Cap 9
-Takano-
Desde hacía dos días que no veía Ritsu, incluso aunque toque la puerta de su apartamento no respondió. Su teléfono me marcaba apagado y no contestaba mis mensajes. Me estaba empezando a desesperar.
-Fue mucho trauma para él, en cuanto te sienta mejor te hablara -Me dijo Seya, los demás parecían ignorarme o no preferían no hablar del asunto.
-Lo buscare yo mismo – agregué. Seya no sabía que hace 10 años esto ya había pasado.
-Te puedo ayudar.
No es necesario, no era necesaria su ayuda y tampoco era necesario llorar. Tan solo debía tranquilizarme, respirar y buscar la manera de traer a Ritsu de vuelta costará lo que costará
-Él es un irresponsable, no puede dirigir una compañía – dije.
-Es más valiente de lo que parece. – me interrumpió, y tenía razón, mucha razón. - ¿El suele hacer esto?
-¿Qué?
-Sacarificarse por otros -
-No, pero si desaparecer – dije si pensar.
-¿Desaparecer…? – preguntó intrigado.
-No es nada…- respondí mientras volvía al trabajo ignorandolo
Por más que lo intentaba no comprendía las intenciones de Seya, ya tenía tiempo trabajando aquí y aun así, no creía mucho las palabras que salían de su boca. ¿Realmente quería ayudarme? ¿O iba detrás de Ritsu o de mí? Pero por alguna razón nos volvíamos más cercanos.
Suspiré y él me miró. No me había quitado la vista de encima.
-Esta bien - murmuré, aun así los demás parecían no escucharnos pues él y yo estábamos en mi escritorio- Hace años conocí a Onodera e hizo lo mismo, un día desapareció
-¿Y tenían una relación?
¿Cómo lo adivino? Esperaba que fuera por que Ritsu le hubiera dicho. Tenía la leve esperanza que así fuera, si era así quizá sabía que no tendría oportunidad con él
-Él también te quiere – Agregó en un tono bajo. –Es fácil de notar por la forma en que se comporta
Quizá después de todo estaba de mi lado.
-Es un idiota
-Solo es un poco Tsundere - Respondió con una risita. –Le cuesta expresarse y necesita un empujón.
Por alguna razón sonreí un poco también y estaba seguro que había encontrado un nuevo mejor amigo
**
Por la noche cuando volví toque la puerta del apartamento de Ritsu sin resultado. También vi mis mensajes, tampoco había respondió o llamado. ¿Se había ido? Y pensar que hace un par de días nos entregábamos el uno al otro en mi habitación….
Me negaba a creer que lo que paso hace años volviera a pasar. Pero al menos ahora tenía más pistas sobre él.
-¡Editorial Onodera! –murmure.
Tan pronto como terminará el fin de ciclo, -pasado mañana- iría por él, no me importaba si tenía que llevarlo a rastras de esa editorial, el vendría conmigo a Marukawa….o al menos si lo hacía por el bien de la compañía, lo obligaría a contestar mis mensajes y le haría comprender que lo necesitaba tanto a mi lado.
Sentí que debía decirle a Seya que me acompañara, a veces es mejor ir con alguien por si se presenta una emergencia y más alguien con su carácter tranquilo.
**
Por la noche, tuve un sueño con Ritsu, no era nada fuera de lo normal, o al menos así lo parecía al principio.
Él se levantó y se puso una bata blanca en sus hombros, y aunque quise seguirlo mi cuerpo no respondía, quise hablarle o gritar pero mi cuerpo estaba muy débil y….¿Estaba llorando?
El sonido de sus pasos hizo que quisiera levantarme pero de nuevo no pude, entonces cuando lo ví me di cuenta que su cabello era largo, pero era su mismo tono castaño. No le vi la cara, al igual que hacía unos días, solo vi su espalda alejarse de mí hasta que la puerta lo separo de mi campo de visión.
Y no era una metáfora de lo que había pasado hace unos días, no se sentía más bien como un recuerdo, como algo que ya hubiera pasado antes…
Desperté jadeando y lleno de sudor sin entender lo que había visto
**
-Ritsu-
Después de mucho llorar y discutir, había vuelto de nuevo aquí, a mí casa con mis padres. Pero no se sentía para nada como un cálido hogar.
