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Unidos por nuestro pañuelo por Azuraki

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Notas del capitulo:

¡Madre Santa! Demoré más de lo que creí, ¡pero acá está! Espero les guste este capítulo y perdonen que sea tan... tan irresponsable <|3

¡En fin! Este capítulo lo acabo de terminar y ni siquiera sé si tiene algún error, pues las ganas de querer actualizarlo me superan más que eso. Lo siento si ven uno que otro error, o algo repetido, o cosas sin sentido u u ~

Enjoy It~ ♥

Capítulo 7: Descuido inoportuno.

 ¿Y bien? Near aún seguía esperando respuesta por parte del rubio. Elpañuelo que había deseado ver después de tanto tiempo, ¿dónde estaba ahora? Ya algo andaba mal, la reacción de Mello era poco común. A pesar de todo el transcurso en el que se vieron obligados a estar separados, Near estaba completamente seguro que seguía conociendo a la perfección al contrario. No por nada eran mejores amigos, ¿o no?

Acababan de verse y la situación ya estaba un poco tensa. Ese silencio incomodo, que sólo se atrevía a aparecer cuando se trataba de ellos, comenzaba a molestar a ambos. Alguno tenía que agregar algo, pero Near no iba a desistir, pues él quería una respuesta; así que permaneció callado.

—Near—Musitó el rubio cabizbajo. Ciertamente no tenía ánimos para verlo a los ojos, la vergüenza que sentía con tan sólo imaginar su respuesta era inmensa —… Yo no tengo idea de dónde está… ya no.

De no ser por la deplorable expresión del otro, Near podría llegar a creer que todo eso se trataba de una simple broma, de muy mal gusto ha de decir, pero lamentablemente, y evidentemente, no lo era.

Pensó un poco en cómo responderle a algo tan delicado e importante para ambos. Y a pesar de que se había llevado una pequeña decepción, lo entendía. Sabía que enfadarse era algo completamente inútil. No era necesario  sentir enfado por cierto descuido, después de todo ya había pasado mucho desde que le entregó el pañuelo.

Así es, la mejor opción era mostrarse fuerte y demostrarle a Mello de que no había nada que temer.

—Errar es humano —Dijo sin expresión alguna pero trataba de dar lo mejor para hacerle sentir bien —. No te preocupes por eso, Mello.

Tal y como lo mencionó, cometer errores o descuidos era algo normal en el ser humano. No estaba molesto, no tenía tiempo para ese sentimiento que no fuera emoción por volver a estar de vuelta en casa, en su pueblo y junto a su amigo.

— Bien… vamos a buscarlo entonces —Sugirió mientras comenzaba a caminar en dirección a la casa de su adversario. Estaba confiado de que aún recordaba dónde quedaba la casa.

Mello no tuvo más objeción más que seguirlo sin más. Tenía que admitir que le tomó por sorpresa que a Near no le haya molestado, o por lo menos que no lo haya exteriorizado como él esperaba. Sinceramente era mejor eso ya que quería evitar más problemas del que ya se había metido tras olvidar algo así…

En todo el camino vuelta a su casa, Mello no dejaba de pensar en lo ingrato que fue. Es decir, una promesa era una promesa y él, como todo un idiota, lo había perdido en quién sabe dónde. ¿Y si no lo encontraban? No se lo podía imaginar. Con tan sólo pensar en eso su corazón latía cada vez más rápido. Los nervios incrementaban y es que no quería decepcionar otra vez a Near, ¡¿qué clase de bienvenida sería esa?!

Su inquietud era incesable y, si seguía así, se daría un golpe a si mismo por actuar de esa forma. Tenía que tranquilizarse y pensar en lo mejor, ser positivo de una maldita vez.

Sonaba extraño que alguien esté tan desesperado por una tela, pero ellos sabían que no era una simple tela. Era un símbolo, un vínculo, algo sagrado que reflejaba su amistad.

