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Unidos por nuestro pañuelo por Azuraki

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Notas del capitulo:

¡AH, ESTOY A FULL INTENTANDO ACTUALIZAR TODO! De a poco lo voy logrando. No crean que desaparecí otra vez, no, no. Sólo que soy muy lenta.;;

Espero me sepan perdonar... ¡Pero aquí estoy! Y les traigo este capíitulo bien bonito para ustedes.~ Espero lo disfruten y gracias por su paciencia.♥

Enjoy!♥♥♥

Capítulo 8: Reencuentro y perdón.

Ese mismo día estaba algo nublado. Era época de frío y el pañuelo demoraría mucho en secarse estando afuera, pero a pesar de eso ambos jóvenes esperaban pacientes; no tenían mucho apuro.

Hablaron de unas cuantas cosas de la vida. Esas típicas charlas acerca de los logros que han podido realizar en ese periodo en que estuvieron distantes, entre otras cosas nuevas. Sí, todo era tan pacifico que parecía dar miedo, pero a su vez era una sensación bonita y llevadera. Por fin algo de calma.

De parte de Near se supo que no dejó de estudiar para poder acabar lo más antes posible. De hecho, tuvo sus saltos de curso a causa de su suprema e inalcanzable inteligencia. Fue gracias a eso que, a tan temprana edad, pudo independizarse por completo y viajar.
Sobre Mello no había mucho que contar. Él continuó con sus estudios, logrando el mejor promedio en su escuela. Hasta él mismo se sorprendió de la inteligencia que poseía. Luego de los estudios, consiguió trabajo para poder mantener a su familia, por lo que no pudo seguir en la universidad como quería. Pero no iba a desaprovechar el intelecto que tenía. Tarde o temprano iría a por una carrera.

No dejaba de ser… extraño volver a entablar una conversación con el albino. De hecho, llegó un momento en el que Mello se había rendido completamente, creyó que jamás lo volvería a ver.
Siempre supo y, por más que le costó, reconoció que el menor tenía un gran futuro. Fue ese el principal factor que le hizo pensar que ya no se verían. Era sencillo… Near iría a la universidad, y se enfocaría en su futuro laboral. ¿Cuál iba a ser el motivo para que volviera a aquella pobre ciudad, en la que tuvo que vivir puras desgracias? Fue demasiado iluso que no pensó en que él, Mello, era la razón de su regreso.
Ah… Ahora que lo tenía en frente, a pesar de que ya habían pasado varios minutos/hora, seguía con las inmensas ganas de decirle miles de cosas; pero las palabras simplemente no aparecían.

Dejaría todo a la suerte. Que la conversación siguiera siendo fluida como muy pocas veces lo fue. Que el ambiente, descartando el día nublado, siga siendo perfecto. Sin silencios incómodos, sin momentos de enojo…

— ¿No vas a decirlo, Mello? — Preguntó, cambiando en un segundo toda la atmosfera. —. Me refiero… ¿No vas a decir que me extrañaste?

Estuvieron conversando un largo rato y Near no había escuchado el típico “Te extrañé.” Por parte del opuesto. ¿Y qué no mejor que empezar a molestarlo con ello? Sabía que eso lo haría sentir incómodo en cierta forma, pero eso era lo que quería después de todo. Cuando ellos eran pequeños, cada mínima palabra dicha por él hacia incomodar al rubio… Así que eso los haría recordar viejos tiempos –más de los que ya recordaron–.

— ¿Qué? Ni hablar… — Respondió el otro, desviando levemente la mirada hacia uno de sus costados. Era cierto que lo había extrañado, pero no se daría el lujo, o no le daría la dicha, de escucharlo decir tal cosa. Su orgullo era demasiado como para decirlo.

— ¿No lo hiciste?

— No.

— Mientes.

Tan buen observador como siempre. Aunque no necesitaba ser un genio para darse cuenta del evidente rubor que se apoderó de las mejillas del rubio. Este color había delatado todo, y era obvio que Mello se dio cuenta de ello, de lo contrario, no iba a estar evitando el contacto visual.

— No has cambiado nada, Mello — Se atrevió a comentar luego de un breve e inoportuno silencio. No le importaba si el aludido no estaba viéndolo, o siquiera escuchándolo, él le hablaría de todas formas.
Ya había pasado demasiado tiempo hablando solo, ahora que sabía que estaba siendo escuchado, no iba a desistir.

— Cállate, idiota… Tú tampoco lo has hecho — Y eso era un total alivio para ambos, porque a pesar de tener sus diferencias, ellos se entendían tal y como eran. Parecían ser los mismos niños de siempre.

Tras sentenciar ello, se podía escuchar como un par de jóvenes reían con levedad.