Esperaba rentar en cuanto pudiera un nuevo departamento, pero…¡Muy apenas tenía tiempo para comer! La compañía de mis padres era un completo caos, negociaciones, autores enojados y los mano escritos sin revisar, de lo cuál yo me estaba encargando. Había pensado que mi madre exageraba, pero era todo lo contrario…¡Había minimizado todo! Y tan solo era algún trabajo extra de mi madre, aun no estaba en las oficinas de la compañía
Lo primero que hice fue tirar mi maleta, y ponerme a revisar algunos manoescritos de los autores, solo haciendo una pausa para comer (y buena elección porque la comida es mil veces mejor) pero aun así cuando me di cuenta habían pasado dos días enteros trabajando ayudando a mi madre.
Aunque tenía mensajes de Takano no los había respondido, no quería que el viniera por mí o algo así, conociéndolo armaría un gran escándalo. En cuanto las cosas se arreglarán, quizás le enviaría un mensaje pequeño….y de preferencia algo que no le hiciera saber que lo extrañaba.
Costaba admitirlo para mí mismo, pero efectivamente sí, lo extrañaba mucho. También a todos los de Marukawa, pero no podía volver atrás.
**
Al tercer día tuve un rato libre, me di cuenta que tenía casi 30 años y estaba en la casa de mis padres. ¡Era tan vergonzoso! Necesitaba ya un nuevo apartamento, pues estaba durmiendo en mi antigua habitación, la cual había sido limpiada muchas de veces, pero las cosas seguían en su lugar, principalmente mis libros.
Aunque tenía un par de horas para dormir, me desperté después de un rato y fui a donde mi estante ¿Estaría ahí el libro de Kuroda? Esa pregunta me hizo tomar todos mis libros y dar una lectura rápida, no había alguna que mencionará algo sobre samuráis, o guerreros como eran Kuroda y Tsukishima.
Tuve que rendirme después de un rato, pues no encontré nada…¡Tendría que leerlos todos! Pero no tenía nada de tiempo. Me sentí tan frustrado que di un golpe en mi estante, provocando que algunos libros se cayeran.
-¡Auch! – grité pues unos cayeron sobre mi pie.
Me dispuse a recoger algunos de los que estaban abajo cuando apareció un libro encuadernado bastante sencillo, después de leerlo noté que era un trabajo mío de la escuela preparatoria “Flores de cerezo” decía el título.
No recordaba de donde sería, así que lo abrí era más o menos una antología de textos sobre flores y algunos recortes e incluso algunas secas.
-¿Por qué hice esto…?
Con mis mejillas poniéndose rojas, lo recordé…
Cuando yo iba en preparatoria y tuve mi corta relación con “Saga –senpai” ( Takano-san en sus días de juventud) tenía que hacer una antología o un libro sobre algo para una clase, como mi sueño era ser editor y amaba los libros le puse mucho empeño… Pero eso no lo era lo vergonzoso, eso era porque yo lo había hecho de esas flores no porque fueran del día de mi cumpleaños, si no porque Saga-senpai había dicho que le gustaban, y el día que le confesé mi amor, había flores de cerezo por todas partes.
¡Como podía ser tan cursi! Sin embargo no podía deshacerme de él ¿Debería dárselo a Takano? Después de todo le gustaban esas flores....no por nada romántico, solo que era normal entre nosotros hablar de libros.
Puse el libro sobre el estante y sentía una punzada en la cabeza y la sensación de estar olvidando algo. Creí que me iba a desmayar, así que preferí ir a mi cama de una vez, necesitaba dormir
Había estado soñando con Kuroda, como siempre apenas y cerraba los ojos y podía sentirlo junto a mí. Pero no había alguna pista o algo bueno ¿Debería ir al psiquiatra o algo parecido? Pero algo dentro de mí no quería desprenderse de su recuerdo
**
-Takano-
-“Kuroda” – murmuré por la mañana cuando me levante
Aquel nombre que ponía nervioso a Ritsu había sido mencionado en mis sueños. Ahora tenía muchas preguntas, ¿Sería de algún libro como dijo Ritsu? ¿O alguna persona que yo no recordara? De nuevo había soñado con Ritsu teniendo una larga melena, pero esta vez la llevaba recogida en una coleta sencilla. Soñé también con su sonrisa y muchas flores de cerezo, como en el día en que se me declaró siendo tan solo el adolescente “Oda Ritsu”.
