoy!

Capítulo seis: Fuerte lazo.

Esa misma noche, cuando parecía ir todo de maravilla, la tragedia tocó su puerta. Justo cuando su vida empezaba a embellecer, luego de tanto tiempo en desgracia, sucedió lo que sucedió. Tener que volver a repetir la historia  lo quebrantaba lenta y dolorosamente.

Él se había marchado. No quedaba más que aceptarlo, no se podía hacer nada más, de lo contrario sería totalmente en vano. Pero algo de aquella persona prevaleció dentro de Mello, y eran los radiantes recuerdos de los momentos que atravesaron juntos. Tampoco había que olvidar el pañuelo, aquella tela que los unió por mera casualidad. Aquel pañuelo que ahora ya no podrían compartir por azar del destino…

Mello no iba a resignarse. Después de esa noche, se planteó una segunda meta en su vida: Combatir contra todo obstáculo y, pase lo que pase, volver a encontrarse con Near. Era su deseo, su nuevo sueño.

Día a día se esmeraría con tal de conseguir un puñado de monedas. Ahorraría lo suficiente para viajar e ir a verlo. No importase lo arriesgado o complicado que fuera, quien no lo intenta no gana. Era algo que había aprendido a la perfección.

“No me rendiré, cuando quiero algo lo obtengo, Near.” Pensó mientras sostenía el pañuelo con inmensas fuerzas.

Pasó un día desde la partida del albino. Un día en el que su cabeza no dejaba de trabajar, no sólo pensaba en él, sino en Matt, su futuro, entre otras cosas importantes en las que tenía que hacerse cargo. Mello sabía que era su momento de llevar la responsabilidad de su vida.

Trataría de superar lo ocurrido, por lo menos por unos cuantos meses, pero la idea de sobreponerse a ello le era casi imposible. ¿Cómo olvidar algo así? Pasaba casi la mitad del día con él en medio de un árbol. Era él quien le vendía los periódicos. Fue él la persona que hizo de su vida un poco más entretenida…  Pero recordarlo no le era estable…

Una noticia tras otra. ¿Era normal haber tenido un día terrible y que el siguiente día fuera prácticamente genial? En la vida de Mello eso no era para nada normal. Algo difícil de creer.

La famosa noticia era que, el número que Mello y Near jugaron, había salido ganador. Se trataba de una gran cifra de dinero, algo que para la familia Keehl era como una bendición, un milagro. Pero para Mello era obra del mismísimo pañuelo. Aquel trapito le había traído buena suerte ese día.

Con el dinero ganado le bastaba y sobraba para ayudar a Matt con las operaciones y los medicamentos. Era una gran noticia. Cuando se lo contaron al pelirrojo, este saltó de suma alegría, parecía esquizofrénico de lo feliz que se encontraba. No estaba de más ese entusiasmo, después de todo, era algo que anhelaban desde hace mucho tiempo.

“Después de la tormenta sale el sol para todos.” Pensaba Mello con frecuencia. Tal vez no estaba junto a Near para decirle la suerte que habían tenido, pero por lo menos una de sus principales metas estaba ya cumplida: salvar a Matt, su fiel amigo.

Qué irónica era la vida. Mello nunca fue de creer en la suerte, siempre pensó que los hechos sucedían por suceder y que no había nada detrás de ello. Todos esos pensamientos se desvanecieron cuando encontró el pañuelo. Era extraño, pero realmente lo creía así.

Entonces supo reconocer el porqué Near se lo había dejado, porque sabía que Mello la necesitaba más que él. Aun en el peor momento, luego de haber perdido a un amado familiar suyo, Near pensó en los demás hasta el final.

Cuán agradecido se encontraba con aquel niño. Del odio pasó a ser un inmenso respeto y aprecio.

¿Cuándo será el momento en que lo vuelva a ver? ¿Cómo sería ese momento? Ah, Mello se deleitaba pensando en esas cosas. Imaginaba una situación en el que se encontraran y entonces contarle lo sano que Matt se encontraba. Seguramente Near estaría igual de feliz que todos ellos al enterarse. Por supuesto que sí.

–Near… – Musitó.

Pensar tanto en él seguía sin ser sano. Quería verlo en ese mismo momento, contarle todas las cosas que le sucedían. Saber lo que opinaba, escuchar esa tonada sarcástica que tanto le molestaba, ver esa sonrisa que tanto le gustaba…

–Near…

Dejó que las sabanas y la misma cama lo tomaran totalmente. Inundó su rostro en la almohada que luego abrazó con abrumadora tristeza. En sus manos reposaba el pañuelo que tanto había prometido cuidar, ¿pero cómo lograrlo? Se suponía que ambos debían hacerlo, en eso consistía la promesa: “Yo, Nate River, juro que no me llevaré el pañuelo… Sólo lo podré tener en mis manos mientras Mello este conmigo.”

Lo extrañaba. No había forma de negarlo, sino sería mentirse a sí mismo. Extrañaba a Near de una forma inigualable. Maldito niño que en tan pocos días se ganó su confianza… Ese idiota…

Sólo quedaba esperar, esperar a que los años transcurran normales para verlo. Era una lástima, pues Mello no era reconocido como una persona paciente, sino todo lo contrario, pero en una situación así, ¿qué más podía hacer?