Continuaron con la charla hasta que los pocos rayos de sol decidieron abrirse paso de entre las oscuras nubes. Estorbaron la vista de los dos, y esa fue la señal que les indicó que era el momento de partir hacia el hospital. Ya para ese entonces el pañuelo tendría que haberse secado aunque sea un poco, ¿no?

Dicho y hecho. La tela estaba un poco húmeda, pero no lo suficiente como para gotear.  Mello fue quien decidió hacerse cargo para llevarla entre sus manos, y así fue como ambos muchachos comenzaron con la caminata.

En el camino no se dijo mucho, pues los dos estaban concentrados en ver juntos todo lo que el pueblo había cambiado. No era mucho, pero sí se podían ver cosas muy nuevas.  ¿Y por qué Mello se tomaba el tiempo de observar también? Porque anteriormente no se había tomado el tiempo de hacerlo, le era… nostálgico.

— Hace… algo de frío, ¿no crees? — Preguntó el menor, encogiéndose un poco de hombros para luego ver más a su alrededor. Las personas que llegó a notar tenían algunos abrigos, otras parecían no sentir la helada brisa.

— Uhm… Sí, un poco — Rebuscó en la mochila que llevaba un par de guantes, Mello estaba preparado para ese tipo de cosas. Los retiró del lugar y empezó a colocárselos.

Miró de reojo al de al lado y dejó escapar un rápido pero pesado suspiro. No podía ser descortés, así que era un buen momento para proponer algo… que el llamaría estúpido.

— Bien… Sólo hay un par de guantes, así que hagamos esto…

Le explicó más o menos cómo debía hacer las cosas para que, de alguna forma, no pasaran tanto frío. El plan era sencillo. Uno se pondría un guante en la mano izquierda, y el otro en la derecha.  Entonces, las manos que quedarían sin guantes serían las que llevasen el pañuelo entrelazado para cubrirlos, y de paso, los dos los llevarían.
Obviamente todo sería mucho más fácil si Near se hubiese puesto un pantalón con bolsillos. Él sólo andaba con uno blanco, que encima parecía bata. Tenía sentido que el tonto tuviese frio teniendo algo tan liviano.

Obviamente él también tenía bolsillos donde guardar sus manos, pero en ese momento no lo pensó. Sino que ideó la forma más complicada de hacer las cosas. Tal vez porque en realidad deseaba sentir más cerca al albino…

No quiso darle más vuelta al asunto, y esperó a ver qué tipo de reacción tenía Near ante esa extraña propuesta.
No fue obvia, pero Mello juraría que notó una pequeña silueta en los labios del más bajo. Sin embargo, no llegó a molestarse por ello, simplemente continuó esperando de, extrañamente, forma paciente.

Era la medida desesperada que Mello optó tomar en una situación así; muy similar cuando Near quiso limpiar el pañuelo del lodo. Ellos pensaban igual…

La propuesta había sido aceptada. Ambos hicieron lo que se había acordado y entrelazaron el pañuelo en las manos libres de los guantes. Así se mantuvieron en todo el trayecto del recorrido, hasta llegar al hospital.

— Ya no siento tanto frío, Mello — Comentó con cierto tono burlón. Supo darse cuenta de inmediato lo mucho que le incomodaba tener que hacer ese tipo de cosas con él, así que iba a fastidiarlo un poco.

— Cállate... — Bufó de mala gana, pero luego decidió agregar algo más, por mera “cortesía” —: Uh… me alegro por eso.

Luego de decir eso, automáticamente aceleró el paso para poder llegar lo más antes posible. También para evitar que Near dijese algo al respecto, eso sería muy vergonzoso para él.

 

— ¡Al fin hemos llegado! — Exclamó Mello ciertamente emocionado. Sinceramente se le había hecho bastante lento el camino de su casa hasta el hospital, y eso era extraño, ya que usualmente no tenía que ser así. La presencia del de risos níveos hacia revolucionar todo, tal vez…

Fue Mello quien se encargó de todo en la recepción, así que después de ello, se dirigieron a las escaleras para ir a la segunda planta y buscar la habitación de la enamorada de Matt. No demoraron mucho, de hecho, con tan sólo escuchar unas cuantas carcajadas supieron darse cuenta dónde estaban. Ni siquiera miraron los carteles.

Caminaron hasta ahí, tanto como Mello, Near también estaba algo emocionado por ver a Matt. La última vez que lo había visto no era en un buen estado, pero con lo que sus oídos escucharon, sabía perfectamente que ya todo estaba mucho mejor.

Fue el mejor amigo quien se atrevió a asomarse primero por la puerta de la habitación de la jovencita. Matt no demoró mucho en percatarse de la presencia del rubio y, en unos rápidos movimientos, se acercó a él para recibirlo alegremente.
No contaba con la presencia de alguien más justo al lado del recién llegado, en efecto, se llevó una gran sorpresa cuando sus ojos chocaron con los del albino. Near había vuelto…

— ¡N-Near está aquí también! — Exclamó luego de acercarse al nombrado. Lo sostuvo de los hombros y permaneció viéndolo con un gran destello en sus ojos. Para él… Near era a quien le debía parte de su vida también —. ¡Ah, Mello, Near!