— Mello, ¿estás bien? —Cuestionó el albino frenándose en frente de él. Era difícil de divisar pero Mello podía jurar a que Near estaba preocupado, o por lo menos eso le hacía creer con verle la cara.

— Supongo que ya deberías saber la respuesta a eso… —Bufó sin ánimos. Ni siquiera quería intentar se amable en una situación así, sería algo descarado de su parte.

— Ya te he dicho que no te preocupes —Dijo entre un breve suspiro que indicaba agotamiento —. Encontraremos ese pañuelo.

No dijo nada. De hecho, no pudo decir nada. No sólo porque Near automáticamente retomó la marcha; sino porque el mismísimo niñato le había enseñado una sonrisa. Ese simple y pequeño gesto le hacía sentir extraño…  Quedó más impresionado y conmovido que antes. Hasta permaneció quieto con una mirada fija y bastante boba.

— ¿Vas a quedarte ahí parado todo el día? —Volvió a preguntar y de nueva cuenta estaba parado frente a él. Ésta vez lo miró ladeando la cabeza y con la ceja alzada. Parecía verse más confiado, como si estuviera más abierto a mostrar emociones, tal vez…

— Eh… no, lo siento —

Al cabo de unos minutos, ambos ya estaban en su destino: la vieja casa de Mello que, a pesar de los años, seguía completamente igual.

Muy bien. Ellos ya estaban en frente de la casa y sólo tenían que dar unos cuantos pasos más para poder adentrarse, pero por alguna razón, los juveniles se mantuvieron en su lugar y, cómo no, en silencio.

Mello sólo podía en dónde diablos pudo haber metido el pañuelo. Trataba de recordar lo irrecordable, pero aún así permanecía con eso fijo en mente porque, quién sabe, tal vez  aparecía un milagro que lo hiciera recordar.

Mientras tanto, Near tenía un motivo más razonable por el cual quedarse parado sin hacer nada; era una casa ajena y sólo esperaba que el propietario diera el aviso para poder avanzar y posteriormente ingresar, pero si se quedaba congelado entonces él también. Sin mencionar que las palabras simplemente no salían en ese momento.

—Bueno, entremos — Masculló sin más y comenzó a dar paso a la breve y rápida caminata que tenían que hacer desde donde estaban a la puerta principal. El albino siguió su paso.

Una vez dentro, ambos miraron a su alrededor pero ambos por razones distintas. Era la primera vez que Near veía la casa del ajeno y, por parte de Mello, buscaba con la mirada el pañuelo. Lamentablemente no era su hora de suerte, pues no había nada.

— ¿Tus padres no están? — Neardio por terminado el silencio preguntando algo que, al parecer, era un tanto evidente.

— No, ellos trabajan a estas horas — Suspiró y se encaminó a las deterioradas escaleras —. Venga, es por aquí.

Tal y como Mello le mostró, él menor subió las escaleras junto a él hasta llegar al cuarto del rubio. Era pequeño y además estaba bastante desordenado... razón lógica por el cual Mello había perdido el pañuelo.

No más tiempo que perder. El invitado comenzó a ojear cada rincón de esa habitación. Sólo se limito a decir “Con permiso” para no quedar como mal educado mientras rebuscaba repetidas veces por toda la sala.

Increíblemente demoraron más de media hora buscando. Mello se había encargado de buscar en otros sitios de la misma casa. Cuando parecía ser que la resignación ganaba terreno, un objeto llamó la atención del albino. Un cofre.

Para abrir aquel cofre de madera necesitaba una llave. Llegó a la conclusión de que, tal vez, era ahí donde el propietario guardaba una que otra cosa importante, por ende, el pañuelo debería estar ahí. En el fondo rogaba que así fuera, de lo contrario, ya no quedaría otra cosa que hacer más que rendirse…

—Mello —  Lo llamó desde las escaleras y el aludido atendió a su llamado y sin dudar subió a su habitación para ver a qué era lo que necesitaba…hasta que vio el tallado.