No sabía él porque del sueño, ni tampoco su significado, pero lo tomaría como señal para buscarlo e ir a verlo a su casa para traerlo lo más pronto posible a Marukawa. Haría todo lo que pudiera, pero él no volvería a dejarme.
Solo faltaría que dijera que me amaba, que lo admitiera para sí mismo y entonces seríamos felices, estaríamos juntos siempre y me encargaría de que Ritsu tuviera lo mejor. Sería mucho mejor que cualquier manga shoujo.
***
-Entonces iré contigo. –Me respondió Seya a mitad del día cuando tomamos un descanso para fumar.
Con solo decirle que iría ver a Ritsu, pero que necesitaba buscar bien su casa, el se ofreció a acompañarme. No me molestó, ahora sentía que nos llevamos mejor, parecía que no sentía nada por Ritsu o por mí, tan solo era un poco entrometido
-Me llegó un mensaje de Ritsu, dice que quiere que vayamos a verlo y que tiene algo que quiere darte.
-¿Algo para mí? –pregunté alzando una ceja
Ojala fuera la confesión de su amor por mí, pero conociendo lo tsundere que era mi Ritsu, quizá era algún trabajo no terminado o algo así. No tenía porque alegrarme…pero sin embargo me sentí feliz en cuanto Seya me mostró el mensaje en cuál decía que quería ver a todos los de Esmerald y nos extrañaba, agregando que deberíamos ir a verlo, cosa que haríamos aunque fuéramos solo Seya y yo.
Tenía algunas direcciones que una vez vi en unos documentos de Ristu, empezaría a probar con ellas para ver si lográbamos dar con la casa de sus padres o donde vivía ahora, si tenía un apartamento nuevo sería más difícil encontrarlo.
-Bien estas son…-Bostecé y le mostré a Seya un papel con las direcciones. – Si no funciona, podemos ir a la Editorial y esperarlo fuera.
Me sentía muy cansado, porque al tener esos sueños extraños con Ritsu usando un cabello largo, sentía que no descansaba del todo y me despertaba un poco antes de lo normal intrigado por lo que había acontecido. Lo que provocaba que estuviera adormecido por la mañana…
-Te ves cansado. – Agregó Seya – Quizás es mejor ir mañana.
-No es nada – le respondí – Solo tuve unos malos sueños .
-Estas muy preocupado por Onodera, él debe estar bien y estará feliz de que vayamos a verlo.
-No es eso, - conteste de inmediato – Es solo unos sueños extraños Onodera no parece él y algo con flores de cerezo. Extrañamente es como si fuera un recuerdo, pero no lo es
No sabía porque le contaba eso, pero él me daba una confianza enorme, solo con verlo y estar cerca de él, como si fuera un amigo de hace años, aunque creí que tenía malas intensiones. Narrarle aquello de mi sueño pareció sorprenderle, parecía en verdad impactado al respecto, como si le hubiera contado el final de algún libro muy bueno, incluso se quedo sin poder hablar.
-¿Seya? – Le di un golpe en el hombro para sacarlo de su estupor -¿Estas bien?
-Ah sí todo bien – Parpadeo un par de veces.
Se hizo un silenció en el que ambos miramos por la ventana, lo que más llenaba el paisaje eran unos grandes árboles flores de cerezo, los contemple por largos instantes como si ellos fueran a decirme algo. Seya también los miraba.
-Las flores de cerezo siempre me calman – murmuró – Me recuerdan a esos días felices que esperamos que volvieran
No entendí que quería decir, ni porque me lo decía, pero al igual que él seguí contemplando esas flores, esperaba que la próxima vez que estuviera en ese pasillo mirándolos, Ritsu estuviera a mi lado.