El pelirrojo los abrazó a los dos. Cierto era que a Mello lo veía de seguido, pero la emoción y la sorpresa que se mezclaron en ese momento le obligaron, con ganas, a abrazarlos. Estaba muy contento de verlos juntos, de estar con ellos y poder compartir más cosas. Tenían toda una vida que compartir.

— Matt, es bueno verte recuperado — Dijo Near entre tanta emoción del momento. Él no lo exteriorizaba, y siempre se lo veía con el mismo gesto en su rostro, pero en el fondo también estaba eufórico por regresar y ver lo que antes había dejado atrás.

Luego de mantuvieron una breve conversación en pleno pasillo, Matt se dignó a hacerlos pasar a la habitación, donde su amiga los estaba esperando. Ella había oído mucho acerca de Near. Tanto como Matt, Mello también visitaba a la joven, y le comentaba acerca del menor.
Ya era el momento para conocer al famoso Near. Estaba algo nerviosa…

— ¡Ella es Linda! — Los presentó el de gafas, acercando a Near a la camilla donde se encontraba la jovencita. Ésta extendió su débil mano para estrecharla y presentarse de una forma más formal, aunque le daba pena ser vista en esas condiciones… —. ¡Y él es Near! ~

Ambos asintieron y estrecharon las manos. Cuando Linda decidió apartar la suya, sintió como se deslizaba una suave tela de sus manos y, al sostenerla, notó que era un blanco y frío pañuelo.
Era Near, quien le estaba brindando la suerte para que ella pudiese salir adelante. Confiaba plenamente en el poder del pañuelo, así que estaba muy seguro de que, tarde o temprano, iba a recuperarse del cáncer.

Por otra parte, Mello sólo se limitó a sonreír ante tal linda situación. Matt se había vuelto a sorprender, pero esa sorpresa se transformó a suma alegría, tanto que corrió para cerrar las puertas de la sala y comenzar a elevar un poco más la voz. (Si la dejaba abierta entonces molestaría a los demás).

— Esto te ayudará a sanar… Tenlo por un tiempo, y confía en mí — Confió uno de los propietarios del pañuelo, y retomó la distancia para acercarse a Mello.

Linda no sabía bien cómo reaccionar, pero ya sabía acerca de la magia del pañuelo – pues se lo habían contado –, Así que asintió con energías y guardó el pañuelo debajo de su almohada. Su lugar más seguro.

— Gracias, Near, Mello, Matt… Cuidaré del pañuelo hasta que me recupere — Y todos en la habitación admiraron la confianza de la chica. Toda fe y esperanza estaba depositada en aquel pañuelo…

 

Los dos recién llegados habían decidido permanecer un rato más junto a Matt y Linda, así que tomaron asiento en el suelo y se prepararon para una tarde/noche divertida juntos. Como siempre, Matt era el alma de la fiesta, y nunca antes la habitación se había llenado de tanta vida…

— Mello — Susurró el albino en voz muy baja, no quería interrumpir las divertidas anécdotas que el pelirrojo contaba.

— ¿Eh? ¿Qué quieres? — Correspondió ante el llamado, viéndolo de reojo pero sin dejar de prestarle atención al payaso narrador que tenía en frente.

— Gracias… Por todo — Fue lo único que dijo, para después enderezarse un poco y atender con más detenimiento las palabras de Matt.

Mello no respondió. Simplemente hizo caso omiso y continuó escuchando al otro. Sin embargo, de sus labios se formó una muy amplia sonrisa, que delataba la felicidad que sintió por tan sólo escuchar esas palabras de gratitud.

El rubio no era el único que estaba sonriendo, de hecho, todos estaban alegres, y Near no era la excepción. Le había hecho tanto bien regresar a su pueblo… Fue en ese entonces que recordó a su querida familia. Ah, lo que daría por verlos de nuevo. Pero no iba a lamentarse de todo lo que pasó, ya no tenía que mirar hacia atrás, sino hacia adelante.
Luego de encargaría de visitarlos en el cementerio para conversar un poco…

“Estoy de vuelta…” Pensó, con una clara expresión pacifica en el rostro. Ya se sentía en paz.

— Bienvenido, Near.

 

By Azuraki.

Notas finales:

¿Qué les pareció, bonitxs?~ (De verdad, perdón por la ausencia). Ya saben que cualquier opinión es bien recibida en la caja de comentarios.♥

¡Muchas gracias por leer! Nos leemos la próxima. ¡Intentaré de que no pase tanto tiempo! ♥

PD/Spoiler: Luego de este capítulo no prometo final feliDIGO.¿


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