¡Era su viejo cofre! ¿Cómo no lo había visto antes? Bueno… tal vez porque este estaba envuelto en polvo pero aún así… lo olvidó y al parecer contenía cosas importantes. No más, no dudó ni un segundo y trató de abrir la tapa de este, pero estaba cerrado con llave. Se acababa de presentar otro problema.

—Diablos… — Maldijo en voz baja, pues ahora tenían que volver a buscar por toda la santa casa una llave que, posiblemente, no la encontrasen nunca en la vida.

—Mello, piensa un poco — Dijo seriamente encarando al contrario —. Si está con llave es porque contiene cosas importantes, entonces, ¿dónde guardarías la llave de tal cosa importante para ti?

No era tal fácil como el albino lo decía. Se trataba de años sin ver esa maldito cofre, pero tenía que hacer el intento y tratar de pensar bien… Y así fue como lo hizo. Se concentró únicamente en la llave hasta que un recuerdo retumbó en todo su cráneo.

— ¡Los periódicos viejos! — Pegó un grito y sin más fue corriendo hacia el piso de abajo en busca de un cajón que, como él mismo dijo, estaba lleno de periódicos muy antiguos…—. ¡Aquí está, joder!

— ¿Qué haces con esos periódicos? — Preguntó conforme iba bajando los escalones, pero en él se podía apreciar una pequeña silueta en sus labios, demostrando que estaba alegre de que Mello haya podido recordar.

—Es… es algo simbólico. Ya, no preguntes y vamos a ver el cofre — Una vez más subió las escaleras y ahora un poco más calmado. Aunque estaba un tanto ansioso —. Si no llega a haber nada allí dentro… juro que…

—No te preocupes, el caso es que lo intentamos.

—…

No. No hubo respuesta porque sabía que esa era su última oportunidad y, si no encontraban el pañuelo en ese mismísimo momento, nunca más lo harían. Por ende, se sentiría el ser más maldito del mundo por no haber cumplido una simple promesa.

Ya era la hora. Ambos estaban frente al cofre y fue Mello quien metió la llave. La giró lentamente y, antes de levantar la tapa, tragó saliva. Se podía notar como cierta gotita de sudor se resbalaba por su cien.

Cuando el cofre fue abierto, pues milagrosamente esa era la llave correcta, no vieron más que papeles amontonados y una que otra fotografía de Mello. ¿Qué importaba eso? El rubio echó todo al suelo, esperando ver la tela fina y blanca caer entre tanta mugre.

Ah… ¿Cuándo fue la última vez que sintió que se le iba a escapar el corazón por la boca? No lo sabía con exactitud pero en ese momento pudo sentir como todo su ser se inundada en nervios. Hasta que lo vio caer… el preciado pañuelo estaba ahí con un demonio.

No era del color blanco como la nieve, tampoco se parecía a los risos de su compañero –estaba bastante sucio– ¡Pero qué importaba eso! El caso era que lo habían encontrado.

Todo ese suceso le quedaría en la mente el resto de sus días, como una dura y pesada lección. Entendió que debía dejar de ser tan distraído y apreciar un poco más las cosas en su momento.

—La suerte del pañuelo — Dijo Near en tono de broma y se agachó para ver el pañuelo que yacía en el suelo —. Hm… veo que está bastante sucio, ¿cuánto tiempo llevaba ahí dentro?

— ¿Eso qué importa? Lo lavamos y ya… — No quería entrar en detalles.

—Bien, vamos al lava manos — Y sin más buscó entre pasos el baño para lavar el pañuelo, pero su acompañante no lo siguió, pues se le quedó viendo extrañado.

— ¿Lo lavarás tú? — Preguntó incrédulo mientras caminaba hacia él.

—No, lo lavaremos juntos… Como en los viejos tiempo — Fue la única respuesta de Near. Abrió la canilla de agua fría y sacó el jabón —. Vamos, ¿qué esperas?