Para su suerte, los días no fueron tan aburridos. Matt estaba a su lado para hacerle reír de cuando en cuando. De hecho, fue la razón para seguir en cierta forma cuerdo.

Sonaba exagerado pero nunca pudo acostumbrarse a estar lejos de aquel albino. Se odiaba a sí mismo por ser tan frágil en ese sentido. Todo era culpa del maldito pañuelo, siempre le hacía recordar y entonces volvía a caer. ¿Era buena opción deshacerse de él?

No era una persona tan fuerte después de todo. ¿Por qué no simplemente lo recordaba con una sonrisa y ya? No, simplemente no podía o tal vez no se lo permitía y sólo prefería caer ante la melancolía.

Necesitaba madurar para poder hacer de cuentas que nada ocurrió. Reconoció la idea de que aun era un simple niño y que por eso estaba actuando de una manera tan cerrada e ingenua.

Tal y como lo pensó, los años pasaron y pasaron.

Con el tiempo ya no se deprimía tan seguidamente, sino que disfrutaba de la vida. Aprendió a superar lo sucedido y simplemente seguir adelante con lo que ya tenía. Obviamente el olvidar a Near no estaba en sus planes, aun seguía firme ante ese sueño de volverlo a encontrar, sólo que ya no estaba tan desesperado como antes.

 

Pasaron seis años, seis largos y no tan pesados años en el que Mello pudo avanzar bastante en su vida. Conoció a muchas personas y pasó por varios trabajos para poder conseguir dinero y el pan de cada día. Aun seguía bajo el mando de sus padres, pero él ya era todo un ciudadano.

Una mañana casual, en la que la hora se le estaba yendo, Mello se apresuró para ir en busca de lo que su padre le había mandado a comprar: un periódico. Lo que le recordaba muchísimo a Near de pequeño, cuando solía pararse en una esquina y vender sus periódicos…

“Me pregunto cómo estará ahora.” Pensaba con una media sonrisa. Le encantaba preguntarse ese tipo de cosas y jugar con su imaginación. “¿Se habrá cortado el cabello tal vez? Él tenía una gran melena.”

Reía por lo bajo mientras caminaba hacia el centro del pueblo. Las personas que transitaban al lado suyo lo miraban extraños porque era la única persona que se reía sola y sin motivo aparente. Eso era lo que más gracia le causaba, las tontas reacciones de los demás.

¿Desde cuándo sonreía tanto? No era tan extraño, siempre que paseaba por esos lugares recordaba todo lo que solía hacer con Near. La oreja se le quemaría de tanto pensar en él.

De pura casualidad, había encontrado justo en su nariz a un pequeño niño que vendía periódicos. Con tan sólo verlo volvió a pensar en aquel albino. Era como ver su imagen de niño en frente de él. La nostalgia no dejaba de invadirlo.

Volvió a la realidad del asunto, ¿qué hacía perdiéndose de esa manera? Tenía que dejar en paz a Near en algún momento. Cruzó la calle y sacó de su bolsillo la billetera para pagar al niño y llevarse el periódico que tanto buscaba de una vez.

No le prestó atención a lo que le rodeaba, nada más al niño y a su compra. En cuanto tuvo lo que quería dio media vuelta para poder marcharse y encaminarse a su casa. Pero una voz lo despertó de sus planes y obligo a detenerse en seco.

–Debí apresurarme un poco más  – Escuchó detrás de él. Esa voz lo penetró desde sus oídos hasta la punta de los pies, como si fuera una descarga eléctrica inesperada que le quería avisar algo, juraba muy en el fondo que así era. Entonces, con todos los sentidos preparados, volteó para encarar a tal persona.

Sus parpados se abrieron en un segundo. Quedó boquiabierto, sin palabras para articular. En tan poco tiempo todo en él quedó completamente congelado. Su corazón comenzó a latir con rapidez, podía sentir los latidos como si estos estuviesen chocando contra su pecho, exigiendo abrirle el paso al corazón para que este salga disparado de ahí como si se tratase de un cometa.

 Se trataba de Near, ¡Near estaba en frente suyo! ¿Cómo reaccionar ante eso? Un día común y corriente, en el que caminaba tranquilamente, y de la nada encontrarse con la persona menos esperada, ¿qué rayos era eso? ¿Destino?

A Near jamás se le cruzó por la cabeza el encontrarse con Mello, su amigo de infancia, exactamente en ese lugar. No estaba en sus planes hacerlo justamente ahí.

Por fin podía entender más a la perfección el dicho popular de “Cuando buscas algo no lo encuentras, pero cuando menos lo esperas aparecerá.”  Encajaba bastante con su vida.

Mello fue invadido por la nostalgia. Los recuerdos aparecieron uno tras otro en el momento en que vio al albino parado frente a él.