— ¡V-Voy! — Pegó un pequeño grito y, tal y como lo habían hecho de pequeños, colocó ambas manos juntas debajo de la canilla; haciendo que el agua permanezca ahí cual cubeta. Near sonrió al ver que de eso no se había olvidado y, de una vez, puso el pañuelo entre las manos del otro.

Comenzó a refregar sus nudillos con la tela a poca velocidad, pero conforme pasaban los segundos, más aumentaba sus movimientos. Poco a poco el agua se tornaba oscura y el pañuelo recuperaba color.

Era como volver en el tiempo. En ese día lluvioso, debajo de árbol y lavando el pañuelo bajo la lluvia. Cielos, sí que estaban desesperados en ese momento. Ah, luego de eso habían ido a visitar a Matt. De eso no se iba a olvidar jamás…

— ¡Cierto! — Exclamó dando un leve salto en su lugar —. Hay algo que tengo que decirte, diablos, menos que mal me acordé.

— ¿De qué trata? — Preguntó el albino viéndolo de reojo. Seguía en lo suyo. No dejaría de estar moviendo sus nudillos hasta ver ese tono blanco que adornaba el pañuelo.

— Matt me ha dicho que, cuando vuelvas, te diera algo — Articulo y de inmediato volvió a hablar, sin darle tiempo al otro para responder —, como agradecimiento.

El albino ni siquiera supo cómo reaccionar ante ello, pues fue tan de repente que ni el tiempo para musitar una vocal tuvo. Cuando procesó bien lo dicho por el rubio, sonrió de forma tranquila.

— ¿Qué es?— No titubeó al preguntar. Estaba emocionado ya que sabía perfectamente que el dinero que ganarían de la lotería iba a ser para la operación y medicamentos de Matt… Motivo por el cual este le estaba agradecido. Aunque no veía necesidad de darle algo.

—Hmph…— Hizo una sonrisa ladina mientras dejaba que Near lavase solo el pañuelo para ir en busca del objeto preciado de Matt —. Esto.

El albino lo miró de reojo, y cuando lo hizo, su sonrisa fue más amplia. Con lo que Mello le había contado hace ya muchos años, entendía perfectamente qué significado tenía aquello que el rubio le estaba enseñando: una vieja corbáta.

—No es una simple corbáta... Era la de su abuelo. Matt siempre admiró su forma tan elegante de vestir  Comentó viendo la prende entre sus manos de una forma nostálgica —. Él la ha estado convervando hasta el día de hoy.

El albino se sintió halagado. No rechazaría tal simbolo importante, entendía bien que para Matt, aquellla corbáta era como el pañuelo. Un objeto preciado y digno de ser cuidado. "Estará en buenas manos, Matt." Prometió en su mente.

—¿Entonces dónde está ahora? — Preguntó cuando la curiosidad se le hizo presente.

—Con su enamorada — Rió de forma divertida y alegre —. Conoció a una muchacha allá en el hospital… Lamentablemente ella tiene cáncer y vive prácticamente allí dentro. Por eso, Matt casi no está en casa, pues la acompaña todos los días.

—Entiendo… Deberíamos enseñarle el pañuelo a la muchacha, ¿no crees? — Ciertamente era una idea fenomenal, el rubio no iba a poder negarse a algo tan generoso como eso.Luego, cuando terminó de preguntar, dejó de fregar el pañuelo y lo elevó a la altura de sus ojos. Viéndolo maravillado —. Como nuevo.

 

By: Azuraki~

Notas finales:

¡Uwa~! ♥ ¿Qué les pareció? Por favor, toda opinión es bien recibida en la cajita de comentarios.

Ahora ya no no dejé dudas al final del capítulo, sino todo lo contrario♥ ¡Pues nada! Espero les haya gustado y nos leemos la próxima actualización que... espero sea pronto ; ;~

Sayonara, minna-san!♥♥♥


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