Comenzó a caminar, totalmente perdido en la mirada del otro. No tenía idea de lo que estaban haciendo sus pies, tampoco en lo que su cabeza pensaba, sólo sabía que Near estaba ahí. Entonces, cuando despertó de su ligero trance ya estaba abrazándolo.

Sus impulsos lo habían capturado una vez más, haciendo que abrace con todas sus energías y fuerzas a la persona que había deseado ver hace ya mucho tiempo. Ah, esa sensación tan cálida había vuelto a invadirlo por completo. Todo su alrededor había desaparecido.

Levantó la mirada para poder buscar los grandes orbes grises que adornaban el rostro de Near y poder perderse profundamente con su color, lamentablemente no pudo ser así, ya que antes de poder hacerlo, Mello quedó estático ante todo al encontrarse con la sonrisa de Near.

Esa sonrisa lo había envuelto. Hasta podría llorar de la emoción, pero no lo hizo, porque a pesar de todo su ego y orgullo aun estaban presentes. Pero no iba a permitir que estos arruinasen el momento y simplemente sonrió a la par del otro, para poder sentir la extrema felicidad que ambos estaban percibiendo en ese momento.

Lo primero que los dos pensaron fue qué habían cambiado demasiado. Bueno, por parte de Near, porque Mello seguía viendo al mismo niñato, tan enano como siempre. Hasta parecía no haber cambiado en nada, su peinado seguía igual de desordenado. Ah, era una situación bastante graciosa y cautivante.

–N-Near… – Luego de haberse quedado estático como un idiota, se dignó a hablarle. ¿Qué más decirle? Le parecía suficiente con haberlo abrazado, pero sabía que tenía que decir algo más… Aunque las acciones dicen más que mil palabras.

–Mello… – Near se acercó un poco más, luego, se dio cuenta de que no estaban en el lugar apropiado y sonrió de nueva cuenta –. Deberíamos irnos de aquí, ¿no crees?

Su voz había cambiado, no del todo pero ya no era esa vocecita de niño engreído y arisco. O tal vez así lo parecía. Pero era más madura y cuando lo escuchó no percibió signo de arrogancia.

En cuanto se permitió pensar en algo diferente, se dio cuenta que era observados por el pequeño vendedor de periódicos y la gran mayoría de las personas. Decidieron irse de ahí inmediatamente hacía un lugar más apartado y tranquilo, ambos sabían muy bien a donde tenían que ir: su preciado punto de encuentro.

Al carajo si olvidaba llevarle a tiempo el periódico a su padre. Luego se las arreglaría.

Así como Near y Mello casi no habían cambiado mucho, el lugar tampoco se quedaba atrás. Seguía igual de siempre, nada más que el árbol, en el que siempre se sentaban debajo, estaba aun más antiguo, uno se daba cuenta con ver las débiles y partidas ramas y raíces que sobresalían del suelo.

El viento soplaba sobre sus caras. El aire fresco que era acompañado por el canto de los pájaros, los abrazó en un santiamén. Todo haciendo que Near se sintiera más que bienvenido de vuelta.

Estaban sentados bajo el árbol en pleno silencio, hasta que Near quiso argumentar una pregunta.

–Mello,  ¿cómo has estado? – Volteó a verlo –. ¿Qué pasó con Matt?

“No lo olvidó.”

– ¿Qué cómo estoy? ¿No es obvio, idiota? – Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, luego continuó –: Estamos bien… ¿Sabes? La lotería aquella vez que jugamos, ¿lo recuerdas?

–Por supuesto, habíamos apostado la noche en que me fui – Al principio Mello creyó que Near se deprimiría por recordar aquello, pero cuando lo vio siguió notando al mismo Near de siempre, tiempos atrás. Entonces decidió continuar.

– ¡Bueno! Ganamos, nuestro número había salido ganador – Su voz comenzaba a aumentar de volumen de la emoción que sentía. No estaba de más después de todo –. Matt pudo ser operado… Él está bien, en mí casa. Tampoco deja de pensar en ti, ¿sabes?

–Ya veo… – Dirigió su vista hacia el cielo mirándolo con nostalgia y tranquilidad –. Me alegro mucho, Mello. En verdad.

Near no dejaba de pensar que el pañuelo era una especie de milagro que apareció en el momento exacto en sus vidas. Gracias a este él pudo afrontar muchas situaciones, Mello también y Matt pudo recuperarse. Obviamente era obra del pañuelo…

–Por cierto, Mello  – El aludido lo observó con entusiasmo –. ¿Dónde está el pañuelo?

No hubo respuesta por parte de Mello. Solo una pequeña pausa…

Notas finales:

¡Y así llegamos al final de capítulo! Antes que nada, ¡muchas gracias por leer! Y obviamente, por dejarme sus hermosos comentarios, Azuraki es feliz cada que lee uno♥

Pues nada, esto a sido todo por hoy, voy corriendo a actualizar Vuelve para las personas que también esten esperando su continuación♥ (Hoy estoy a full!) En fin, gracias por todo y por ser pacientes, sé que me demoro mucho en actualizar ;v;

También iré a responder sus comentarios, con tiempo~~! Bueno, nos leemos la próxima, ¡cuídense! Sayonara♥


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